Lo ideal es ayunar a pan y agua miércoles y viernes y aquí recomendamos como comenzar.
En general no nos gusta ningún tipo de restricciones y menos alimentarias.
Sin embargo, la mayoría de las reglas tienen un propósito.
Si comes demasiado, puedes volverte gordo de más y afectar tu salud. Si bebes demasiado, podrías volverte alcohólico.
Y si no tomas medidas con tu cuerpo, puede que los placeres de la carne te lleven lejos de Dios.
Algunas restricciones no solo son necesarias, sino también imprescindibles.
Te sientes mejor cuando estás sano y también cuando honras y estás en comunión con Dios.
Y el ayuno es una de esas restricciones que son beneficiosas para nuestro cuerpo, para nuestra alma y para alcanzar la paz en nuestra vida en la Tierra.
Aquí hablaremos sobre los milagros que podrás ver en tu vida ayunando, cómo colaboras con el Plan de Dios haciéndolo, y cómo comenzar a ayunar y avanzar en el ayuno, para lograr más beneficios.
El ayuno es una práctica cristiana, que atempera nuestra propia carne.
Recuerda que el Señor nos dice que “no satisfagáis los deseos de la carne”.
El principal beneficio del ayuno es que estás sacrificando algo por Dios.
Al negarnos nosotros mismos de algo que nos gusta, nos acordamos que el mayor bien de todos es Dios.
Cuando tu estómago gruñe, puedes conectarlo con un pensamiento acerca de Dios y así te saca de ti mismo.
Y de esta forma elevas tu mente a Dios y puedes alabarlo, agradecerle o simplemente pensar en Dios y profundizar tu relación con él.
Lo cual te traerá consuelos, porque pensarás en Dios más a menudo, lo que le agradará y te llegarán más bendiciones.
Y esto te traerá gratitud, humildad y alegría.
Es un círculo virtuoso muy importante.
El ayuno también muestra que estamos dispuestos a permanecer fuertes y a dar batalla a cualquier deseo carnal.
También trae una sensación de logro, porque te propusiste hacer algo y tuviste éxito.
Y te refuerza la virtud de la templanza, que puedes aplicar a otras áreas de tu vida.
Y te podría ayudar a ser menos impulsivo, más paciente y más condescendiente con los demás.
Fundamentalmente el ayuno es como levantar nuestros ojos al cielo y clamar diciendo, “no puedo con esto y necesito que tu gloria se manifieste para cambiar mi situación”.
Por lo tanto el ayuno no es sólo una dieta alimenticia por razones de salud o de estética, ni una medida de ascetismo.
Sino que tiene la potencia de tocar el corazón de Dios y que Él responda a nuestro pedido.
El Catecismo enumera el ayuno como uno de los pilares de la penitencia en la vida cristiana.
Junto con la oración y la limosna, expresan nuestra conversión, y nuestra orientación hacia Dios y al prójimo.
Esto no es un invento pastoral, ni el ayuno es algo incidental en las Escrituras.
El ayuno es una disciplina fundamental tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Cuando Moisés recibió las tablas de la ley, que eran las reglas de la alianza de Dios con el pueblo judío, se quedó con Yahveh durante 40 días y 40 noches sin comer ni beber nada, Éxodo 34.
Y también vemos algo similar con Jesús.
Nuestro Señor fue llevado al desierto donde ayunó por 40 días y 40 noches previo al comienzo de su ministerio público y lo preparó para ello, Mateo 4.
Y ahí se materializó el nuevo pacto que Dios selló con la humanidad a través de Su Hijo.
De modo que las dos alianzas de Dios con los seres humanos comenzaron con un ayuno.?
Y existe un vínculo establecido desde hace mucho tiempo entre el ayuno y los milagros.
Cuando se agrega el ayuno a las oraciones, junto con un profundo abandono y peticiones a Dios, la respuesta llega milagrosamente.
El ayuno no tuerce el brazo de Dios, pero sí dobla tus rodillas.
Nos acerca más a Él, nos hace comprender mejor sus caminos para que podamos sintonizar mejor con Él, y al hacerlo, nos trae más bendiciones de Él.
Cuando Jesús dijo en Mateo 17 que algunas cosas solo suceden con la oración y el ayuno, lo decía en serio.
En lugar de pensar en los milagros como eventos distantes, abstractos y ocasionales que suceden para personas especiales en lugares elegidos, tienes a tu mano una disciplina para comenzar a vivir realmente una vida de milagros, y ver realmente lo sobrenatural convertirse en un hecho cotidiano.
Lejos de ser una quimera, el ayuno es la puerta de entrada a este tipo de vida y es un acto de nuestra voluntad.
Es una elección de ejercicio de la fe, que nos permite recibir un resultado más allá de nuestra capacidad.
