¿Es posible que el peor asesino se convierta?

La teoría dice que sí.

Pero cuando nos encontramos con un caso que la teoría convalida, ¿le creeremos?

Esta historia que contamos nos hace recordar el pasaje de la escritura que dice

«… habrá más regocijo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve personas justas que no necesitan arrepentirse» (Lucas 15: 7).

Pero aun así, ¿qué tan dispuestos estamos a trabajar para que los grandes pecadores se conviertan?

El que contamos es un caso extremo y por tanto vale la pena conocerlo.

Se trata de la historia de Clayton Anthony Fountain, el asesino más peligroso que tuvo Estados Unidos, al punto que debieron construir para él una celda subterránea de concreto y acero.

Y restringirle absolutamente cualquier contacto cara a cara con personas de por vida.

Él asesinó a 4 personas y colaboró en el asesinato de otros reclusos en las luchas internas de la penitenciaría, entre la Hermandad Aria y grupo raciales diferentes.

Clayton Anthony Fountain estaba cumpliendo una reclusión de cadena perpetua de por vida, sin posibilidad de excarcelación, cuándo no sólo se convirtió, sino que además se transformó en un monje trapense viviendo en su celda en aislamiento.

Este es un caso paradigmático de conversión, pero la historia cuenta otros casos en la misma dirección.

Tenemos la historia de Alessandro Serenellis, que asesinó a Santa María Goretti en 1902.

María Goretti fue una de las santas más jóvenes canonizadas y se recuerda que mientras agonizaba perdonó al asesino.

Su asesino cumplió 27 años de prisión y cuando salió le pidió perdón a la madre de María.

 Y no sólo eso, sino que se convirtió en hermano de un monasterio Franciscano, y participó activamente en la beatificación y canonización de Santa María Goretti.

La conversión de Clayton Anthony Fountain quedó trunca en el año 2004 cuando inesperadamente murió de un ataque al corazón, pero su intención era pedir la dispensa papal para transformarse en sacerdote católico.

 

QUIEN FUE CLAYTON ANTHONY FOUNTAIN

Clayton Anthony Fountain (1955-2004) fue un asesino condenado a tres cadenas perpetuas y alojado en una celda de la más alta seguridad construida especialmente para él, miembro activo de la Hermandad Aria.

Clayton era el hijo mayor de un militar, que se tuvo que encargar de cuidar y educar a sus otros 5 hermanos, mientras sus padres trabajaban.

Él debía cocinar, planchar, limpiar, cuidar a sus hermanos y ocuparse su educación.

Era una familia se mudaba cada dos años por exigencias del trabajo militar de su padre.

Su padre lo había educado poniendo énfasis en el rol masculino y en el honor marcial.

A los 19 años ingresó en los Marines y fue destinado a la base de Filipinas.

No bien había entrado asesinó a su argento en una pelea en 1974 y huyó, pero fue detenido en un operativo de Swat.

Le hicieron un juicio y lo condenaron a cadena perpetua, recluyéndolo en la prisión de Leavenworth.

Ahí comenzó una vida de violencia que lo fue transformando en cada vez más incorregible.

A pesar de un régimen de aislamiento en una prisión de alta seguridad llegó a matar a 3 personas más, en 1983, con un cuchillo casero, y herir a muchas más.

Estas tres personas eran guardias de la prisión; incluso el oficial Hoffman murió en los brazos de su hijo, que también trabajaba en la prisión.

Cuándo Clayton los asesinó levantó sus manos en señal de victoria.

Esto fue una expresión qué simbolizaba el sistema no podía con él.

Con lo que las autoridades lo declararon fuera de control y construyeron una celda subterránea de concreto y acero, especialmente para confinarlo.

Allí pasaría los próximos 20 años de su vida sin contacto físico con persona alguna, y el mero contacto con personas debía ser autorizado.

Era considerado el asesino más peligroso de Estados Unidos.

Si en ese momento hubiera estado vigente la pena de muerte lo habrían condenado a ella, porque el sistema carcelario de prisiones había fallado en su rehabilitación, o él no era rehabilitable.

