Luego de Pentecostés la presencia de los Apóstoles caminando por Jerusalén era un problema para lo líderes judíos.
Ellos evangelizaban predicando el mensaje de Jesús y sanaban a los enfermos y endemoniados.
San Pedro era peligroso para los judíos porque sólo su sombra curaba y por eso lo pusieron en la cárcel.
Pero ponerlo en la cárcel no fue suficiente, porque fue liberado por un ángel para que siguiera predicando y sanando en medio del pueblo.
De esta prodigiosa aparición del Ángel – que lo liberó y le quitó las cadenas que lo aprisionaban en la cárcel Mamertina en Roma – se conservan las cadenas como testimonio físico.
Pero otro milagro importante fue la unión milagrosa de esta cadena con la cadena que lo había aprisionado en el tiempo de su martirio, haciéndose una sola cadena.
Esta unión se produjo en las manos del propio Papa San León Magno.
Pero además, eslabones de la propia cadena y limaduras de los eslabones, que los Papas fueron regalando, produjeron milagros alrededor del mundo.
La fiesta de las cadenas de San Pedro se festeja el 1 de agosto en la Iglesia Católica.
Y es un eslabón de los varios encarcelamientos de San Pedro.
LA SOMBRA DE SAN PEDRO CURABA A LOS ENFERMOS
Luego de Pentecostés los apóstoles salieron a predicar por Jerusalén con una fuerza insólita.
Era la primera presencia de la Iglesia en medio del pueblo, que con valentía evangelizaba y sanaba el cuerpo y el espíritu de la gente y expulsaba demonios.
En hechos 5: 14-16 se menciona la preeminencia de Pedro y la fuerza de su sombra.
“Los creyentes cada vez en mayor número se adherían al Señor, una multitud de hombres y mujeres.
Hasta tal punto que incluso sacaban los enfermos a las plazas y los colocaban en lechos y camillas, para que, al pasar Pedro, siquiera su sombra cubriese a alguno de ellos.
También acudía la multitud de las ciudades vecinas a Jerusalén trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos; y todos eran curados”.
De modo que la presencia de Dios en los Apóstoles se hacía sentir porque la gente sacaba a los enfermos para que tuvieran contacto con los Apóstoles y sanaran.
Todos sabemos que hay personas que cuando entran en un lugar cambian la atmósfera.
Algunos transmiten alegría, paz, amor, fe, confianza como seguramente en el caso de Pedro.
Y otros transmiten frío miedo y terror, cómo se testimonio del caso de Josef Stalin, que cuando entraba en una habitación la atmósfera se hacía más fría y corría el temor entre los presentes.
Lo de Pedro es una secuela de la gloria manifestada por Jesucristo.
Cuando Jesús aparecía el ambiente cambiaba y la alegría reemplazaba al dolor y los demonios gritaban de terror.
De modo que la predicación de los apóstoles no es la de ellos mismos sino la de Dios que los unge.
Por eso San Pablo explica en 2 Corintios 4 que no hay que humanizar el evangelio, porque de otra forma se elimina el poder de Dios.
Y San Pedro caminando por la puerta de Salomón era una expresión de la gloria celestial y del amor sanador de Dios.
No es de extrañar que la sombra de San Pedro efectivamente curara a los enfermos.
Porque en Lucas 8 leemos que una mujer que había tenido flujo de sangre durante 12 años se cura tocando el manto de Jesús.
Y en Hechos 19 vemos que pañuelos y otros objetos que habían tocado el cuerpo de San Pablo se entregaban a los enfermos para que sanaran.
Por eso la presencia de los Apóstoles en el pórtico de Salomón era un grave problema para las autoridades religiosas judías.
Y por eso San Pedro fue apresado y luego liberado por un ángel.
Pero el Ángel no lo liberó para que se fuera a su casa tranquilo.
Sino que le dijo “ve y párate en el Templo y habla a la gente…”.
De modo que su presencia en medio del pueblo era pedida directamente desde el cielo.
LOS ENCARCELAMIENTOS DE SAN PEDRO
El apóstol San Pedro fue encarcelado en varias oportunidades.
Una fue en Jerusalén donde fue liberado milagrosamente por un ángel, lo que se cuenta en Hechos de los Apóstoles 5.
