Cómo dejar la magia y el ocultismo.

Hoy muchos adolescentes recurren a la magia y a la brujería para tapar sus vacíos existenciales y confusiones.

Eso fue lo que le pasó a Jim Fifth, quien practicó durante años el ocultismo y se convirtió en un brujo blanco.

Peso sintió en su corazón la necesidad de salir de la brujería, lo que supuso un ataque violento de satanás.

Y luego de una búsqueda de tres años por otras religiones cristianas, llegó a la católica por la intercesión de la Virgen María.

Aquí te queremos contar la historia de Jim Fifth, cómo se hizo brujo, porqué decidió abandonarla, cómo se opuso el demonio a que se le escapara, cómo llegó a la Iglesia Católica y cual es su militancia hoy.

James Fifth creció en un hogar estadounidense típico con padres divorciados y la madre que tenía hasta tres trabajos para darles de comer.

Dios no era una enseñanza en su hogar y los valores provenían de la televisión, la escuela y los amigos. 

Se decía católico pero no practicante y en la adolescencia se encontró atrapado en el mundo de lo oculto. 

Nació en el verano de 1976 y sus padres se divorciaron ocho años después.

Fue bautizado a los tres años, pero luego dejaron de asistir a los servicios religiosos.

«Lamentablemente, los pies de mi niñez nunca volverían a tocar el piso de una iglesia hasta que sostuvieron sobre ellos a un hombre adulto», dice Jim.

La brujería, los poderes psíquicos y los encantamientos lo consumieron durante años, hasta que Jesús se abrió camino un día y lo atrapó. 

Todo se desató cuando a los 11 años, su madre le consiguió los libros de Time-Life «Misterios de lo Desconocido». 

A partir de ahí su obsesión por lo sobrenatural sería una realidad en su vida, tejida con espíritus y fuerzas misteriosas. 

Comenzó a enseñar a sus compañeros de clase algunos trucos simples.

Pero luego llegó la escuela secundaria y conoció a Shelly, una mujer que era bruja practicante y lo llevaría a las puertas del infierno. 

Decidió comprarse libros sobre brujería, mientras ella le lanzaba hechizos para mantener el interés de Jim en lo oculto. 

Finalmente adoptó el sistema de creencias de la Wicca, encontrándose orando al dios del sol y la diosa de la luna, preferentemente a esta última.

Innumerables noches se escondía en el bosque lanzando encantamientos, o se sentaba solo en su habitación aprendiendo nuevos hechizos y haciendo también un escudo contra espíritus malignos.

Su alma estaba perdida en ese reino místico.

Para él no había otros dioses y el maligno lo rodeaba.

Haría falta un acto de Dios para salvarlo de la condenación.

Pero de repente se dio cuenta de que ya no era un joven alegre, aunque para todos los demás parecía estar bien.

Dice en su autobiografía: 

«Mi corazón estaba muy turbado. 

Una depresión se apoderó de mi corazón, tan afligido que ningún hechizo que yo conociera podría disipar. 

Y cuántos más hechizos usaba para intentar solucionar mis problemas, peor era». 

Y súbitamente recordó que era un niño y feliz lleno de amor cuando entraba a una Iglesia y veía la imagen de Jesucristo en la Cruz. 

Podía vislumbrar que Jesús era el único que podía llenar el vacío que atormentaba su alma durante tanto tiempo. 

Y volviendo en sí de esos recuerdos, aún se encontró todavía mirando a la luna, pero no de la misma manera. 

Vio sus cráteres, sus llanuras, y se dijo: «¿Por qué le hablo a un trozo de roca?» 

Entonces pudo ver que Jesucristo era lo que faltaba en su vida. 

Y por fin, la felicidad llenó su corazón solitario con tal alegría que apenas pudo contenerse.

Sin embargo las cosas no son tan fáciles y satanás lo atacó.

Sin darse cuenta que había dejado la puerta abierta de par en par, tomó un pequeño espejo que usaba para practicar la adivinación. 

Y de repente, el reflejo se oscureció y las llamas fluyeron hacia arriba, apareciendo como en una gran caverna. 

Entonces, una criatura apareció en primer plano. 

Parecía casi un carnero, aunque erguido, con hombros anchos, como un hombre. 

Estaba tan cerca que sólo se podían ver los hombros y la cabeza. 

Girándose hacia él, el ser lo miró a los ojos como si estuviera sorprendido y lleno de furia de que lo estuviera mirando. 

Sus ojos eran de puro odio, como nunca antes había visto. 

Entonces rompió el espejo contra la pared y pensó si los poderes que él creía tener, no eran de ese ser que había visto. 

Y al darse cuenta de esto, decidió abandonar por completo la brujería, deshacerse de todos sus libros sobre el tema y comenzar a leer la Biblia.

Pero la luz de su habitación se apagó y, antes de que pudiera hacer algo, lo arrojaron contra la pared.

