Las profecías está cumpliéndose ante nuestros ojos: ¿cómo protegernos de sus efectos destructivos?
Las profecías bíblicas y extrabíblicas, se están cumpliendo ante nuestros ojos.
La depravación moral, la confusión y la violencia están escalando a una velocidad antes inimaginable.
Estamos entrando en una tribulación, permitida por Dios, para quitarle poder al demonio, purificar el mundo y así restaurar buena parte de los dones que la humanidad perdió por el pecado.
Y el proceso se está acelerando, lo estamos viendo.
Entonces, ¿qué debemos hacer para no caer en la confusión y protegernos nosotros y a nuestros seres queridos?
Aquí hablaremos sobre cómo se están cumpliendo las profecías, cómo está escalando la tribulación, y en qué cosas tenemos que poner foco, para protegernos y hacernos acreedores de los dones extraordinarios que Dios quiere dar a los fieles en este tiempo.
Los analistas bíblicos sostienen que cuando Dios permitió a los judíos el regreso a su tierra y volvieron a ser una nación, en 1948, y luego en 1967 hicieron de Jerusalén la capital de la nación judía, se comenzaron a desatar las profecías bíblicas para nuestro tiempo.
La profecía de Daniel, en el capítulo 9 de su libro en la Biblia, describe un período de 490 años, no secuencial, en el que al final el pueblo de Israel sería restaurado a su tierra y Jerusalén sería reconstruida.
Y que después vendría un período de siete años donde habrá una gran tribulación que precederá a la intervención divina para purificar al mundo.
Es el tiempo de la angustia de Jacob, un período de tribulación y sufrimiento que se describe en el libro de Jeremías 30:7, donde Dios le dice al profeta Jeremías que el pueblo experimentará un período de angustia sin precedentes, pero también promete que su pueblo será librado de esta angustia.
Todo este escenario no surge espontáneamente, sino que ocurre en tiempos históricos.
Hacia la víspera del nuevo milenio, Juan Pablo II advirtió sobre una crisis que se estaba desarrollando en la cultura moderna.
Y las profecías también nos informan, que a medida que nos acerquemos al punto culminante, los eventos sucederán más rápidamente, con más violencia, y uno encima del otro.
Así por ejemplo, en 2020 y 2021 tuvimos la pandemia de coronavirus y el anuncio de las élites del mundo de crear un nuevo orden mundial.
El propio hombre desataría el Infierno en la Tierra.
A principios de 2022 Rusia invadió a Ucrania y en 2023 Hamás atacó a Israel y éste respondió fuertemente.
Y no solo eso, tenemos decenas de otras guerras en el mundo, entre la que destaca la de Artaj, entre los cristianos armenios y los musulmanes de Azerbaiyán.
Estamos experimentando los vientos de una tormenta, compatible con lo que Jesús describió en Mateo 24, y que Juan vio con más detalle en la apertura de los sellos del Apocalipsis 6.
Ya están sonando los tambores de una Tercera Guerra Mundial.
El infierno está desembarcando masivamente en la Tierra.
Quienes se nieguen a reconocer esta batalla, corren el riesgo de verse abrumados por ella.
Y quienes quieran transigir con el pecado, se están poniendo en grave peligro.
Todos estamos viendo que el odio a Dios, a la fe y a todo lo santo, ahora es explícito e incluso celebrado.
Los satanistas y las brujas están saliendo cada vez más a la luz y siendo normalizados en las redes sociales.
Numerosos padres han estado viendo cómo sus hijos se convertían a este mundo perverso cuando entraban en la universidad, pero ahora son conducidos a ese mundo a edades cada vez más tempranas; en algunos lugares hasta en la educación primaria.?
Algo ha cambiado, y el margen para la duda de que algo fuerte está pasando ha desaparecido.
Las líneas están cada vez más marcadas. O estás a favor de Dios o en contra de Él.
Los tibios están siendo cancelados y serán escupidos.
