Cómo vendrá el Aviso, como prepararse y que sucederá después.
Durante siglos, el Cielo ha estado anunciando un evento extraordinario para que los seres humanos vuelvan a la fe: el Aviso o Iluminación de Conciencia.
Los tiempos se están acelerando y los mensajes sobre este evento se intensifican, preparando a la humanidad para el momento crucial.
Pero millones de personas aún no saben de esto.
¿Tú conoces sus detalles? ¿estás preparado?
En marzo de 2024, el mismo Jesús le confió a Piccola María una profunda catequesis sobre este evento sin precedentes.
¿Por qué el Aviso? ¿Por qué ahora?
¿Cómo debemos prepararnos para su llegada?
¿Y qué sucederá luego del Aviso?
Aquí te contaremos quien es Piccola María y todo lo que le dijo Jesús sobre cómo será el Aviso y cómo prepararnos.
El tiempo se agota. No te pierdas esta oportunidad única de conocer más detalles sobre este Aviso, sobre el que gira la purificación de la humanidad.
Y de darlo a conocer a los demás.
Desde 1996, una ama de casa anónima en Roma, comenzó a recibir locuciones de Jesús.
Se trata de una mujer humilde que no tiene estudios y ni siquiera sabe lo que es un computador, y no tiene celular.
Jesús la llama “Pequeña María”, “Piccola Maria”.
Sus mensajes están publicados bajo el título “Gotas de Luz”, bajo la supervisión de un sacerdote Director Espiritual.
¿Cómo empezó todo esto?
Después de un período de distanciamiento en su primera juventud y luego de un encuentro más profundo con la persona de Jesús, ella comenzó a oír que la palabra de otra persona entraba en su corazón, especialmente en entornos santos.
Trató de no darle importancia, pero como persistía, fue a pedir consejo a sacerdotes.
Uno le dijo que estaba enferma y que debía acudir a un especialista en la materia.
Y otro que estaba siendo acosada por el diablo y que necesitaba bendiciones y exorcismos.
Siguió el consejo de los sacerdotes, pero no se encontró ningún mal en su psiquis, ni apareció el maligno.
Y entonces dijo, “Señor, ¿qué quieres de mí? Si todo esto no es tuyo, quítamelo”.
Y de repente comenzó a conversar con Jesús en el momento de la Eucaristía.
Se dijo “aquí en la Eucaristía sólo está Dios y, por tanto, no hay engaño”.
Y al recibirla decía, “Señor, déjame oír, respóndeme, hazme entender”.
Y así, casi sin darse cuenta, se preparó para escuchar, dejando su corazón en silencio para que Él tuviera todo el espacio y la atención.
Comenzó a escuchar conversaciones cortas.
Comunión tras comunión, las charlas se hicieron más largas y se volvió más apta para recibir, como un niño al que se le enseña primero palabras pequeñas y luego más largas.
Al final del evangelio de Misa el Señor ya comienza Su enseñanza.
Él habla y ella escucha. Sólo durante la consagración hay un silencio de adoración.
Lleva más de un cuarto de siglo escribiendo estas locuciones, que escribe a mano, de camino a casa en autobuses, sentada en las escaleras de la iglesia, escondiéndose en su habitación, lejos de las exigencias apremiantes de la familia.
Y se ha preguntado mil veces, “¿Por qué yo, Señor?”.
Y llega a la conclusión que lo que Jesús viene a decirle es para todos, cada persona es una “pequeña María”.
Si recogemos muchas gotas de luz, iluminaremos con ellas nuestra alma.
Y en los primeros 7 días de marzo de 2024 Jesús le hizo una catequesis sobre el Aviso o Iluminación de Conciencia.
Comenzó diciéndole que esta generación es más perversa y malvada, y su pecado es aún mayor que el de Nínive, de la Biblia.
Esta generación no cree en Su Palabra, no inclina la cabeza ni las rodillas, y por el contrario hace alarde de su pecado y de su orgullo contra Dios.
Además, no escuchan a Su Madre que pide oración y conversión.
