60 años trabajando en solitario en agradecimiento a Dios.
En noviembre de 2021 murió un hombre que quería ser monje, pero una enfermedad frustró el plan de su vida.
Pidió a Dios su curación, se le concedió, y en agradecimiento, emprendió una obra monumental, a la que dedicó su vida por 60 años, trabajando desde que despuntaba el sol hasta que se ocultaba.
Sin tener conocimientos arquitectónicos, sin planos y con material de desecho, fue construyendo un templo que le puso por nombre Catedral de la Fe.
La diseñó como una verdadera catedral.
Fue conocida por todo el mundo y hoy los diarios de España y el mundo rinden tributo a esta aparente locura e irracionalidad.
Pero que sin embargo nos deja una gran enseñanza de vida a cada uno de nosotros, que dos por tres ve frustrados sus planes.
Aquí hablaremos sobre la Catedral de Justo en España, por qué y cómo la fue construyendo, y que mensaje nos da su obra a los que tratamos de entender los designios divinos para nuestra vida.
60 años trabajando en solitario en agradecimiento a Dios.
El 28 de noviembre de 2021 murió Justo Gallego, un hombre que durante 60 años construyó una catedral él sólo, con sus propias manos y sin grandes máquinas.
Le puso por nombre Catedral de la Fe, pero todos la conocen como la Catedral de Justo.
Está en Mejorada del Campo, a 20 kilómetros de Madrid, y fue dedicada a la Virgen del Pilar, porque la inició el 12 de octubre de 1961.
El edificio cuenta con una superficie de 4.700 metros cuadrados, una planta central de 50 metros, 3 naves, una cripta subterránea, 12 torreones de 60 metros, 28 cúpulas y más de 2000 vitrales.
¿Que llevó a este hombre a dedicar su vida trabajando de sol a sol en solitario, para levantar esta faraónica obra?
Es el fruto del agradecimiento a Dios.
A los 27 años había ingresado al monasterio cisterciense de Santa María de Huerta, en Soria.
Pero fue expulsado por estar enfermo de tuberculosis.
Pidió a Dios y a la Virgen su curación.
Y al producirse la curación, decidió agradecérselo a Dios y a la Virgen con la construcción de esta obra.
Que en realidad fue la reconstrucción de su vida expresada en una obra arquitectónica.
Poco a poco, valiéndose del patrimonio familiar, vendiendo su tierra, y gracias a donaciones privadas y a material de desecho, fue levantando su Catedral.
Botellas, botes de pintura, bidones de gasolina, ladrillos rotos, etc., donados por empresas y particulares.
Pero lo que más sorprende es que este hombre no es ni arquitecto, ni albañil, ni tiene ninguna formación relacionada con la construcción.
Su formación quedó interrumpida al estallar la Guerra Civil.
Y además no existen planos ni proyecto oficial de la catedral, todo está en su cabeza.
Desde hace 60 años Justo llevaba martillando, hormigonando y subiendo paredes desde que despuntaba el alba hasta el atardecer.
Nunca paró de trabajar, salvo los domingos, que es día del Señor.
Aunque durante los últimos 20 años, Justo tuvo un ayudante, Ángel López, junto con asistentes ocasionales de España e incluso Alemania.
En el año 2005 una campaña publicitaria de la bebida «Aquarius» dio fama universal a Justo y a su catedral.
Y el Museo de Arte Moderno de Nueva York dedicó una exposición de fotos a esta original obra sacra.
Como tenía problemas de afonía había colgado un cartel a la entrada de la obra, para todos los visitantes, que decía,
«Debido a mis problemas de afonía, les ruego eviten hacerme hablar, si desean información, lean este cartel»
Y ahí dice en el principio que desde muy joven sintió una profunda fe cristiana y quiso consagrar su vida al Creador.
Habla de su proyecto de ser monje.
Explica que para construir la obra se inspiró en distintos libros sobre catedrales, castillos y otros edificios significativos.
Pero que su fuente principal de luz e inspiración fue ante todo, el Evangelio de Cristo.
Y dice,
«Él es quien me alumbra y conforta, y a Él ofrezco mi trabajo en gratitud por la vida que me ha otorgado y en penitencia por quienes no siguen su camino».
Algo que hoy es muy necesario, sacrificarse por la conversión de los pecadores.
