Dios nos creó, pero ha dejado que violemos sus leyes.

¿Es que no le importan demasiado sus leyes? ¿O no le importa demasiado que nos rebelemos a sus mandamientos?

Ambas cosas le importan, y por eso, por la rebelión de los primeros humanos, hemos pasado de ser inmortales a ser mortales.

No nos engañemos, la permisividad de Dios es sólo apararente.

Hemos pasado de vivir en el Paraíso a vivir en la Tierra, con su carga de dolor, fatiga y enfermedad, por rebelarnos a la verdad.

La historia de los seres humanos es la de la lucha contra la verdad y la tendencia a abrazar la mentira.

La mentira es el contrario de la verdad y debe ser expuesta si queremos salvar nuestras almas.

Hoy estamos rodeados de mentiras, pero no podemos decir que ha sido diferente en el resto de la historia.

Podemos rastrear el inicio de la contaminación con las mentiras a través del que denominamos el padre de las mentiras.

Este padre las mentiras atrajo a Eva a desobedecer el mandato de Dios.

Y una vez que Eva se corrompió, influyó en su esposo Adán para que también desobedeciera el mandato de Dios.

Ellos cometieron los primeros pecados mortales atribuidos a la humanidad.

Y tarde se dieron cuenta que la promesa del diablo de que Eva sería como Dios si comiera el fruto prohibido era una mentira vacía.

Ya sea que tu interpretes que la historia del pecado original es una escena real o es simbólico, el mensaje es prácticamente el mismo.

Hay una verdad que reside en el conocimiento de Dios y existe la mentira de la ilusión que los seres humanos pueden ser cómo Dios.

Y esto no surge de la mente fecunda de los hombres, sino que es plantada por seres espirituales contrarios a Sios y que están en permanente lucha con Él.

Es así como nuestros primeros padres fueron la primera víctima de la mentira del maligno en el Jardín del Edén, que lugar más hermoso de la Tierra y vivían en la presencia de Dios con todo a la mano.

Esto cambió cuando el maligno tentó a Eva a que comiera el fruto de un árbol que según éste la convertiría en un dios.

Dios les había prohibido comer de ese árbol pero la promesa del maligno la tentó.

Y pensó ¿porque desperdiciar tan buen fruto y dejar que se pudra en el árbol? ¿Por qué no probar?

El acto de Eva y de Adán sólo fue posible por el inmenso amor de Dios que les había dado el libre albedrío, decir por la suya.

Ellos tenían la capacidad de obedecer a Dios o desobedecerlo, amarlo o ser indiferentes.

Pero después que le desobedecieron vieron que la recompensa de violar el mandato de Dios estaba muy por debajo de sus expectativas.

Como cuando nos tentamos a comer un postre lleno de azúcar que nos engorda, nos produce colesterol y más cosas negativas.

La historia que narra la Biblia está relacionada en gran parte con un Árbol.

En el Paraíso o Jardín del Edén había dos árboles, los que son el hilo conductor de la narración desde el Antiguo Testamento al Nuevo Testamento.

Estaba el Árbol de la Vida, cuyo fin era mantener la vida.

Y estaba el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, que fue una prueba puesta por Dios.

Los primeros humanos, Adán y Eva, comieron del fruto del Árbol del Conocimiento a pesar de la prohibición del Creador.

Y por ahí entró el mal y la muerte en la humanidad, porque Él les advirtió que morirían si comían de él.

Luego el Mesías fue crucificado en lo que llama la escritura un Árbol, o sea la cruz.

Para recomponernos del pecado original, provocado por haber desobedecido a Dios, comiendo del fruto del Árbol del Conocimiento.

Y finalmente en el Apocalipsis se narra que el centro de la Nueva Jerusalén será el Árbol de la Vida y desaparecerá el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal.

