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Todos los enemigos de Dios en el mismo proyecto.

Estamos en la etapa final de la creación de una sociedad humana donde Dios ha desparecido de la visibilidad pública.

Este es un proceso luciferino que lleva varios siglos y está en las etapas decisivas en nuestro tiempo histórico.

La confusión y las tribulaciones que estamos viendo no son casualidad ni fruto del azar.  

Es el fruto del maligno, que quiere forzar al mundo a que olvide al creador.

Mientras que la creación se rebela porque todo fue creado sobre la base del amor y no soporta que ahora se cambie el amor por el odio.

Aquí te queremos contar cómo está transcurriendo este proyecto, por qué es claramente luciferino y cuál es la buena noticia que está en el horizonte.

En el momento en que apareció el patógeno que produjo la crisis de salud que confinó a todo el planeta, destruyó las economías y está obligando a los habitantes a inocularse, el Foro Económico Mundial lanzó la propuesta del Gran Reinicio de la vida en el planeta.

Un cambio que las élites más poderosas han estado hilvanando pacientemente desde hace siglos.

Más precisamente desde el siglo XIII, cuando comenzó a degradarse la influencia que el cristianismo había tejido trabajosamente, sobre las ruinas del imperio romano.

Occidente fue involucionando a través de tres momentos sucesivos: el Renacimiento y la Reforma luterana, primeramente, la Revolución Francesa luego, y por último la Revolución Comunista.

En cada una se fue amputando una parte de la trascendencia del ser humano, hasta llegar al materialismo total, en el que confluyen hoy el capitalismo y el comunismo. 

El Gran Reinicio para instalar el Nuevo Orden Mundial liderado por el capital financiero, con un sistema político de control de la población estilo comunista, es la última etapa de la rebelión de los príncipes de la tierra, que se confabulan contra Yahvé y contra su Cristo

Es luciferino en su objetivo, formato y esencia.

Y paradojalmente se basa en el cristianismo, al que da vuelta, como todo lo que hace el demonio, que es el mono de Dios; hace lo mismo que Dios, pero al revés.

Y por eso su objetivo final ahora es cambiar al hombre mismo, a través del transhumanismo.

Un nuevo renacimiento, pero ya no del agua y del espíritu como propone Dios, sino del fuego y de la carne.

El Reino de Dios que Nuestro Señor dejó encargada a la Iglesia para instalar en la tierra, tiene como base el amor.

Porque la esencia de Dios es el amor, dice San Juan que Dios es amor.

Y sus primeros mandamientos son amarás a Dios por sobre todas las cosas y amarás a los demás como a ti mismo (Mateo 22:36)  

En cambio el arma que las élites han utilizado para crear las condiciones para el Gran Reinicio es el odio.

El comunismo instaló la doctrina del odio en el área política económica con la lucha de clases.

Pero luego esta lucha de clases se derivó en nuestro tiempo hacia dentro de la familia, provocando el impulso al divorcio y dando lugar a generaciones de niños problemáticos criados sin un padre.

También dentro de las generaciones, instaurando el desprecio por la autoridad familiar y por el respeto a la sabiduría de los ancianos.

Luego la lucha se instaló entre ambos sexos, a través del feminismo, y en la sexualidad en general, a través de nuevas orientaciones sexuales que reclaman privilegios, no solo protección.   

Y también en la lucha por la sobrevivencia al principio y al final de la vida, donde los jóvenes y saludables se abrogan el derecho de quien puede vivir o no.

Y ahora a través del racismo, por ejemplo, en EE.UU., en que minorías no blancas proponen castigar a todos los blancos por ser racistas, sin importar que el castigado maneje o no ideas racistas.

Estas cosas suponen no sólo desconocer la autoridad de Dios sino oponerse a ella. 

¿Y cómo han logrado imponer esto en la mente de la gente? ¿Cómo la manipularon?

Lo han hecho no sólo negando a Dios frente al hombre, sino a través de afirmar que el hombre es Dios. 

Es el humanismo que pone al hombre en el centro, desplazando a su creador.

Porque para ellos debe ser suprimido el Dios fuera del hombre, para que nazca el Dios independiente y autosuficiente que consideran que es cada hombre.

Por eso ya el comunismo habla del hombre nuevo; esa fue la prédica del Che Guevara, y es la prédica de la cuarta revolución industrial que propone el Foro Económico Mundial.

