Exitoso abogado ahora dedicado a los pobres y condenados.

Sus compañeros abogados creen que se ha vuelto loco cuando lo ven ayudando a personas sin hogar en las calles, algunas con SIDA, y acompañando a los sentenciados a muerte antes de ser ejecutados.

No entienden, cómo un talentoso y exitoso abogado asesor de empresas ha descuidado su profesión para preocuparse por esas cosas.

Es que Dale Recinella tuvo una experiencia cercana a la muerte donde se le apareció Jesús y le preguntó qué había hecho con su vida.

Y a decir verdad él y su esposa ya se preguntaban eso, pero no de una manera que implicara un cambio tan dramático.

Aquí te contaremos la experiencia cercana a la muerte que tuvo Dale Recinella, qué le pidió Jesús y cómo cambió su vida, al punto de haber recibido recientemente un premio del Vaticano.

Dale Recinella, de padres italianos, abogado de negocios especializado en finanzas internacionales, era un hombre muy exitoso en su carrera; y su esposa Susan también.

Llevaba una vida muy ajetreada en Miami.

Pero en 1986 algo cambió su vida según cuenta Chistine Watkins en su libro El Aviso.

Su vida espiritual se había debilitado debido al trabajo de criar sus 5 hijos y a su intensa vida laboral. 

En marzo de 1986 habían comprado una fastuosa mansión y firmaron con un contratista la obra de remodelación.

Y para festejarlo decidieron ir a cenar, pero antes fueron a la misa vespertina en su nueva parroquia.

Ese mismo día en la misa se leyó el evangelio de Marcos 10, versículo 17, que trata del joven rico que le pregunta a Jesús, que debe hacer para tener la vida eterna como herencia.

Jesús le recuerda los mandamientos y el joven dice que los ha cumplido todos.

Entonces el Señor le contesta «solo necesitas una cosa: ve, vende lo que tienes y dáselo a los pobres».

Y el joven se puso triste y se fue porque tenía muchas posesiones.

Y luego el Señor le diría a sus discípulos, «es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de Dios». 

Aunque esta historia la habían escuchado muchas veces en el pasado, sintieron que la estaban oyendo esa noche por primera vez. 

Y la conversación en la cena giró en torno a lo que Jesús habría querido decir, si lo que le pidió al joven rico era literal o simbólico.

Entonces decidieron leer el evangelio juntos cada día, para aclararse bien el pensamiento de Jesús.

Y no hablaron más del pasaje que los había conmovido, pero siempre andaba sobrevolando entre ellos.

En septiembre de 1986, luego de mudarse a su nueva casa, se sentaron de nuevo a conversar sobre lo que habían descubierto de Jesús.

Y Susan leyó el pasaje de Mateo 7 versículo 24, donde habla de un hombre que construyó su casa sobre la arena, cayó la lluvia, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos, y la casa se derrumbó.

Y lo compara con otro hombre previsor que construyó su casa sobre la roca. 

Y entonces el Señor llama a poner sus palabras en práctica.

Ambos llegaron a la misma conclusión, y entonces se preguntaron qué hacer con la casa monumental que habían comprado y con su vida.

No sabían qué rumbo tomar y entonces decidieron comenzar a rezar por ello, y ponerse más a disposición de Dios.

Pero el tiempo dedicado al trabajo para mantener su estilo de vida, se mostraba como un obstáculo una y otra vez, para ponerse a disposición de Dios.

Y dos meses después Dale tuvo un sueño que lo sobresaltó.

Estaba rastrillando hojas con los niños y escuchó una voz como una melodía. 

El sonido más dulce y hermoso que había escuchado en su vida. 

Sabía que tenía que seguir esa voz, pero era incapaz de hacerlo, algo lo estaba reteniendo. 

Miró hacia abajo y vio una enorme cadena envuelta alrededor de su pierna. 

Y los eslabones de acero de esa cadena conectaban su tobillo con la casa. 

La cadena estaba incrustada en los ladrillos de la casa, detrás de la chimenea. 

Trató de quitarse esa cadena hasta el punto de intentar romperse la pierna, para deshacerse de ella. Pero la cadena no se movía. 

Fue un momento de absoluta desesperación.

Y luego la voz comenzó a debilitarse, no podía unirse a ella, se estaba yendo. 

Se horrorizó porque la voz se estaba alejando. 

Era tan hermosa que no podía imaginarse sin estar cerca de ella.

Y mientras estaba temblando y llorando, la voz se apagó, el sol se comenzó a poner y finalmente quedó completamente oscuro. 

El frío era absoluto. 

Y su sueño le indicó que no habría una segunda oportunidad. 

Que la había perdido para siempre. 

Entonces gritó desesperado y se despertó todo transpirado.