Y que por esto se acerca el tiempo de la hoz, con la cual se cortará la hierba seca que invade la tierra, dejando así que las plantas tiernas, y la hierba aún verde, puedan brotar, crecer y hacer reverdecer la tierra.
Dijo además que Roma experimentará su gran purificación, ya que la Iglesia no dio testimonio, no fue semilla y luz de Dios para todo el mundo, pero la sangre derramada será su edificación.
Jesús le dijo que hoy vivimos un tiempo marcado por Dios para nuestro regreso a Él, para la conversión del mal.
Lo único que queda para salvar este mundo es dar la señal de Jonás, de la que habla el Evangelio.
Jonás profetizó que si los ninivitas no se convertían, serían destruidos después de cuarenta días, y el pueblo de Nínive hizo penitencia, se convirtió de su pecado y el Señor anuló su decreto.
Y Jesús le dijo a Piccola María que cuarenta días es el tiempo que Dios da para que el hombre emprenda su regreso.
O sea que luego del Aviso tendremos 40 días para evaluar nuestra fe, sin interferencia del maligno, como han recibido otros místicos.
Le anunció, “ahora estoy preparando y reuniendo a mis pequeños, las almas que me han permanecido fieles, y a semejanza de Noé los traigo a la segura protección del arca de Mi Divino Corazón”
Y dijo entonces qué deberíamos hacer en este tiempo de espera.
“Tendréis que estar despiertos y vigilantes, preparados como un centinela”.
Debemos creer y vivir fuertemente por la fe, confesarnos bien, recibir lo más posible la Eucaristía, formar grupos de oración, permanecer cerca de la Santísima Virgen, consagrarnos a Su Inmaculado Corazón.
Y dijo que en este estado de gracia estaremos preparados para acoger sin miedo el Gran Aviso y las persecuciones que vendrán.
Anunció que Dios, en su inmensa misericordia, dará esta última ayuda a nuestro arrepentimiento que es el Aviso.
Donde veremos nuestras inmoralidades y los pecados perpetuados.
Dará dolor, pero también gracias, para que muchos puedan regresar arrepentidos a confesarse y pedir perdón al Padre celestial.
Pero a pesar de las evidencias, muchos dirán que fue sólo un fenómeno de las fuerzas de la naturaleza aún no muy conocidas por los hombres, amparados en los científicos.
Y ante tales posturas, Dios tendrá que abandonarlos a su suerte, ya no podrá hacer nada por ellos
Jesús le aseguró que las señales del Cielo vendrán para advertir que los tiempos ya han llegado y se dará el Gran Aviso para la conversión.
Pero la masa de la humanidad aún no dará crédito.
Serán tomados inicialmente por el desconcierto y el asombro, pero luego no aceptarán la invitación a la conversión.
Pero si las masas de hombres se arrepintieran, como en Nínive, pidieran perdón y se pusieran en penitencia por su pecado, el Padre celestial levantaría su mano no para herir, sino para hacer descender bendiciones y gracias sobre el pueblo.
Y le habló sobre la tribulación.
Le explicó lo que vendrá, “así como estuve en las tinieblas del abismo durante tres días y resucité, o como Jonás permaneció en el vientre de la ballena durante tres días, así será para vosotros.
Seréis sumergidos en oscuridad y entregados a merced del maligno que tendrá plenos poderes de destrucción en la tierra.
Sólo al final del tercer día volverá a brillar el sol”.
Aquí parece que se refiere a los 3 días de oscuridad, que es la fase final de la purificación.
Le dijo que los destinados al martirio recibirán alegría, y muchos el consuelo y apoyo de Su visión.
Y los demás serán puestos al amparo de Su protección para la reconstrucción de una nueva humanidad, de una nueva Iglesia y un nuevo mundo.
Y concluyó que al final de los tres días la Tierra habrá quedado completamente purificada, limpiada y libre de todo mal.
Bueno hasta aquí, lo que queríamos hablar sobre la catequesis que Jesús le dio a Piccola María sobre el Aviso o Iluminación de Conciencia.
Y me gustaría preguntarte si crees que cuando llegue el Aviso la mayoría de las personas se convertirán o será la minoría.
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