   

LA HISTORIA COMIENZA EN EL JARDÍN DEL EDÉN

En los capítulos 1 a 3 del Génesis se narra que Dios creó al hombre del polvo y lo puso en el Paraíso, con todo a su disposición para una vida plena.

Pero le advierte que puede comer cualquier fruto, menos del fruto del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal.

Porque de lo contrario morirá.

Lo que lo pone a la antítesis del Árbol de la Vida, que también estaba en el medio de jardín.

Después Dios creó a la mujer. Y ambos (Adán y Eva) vivían desnudos sin sentir vergüenza.

Luego aparece un animal, que tradicionalmente se piensa que es una serpiente pero probablemente haya sido un dragón.

Este animal tienta a la mujer a comer del fruto del Árbol del Conocimiento.

Eva al principio se niega y la serpiente le dice que no es cierto que morirán.

Que Dios no quiere que coman de ese árbol porque les abrirá los ojos y serán como Él.

La mujer come y luego tienta a Adán para que haga lo mismo.

Ambos luego de comer se dan cuenta que están desnudos y ahora sienten vergüenza; la vergüenza de haber desobedecido.

Es la desnudez de haber adquirido discernimiento entre el bien y el mal, pero haberse alejado de la obediencia de Dios.

Entonces Dios expulsa Adán y Eva del Paraíso y pone querubines en la puerta para impedir que vuelvan al Jardín del Edén.

Esto implica que ya no tienen más acceso al Árbol de la Vida.

Y por lo tanto van a estar sujetos a la muerte, al dolor y a la enfermedad, lo mismo que su descendencia.

Lo que hizo Eva se conoce bajo el nombre de pecado original y lo que hizo Adán se conoce bajo el nombre de la caída del hombre.

Hay que tener en cuenta que ambos árboles del Jardín del Edén eran agradables a la vista y apetitosos.

La única diferencia externa entre ellos era el mandato de Dios.

El árbol de la vida era el corazón del plan de Dios.

Mantenía la vida y en el Apocalipsis 27 dice “al vencedor le daré el derecho de comer del árbol de la vida que está en el jardín de Dios”.

Este árbol de la vida se transformó en el Nuevo Testamento en una referencia a la cruz.

En hechos 5:30 dice “el Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús aunque lo matasteis colgando lo en un árbol”.

De modo que la madera de la cruz se convierte en el Árbol de la Vida por el sacrificio de Jesús.

Y la Eucaristía es el fruto del Árbol de la Cruz, porque en Mateo 26: 26-28 dice que quien coma el cuerpo y la sangre de Cristo nunca morirá.

Lo cual significa que la humanidad fue salvada por el Hijo de Dios, por el fruto del árbol de la vida, al que ya no tenía más acceso la humanidad.

¿Pero de dónde viene todo esto de los árboles?

Antes debemos decir que han consenso en los expertos que el fruto que comió Eva no era una manzana sino un higo.

Porque nunca se menciona un manzano en el Génesis y sí se menciona que Adán y Eva si hicieron trajes con hojas de higuera.

   

LOS ÁRBOLES EN LOS JUDÍOS

Veamos la historia de Israel.

Jacob tuvo 12 hijos de los que descendieron las 12 tribus de Israel.

Cuando regresaron de Egipto del Éxodo prosperaron en la tierra prometida Canaán.

Pero luego del reinado de Salomón se dividieron en dos.

Por un lado surgió el reino de Israel al norte, formado por 10 tribus y en el sur el reino de Judá, formado por dos tribus.

Israel fue simbolizada por el olivo según lo que dice Jeremías 11: 16 hablando de un olivo verde, hermoso y de fruto excelente.

Y la casa de Judá fue simbolizada por la higuera.

Tanto las higueras como los olivos eran árboles muy comunes en esa zona y en ese tiempo.

Los dos reinos pecaron repetidamente contra las leyes que Dios les había entregado.

Y no se reformaron a pesar de que Dios les mando muchos profetas.