La estrategia de los demonios es quitarle la paz a la gente, por el procedimiento de vaciarle la esperanza.
Y la clave de la defensa está en la confianza en Dios, permanecer unidos a Dios, como los sarmientos permanecen unidos a la vid, para que den frutos.
“El que permanece en Mí y Yo en él, dará mucho fruto, porque sin Mí nada podéis hacer”, dice el Señor en Juan 15.
Mientras el salmo 23 nos dice que “aunque camine por valles de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”.
Porque además, en medio de esta cultura de muerte, en medio de los últimos estertores de esta época, Jesús quiere conceder nuevas gracias a su pueblo ante los ojos de nuestro enemigo, tiende una mesa para nosotros ante nuestros enemigos, como dice el salmo 23.
Y la forma de recibir esas gracias es ser fiel, confiar y amar a Dios, permanecer en Él, quitando los ojos de la tormenta y poniéndolos en Jesús.
Deja que estas cuatro palabras, “Jesús, en Ti confío”, estén constantemente en tu corazón durante todo el día.
Pero también recuerda que este es el tiempo de María, la que el Génesis 3:15 revela como la enemiga eterna del maligno y quien le pisará la cabeza.
La que en el Apocalipsis 12 aparece como la Mujer Vestida de Sol.
Ella es nuestra Madre que nos protege y auxilia, no en vano, en el momento exacto de nuestra redención, Jesús nos la presenta como nuestra Madre.
Por eso el Padre Pío decía “amad a la Virgen y rezad el rosario, porque es el arma contra los males del mundo de hoy”.
María es fundamental en este tiempo, porque nos muestra la necesidad del don de la fortaleza, para que podamos mantenernos firmes ante las dificultades, en un mundo poscristiano que se está hundiendo rápidamente en la depravación moral.
¿Y cómo debemos manejarnos en este caos?
Permanecer cerca de los Sacramentos, de Jesús, María y la oración es de suma importancia en este momento.
La oración debe ser dicha con el corazón, no como una colección de palabras para cumplir.
Sobre todo recuerda que la oración puede aminorar la tribulación.
Háblale a Dios como a un amigo, escúchalo en las Escrituras.
Ve a misa y comulga lo más que puedas, confiésate, pasa tiempo en adoración eucarística, reza el rosario diariamente, y comienza a familiarizarte con la liturgia de las horas.
Y cierra las grietas que puede haber en tu vida.
Ora todos los días como familia, por sus intenciones, pidiendo especialmente por los pecadores.
Utiliza Agua Bendita para bendecir a todos los miembros de la familia.
Usa sacramentales como el Escapulario, la medalla de San Benito, la medalla Milagrosa, y bendícelos con un sacerdote.
Haz que un sacerdote bendiga tu hogar.
Cuelga una imagen del Sagrado Corazón o de la Divina Misericordia, de la cruz de San Benito y de la Santísima Virgen en tu hogar, y consagra a tu familia al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María,
Que los padres utilicen su autoridad para reprender a los espíritus malignos cuando los vean tratando de atacar a la familia.
Y no te olvides de tu Ángel de la Guarda, que fue puesto por Dios a tu lado para asistirle, así que recurre a Él en cada ocasión peligrosa.
Y también apártate de aquellos que te llevan al pecado.
Y de aquellos que atraen a los espíritus malignos, por su oscuridad.
No veas películas de terror, violentas o lujuriosas, porque son puerta al mal.
Lo mismo respecto a la música.
Custodia tus ojos de cosas lujuriosas y de perversiones, porque Jesús dijo que el ojo es la lámpara del cuerpo.
Bueno, hasta aquí relatamos sobre cómo resguardarnos en la tribulación que ya tenemos sobre nosotros, y que está escalando, y cómo obtener las gracias que Dios tiene reservadas para los más fieles de este tiempo.
Y me gustaría preguntarte qué es lo que crees que te va a dar más voluntad para cumplir mejor, estas recomendaciones de protección que hemos dado.
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