¡Un Viaje Revelador con Benedicto XVI! Desde la Apostasía hasta la Renovación de la Fe.

¿Qué está pasando en el planeta? ¿Por qué el mundo que conocimos se está derrumbando?

La descristianización avanza a pasos agigantados. La gente está perdiendo la fe.

¿Cómo saldremos de esta decadencia?

¿Y qué hacer en este momento en que las enseñanzas de Jesucristo están siendo expulsadas y los cristianos perseguidos?

En este intrigante viaje que te propongo, exploraremos las profecías que sugieren que Dios está obrando para purificar nuestro planeta y restaurar la fe. 

Cómo se revelará en estos tiempos históricos, y cuál es nuestro papel en esta transformación.

Y nos sumergiremos especialmente en las claras y sensatas recomendaciones de Benedicto XVI para navegar por esta coyuntura única en la historia.

Dos cardenales británicos del siglo XIX escribieron sobre lo que sucedería en la gran persecución y la gran apostasía, que vendrían juntas y que ya comenzaban a asomar. 

Dijo el Cardenal Newman “tal vez no sea una persecución a sangre y muerte, sino sólo de astucia y sutileza.

Satanás puede adoptar las armas de engaño más alarmantes.

Puede esconderse, puede intentar seducirnos en cosas pequeñas y así mover a los cristianos de su verdadera posición, no todos a la vez, sino poco a poco”.

Y agregó, 

“Su política es dividirnos y desalojarnos gradualmente de nuestra roca de fuerza. 

Y si ha de haber persecución, tal vez será entonces, cuando todos en todas partes de la cristiandad estemos divididos y reducidos, llenos de cisma y cerca de la herejía”.

Observa que el Cardenal Newman muestra que el ataque a la fe será sutil.

Escribió que satanás usará el engaño, escondiéndose, intentará seducirnos en cosas pequeñas y así mover a los cristianos de la verdadera revelación de Cristo, poco a poco. 

Muchos cristianos no han despertado para ver que la herejía del modernismo se ha revelado plenamente dentro de la Iglesia.

Se ha desatado una persecución contra el verdadero mensaje de Cristo a través de la astucia y la sutileza.

Y probablemente porque fuimos seducidos “en las pequeñas cosas”, como escribió el cardenal Newman.

Y el otro inglés, el cardenal Manning, también escribió sus predicciones sobre la era final de la Iglesia católica, allá por el siglo XIX.

Dijo, “la apostasía de la ciudad de Roma por parte del vicario de Cristo y su destrucción por el anticristo, pueden ser pensamientos tan nuevos para muchos católicos, que creo que sería bueno recitar el texto de teólogos de mayor reputación”.

Y menciona a varios teólogos que afirman que Roma apostatará de la fe, expulsará al Vicario de Cristo y volverá a su antiguo paganismo.

Y concluye diciendo,

“Entonces la Iglesia será esparcida, arrojada al desierto, y será invisible por un tiempo, como lo fue en el principio, escondida en catacumbas, en guaridas, en montañas, en escondites.

Por un tiempo será barrida, por así decirlo, de la faz de la Tierra. 

Tal es el testimonio universal de los Padres de la Iglesia Primitiva».

El Cardenal Manning predijo que un día el verdadero Vicario de Cristo sería “expulsado”. 

Y en ese tiempo la Iglesia será esparcida, arrojada al desierto, y será como lo fue al principio, invisible y escondida en catacumbas.

Y ese día, afirma, coincidiría con el regreso de Roma a su antiguo paganismo. 

¿No te hace pensar en el culto a la Pachamama?

Esto que previeron dos importantes cardenales en el siglo XIX ya se está materializando.

Ahora hemos entrado en una época de apocalipsis, las señales están por todos lados. 

Sin duda aún no estamos ante el huracán de fuego que aterroriza a los cuerpos, pero ya estamos ante la agonía de las almas.

Porque la autoridad espiritual ya no parece preocuparse de defender las almas y parece desinteresada tanto por la verdad de la doctrina legada por Jesús a los apóstoles, como por la integridad del culto.