Esto se puede ver claro en Jeremías 24 dónde vio dos canastas una con higos muy buenos maduros y otra con higos malos que no se podían comer.

Aquí ya vemos la vinculación entre esta visión y el Árbol del Conocimiento en el Jardín del Edén.

Y también se puede ver en la sanación de Ezequías, Rey de Judá, que fue un hombre obediente de Dios.

En 2 Reyes 20:7 e Isaías 3: 21 dice que Ezequías cayó enfermo de muerte y el profeta Isaías ordenó que se pusiera una cataplasma de higos para sanarse, lo cual sucedió.

De tal modo que muestra el poder sanador de los higos buenos.

La higuera por tanto es el símbolo de la nación judía tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.

La monarquía davídica descendía de la casa de Judá por lo tanto se asocia a la higuera.

Se decía que las malas higueras tenían abundancia de hojas pero no producían frutos.

Muchas veces en la predicación de Jesús reprochaba a escribas y fariseos su falta de buenos frutos.

E incluso llegó a decirles que el reino de Dios le sería quitado y dado a una nación que produciría frutos.

Y esa es la causa por la que Jesús maldice a la higuera en un pasaje de la escritura.

   

JESÚS MALDICE ALA HIGUERA

En Mateo 21: 18-20 se menciona un pasaje donde Jesús regresando a la ciudad tiene hambre.

Vio una higuera en el camino pero no encontró frutos sobre ella.

Y la maldijo diciendo “que ningún fruto crezca en ti de ahora en adelante y para siempre”, y la higuera se secó.

Esto está relacionado simbólicamente con la ausencia de frutos del pueblo judío.

Algunos analistas ven que es una profecía de la destrucción de Jerusalén en el año 70 dC, donde la higuera efectivamente se marchito definitivamente con la destrucción del templo de Jerusalén.

Pero también hay otra profecía relacionada en Lucas 13: 6-9, donde dice que un hombre plantó una Higuera en su viña.

Y dice que ha ido por 3 años a buscar frutos en la higuera y no encontró ninguno, por lo tanto le pide al encargado que la corte

Pero el encargado le dice que la deje por un año más, que Él va a tratar que dé frutos y si eso no sucede que después podrá cortarla.

Los analistas entienden que los tres años son referencia al ministerio de Jesús.

Quién había predicado entre los judíos pero no había hallado frutos.

Motivo por el cual Dios le dice de cortar el árbol.

Pero Jesús le convence que la dejé un año más, para tratar que produzca algún fruto.

En el cuarto año de la predicación de Jesús fue claro que los frutos no existían, porque terminaron crucificándolo.

Y Dios uso a los romanos en el año 70 dC, como dijimos, para cortar definitivamente la higuera con la destrucción del templo de Jerusalén.

Pero además hay otra parábola respecto a la higuera que está en Mateo 24: 32-34.

Jesús le dice a sus discípulos hablando de una higuera, que cuando su rama aún esté tierna y produce hojas “sabéis que el verano está cerca”.

Y el mensaje es “así también vosotros cuando veáis todas estas cosas sabed que está cerca. De cierto os digo que esta generación no pasará hasta que todas estas cosas se cumplan”.

Esta es una parábola que refiere al final de los tiempos.

Algunos analistas lo ven como refiriéndose a el nuevo estado de Israel, refundado en 1948.

Y otros lo relacionan a que las cosas estarán cerca, cuando se conviertan los judíos y acepten la predicación de Jesús.

Pero lo cierto es que en el Apocalipsis no se menciona más el Árbol del Conocimiento sino sólo el Árbol de la Vida.

Porque quienes llegaron a la Nueva Jerusalén ya no tendrán la tentación de comer el fruto del Árbol del Conocimiento.

Y serán saciados permanentemente con el Árbol de la Vida, que les dará la vida eterna.

   

¿POR QUÉ DIOS CREÓ EL ÁRBOL DEL BIEN Y DEL MAL?

Dios tiene ante sí el presente, el pasado y el futuro; es omnisciente.

Y por lo tanto debió haber sabido que el Árbol del Bien y del Mal iba a provocar la caída de la humanidad con el pecado original.

Y que a partir de ahí iba a entrar en el mundo la muerte, la enfermedad, el dolor y el sufrimiento.

Entonces ¿por qué lo hizo?

Dios creó al hombre y lo puso en el Paraíso por amor.

Y le explicó cuál era su plan.

Le dijo que había un árbol en el centro de jardín que era el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, y que no comiera de su fruto porque moriría.

Lo que en definitiva sucedió, porque la muerte entró en el mundo a partir de ahí.

Dios quería y quiere que confiemos en Él, y que lo amemos porque es quién es, nuestro creador, que nos hizo por amor.

Y la prueba de nuestro amor es obedecerlo.

Mientras lo obedecemos y las cosas marchan sobre ruedas nos volvemos más fuertes y nuestro amor por Él se profundiza.

Por eso, en realidad la prohibición no estaba relacionada con comer el fruto del Árbol.

Sino que era una prohibición a desobedecerlo, a la rebelión.

Dios simplemente pedía que confiaran en Él y lo obedecieran y amaran por lo que es Él.

Y así disfrutaríamos sin problemas de todo lo que Él nos da.

Pero Dios no nos creó como robots, sino como seres con voluntad propia, que podemos tomar decisiones, o sea con libre albedrío.

De modo que el Árbol del Conocimiento estaba en el Jardín del Edén para proporcionar una opción a los hombres.

Podían seguir obedeciendo a Dios o rebelarse.

Si no existiera la posibilidad de elección no existiría la posibilidad de obediencia.

Porque los hombres estarían solamente programados para hacer lo que Dios quería que hicieran.

La verdadera libertad implica la capacidad de elegir.

Cuándo Eva comió del fruto y luego se lo dio a Adán no obtuvo más conocimiento, sino simplemente descubrieron la maldad y la vergüenza, porque ambos se escondieron de Dios.

Dios no quería que Adán y Eva lo desobedecieran y comieran del fruto.

Pero aun sabiéndolo, lo permitió para que fuéramos libres de elegirlo a Él o rechazarlo.

Y la desobediencia de Adán y de Eva fue pagada por el mundo desde entonces.

Porque cada persona que ha nacido en el mundo, excepto Jesucristo y la Santísima Virgen, nacieron con una naturaleza tendiente a pecar.

Lo cual además se ha ido acentuando, porque vemos abundar las tendencias a querer parecerse a Dios.

Ya no solo en la decisiones sobre lo que está mal y está bien, o sea sobre la moral.

Sino que ahora muchos están jugando a cambiar la naturaleza creada.

Es así como los transexuales cambian algunos elementos de su cuerpo para convertirse en personas parecidas al otro sexo.

También vemos como hay científicos que están jugando con los ladrillos de la vida, cambiando el ADN de las personas.

E incluso tratando de desarrollar tecnologías para que los hombres puedan tener un útero y ser madres, y muchas otras en este sentido.

Además está la Inteligencia artificial que planea sustituir al hombre.

Primero dotándolo de mayores capacidades físicas y mentales. Y luego directamente suplantándolo con seres superiores creados en laboratorio.

Todo esto es posible porque nuestro creador nos dio libre albedrío.

Y comenzó cuando los primeros humanos lo desobedecieron y empezaron a desarrollar su civilización por cuenta propia.

De modo que la respuesta a la pregunta de porque Dios creó el árbol del conocimiento del bien y del mal es para darnos libertad y que lo obedezcamos eligiéndolo por amor.

Hoy cada ser humano está en la misma disyuntiva: seguir comiendo del Árbol del Conocimiento u obedecer a Dios. Y si lo obedecemos estaremos entre los restaurados.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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