La masonería es incompatible con la enseñanza doctrinal católica.

Y la Iglesia se ha mantenido firme en la excomunión de los masones desde el siglo XVIII a la fecha.

Esto no es una opinión sino que está en los documentos de la Iglesia.

La Iglesia Católica y la masonería se han opuesto como rivales y enemigos a través de la historia en común.

Pero aunque en los últimos años el peso institucional de la masonería ha decaído, sus principios han sido adoptados por todo occidente.

Y por lo tanto podríamos decir que todo occidente sostiene la doctrina originalmente francmasónica.

La fachada de la masonería nos la presenta como una asociación de personas que buscan contactos personales y hacer obras de beneficencia.

Pero en el fondo la masonería es una religión paralela al cristianismo, como puede ser el budismo o el islam.

Prueba de que es una religión se puede encontrar en los templos que tienen altares, en las oraciones que recitan, en las fechas que guardan, en la forma en que se visten ritualmente, en su código moral, etc.

Pero al revés que la mayoría de las religiones la masonería es una sociedad secreta, en la que los iniciados van creciendo en la estructura por el conocimiento de los secretos propios de cada grado.

La gran diferencia de la masonería con el cristianismo es que ellos consideran que las enseñanzas cristianas, tal las entiende el catolicismo, son una barrera para la libertad de las personas, su felicidad y su realización.

Y es éste concepto central que han adoptado las élites occidentales, aún sin pertenecer orgánicamente a la francmasonería.

De modo que su doctrina se ha expandido a todo occidente y es la clave para entender la posmodernidad.

Veamos algo de la historia de la masonería para comprender su cosmovisión.

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HISTORIA DE LA MASONERÍA

La masonería comenzó formal e institucionalmente en las islas británicas.

Se inició con la transformación de los gremios medievales de constructores que abrazaron una filosofía gnóstica y así crearon sociedades con conocimientos secretos.

El puntapié formal inicial fue la Gran Logia de Inglaterra fundada en 1717.

Gran parte de su difusión se debió a católicos que la propagaron, previo a que la Iglesia se pronunciara formalmente contra, en forma reiterada hasta nuestros días.

Por ejemplo Francisco I de Austria fue un notorio líder masónico.

Esta confusión se debe a que los masones tienden a presentarse como una hermandad regida bajo Dios.

Y una mirada superficial no permite captar las diferencias entre el Dios que creen los masones y el Dios cristiano.

La francmasonería proclama que es poseedora de secretos que vienen desde los constructores del Templo de Salomón pasando por los Caballeros Templarios.

Pero incluso van más allá, reivindicando su vinculación con la descendencia de Adán, y considerando que Noé y San Juan evangelista eran masones.

Se consideran herederos de Hiram Abiff, al que consideran constructor del Templo de Salomón, y es parte de su ritual.

Sin embargo sólo se pueden rastrear fácticamente las bases renacentistas, esotéricas y gremiales de esta organización.

Su gran impulso vino cuando el desarrollo de la masonería no operativa, que la separó de los gremios de constructores específicamente.

Ya no era necesario está relacionado con la construcción y con la arquitectura para ser masón.

Esto comenzó a desarrollarse por el año 1600 en Escocia, atrayendo a capas de la nobleza y de la intelectualidad, y que culminó en la instauración formal de 1717 y en la emisión de las constituciones de 1723.

El criterio que utilizó la masonería fue e ser muy abarcativo, poniendo énfasis en la hermandad de los hombres.

Lo cual la impulsó inevitablemente hacia el deísmo para contener a todos.

La creencia en un Dios genérico, a que llaman el gran arquitecto del universo, más o menos distante de los problemas de las personas, es lo que permitió que personas de diferentes ideologías y religiones la integraran.

Así podemos ver a famosos compositores como Haydn y Mozart integrando las logias, que poco a poco fueron dominadas por políticos, militares y personas dedicadas a las finanzas.

Posteriormente las logias tuvieron un carácter cada vez más protestante y anti católico.

Lo cual vemos básicamente en las gestas libertadoras de Estados Unidos y de la gran parte de los países latinoamericanos.

La mayoría de los líderes de las revoluciones independentistas fueron francmasones.

De la misma manera que los masones fueron prominentes en la Revolución Francesa y en la Unificación de Italia.

Todo esto fue separando políticamente a la masonería de la Iglesia Católica.

Llevó a la masonería a separarse cada vez más de los conceptos bíblicos abrazando más decididamente el deísmo.

Les adhirió un sesgo anticlerical, que se vio claramente en la Tercera República Francesa de 1870 y en la Revolución Mexicana.

Y es hoy el pensamiento que rige en occidente, donde el secularismo radical se ha convertido en una religión.

Algunos afirman que un complot judío masónico llevó a crear el comunismo.

Sin embargo los regímenes comunistas fueron enemigos de la masonería, y el judaísmo es ajeno a ella.

Pero sí se puede apreciar su influencia en el pensamiento de la New Age, la Teosofía y la Wicca.

La diferencia con el catolicismo se basa en la disímil interpretación de lo que es Dios.

 

EL DIOS MASÓN

La masonería cree en un creador pero no en la revelación divina ni en los milagros.

Le llaman el gran arquitecto del universo y es cognoscible por la razón.

Sostienen que todas las religiones son similares y creen en la inmortalidad del alma, como todas ellas.

Además en el autodeterminismo y la autojustificación del ser humano.

En cambio el catolicismo cree que nuestra vida en la Tierra depende de la gracia de Dios que nos santifica.

En contraposición con los masones que creen que alguien puede convertirse en mejor persona sin la necesidad de la gracia del gran arquitecto del universo.

Este es un camino moral que excluye a Jesucristo, y por lo tanto divergente de la doctrina católica.

En definitiva, ofrece un camino de salvación que excluye la participación de Dios.

Sin embargo la masonería es atractiva para los cristianos por su preocupación en la beneficencia, o sea las obras de caridad.

Y por ahí está el engaño de la posibilidad de ser masón y católico a la vez, lo cual es imposible doctrinalmente cómo lo sostiene la iglesia católica permanentemente.

Además la masonería no ha sido tolerante con la Iglesia Católica sino que ha buscado su destrucción.

 

HISTÓRICAMENTE BUSCA LA DESTRUCCIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA

Hemos visto en la historia americana y europea que una de las principales acciones de la masonería es la destrucción del catolicismo.

Lo hemos visto por ejemplo en las apariciones de Fátima donde el principal enemigo de los pastorcitos fueron las logias masónicas, que incluso llegaron a destruir el altar que se había construido en el lugar de las apariciones de 1917.

Y también lo hemos visto en los diversos regímenes latinoamericanos anticlericales, que fueron todos dominados por los masones, llegando a verdaderas masacres de laicos y sacerdotes católicos.

Es en este sentido que podemos ver la destrucción de la obra de Dios, que no puede tener otro impulso que no sea el del maligno.

Pero además, la masonería de los grados altos venera a Lucifer como el gran liberador de la humanidad del esclavismo del Dios católico.

Y también en el pasaje a los grados más altos existe la práctica de pisar el crucifijo en algunos rituales.

Por otro lado, ha habido diversos intentos de infiltrarse en la Iglesia, al punto que hoy se habla de la existencia de una masonería eclesiástica que busca limpiar la doctrina de lo que ellos llaman rigideces.

Y que habría tenido influencia notoria en el desarrollo del Espíritu del Concilio Vaticano II.

Sobre estas cosas no hay pruebas contundentes aunque pueden existir algunas pruebas circunstanciales.

Lo cierto es que la Iglesia ha condenado reiteradamente a la masonería hasta el día de hoy.

 

LAS CONDENAS A LA MASONERÍA

La iglesia impone la excomunión a los católicos que se convierten en francmasones.

Y si no lo lleva a cabo formalmente en el caso de personajes notorios es por razones políticas.

La excomunión por unirse a una logia masónica fue explícita en el Código de Derecho Canónico de 1917, expuesta en el Canon 2335.

Y está implícita en el código editado en 1983, expuesto en el Canon 1374.

El primero en condenar a la masonería fue el papa Clemente XII en 1738, por su negativa aceptar el papel único de Cristo como salvador.

Y luego 8 papas reafirmaron explícitamente esta condena.

El papa León XIII en su encíclica Humanum Genus, que trata sobre la masonería, la define como un enemigo engañoso y astuto.

Y advierte no asociarse a ella sí se valora el nombre católico y la salvación eterna.

 

¿POR QUÉ SE LA CONDENÓ EXPRESAMENTE?

El papa Clemente XII hizo hincapié en que la masonería es un grupo que impone el indiferentismo religioso, dándole el mismo valor a todas las religiones.

Y la condena por su prédica de subordinar la fe de los católicos a la de la logia.

La iglesia ha combatido a la masonería más por su contenido filosófico que por su contenido herético, que obviamente lo tiene.

Tampoco fue condenada la masonería por su persecución a los católicos, sino por su doctrina que aleja a la gente del verdadero Dios.

La parte central y más destructiva de la masonería es su impulso al secularismo.

Que conlleva una amenaza a la práctica pública de la fe y a la pérdida de libertad de la Iglesia para actuar en la sociedad.

Hoy vemos que esa enseñanza masónica he prendido en occidente, cuando tratan de prohibir las expresiones de la religiosidad católica en la plaza pública y restringirla a lo privado.

La masonería quiere que el estado sea absolutamente ateo y que mantenga la educación de la población alejada de la religión.

Estas enseñanzas masónicas de base son las que tratan de quitarle su carácter a las escuelas, universidades, hospitales y organizaciones de caridad católicas

Y son las que promovieron el divorcio y la legalización del aborto.

Visto así la cosmovisión masónica es incompatible de reconciliarse con la cosmovisión católica, independientemente si persigue o no a la Iglesia, o si la blasfema o no.

Sin embargo hoy hay muchos católicos que piensan que la condena de la masonería ha dejado de existir después del Concilio Vaticano II.

 

LAS REFORMAS AL CÓDIGO CANÓNICO LUEGO DEL VATICANO II

Cómo expresamos antes, en el Concilio Vaticano II se dio impulso para un cambio en la redacción del código canónico, que cristalizó en la versión editada es 1983.

Veamos las diferencias entre los códigos,

Canon # 2335 (1917) – “Los que se adhieran a una secta masónica u otras asociaciones del mismo género, las cuales conspiren contra la Iglesia o los poderes civiles legítimamente establecidos, incurren por ese solo hecho en excomunión reservada a la Sede Apostólica”.

Canon # 1374 (1983)“El que se adhiera a una asociación que actúe contra la Iglesia sea castigado con una pena justa”.

En el nuevo código ya no se habla explícitamente de la prohibición a unirse a sociedades masónicas, sino que se refiere a sociedades que conspiran contra la Iglesia en general.

Lo que de hecho supone englobar a la masonería dentro de ellas.

Esta nueva redacción generó confusión.

Muchos vieron una señal de que la Iglesia ya no condenaba a la masonería.

Y otros vieron la oportunidad para actuar libremente a favor de la masonería, aun estando en la estructura católica.

Esto llevó al cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en ese momento, a hacer una aclaración, firmada además por Juan Pablo II, dónde deja claro que la masonería está incluida dentro de las organizaciones que conspiran contra la iglesia,

«Se ha preguntado si ha habido algún cambio en la decisión de la Iglesia con respecto a las asociaciones masónicas, ya que el nuevo Código de Derecho Canónico no las menciona expresamente, a diferencia del Código anterior.

Esta Sagrada Congregación está en condiciones de responder que esta circunstancia es debido a un criterio editorial que también se siguió en el caso de otras asociaciones que tampoco se mencionaron, en la medida en que están incluidas en categorías más amplias.

Por lo tanto, el juicio negativo de la Iglesia con respecto a la asociación masónica permanece sin cambios, ya que sus principios siempre se han considerado irreconciliables con la doctrina de la Iglesia y, por lo tanto, la membresía en ellos permanece prohibida.

Los fieles que se inscriben en asociaciones masónicas están en un estado de grave pecado y no pueden recibir la Sagrada Comunión». (L’Osservatore Romano , 9 de marzo de 1981).

No hay duda entonces que es incompatible la membresía a la Iglesia Católica y a la masonería al unísono.

Y que Los masones no pueden recibir la comunión.

Esto sigue vigente en la Iglesia Católica hasta el día de hoy y no hay ningún documento que lo haya derogado.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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