De hecho Dios siempre escucha nuestras peticiones y responde.
A veces se tarda más de lo que nos gustaría, y muchas veces la respuesta no es la que queremos.
Pero tal vez deberías pensar que mientras tu dices que estás esperando algo de Dios, Dios está esperando que hagas algo antes de responder.
Y el ayuno abre nuestra conexión con Dios para saberlo y operarlo.
Jesús les dijo a Sus discípulos que ayunarían cuando Él ya no estuviera físicamente presente, Marcos 2.
De modo que cuando ayunamos, nos abrimos a una presencia renovada de Dios.
En el Antiguo Testamento, a menudo vemos personas ayunando en tiempos de crisis.
Pero no solo debemos ayunar durante los problemas concretos, sino también como testimonio del poder y la presencia de Dios en nuestras vidas.
La profetisa Ana, por ejemplo, no ayunó por un problema que tenía, sino como un acto de anticipación de Dios, mientras estaba parada en la puerta del templo esperando ver algún día al Mesías, Lucas 2.
El ayuno vence al diablo. Como ya hemos visto, Jesús relacionó directamente el ayuno con la batalla contra el maligno, cuando les dijo a sus discípulos, que esa clase de demonios que ellos querían expulsar, no sale sino con oración y ayuno, Mateo 17.
La preparación con el ayuno es un arma que nos libera del maligno.
Lo cual ya estaba también establecida en el Antiguo Testamento.
En Isaías 58 dice que el ayuno ayuda a romper las ataduras de la maldad, deshacer las cargas pesadas y romper todo yugo.?
Y en estos tiempos, a través de las actuales apariciones de Medjugorje, el ayuno ha adquirido una importancia especial.
La Reina de la Paz ha dicho que el ayuno, unido a la oración, especialmente la oración comunitaria, nos protegerá de la agresión de satanás, que destruye los matrimonios, crea división entre los sacerdotes, etc.
Ha dicho también que el ayuno tiene más poder que la energía atómica contra satanás.
Y además que el ayuno detiene las guerras, puede suspender las leyes de la naturaleza, reduce los castigos de Dios, y sumado a la oración, nos permite obtener todo lo que pidamos, a excepción de algo ilícito, claro está
Recuerda que tiempos desesperados requieren medidas desesperadas.
Y un estómago lleno hace que la búsqueda de Dios sea más difícil, la oración más penosa y la adoración desafiante.?
Por otro lado, la investigación médica reciente trae evidencia de que el ayuno periódico puede vencer enfermedades.
El ayuno permite que nuestro cuerpo recupere sus ritmos naturales, muchas veces distorsionados por malos hábitos alimenticios.
Libre del peso de la digestión, el cuerpo se purifica y encuentra su equilibrio.
Y de esta manera se protege de molestias y enfermedades, dando tiempo también al sistema inmunológico para que se reorganice para defenderlo.
Por ejemplo, nuestro mismo cuerpo lo pide luego de un período de «exceso» alimentario, como son las fiestas navideñas.
Por eso la Iglesia siempre ha considerado el ayuno como una verdadera medicina, del alma pero también del cuerpo.
Sin embargo, la práctica del ayuno que la Iglesia define como periódica, y que ahora la Medicina señala con el término «intermitente», nunca ha tenido una finalidad sanitaria, sino espiritual.
¿Y cómo ayunar?
El primer paso en el ayuno es obedecer la ley de la Iglesia, ayuno el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, abstenerse de comer carne los viernes, y observar el ayuno eucarístico, no comer o beber una hora antes de la comunión.
Pero esto es demasiado poco, puedes hacer más y con más beneficios.
Puedes agregar el ayuno poco a poco en tu vida, eligiendo un día a la semana, para ayunar de todos los alimentos durante el resto del día después del almuerzo, por ejemplo.
Y luego agregar el ayuno al día entero.
Y después agregar otro día. Los viernes y los miércoles son días tradicionales del ayuno.
Durante mucho tiempo la Iglesia exigió a los fieles ayunar dos veces por semana, los miércoles y los viernes.
El ayuno del viernes era una forma de honrar la pasión y muerte de Jesús.
Mientras que el ayuno del miércoles manifestaba el amor de los fieles por Jesús, al recordar el miércoles de la Semana Santa, cuando Judas fue a los fariseos y fijó con ellos el precio de su traición.
Pero ante todo, recuerda la exhortación de San Basilio, de que el fruto del ayuno debe ser el alejamiento del mal, la templanza de la lengua, la abstinencia de la ira, la separación de los deseos, el ayuno de la calumnia, la mentira y el perjurio.
Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre los milagros que sucederán en tu vida cuando comiences a ayunar.
Y me gustaría preguntarte si tu ayunas, y con qué dificultades te has encontrado para ayunar más.
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