La catedral no tenía planos, y Justo utilizaba el ensayo y error, cuando construía una parte y no le gustaba o le veía algún defecto, la tiraba abajo y la comenzaba de nuevo.
Tampoco existió fecha de finalización, era la obra de toda su vida, su ofrenda a Dios hasta el final de sus días, como sucedió.
Porque él mismo decía,
«Me limito a ofrecer al Señor cada día de trabajo que Él quiera concederme.
Y así seguiré, hasta el fin de mis días.
Sirva todo ello para que Dios quede complacido de nosotros y gocemos juntos de Eterna Gloria a Su lado».
Muchos pueden pensar que se trata de una obra fruto de una locura, un desequilibrio emocional, un acto de irracionalidad, porque desafía toda lógica convencional.
Sin embargo, en algún momento, el verdadero amor exige un cierto nivel de locura, un rechazo al simple análisis de costo-beneficio que hace el mundo.
Justo es el emergente de una enseñanza muy importante para cada uno de nosotros.
Su proyecto había sido ser monje de claustro, era el sueño de su existencia, lo que él pensaba que Dios le llamaba a hacer, pero una enfermedad frustró el plan y hasta puso en peligro su vida.
Entonces se puso otra vez en manos de Dios pidiendo Su curación con mucha fe, ésta llegó y he aquí la obra de su agradecimiento, en una vida dedicada a levantar una catedral en adoración a Dios.
Muestra cómo las piezas de una vida rota se pueden volver a unir, no como antes, sino volver a armar de una manera que es aún más hermosa, más útil, más significativa.
Es como el arte Kintsugi, una forma de arte japonés en la que las piezas de cerámica rotas se vuelven a unir con pegamento especial y oro.
El oro y el pegamento unen las piezas rotas y al mismo tiempo muestran una nueva creación, mejor que antes, diferente, rota pero reparada, y más hermosa y más valiosa.
Lo mismo puede suceder con nuestras vidas rotas, con nuestros sueños que no se dieron.
Si nos volvemos a Dios y le pedimos su intervención, en la reparación de nuestras vidas, y las vidas de los demás, podemos experimentar una vida mejor, a través de Su gracia.
Aunque hayamos vivido un desastre, Dios puede recoger y reparar los pedazos rotos de nuestra vida creando algo mejor y más hermoso.
Pero debemos volvernos hacia Él y usar nuestro libre albedrío con sencillez y fe, para pedir Su intervención.
Incluso si hemos llevado una vida de pecado recordemos lo que dice la primera carta de San Juan capitulo 3 «Si tu corazón te condena, piensa que Dios es más grande que tu corazón».
Cuando se destruyen nuestros planes, hayan sido buenos o pecaminosos, Dios puede hacernos volver a la vida, haciendo de nosotros algo mucho más maravilloso, que merece una obra como la gran catedral que Justo concibió como agradecimiento.
Y que esa obra perdure mucho más.
En los últimos meses Justo estaba en cama, casi sin poder moverse, toda la catedral estaba en su cabeza, nada de planos, parecía que la obra iba a quedar trunca como la vida de Justo.
Pero precisamente antes de morir, Justo donó el edificio a una ONG que se dedica a la promoción humana y social de los núcleos más desfavorecidos de la sociedad.
Esta organización se ha comprometido a acabar ‘La catedral de Justo’ en un plazo de dos años.
Y según se ha informado la ONG ya tiene los permisos municipales para acabar el templo y ha encargado a un estudio de arquitectura un plan para terminarla.
En resumen, ha muerto Justo Gallego que dedicó 60 años a levantar, sin conocimientos arquitectónicos, sin planos y sólo con sus manos, una gran catedral para adoración a Dios.
Su obra sigue en pie como testigo de cómo Dios puede recoger y reparar los pedazos rotos de una vida, para hacer algo infinitamente más hermoso que al principio.
Esa es la enseñanza que nos deja la Catedral de Justo para nuestra vida, Dios hace todo para el bien de los que le aman y lo hace de manera inconcebible por el ser humano.
Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre la enseñanza que nos deja la aparente loca obra de la Catedral de Justo, como homenaje a la muerte de su gestor.
Y me gustaría preguntarte si tu has visto vidas rehechas después de grandes fracasos y que resultaron mucho más espléndidas que el plan original.
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