Y otras fueron en la carcel Mamertina de Roma donde en definitiva fue martirizado en el año 67.
Recordemos que San Pedro durante su última estadía en la cárcel Mamertina, antes de su martirio, realizó varios milagros y convirtió a dos de sus carceleros, Proceso y Martiniano, quiénes fueron martirizados también en el año 67. Esto se cuenta en este artículo.
Recordemos también que San Pedro pidió ser crucificado con la cabeza para abajo en su martirio en el año 67, porque no se creía digno de ser crucificado como nuestro señor.
Pero en la estancia anterior en la cárcel Mamertina, San Pedro fue liberado milagrosamente por un ángel y es aquí donde comienza la historia de las cadenas de San Pedro.
Que se une con las cadenas que lo aprisionaron en el año 67.
LA LIBERACIÓN MILAGROSA DE LAS CADENAS DE SAN PEDRO
Esta historia se cuenta en Hechos de los Apóstoles 12: 1-19.
El Rey Herodes había decidido una ofensiva contra los miembros de la iglesia.
Había matado a Santiago y detuvo a San Pedro para luego ejecutarlo.
Pedro fue llevado a la cárcel y estaba custodiado por 16 soldados, 4 en cada turno
Dos dormían en la misma celda que él (uno a cada lado) y dos estaban en la puerta además estaba sujetado al suelo por dos cadenas.
Mientras tanto toda la iglesia de Jerusalén oraba sin cesar por la liberación de su pastor principal.
Fue la noche anterior a su ejecución que Nuestro Señor envió un ángel para liberar a San Pedro.
En la mitad de la noche apareció una luz brillante en la celda, se corporizó un ángel, lo despertó y le ordenó que se vistiera y lo siguiera.
Las cadenas cayeron de sus manos y el Ángel lo condujo a la puerta de hierro que daba a la calle.
Fue entonces que el Ángel desapareció y Pedro se dio cuenta que no era un sueño, sino que había sido liberado de la cárcel por el ángel.
Inmediatamente fue a la casa de María, la madre de Juan, dónde estaban algunos discípulos orando por su liberación.
La puerta fue atendida por una joven mujer y se dio cuenta que era Pedro.
Pero cuando fue avisarle al resto de los apóstoles no le creyeron y supusieron que sería un ángel también.
Pero cuando fueron a ver se encontraron con Pedro en persona y les relato su milagrosa liberación.
Después le pidió que fueran avisarle a Santiago y al resto de los hermanos y se fue a buscar un lugar más seguro.
A la mañana siguiente Herodes ejecutó a los guardianes pensando que lo habían liberado ellos.
Cuando Pedro buscaba refugio los cristianos de Roma le dijeron que huyera de la ciudad, por temor a que fuera capturado de nuevo.
Y aquí hay una historia relatada en Hechos Apócrifos de Pedro, que cuenta que cuando tomó la Vía Appia, que conduce al puerto de Brindisi, para tomar un bote se encontró con Jesucristo en las puertas de la ciudad.
Y Pedro le dijo “¿Señor a dónde vas?”
El Señor le dijo “Entro a Roma para ser crucificado”
Pedro le contesto “Señor ¿Estás siendo crucificado otra vez?”
Y Cristo le respondió, “Si Pedro, estoy siendo crucificado otra vez”.
Pedro volvió en sí al contemplar a Nuestro Señor ascender al cielo y decidió regresar a Roma, donde al final sería martirizado pocos años después.
LA APARICIÓN DE LAS CADENAS
Después de la liberación de Pedro algunos cristianos tomaron las cadenas y las guardaron.
Y 400 años después estas cadenas vuelven aparecer en manos del patriarca Juvenal de Jerusalén.
O sea que las cadenas viajaron de Roma a Jerusalén en este periodo intermedio.
Estas cadenas reaparecen en la historia cuando Juvenal se las da a la Emperatriz Eudocia, quién más tarde se las regaló a su hija, también llamada Eudocia y también Emperatriz .
Y ésta construyó una iglesia en Roma en el cerro Esquilino para colocar las reliquias allí.
La piadosa Eudocia, la madre, era esposa del emperador Teodosio II y se encontró con Juvenal en una peregrinación a Jerusalén.
Y allí fue cuando el arzobispo juvenal le entregó las cadenas y ella se las envío a su hija Eudoxia de Roma, quién era la esposa del emperador Valentiniano II.