Y renuncia ostensiblemente a condenar a los culpables.  

En la Iglesia de Jesús, presa del modernismo, el sufrimiento de las almas y el escándalo alcanzarán una intensidad abrumadora por un tiempo.

Y ante esta situación externa e interna ¿cómo es posible que la verdadera fe sobreviva, si el mundo está siendo forzado al sistema de control global impío del anticristo?

Dice Benedicto XVI que la respuesta recorre toda la Biblia, comienza en su primer libro, el Génesis, y termina en el último, el Apocalipsis.

Y enmarca la confrontación final.

Al principio tenemos la profecía del Génesis 3:15, el protoevangelio, que profetiza que la descendencia de la “mujer” aplastará la cabeza de la serpiente.

O sea que la Santísima Virgen con su Hijo, Jesucristo y Sus seguidores, los cristianos, aplastarán la cabeza del maligno.

Y sigue en el Capítulo 12 del Apocalipsis, a través de la “mujer vestida de sol” y su “descendencia” confrontando con la bestia.

Donde se ve a satanás en una batalla decisiva contra la Santísima Virgen y sus hijos, que son la Iglesia, con Cristo como el primogénito. 

Cuenta el texto que el dragón estaba delante de la mujer que iba a dar a luz para devorar a Su hijo en cuanto diera a luz.

La Mujer dio a luz a Su hijo, Jesucristo y fue arrebatado hasta el trono de Dios.

Mientras a la mujer se le dieron las dos alas de la gran águila para que pudiera volar al desierto, un lugar donde ha de ser alimentada y protegida por 1260 días, o sea 3 años y medio, que sería el reinado de la “bestia”.

De modo que si bien la Mujer del Apocalipsis es ciertamente victoriosa al final, también está claro que a la “bestia” se le permite reprimir a la Iglesia, en gran medida como instrumento de su propia pasión.

Y el remanente fiel de la Iglesia será protegido y alimentado por Dios. 

Benedicto XVI dice textualmente, “esta mujer parece indefensa, débil. Pero, mientras está amenazada, perseguida por el dragón, también está protegida por el consuelo de Dios. Y esta Mujer, al final, sale victoriosa”.

Por lo tanto, hay algo que limita el alcance de la persecución del anticristo, tanto dentro como fuera de la Iglesia. 

Sabemos que Dios protegerá a un remanente “en el desierto” como lo hizo con la mujer, su hijo y la Iglesia, de los que era portadora. 

Sabemos que los poderes de la muerte no prevalecerán contra la Iglesia, o sea la que predica el mensaje de Jesucristo, y cuyo reino no tendrá fin, según la Escritura.

Si la Iglesia fuera erradicada, la promesa de Cristo quedaría vacía y satanás triunfaría para siempre. 

Por lo tanto, es necesario que subsista un pequeño rebaño, por pequeño que sea.  

¿Y entonces qué recomienda Ratzinger ante la coyuntura actual?

Su diagnóstico es que la dictadura del relativismo ha generado una cultura blindada contra Dios y enemiga de Cristo, que es impenetrable y que penetrará aún dentro de la Iglesia.

Y no apuesta todas sus fichas a la reacomodación de la civilización occidental, sino al mantenimiento y custodia de la verdad revelada.

Para Benedicto XVI la única opción que le queda a la iglesia es prepararse para ser minoría y conservar el depósito de la fe de las presiones que vendrán.

Esto le traerá una salud doctrinal que no tendría si apostara a congraciarse con el mundo.

Por lo tanto la primera etapa es conservar la pureza del mensaje que Jesús dejó a los apóstoles.

Y la segunda difundirlo para volver a evangelizar el mundo.

Sólo así se podrá rehacer la civilización cristiana.

Bueeeno hasta aquí lo que queríamos contar sobre signos alarmantes de pérdida de fe, incluso dentro de la Iglesia, cómo estaba profetizado, y lo que propone Benedicto XVI para protegernos y colaborar en la recristianización del mundo. 

Y me gustaría preguntarte cuál crees que es la mejor forma en que los cristianos pueden conservar la fe como propone Benedicto XVI. 

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