Y Susan y Él comprendieron que Dios quizás les estaba dando la respuesta que buscaban. 

No podían tener todo eso y Su Reino, tendrían que elegir. 

Y un año y medio después Dios lo iría a visitar nuevamente. 

Nunca había escuchado la advertencia de no comer ostras crudas, porque durante los meses de verano, podrían tener bacterias fatales en ellas.

Comió ostras crudas y entró en colapso. 

Fue internado de urgencia y el médico le diagnosticó que se había envenenado con una bacteria carnívora mortal y que no sobreviviría esa noche.

Y le recomendó poner sus asuntos en orden.

Antes de perder el conocimiento, besó a Susan y se despidió de ella.

La fiebre subió, no podía mantener los ojos abiertos y entró en coma.

Y de repente se encontró parado en medio de una habitación

Estaba oscuro, excepto por una luz que emanaba de una persona que estaba justo enfrente de él. 

Lo reconoció de inmediato, era Jesús, se veía como la imagen que colgaba en su habitación de niño. 

Irradiaba un calor indescriptible, que penetraba cada rincón de la habitación hasta en su propio cuerpo. 

Lo miraba intensamente pero no sonreía. Estaba profundamente entristecido. Las lágrimas corrían suavemente por su rostro.

Y le dijo extendiendo sus brazos hacia él mientras movía suavemente la cabeza con tristeza y decepción, «¿Dale qué has hecho con Mis dones?»

«¿Qué dones?, respondió».

Y entonces le detalló de manera triste cada aspecto de su inteligencia, su educación, su personalidad, su temperamento, que habían contribuido a sus éxitos y logros en la tierra. 

Pero Dale aún no entendía y se defendió diciendo,

«He trabajado duro. Hice todo lo posible para asegurarme de que mis hijos fueran a las mejores escuelas. 

Vivimos en un vecindario seguro, mi familia está a salvo».

Entonces Jesús dejó caer sus brazos. No tenía una expresión condenatoria. 

Más bien, una expresión de consternación, la de un padre que le ha repetido algo a su hijo miles de veces y no logra comprender cómo su hijo todavía no lo ha entendido.

Entonces le habló con un tono medio suplicante que rayaba en la exasperación.

«Dale, ¿qué has hecho por todos Mis hijos que sufren?» 

Y en ese momento, fue como si de repente una ola de dos metros lo abrumara.

Lo invadió la vergüenza, porque el egoísmo y el narcisismo se habían apoderado de su vida. 

Y mientras Jesús todavía estaba llorando frente a él, le dijo sollozando,

«Por favor, lo prometo. Dame otra oportunidad y haré las cosas de manera diferente».

Y eso fue todo, la ola desapareció, Jesús se fue y la habitación quedó a oscuras.

Eran alrededor de las 6:30 de la mañana siguiente cuando abrió los ojos. 

Susan había estado a su lado toda la noche esperando verle morir y se llenó de alegría al verlo vivo y consciente.

Ya no tenía fiebre, las bacterias se habían ido. 

Y el médico le dijo que era simplemente imposible haberse salvado. 

Pero sobrevivió y obtuvo la respuesta a su oración. 

Jesús quiso decir lo que dijo en los evangelios y le había pedido que cambiara su vida radicalmente.

En septiembre del 2021 Dale Recinella recibió junto a su esposa el galardón ‘Custodio de la Vida’ que la Santa Sede concede a los expertos que asesoran en cuestiones de Bioética.

Porque Dale y Susan se habían dedicado a acompañar a los condenados a muerte en EEUU.

Fue el primer premio otorgado a un acompañante de condenados a muerte. 

Pasó de ser un prestigioso abogado de finanzas de las empresas de Wall Street, a un asistente espiritual para personas condenadas a muerte en la cárcel de Florida, que es el segundo corredor de la muerte de EEUU. 

Se interesó por los reos que se encontraban en el corredor de la muerte porque cuando era pequeño, sus padres se quedaron impresionados y horrorizados por la ejecución de Sacco y Vanzetti, que fueron ejecutados en la silla eléctrica el 23 de agosto de 1927 en Massachusetts. 

Como capellán de condenados a muerte, ahora Dale los acompaña en la larga agonía desde que se fija la fecha de la ejecución hasta que se cumple.

Mientras Susan acompaña a sus familiares.

En los minutos previos a la ejecución el condenado le da a Dale sus últimos mensajes para la familia y presencia la ejecución.

Bueno hasta aquí lo que te queríamos contar sobre la experiencia cercana a la muerte de Dale Recinella, que fue el detonante para su cambio de vida, pedida por Jesús, para que hiciera buen uso de los dones que Él le había entregado. 

Y me gustaría preguntarte si crees que estás haciendo buen uso de los dones que te entregó Dios o aún no.  

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