Eudocia hija, luego se las regaló al papa San León Magno (440-461).
Quien también ya tenía las cadenas que habían sujetado a San Pedro en la prisión Mamertina en la etapa de su martirio.
Estas cadenas eran muy valoradas en Roma.
Y según la historia cuando el Papa tomó en sus manos ambas cadenas para compararlas, estas se unieron milagrosamente por sus eslabones en una sola cadena.
Esta cadena se muestra en la iglesia San Pietro in Vinculi en un hermoso relicario debajo del altar principal de la Basílica.
En honor a este milagro la Emperatriz Eudocia construyo la basílica y la dedico al apóstol San Pedro en el año 442.
Originalmente el tamaño de esta cadena era mayor que el que tiene ahora, porque los Papas se acostumbraron a enviar limaduras, como reliquias, a distintas personalidades.
Y con frecuencia se habla de Milagros producidos por ellas.
Estas limaduras se encerraban en una cruz de oro o en una llave de oro, que se colgaban al pecho como sacramentales, para evitar los peligros.
También hay una tradición que dice que quienes veneran esta cadena se curan, de la misma forma que la sombra de Pedro sanó a personas según lo dicho en Hechos 5:15.
LA IGLESIA DE SAN PIETRO IN VINCOLI
Estas cadenas entonces se encuentran en la Basilica di San Pietro in Vincoli en Roma, manifestando el milagro de la liberación de San Pedro.
La iglesia se encuentra al norte del Coliseo, en la Vía Eudossiana.
Esta iglesia está construida sobre una iglesia más antigua dedicada a San Pedro y San Pablo.
Y fue construida en el año 442 para albergar las cadenas de San Pedro.
La iglesia fue refaccionada en varias oportunidades, una en el siglo VI, durante la invasión de los ostrogodos y luego en los siglos VIII y XV.
Y una buena parte de las pinturas que se conservan en la Basílica datan del siglo XVIII.
La reliquia de la cadena se exhibe sobre el altar de las reliquias de los 7 Mártires Macabeos.
Exteriormente San Pietro in Vinculi no es tan majestuosa como las iglesias de Roma, pero dentro tiene numerosos frescos coloridos.
Y especialmente una escultura de Miguel Ángel de mucha fama, que es la estatua de Moisés.
El papa Julio II encargó a Miguel Ángel un monumento funerario para su tumba.
Y Miguel Ángel diseñó una estructura con 47 estatuas, que iba a ser monumental como lo quería el propio Papa, reconocido por su egolatría.
Pero precisamente su ego lo llevó a desarrollar otros proyectos grandiosos y pedirle a Miguel Ángel que trabajaran ellos, como por ejemplo pintar el techo de la Capilla Sixtina.
Esto le producía malestar a Miguel Ángel, porque él no se consideraba un pintor sino un escultor y discutió muchas veces con el papa Julio.
Esto llevó a que el monumento de la tumba no se terminará para su muerte en 1513, ni después.
Miguel Ángel tenía un gran afecto por ese monumento funerario porque consideraba que su estatua de Moisés era su mejor obra.
Los expertos dicen que la superficie de las estatua parecen como cepillada en lugar de cincelada.
Y hay una leyenda que dice que Miguel Ángel vio tan real a la estatua cuando la terminó, que le pidió que hablara.
También se dice que Miguel Ángel ocultó su cara y la de algunos personajes de la época en la barba de Moisés.
Miguel Ángel término la estatua de Moisés en el año 1515 y desde ese momento ha habido una controversia entre los expertos.
Porque la cabeza de Moisés muestra unos pequeños cuernos que debían representar el resplandor del Señor como rayos de luz.
En el Éxodo dice que Moisés bajó del Sinaí con dos rayos en la frente, pero una mala traducción de Miguel Ángel lo llevó a pensar que eran cuernos, sostienen algunos.
Pero otros piensan que esos cuernos eran la forma deliberada en que los artistas de la época representaban los rayos que salían de una cabeza.
En la Basílica también hay otra obra famosa, relacionada con un milagro exorcista producido luego por las cadenas de San Pedro.
Se trata del caso de un conde Romano poseído por un espíritu maligno, que le hacía morderse a sí mismo, cuando acompañó al emperador Otto II a Roma en el 969.