La celda en que lo recluyeron estaba en el ala de los criminales insanos del Centro Médico de Springfield.

Sus carceleros consideraron que este castigo de aislamiento absoluto lo volvería loco y llegaría a una instancia de colapso mental completo.

Sin embargo no fue así, porque Clayton comenzó a estudiar y lo empezó a iluminar la luz de la fe.

Pero aún los más cercanos a él eran escépticos sobre su rehabilitación, aunque vieron que Clayton se estaba convirtiendo progresivamente en una persona amable y cariñosa.

En el camino de su conversión católica fue guiado por el Padre Paul W. Jones, un monje trapense.

 

EL CONTACTO CON EL MONJE TRAPENSE

Paul W. Jones fue el guía espiritual de Clayton y luego de su muerte escribió un libro donde relata la transformación qué experimentó este recluso: Una diferente clase de celda: La historia de un asesino que se hizo monje.

Jones había sido pastor metodista por más de 40 años y se había transformado en sacerdote católico y hermano trapense.

Vivía en la Abadía Trapense de la Asunción y tenía un fuerte entrenamiento académico, llegando a ser profesor de teología en Yale, Princeton y en la Escuela San Pablo de Teología.

Desde los primeros contactos e incluso cuando se convirtió en director espiritual de Clayton, vio con asombro la peregrinación espiritual que estaba llevando este recluso.

Que lo llevó a ser bautizado en el año 1992, con grilletes.

Y que el mismo Clayton expresó diciendo, que el espacio de 37 metros donde pasaba toda su vida,

«Ya no era mi lugar de sepultura, sino una tumba vacía, porque me había convertido en prisionero de Cristo».

¿Pero cómo comenzó esa peregrinación interior hacia Cristo?

Clayton tenía una novia, a la que nunca conoció físicamente, y con quien mantenía correspondencia.

Se habían conocido porque ella le había escrito cuando leyó un artículo periodístico sobre la vida de Clayton.

Ella estaba en la búsqueda espiritual, era evangélica, pero después de un tiempo estaba evaluando la posibilidad de convertirse al catolicismo.

La relación con esta mujer fue el camino que utilizó Dios para qué Clayton se sintiera amado por primera vez.

Ella estaba leyendo una serie de materiales iniciales del catolicismo y le propuso a Clayton qué ambos leyeran en paralelo los mismos textos, y que se contactara con un capellán católico.

Clayton lo hizo así, aunque ella después de un tiempo decidió abandonar ese camino, pero él continuo interesado.

Entonces ella escribió a la abadía trapense, que ya había visitado en varias oportunidades, para pedirles que se ocuparan de guiar a Clayton.

Inicialmente se ocupó de los primeros contactos el padre Robert, pero luego de un tiempo sintió que sus capacidades excedían las preguntas qué Clayton hacía.

Entonces le pidió al padre Jones que se ocupará de su dirección espiritual.

Clayton era una persona muy inteligente y su vida empezó a cambiar leyendo material teológico sólido; el descubrió por primera vez que era un buscador.

Y así comenzó el camino de educación formal a través de cursos por correspondencia, y de escribir diversos artículos para ganar dinero que le permitiera avanzar en sus estudios académicos.

 

LA ACTIVIDAD ACADÉMICA DE CLAYTON

Clayton primero obtuvo su diploma de escuela secundaria, después un Bachelor y cuando lo encontró su muerte había terminado de cursar una Maestría en Ciencias Sociales.

En el año 2001 había recibido un diploma de catequesis de la Catholic Catholic University.

Y para el año de su muerte había aplicado para la admisión en el doctorado en teología sistemática de una universidad de Sudáfrica (UNISA), que le costaría U$S 6000.

Para ello se estaba preparando en el estudio de hebreo clásico y griego, y era asistido por el padre Donald Hamilton de la abadía de la Asunción.

Los fondos los obtenía de diversos artículos que escribía para departamentos de sociología de varias universidades.

El profesor David Ward, de la Universidad de Minnesota, ha dicho que Clayton preparó 18 artículos sobre los efectos de la reclusión a largo plazo.