¿Y cómo es el hombre nuevo para el comunismo tradicional y para las élites del Foro Económico Mundial?

Un hombre autoproclamado Dios, dedicado a hacer cambios en la Tierra. Una humanidad atea creadora de una civilización técnica.

Esta humanidad nueva, es el producto del incesante progreso técnico material desarrollado por el trabajo.

En esta rebelión final se produce un desgarramiento total de los valores que perfeccionan al hombre tal como Dios lo creó.

Es la supresión total de Dios como un ser trascendente al que vamos todos los seres humanos en última instancia, supresión de la vida cultural, supresión de los goces de la familia porque ya no existe.

Es un hombre sin destino trascendente, convertido en una tuerca de la gran maquinaria, un puro productor de bienes económicos.

En el que sus aspiraciones son vivir en la tierra la mayor cantidad de tiempo posible a través de los nuevos adelantos tecnológicos, las prótesis y la hibridación con las máquinas como propone el transhumanismo.

Y placebos para obtener una pseudo felicidad.

Tomemos el comunismo. Es una idea simplista que trata a la sociedad como un hormiguero y a los humanos como hormigas obreras. 

Es el mismo hormiguero que el Foro Económico Mundial está proponiendo con su lema «no tendrás nada, pero será feliz».

Propone que la vida futura sea en grandes ciudades, que no tendrás nada propio, y que cuando lo necesites, por ejemplo, enseres para hacer alguna comida, que lo pidas y se te entregará por un dron.

Y tu casa tampoco será privada, porque cuando estés fuera alguien más la usará, para alguna reunión, por ejemplo. 

Todo esto es hechura de lucifer usando a sus secuaces empoderados en la cima del poder económico y político, cuya aspiración es tener más bienes materiales de los que tienen

Y también evitar las rebeliones ante la insatisfacción de la gente común, por eso quieren bajar la cantidad de población del planeta, para evitar explosiones sociales peligrosas.   

¿Y cómo sabemos que el maligno está detrás?

Primero porque donde no hay cosas buenas está el demonio impulsando la oscuridad.

Y segundo porque estas son las cosas con que el demonio tentó a Jesucristo cuando estuvo durante 40 días en el desierto, antes de comenzar su ministerio público.

Por ejemplo, miremos la primera tentación del maligno, que le dijo a Jesús «Si eres el Hijo de Dios, di que esas piedras se conviertan en panes para comer»

Y Jesús le respondió que no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Jesús le responde que el alimento no es sólo material sino debe ser también espiritual, y este alimento sólo Dios puede darlo.

Esta tentación del maligno es como operaba Fidel Castro, que ponía a los niños en fila y les decía que pidieran dulces a Dios. Obviamente del cielo no caía nada. 

Y luego les decía que le pidieran dulces a él y se los repartía a manos llenas. 

La intención era que olvidaran a Dios a través de saciar una necesidad material. 

Pero Fidel se olvidaba que el universo fue creado como un estado de tránsito hacia una perfección última aún por alcanzar.

Y que la guía de Dios a lo largo de este gran viaje es la divina providencia.

Y dentro de la providencia divina está el don de la esperanza, que es una gracia de Dios, que según lo que narra la Biblia, aparece en momentos de dificultad, en momentos en los que la vida parece complicada con nubarrones.

Por lo que si bien podemos experimentar que el demonio está siendo exitoso detrás del cambio de nuestra sociedad que están imponiendo las élites mundiales, que desembocará en la modificación física y mental del ser humano, Dios nos proveerá en lo espiritual y en lo material, para sostenernos

Incluido la esperanza, que debemos atesorar como un bien muy preciado.

Lo que nos debe llevar a creer en la buena noticia de que esta revolución anticristiana del Nuevo Orden Mundial y el Gran Reinicio es demasiado «contra natura», para que pueda afirmarse. 

La creación fue diseñada a partir del amor y para el amor, y no puede soportar que ahora se quiera cambiar el amor por odio, por más que se pretenda hacerlo pasar por amor.

Más temprano que tarde la creación toda, y la naturaleza en particular, se rebelarán.

Y ya están los signos para quien tenga ojos para ver.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos decir sobre cómo hoy estamos cursando la última etapa de la rebelión contra Dios impulsada por lucifer.

Y me gustaría preguntarte en qué otras cosas más, ves que estamos cursando la rebelión final contra Dios.

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