El Papa puso la cadena de San Pedro alrededor del cuello de este Conde y el demonio salió huyendo.
Esta pintura en el techo de la Basílica fue realizada por Giovanni Battista en el año 1706.
También las cadenas usaban como penitencia.
Estaban colocadas en un trono en un área oculta del templo para evitar su robo, y esta área se abría solamente tres veces al año para que fueran a venerarse.
Pero cuando el Papa escuchaba una confesión le daba la penitencia de encadenarse con esas pesadas cadenas de Pedro alrededor del cuerpo y caminar alrededor de toda la iglesia 7 veces.
Y después debía ir a la cámara oculta que contenía las reliquias sagradas de San Pedro que estaba cerrada.
Y allí golpear con la cabeza la puerta cerrada. Si la puerta se abría era señal que el pecado había sido perdonado.
LAS CADENAS DE SAN PEDRO POR EL MUNDO
En varias partes del mundo se reclama la posesión de eslabones de la cadena que está en Roma.
Estas cadenas de Roma que se conservan en San Pietro in Víncoli se componen de dos partes.
Una de veintitrés eslabones de aproximadamente ocho centímetros cada uno, y la última parte está unida a un collar grande compuesto de dos hierros semicirculares.
La otra cadena está formada por once eslabones, cuatro de los cuales, son ligeramente diferentes y más pequeños que los otros, miden seis centímetros de longitud y están algo aplastados en el centro, casi en forma de ocho . Esta sería la que vino de Jerusalén.
Pero también en Florencia encontramos las cadenas de San Pedro en la iglesia de Santa Maria del Fiore.
Están alojadas en una reliquia de vidrio del siglo XV con la forma de un arca de unos 40 cm de largo por 20 cm de altura, dominada por pequeños ángeles.
Contiene dieciocho eslabones que se parecen mucho a los de una de las dos cadenas de San Pietro in Vincoli, las de seis centímetros.
La cadena fue donada a la ciudad de Florencia en 1439.
Un caso de otro reclamo es en la iglesia de San Pedro en la diócesis de Burlington en Vermont, Estados Unidos.
Allí tienen una reliquia de tamaño completo de la cadena exhibida en San Pietro in Vincoli, que tocó el original de la cadena.
Pero también tienen un eslabón original de esa cadena, que obtuvo el obispo Louis de Goesbriand (primer obispo de Burlington), mediante una solicitud al Papa León XIII.
Este Obispo yendo a Jerusalén en 1893 se paró en Roma a venerar las reliquias de San Pedro.
Quedó tan impresionado que obtuvo un permiso para hacer una copia exacta de la cadena exhibida en la Basílica de San Pietro in Vincoli.
Y descubrió que había 7 eslabones de la cadena aparentemente olvidados en la iglesia de Santa Cecilia de Roma.
Entonces obtuvo una audiencia con el Papa León XIII antes de partir a Tierra Santa y le pidió uno de esos eslabones para llevar a la iglesia en Vermont.
El Papa le contestó tendría una decisión cuando él regresara de nuevo de la peregrinación a Jerusalén.
Y cuando regresó se encontró que la decisión del Papa había sido positiva.
De modo que uno de los eslabones de la cadena que estaban en Santa Cecilia fue retirado de ahí y colocado en un relicario que se llevó a Vermont.
Fuentes:
- http://www.ucatholic.com/blog/miraculous-relic-chains-saint-peter/
- http://www.ichrusa.com/saintsalive/chains.htm
- http://www.newliturgicalmovement.org/2017/08/a-relic-of-st-peters-chains-in-vermont.html
- http://www.aviewoncities.com/rome/sanpietroinvincoli.htm
- http://www.bartleby.com/210/8/011.html
- https://stillcurrent.wordpress.com/2017/01/24/the-church-of-st-peter-in-chains-rome-italy/
- http://www.relicshunter.com/chains-st-peter-apostle/
- https://en.wikipedia.org/wiki/San_Pietro_in_Vincoli
- http://www.newliturgicalmovement.org/2017/08/liturgical-notes-on-feast-of-st-peters.html#.WlJuJVXibIU
- https://www.destinyimage.com/2018/12/17/is-your-shadow-dangerous/
- http://dce.oca.org/assets/templates/bulletin.cfm?mode=html&id=75
Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María
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