En todos los grupos humanos hay espíritus malignos llevando a sus integrantes al pecado.
En mayor o menor medida cada familia y grupo humano tiene virtudes, pero también tiene algún pecado predominante, que se ve claro al repasar la vida de las generaciones pasadas.
Ese pecado no surgió al azar, sino que fue instalado por demonios y sigue siendo promovido por ellos.
Porque así como una familia, una nación y cualquier otro grupo humano, tienen ángeles buenos para guiarlos, también tienen demonios que tratan de corromperlos.
Aquí hablaremos sobre cómo actúan esos espíritus malignos que llevan al pecado a las familias y naciones, y cómo combatirlos, incluyendo una oración de sanación para hacerlo.
Todos hemos visto que cada familia tiene su estilo propio, de hablar, vestirse, de gustos particulares, de carácter.
Y eso mismo pasa con otros conglomerados como las empresas, por eso se habla de la “cultura empresarial” de una empresa.
Y también se habla del «carácter» de una nación, lo que significa mas o menos lo mismo.
Todo esto se va trasmitiendo de generación en generación, porque cada individuo que entra en la familia, en una empresa, o en una nación, es contagiado por esa cultura o carácter y lo adopta.
Cuando son elementos culturales buenos, es una señal de que los ángeles buenos están predominando al replicar ese estilo.
Y cuando son elementos malos, cuando son pecados, es porque los demonios se han afincado en esa familia, empresa, nación, y hacen su trabajo para que se siga extendiendo.
Y esto Dios lo permite por generaciones, como lo dice el Éxodo 20:5 y Deuteronomio 5:9.
No se trata de que Dios castigue a una familia o una empresa o una nación por los pecados de sus antecesores por ser parte de ese árbol genealógico, sino que lo hace por no hacer lo suficiente para que el pecado se extinga.
Y entonces Dios da permiso para actuar, a los demonios que se han especializado en hacer perder a los miembros de esa familia, nación, empresa.
Y lo hace hasta que aparezcan miembros de una generación, con un nivel mayor de comprensión y santidad, que den vuelta la tendencia.
El pecado original es el único pecado heredado.
Mientras que los demás, son pecados que continúan reproduciéndose a través de los demonios.
Quienes mantienen y desarrollan los modelos de conducta negativos, que refuerzan los pecados.
Seguramente todos conocemos familias en que predomina el alcoholismo en su árbol genealógico, o los divorcios, o los problemas financieros, o las peleas.
También hay espíritus que afectan a cada grupo de edad, basta pensar en la generación hippie que lanzó al mundo la revolución sexual y cómo llegó hasta nuestra época.
Hay algunas regularidades que llaman la atención en las naciones.
Por ejemplo, Alemania produjo a Lutero, a Marx, a Hitler, las dos guerras mundiales, y ahora a los cismáticos del Camino Sinodal.
Probablemente hay espíritus generacionales malignos que se han afincado allí y están reproduciendo el pecado de desobediencia a Dios.
Y en el caso de EE.UU ¿cuál crees que es el espíritu generacional que lo está atacando?
¿La falta de castidad? No, la avaricia.
Y de ahí surgen las demás cosas, como por ejemplo las guerras.
¿Y cuál es el llamado que le está haciendo Dios a Alemania y a EE.UU.?
A Alemania la está llamando a la obediencia pura a Dios.
Y a EE.UU. a la piedad con los demás países, especialmente a ejercer la caridad, sin buscar un retorno.
El objetivo de un demonio es poner su pie en la puerta de un grupo humano, para quedar permanentemente apegado a la línea generacional.
Y luego intentar que participen otros demonios haciendo lo mismo.
Los demonios son como moscas, una vez que se afinca uno, dale tiempo, y tendrás muchos otros afincándose, a menos que te deshagas de lo que atrae a la mosca.
Los demonios que trabajan en el árbol genealógico se reproducen y se hacen fuertes a través de las figuras de autoridad, por ejemplo en la familia.
Cuando se forma una nueva familia, la mujer y el hombre traen dos conjuntos de equipajes generacionales.
Uno de ellos se hará predominante y se transmitirá a los niños, por esa figura preponderante.
Pero el exorcista padre Chad Ripperger, que es teólogo y a la vez psicólogo, encontró en el tratamiento de personas que son atacadas por demonios, que el espíritu maligno de base que ataca, por ejemplo a una familia, generalmente se halla camuflado.
Cuenta el caso de una familia que su problema eran las peleas, peleaban todo el tiempo, incluso los niños.
Y descubrió que las peleas eran el resultado del demonio del miedo, porque no querían sufrir.
Cuando una de las personas de la familia decía algo, empezaban a pelear y discutir, porque no querían tener que sufrir el proceso.
También encontró por ejemplo, que los efectos de la maldición masónica se manifiestan como alcoholismo, problemas respiratorios o abusos en la familia de estos.
Además halló que el demonio utiliza buenos objetivos, que se han instalado en las familias o en grupos de personas, y los degradan.
Por ejemplo sucede con los movimientos tradicionalistas en la Iglesia Católica, que tienen su propio demonio, que es un espíritu de crítica.
¿Y por qué entró? Porque la mayoría de las personas que tienen la fe católica tradicional han luchado fuertemente para mantener a ellos y a sus hijos en el camino correcto hacia el cielo.