Y expresó,

«El Sr. Fountain ha sido de gran ayuda para mí y para este proyecto debido a su superior capacidad intelectual.

Bajo condiciones de confinamiento que deprimirían y desanimarían a la mayoría de los hombres, el Sr. Fountain se ha retado a sí mismo para mejorar su educación, sus métodos para manejar la frustración, su relación con el personal penitenciario y enmendar sus acciones previas lo mejor que pueda.

Su conversión religiosa ha sido la clave de su nueva forma de lidiar con las molestias y los problemas diarios y a largo plazo en su vida«.

Y agregó,

«Le pedí al Sr. Fountain que lea y revise críticamente muchos artículos y secciones de libros relacionados con el crimen, el castigo, las relaciones raciales, la vida en prisión, etc.

Y ha proporcionado análisis detallados a un nivel equivalente al mejor estudiante de doctorado que superviso«.

 

EL PROCESO DE CONVERSIÓN DE CLAYTON

El padre Jones comenzó su tarea de dirección espiritual a Clayton en 1998.

El contacto comenzó por carta, haciéndose cada vez más profundo en el área teológica.

Posteriormente el guardia le entregaría semanalmente un teléfono por la ranura de la comida para que él llamar a al Padre Jones.

Y más adelante se le permitió visitarlo físicamente, pero el contacto siempre fue a través de la ranura de la comida, que estaba en la doble puerta de acero de su celda.

Para llegar hasta allí el padre Jones debía pasar por 9 puertas vigiladas y escáners.

Dos años después discernió su vocación monástica.

Había escrito al obispo pidiendo el estado canónico de ermitaño diocesano, pero el obispo nunca le contestó.

Entonces la Abadía de la Asunción le dio la bienvenida como hermano de su familia, firmando un vínculo que obligaba a Clayton a vestirse con el hábito corto con capucha proporcionado por la abadía.

Y realizar las oraciones en paralelo con la abadía.

Clayton vivía como un ermitaño solitario, recitando la lectio divina, realizando los oficios diarios, haciendo lectura espiritual y recibiendo dirección espiritual.

En este camino el padre Jones le recomendó que leyera los primeros Ermitaños del Desierto, porque ese era su modelo de vida.

El padre Jones ha dicho,

«Al principio, seguí siendo objetivo y no me involucré personalmente en la relación.

Pero comenzó a intrigarme por los documentos que escribió para los cursos por correspondencia que estaba tomando.

Me costaba creer que un asesino de su tipo hiciera la lectura intensa y el trabajo creativo que estaba haciendo«.

Pero más adelante dijo,

«La relación creció y comencé a querer a Clayton, y comencé a entender por qué había hecho las cosas terribles que había hecho«.

El padre Jones dice que Clayton parecía profundamente arrepentido, al punto que le hizo un regalo con sus ahorros a la esposa de un guardia que había asesinado.

Los guardias le habían dicho que jamás pasará su mano por la ranura en qué se le entregaba la comida a Clayton, y cuenta el padre Jones,

«Un día me arriesgué a pasar la mano por la ranura para estrechar esta mano. Nos tocamos, y supe en que la conversión era real. Y él confió en mí».

Incluso llegó a decir que se hubiera ofrecido como voluntario para vivir con él en su celda y demostrar que no era el monstruo que alguna vez había sido.

Por su parte Clayton escribió,

«¿Qué más podría querer que mi propio cubículo de estudio silencioso?

Sin compañeros de celda para distraerme con la televisión y la charla.

Puedo orar y trabajar mientras el espíritu me mueve. Soy un hombre bendecido».

Y esto otro, también escrito por él, es un signo de su camino de conversión,

«…me sometí a un proceso de cinco años de «purificación por fuego», en el que Dios trabajó para purgarme de los «venenos» internos (es decir, odio, ira, parcialidad, amargura, venganza, violencia, etc.) que tontamente habían permitido controlar gran parte de mi vida».

¿Qué piensas de este testimonio?

¿Cómo lo relacionas con la pena de muerte?

Fuentes:

¿Te gustó este artículo? Entra tu email para recibir nuestra Newsletter, es un servicio gratis: