Cómo alinearse con el propósito con que Dios creó el universo.
Vivimos en un universo con propósito, Dios lo creó con una moral específica.
Y para expresar una virtud central, el amor.
Por lo tanto, los seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios, tenemos un propósito en la vida.
Debemos atenernos a la moral de la creación para vivir una vida plena, feliz y que dé frutos.
Las revelaciones de Dios, a través de Jesucristo, los profetas y los propios elementos físicos de Su creación que nos rodean, nos indican ese propósito.
Lo mismo que los hallazgos de la razón, expresados a través de las distintas disciplinas científicas.
Aquí expondremos las 10 verdades transformadoras sobre el propósito de nuestras vidas, que son convalidadas por la evidencia contemporánea y por la revelación que Dios ha venido haciendo a través de miles de años.
Y que llevan a una vida feliz y fructífera si se vive en torno a ellas; y a una vida desastrosa si nos rebelamos.
El Padre Robert Spitzer, jesuita, fundador de Magis Center, ha hecho un trabajo formidable compilando las diez verdades transformadoras que provienen de la “luz de la razón”, a través de las ciencias naturales, la medicina, la lógica, la filosofía, la psicología y la antropología, por un lado, y de la revelación de Jesucristo por el otro.
Cada una de estas verdades transformadoras tiene la capacidad de hacer transformaciones que mejoren nuestra vida.
En la forma en que nos vemos a nosotros mismos, en el sentido de la felicidad, en nuestra autoestima e identidad propias, y en la ética y en significado del sufrimiento.
Y cada una también, mejorará nuestra capacidad de contribuir a la familia, la comunidad, la sociedad, el bien común y el Reino de Dios.
Si se descuida incluso una de estas verdades, podría hacer que subestimemos nuestro destino de manera significativa.
Verdad #1: Dios Existe.
Dios, el creador de todo lo que hay y habrá, existe y está presente para todos nosotros.
Es omnisciente y omnipotente, y lo podemos conocer y saber que quiere para nosotros.
Verdad #2: Jesucristo está con nosotros.
Jesucristo indicó durante Su ministerio que Él era el Hijo único del Padre y el Emanuel, “Dios con nosotros».
Y lo reveló a través de Su ministerio de sanidad, exorcismo y resurrección de los muertos, por Su propia autoridad y poder.
Luego de resucitar de entre los muertos envió al Espíritu Santo, el poder personal de Dios, a sus discípulos y a la Iglesia.
Verdad #3: Dios nos ama por sobre todas las cosas.
Jesús, hablando como el Hijo único del Padre, reveló que Dios es amor, llamándolo “Abba”, “Papá”, y comparándolo con el padre del hijo pródigo, Lucas 15.
Podemos estar seguros de que Dios, el Padre de Jesucristo, se preocupa de salvarnos y de llevarnos a Su reino celestial para vivir la vida eterna.
Solo necesitamos volvernos sinceramente a Él con la oración, como el recaudador de impuestos que se golpeaba el pecho diciendo: ‘¡Dios, ten misericordia de mí, pecador!’, Lucas 18.
Verdad #4: Tenemos un alma transfísica.
Somos seres trascendentes con almas transfísicas, destinados a la vida eterna en el amor de Dios.
Existe evidencia considerable de esto en las experiencias cercanas a la muerte.
Si vivimos sin considerar nuestra naturaleza trascendental y eterna, “viviremos menos” nuestras vidas, subestimaremos nuestra dignidad y seremos infelices.
Verdad #5: Hay Cuatro Niveles de Felicidad
Tenemos cuatro áreas que impulsan nuestra felicidad, y cuando se cumplen de alguna manera equilibrada, nos hará felices.
Pero pueden desequilibrarse, y eso nos hará infelices.
Nuestra visión dominante de lo que es la felicidad se convertirá en nuestro propósito en la vida e incluso de nuestra autodefinición o identidad.
Estas cuatro áreas que nos pueden llevar a la felicidad si las equilibramos son:
Los objetos externos, materiales, que pueden sernos agradables.
La satisfacción del ego, por ejemplo, estatus, reconocimiento, popularidad, control, poder, el logro o cualquier otra ventaja comparativa.
La contribución o el cuidado a los otros, amigos, familiares, comunidades, iglesias, sociedad, cultura, el reino de Dios.
Vivir para lo eterno, espiritual y trascendente.
Verdad #6: Solo el amor en Cristo será finalmente satisfactorio
Si vivimos para los niveles de felicidad que nos dan los objetos y la satisfacción del ego, como si fueran fines en sí mismos y las únicas formas en que podemos ser felices, entonces comenzaremos a sentir una sensación de vacío cada vez mayor, por descuidar a las otras personas, y a lo espiritual y trascendente.
Y también comenzaremos a experimentar emociones como el miedo a la pérdida de los objetos externos, a la estima, celos, inferioridad, desprecio, autocompasión, rabia y culpa por no ser suficientemente reconocidos, y otras emociones negativas, que nos debilitan a nosotros y a los que nos rodean.
La salida a este malestar es trabajar para el amor a Dios y al Prójimo como lo definió Jesús en las Bienaventuranzas; amor humilde, apacible, compasivo y perdonador.
Verdad #7: Dios no quiere que suframos.
Y tampoco causa sufrimiento.
Sin embargo, Dios debe permitirnos sufrir como cualquier padre debe permitir que su hijo vaya a la escuela y al mundo real, para que tome sus propias decisiones, incluidos los errores.
Para que aprenda a ser valiente frente al miedo, a contenerse frente al deseo y la pasión, a ser compasivo en lugar de desdeñoso con aquellos que son vulnerables y necesitados, a elegir el camino alto en lugar del camino bajo, y a elegir a Dios en lugar de las glorias de este mundo.
Y se mantiene al lado nuestro, con la más alta empatía y compasión, durante nuestro sufrimiento.
Verdad #8: Dios Saca el Bien de Todo Sufrimiento
Dios usa cada pedacito de nuestro sufrimiento para llevarnos a Su vida eterna, de amor y gozo incondicionales.
Usará ese sufrimiento para ayudarnos a lograr una conducta virtuosa, amorosa y trascendente, permitiéndonos ayudar a otros a alcanzar la virtud, el amor y la trascendencia.
Cuando reconocemos esto, podemos transformar nuestro sufrimiento, desde una experiencia de aislamiento y amargura, a una experiencia de transformación de identidad, entrega y trascendencia.
Y también nuestro sufrimiento unido al de Cristo, puede ayudar sobrenaturalmente a otros cuando se lo entregamos a Él.
Verdad #9: Somos seres espirituales influenciados por espíritus buenos y malos
Debido a nuestra naturaleza trascendente, transfísica y eterna, también somos seres espirituales, y estamos sujetos a las sugerencias e impresiones de otros seres espirituales.
En particular a un espíritu que nos ama y nos llama al amor eterno, el Espíritu Santo, y otros espíritus que no nos aman y están tratando de llevarnos a su propio narcisismo y oscuridad, los espíritus malignos.
Ya sea que elijamos reconocerlo o no, estamos atrapados en una lucha cósmica entre el bien y el mal.
En la que el Espíritu Santo, más los ángeles buenos, nos dirigen para contribuir a la causa del amor y la bondad, y los espíritus malignos nos llaman a su lado, para la causa del narcisismo y la oscuridad.
Verdad #10: Hay Maneras de Defenderse del Mal y Contribuir al Reino de Dios
Según Jesús, para protegernos contra las influencias del mal y hacer una contribución del lado del amor y la bondad – en lugar del lado del mal y la oscuridad -, debemos pertenecer a una comunidad eclesiástica, orar con regularidad, practicar un código moral y reflexionar sobre las Escrituras en oración.
Incluso aún practicando estos hábitos de vida interrelacionados, somos bastante vulnerables a la incursión del mal y tenemos resistencia al bien y al amor.
Pero sin ellos, estamos virtualmente indefensos.
Bueno, hasta aquí lo que te queríamos hablar sobre las 10 verdades que transformarán tu vida, si las incorporas y las defines como tu forma de conducirte, por eso es importante que las difundas como catequesis entre tus amigos.
Y me gustaría preguntarte si hay alguna otra cosa más que consideras que es transformadora de la vida beneficamente o no.
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