Y eso significó que gran parte del tiempo tenían que sentarse en los bancos y escuchar al sacerdote decir cosas que eran contrarias a la fe, o simplemente extravagantes.
Y como los demonios tratan de corromper lo bueno, los atacan para que realicen una crítica a los sacerdotes y a los demás fieles al barrer, llegando al menosprecio.
Así se desarrolla un sutil espíritu de orgullo, que termina por separar a estos grupos en cada vez más grupúsculos.
¿Y por qué Dios permite que sigan actuando estos espíritus familiares malignos en todos los grupos humanos?
Por lo general lo hace para que la gente alcance un cierto nivel de virtud, a través de la lucha, en respuesta a las pruebas.
O sea, para moldear a las personas para que desarrollen las virtudes específicas, que contrarresten los pecados generacionales.
Así, por ejemplo, en una familia con el espíritu de soberbia que impulsa la intemperancia, el llamado es a la humildad.
Y en una familia que tiene un espíritu generacional de miedo, el llamado es a desarrollar las virtudes de la esperanza y la confianza, que son los opuestos del miedo, sobre todo la confianza en Dios.
Pero la receta más genérica que los exorcistas recomiendan es, primero, a nivel individual, no cometer más los pecados mortales a los que invitan los demonios de su árbol genealógico.
Luego cultivar la virtud contraria. Y después hacer un llamado general para lograrlo.
Y si los demonios entraron a través de una maldición, el verdadero arrepentimiento, la Eucaristía y la Misa son las mejores formas de eliminarlos, combinados con el perdón a la persona que maldijo.
Decir una oración de sanación del árbol genealógico, combinado con el poder de la Eucaristía, para ti y para las personas en pecado, y nombrar específicamente a cada miembro de la familia y sus pecados (si se conocen), producirá un efecto maravilloso en ti y en tu familia, ahora y en los años venideros.
Te dejo la oración del Padre John Hampsch en el artículo que forma parte de este video, al que puedes acceder por un link en la descripción de este video.
Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre los espíritus generacionales que atacan a familias, naciones y otros grupos humanos, y cómo combatirlos.
Y me gustaría preguntarte si has detectado si en el árbol genealógico de tu familia predomina un pecado específico, y si has hecho algo para combatirlo.
Oración por la sanación del Árbol Genealógico
Padre John Hampsch, C.M.F.
Padre del cielo, vengo ante Tí como tu hijo, en gran necesidad de Tu auxilio; tengo necesidades de salud física, necesidades emocionales, necesidades espirituales, y necesidades interpersonales.
Muchos de mis problemas han sido causados por mis propias faltas, negligencia y pecado. Por eso te ruego humildemente me perdones, Señor.
Pero también te pido que perdones el pecado de mis ancestros cuyas faltas han dejado sus efectos en mi persona, en la forma de tendencias no deseadas, patrones de comportamiento y defectos en el cuerpo, mente y espíritu. Sáname, Señor, de todos estos desórdenes.
Con Tu ayuda, perdono sinceramente a todos mis ancestros, especialmente aquellos vivos o muertos, cuyos pecados han traído como consecuencia nuestros sufrimientos y desórdenes actuales.
En el nombre de Tu divino Hijo Jesús, y con el poder de su Espíritu Santo, te pido, Padre, que liberes a mi persona y a toda mi familia en el árbol genealógico de la influencia del maligno.
Libera a todos los miembros vivos y muertos de mi árbol genealógico, incluyendo a aquellos en relación adoptiva, y a las relaciones familiares extendidas, de toda forma de contaminación o atadura.
Por ocuparte de manera amorosa de nosotros, Padre Celestial, y por la sangre derramada por tu precioso Hijo Jesús, te suplico que extiendas tus bendiciones hacia mí y todos mis familiares vivos y muertos.
Sana todos los efectos negativos transmitidos a través de todas las generaciones pasadas, y evita que tales efectos negativos afecten a las futuras generaciones en mi árbol familiar.
Colocó simbólicamente la cruz de Jesús sobre la cabeza de cada persona en mi árbol genealógico, y entre cada generación; y le pido a Jesús que Su sangre purificadora limpie las relaciones sanguíneas en el linaje de mi familia.
Señor, coloca a Tus ángeles protectores para que nos rodeen, y permite que el Arcángel Rafael, patrón de la sanación, ministre Tu poder de sanación divino a todos nosotros, aun en las áreas de incapacidad genética.
Dale un poder especial a los ángeles custodios de los miembros de nuestra familia para que nos sanen, nos protejan, nos guíen y nos animen a cada uno de nosotros en nuestras necesidades.
Permite que tu poder sanador llegue a todos nosotros en este mismo momento y que permanezca durante todo el tiempo que Tu soberanía lo permita.
Señor, aplaza toda atadura en nuestro árbol familiar por una santa atadura de amor familiar, y permite que permanezca un lazo más profundo contigo, y por el Espíritu Santo, con tu Hijo Jesús.
Permite que la familia de la Santísima Trinidad invada a nuestra familia con su presencia tierna, cálida, y amorosa, para que pueda reconocer y manifestar ese amor en todas nuestras relaciones. Incluimos en esta petición que hacemos en el Nombre Precioso de Cristo Jesús todas nuestras necesidades que aún no reconocemos.
Amén.
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