Y no había aterrizado cuando otro golpe lo arrojaría al otro lado de la habitación. 

Una y otra vez fue golpeado, pateado y lanzado por el aire como si fuera un muñeco de trapo en la boca de un perro feroz. 

Finalmente perdió el conocimiento y se despertó boca arriba en el suelo. 

Por encima de su cabeza podía ver las piernas de un cuerpo sin vida acostado en el pequeño sofá que tenía en el cuarto. 

La persona sin vida era él mismo a su lado. 

Entonces se dio cuenta de que había un ser grotesco junto a sus pies, verde con muchas hinchazones y protuberancias como si fueran forúnculos. 

Y el ser comenzó a golpearlo.

El dolor de su cuerpo era abrumador y además estaba ciego. 

Veía en su mente el rostro de un hombre feo, pálido, sin pelo que se reía maliciosamente.  

Pero volvió a ver y se encontró nuevamente solo. 

Algo se apoderó de sus rodillas y lo obligó a inclinarse sobre ellas. 

Su rostro cayó al suelo y sus labios comenzaron a moverse. Estaba rezando. 

Por primera vez en su vida estaba orando al Único Dios Verdadero. 

Él dice,

«Le estaba rogando a Dios que me salvara y le prometí que cambiaría mi vida. Entonces el ataque desapareció y cuando terminé de orar salí corriendo de la habitación».

Rápidamente destruyó todos sus libros de brujería y comenzó a buscar iglesias. 

Durante tres años estuvo en todo tipo de iglesias: evangélicas, metodistas, bautistas, presbiterianas, etc. 

De hecho, la única iglesia a la que no iba era la católica, pero él sentía que le faltaba algo. 

En medio de esa confusión llamó a su abuela, a quien no veía hacía cuatro años y le preguntó por la Virgen, porque sabía que ella era muy religiosa.

Emocionada, explicó que hace muchos años envió por correo a su casa un libro.

Entonces lo buscó y lo encontró en el desván.

El libro se titulaba «El trueno de la justicia», de Ted Flynn, que se refiere al aviso, el milagro, el castigo y la era de paz.

Se sentó en la cama y leyó durante dos días seguidos, con sólo cuatro horas de sueño en el medio. No podía dejarlo ir. 

Estaba aterrorizado por lo que estaba leyendo 

Vio todas las profecías que dio la Virgen y se cumplieron, y las que aún estaban por llegar. 

Vio que todos sus pecados habían ofendido a Dios. 

Jim nunca se sintió tan mal consigo mismo como esa noche. 

Así había estado él, cometiendo todos los pecados que hirieron a Dios, y ni siquiera lo sabía. 

Sin embargo, la información más significativa para él no fue lo que la Santísima Virgen estaba diciendo directamente, sino cómo lo estaba diciendo. 

Ella nunca condena a nadie, sino que insiste en que todos somos parte de una gran familia. 

Pedía «orar continuamente por el Papa», «ofrecer sacrificios especialmente por los sacerdotes» y «tratar de pasar más tiempo con Jesús en la Eucaristía». 

Y Él se dio cuenta que sólo la Iglesia Católica tenía esos atributos, y si eso era lo que Ella estaba señalando, ahí era donde él debía dirigirse. 

Por fin, había hallado una mano de confianza apuntando en la dirección en la que tenía que ir.

Y aquí está, ahora convertido en un católico. 

Se dio cuenta de que algunas almas que están gravemente atribuladas, como la suya, son entregadas por Jesús a su Madre para ayudarnos a llevarnos de regreso a Él. 

Y para Jim ésa fue la única manera en que lo habría encontrado completamente. 

Entonces comenzó a orar para que la Santísima Virgen María también pueda guiar a otras personas como él al altar de su divino Hijo, donde es llamado diariamente por las manos del sacerdote al consagrar el pan y el vino, en cumplimiento de su promesa, de que si comes Su cuerpo y bebes Su sangre, tendrás vida eterna.

Hoy Jim Fifth es un orgulloso esposo, padre de cuatro hijos y trabaja para Jesús y María desde su sitio web After the Warning https://afterthewarning.com/, en español «Después del Aviso», para difundir los mensajes de Jesús y María por todo el mundo, para preparar a la humanidad para la batalla final que se acerca rápidamente, a través del evento del Aviso o Iluminación de la Conciencia. 

Bueno hasta aquí lo que te queríamos contar de la conversión de Jim Fifth, que fue atrapado por lo oculto a los 11 años con videojuegos y lecturas dañinas, y luego ingresó a la brujería, pero fue salvado por Jesús a través de la Santísima Virgen.

Y me gustaría preguntarte si tu crees que la Virgen María hoy es quien lleva más cantidad de personas hacia Jesús o es directamente Jesús que se encarga de llevarlos hacia Él.

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