La tribulación del fin de los tiempos.

La persecución a los cristianos avanza y es un hecho reconocido, incluso por gobernantes de países que están efectuando esa persecución.

Y aunque jerarcas de la Iglesia advierten esto con insistencia, muchos católicos se niegan a verlo, o le restan importancia, quizás sea parte de la apostasía de los tiempos finales.

Aquí hablaremos sobre cómo se está produciendo esta persecución a los cristianos, el rumbo que está tomando y qué se verán obligados a hacer los cristianos para defenderse.

Piensa en esta escena en el norte de África, por ejemplo donde nació San Agustín.

«Papá, ¿por qué la gente nos tira piedras?» le pregunta, Hassan, un niño de cinco años, a su padre. 

«¿Por qué no le agradamos a la gente, qué hemos hecho mal?»

El padre de Hassan lo llevó a casa y le explicó que los odian porque siguen a Jesús. 

Eso nos tenemos que preguntar hoy para saber dónde estamos parados.

¿Por qué la gente no quiere a los cristianos? 

¿Por qué los llaman fanáticos, los discriminan y atentan contra sus vidas y propiedades?

Ante todo debemos pensar que la batalla que sufren muchos cristianos es principalmente espiritual, que luego se traslada al mundo físico. 

Porque como bien dijo San Pablo, “Nuestra batalla no es contra la sangre y carne, sino contra potestades y principados que dirigen el mundo de las tinieblas”

Hay una realidad espiritual maligna, invisible a los ojos, que guía gran parte de la oposición contra los cristianos en todo el mundo.

Porque la fe cristiana es un obstáculo contra los poderes de las tinieblas.

En primer lugar porque el cristianismo desafía la cultura que estos poderes están creando en la tierra.

En todos lados, seguir a Jesús significa desafiar la cultura circundante. 

Porque son un grupo de personas pacificadoras que buscan la justicia, aman la misericordia y orientan sus vidas en torno a la Palabra de Dios.

Y por eso muchas veces se verán un poco diferentes.

En algunas culturas, está bien ser un cristiano en privado, pero tan pronto como les cuentes a otros acerca de Jesús, puedes sentirte sometido a una presión intensa. 

Y eso aunque no des un testimonio público y abierto.

Incluso algo como decirle a un amigo acerca de tu esperanza en Jesús puede causarte problemas.

En segundo lugar, hacer el bien significa oponerse al mal.

Los cristianos son atacados por sus valores de justicia social.

Porque se oponen al crimen organizado y a la corrupción, a los males sociales que pervierten la sociedad y atentan contra la vida.  

Seguir a Jesús significa defender la verdad contra las fantasías que algunos grupos tratan de imponer para su propio provecho.

Defender la justicia cuando la cultura circundante es injusta significa que te arriesgas a la persecución.

En tercer lugar, seguir a Jesús compite con otras creencias.

En muchos lugares, seguir a Jesús es visto como algo más que una amenaza social o cultural, es visto como un desafío directo al sistema de creencias dominante.

Esto sucede en los países islámicos, budistas, comunistas.

Pero también sucede en occidente, donde el secularismo se ha convertido en una religión y está imponiendo valores destructores de la vida.

Y en cuarto lugar, compite contra el poder de los gobernantes, en especial de los dictadores.

Los dictadores que dependen del miedo y la dominación son, de hecho, pequeños y débiles. 

Y no toleran que se les recuerde lo pequeños que son en comparación con Dios.

Pero hay una diferencia entre la persecución contra los cristianos en oriente y en occidente.

La persecución de los cristianos toma dos formas hoy.

Una es la violencia contra las personas y la propiedad, en oriente.

Y luego una forma más sutil que se basa en medidas restrictivas de las políticas públicas y la ley, que los políticos han aprobado en los países occidentales.

Mientras los cristianos de oriente deben temer al machete, los cristianos en el mundo occidental deben temer a los medios de comunicación, los sistemas de educación, las organizaciones de activistas y el gobierno.

Porque ellos son los que defienden, o imponen, una agenda secular sobre las instituciones religiosas.

La organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada la llama «persecución cortés», porque se esconde bajo un barniz de secularismo ilustrado y las leyes.

Los ataques de ese tipo contra los cristanos pueden no ser tan inmediatos o agudos, pero son culturalmente letales.

El aumento de los llamados nuevos derechos, la exigencia de nuevas normas culturales y leyes, quieren relegar la religión a la conciencia del individuo y a los lugares de culto.

Nada puede competir contra la nueva moralidad, y por eso en muchos lugares los cristianos tienen problemas con la ley por ejemplo cuando leen pasajes de la Biblia en público.

Vemos también que padres que desafían la instrucción en las aulas de sus hijos, que pisotean explícitamente sus creencias religiosas, son ignorados sumariamente por los administradores.

Y la legislación sobre delitos de odio se está utilizando para criminalizar las creencias de quienes se aferran a los valores morales cristianos.

Y a la larga la fe que no se puede ejercer en la plaza pública es fe negada.

Sin embargo, muchos cristianos distraídos no perciben que hay una sutil pero férrea persecución en occidente.

Porque lo único que perciben es que se habla menos públicamente de Jesús y la Virgen

Y simplemente lo atribuyen a que la fe ha cambiado y no a la persecución.

Y en los últimos años se han sumado a la persecución de forma masiva, primero los medios de comunicación y luego las redes sociales.

El nivel de censura, manipulación, engaño, mentiras descaradas y construcción cuidadosa de una narrativa, es terrible. 

Y es alarmante porque muchas personas no lo ven, porque han comprado esta nueva narrativa y de hecho están cooperando con ella, incluso sin darse cuenta.

Han surgido por ejemplo los «verificadores de hechos», que en realidad funcionan como ministerios de propaganda típicos de las dictaduras.

Son poderes anónimos que buscan controlar el pensamiento de la población, para controlar el vasto flujo de riqueza del mundo, la salud de los ciudadanos, el entretenimiento, etc.

Y en este proceso muchos son expulsados de las redes sociales porque revelan cosas que ellos no quieren que se sepan.

Están ocultando la verdad, el bien supremo que trajo el cristianismo a la humanidad.

Hoy la persecución de los cristianos es de las más agudas de estos 2000 años, constituyendo en algunos casos un verdadero genocidio contra la vida, propiedades y cultura de los cristianos.

Sin embargo, a decir verdad, los cristianos siempre han sido perseguidos

Pero las profecías dicen que en el final de los tiempos la persecución se agigantará.

Sabemos por revelaciones que en este proceso de crecimiento de la persecución habrá mártires, pero también sabemos que quienes se entreguen al Señor y a la Santísima Virgen serán protegidos.

Incluso en algunas revelaciones se habla de refugios donde se ubicará a los cristianos para protegerlos.

Algunos dudan, pero recordemos que esos refugios existieron para los primeros cristianos en las catacumbas.

Y a partir de ahora debemos aprender de lo que hicieron los cristianos para protegerse durante las grandes persecuciones de la historia.

Porque en los últimos tiempos la persecución será tan fuerte que deberán camuflarse. 

¿Cómo hicieron los cristianos para mantener su fe, ya que no podían mostrarla?

Se comunicaron con símbolos.

En la primera persecución religiosa, que ocultó a los cristianos en las catacumbas, los cristianos sabían quienes lo eran porque llevaban el signo del pez, porque su significado griego recordaba a Jesucristo.

También las palmas eran otro símbolo, que significaban el triunfo sobre la muerte.

En la gran persecución que se desató en Japón en los siglos XVI y XVII las únicas imágenes cristianas que existían eran las que las autoridades obligaban pisar a los sospechosos de cristianos.

Pero sin embargo en las casas había imágenes de la Virgen, aunque adaptadas a los dioses del Japón, y presidían la cocina de las familias. 

Tenían que disimular y aparentar lo menos posible que fuese María.  

También en la época de la Revolución Francesa, los cristianos fueron perseguidos y los sacerdotes tenían que disfrazarse para evitar ser capturados. 

Incluso cuando se cerraron los conventos y las monjas fueron a vivir en sus casas, algunas fueron guillotinadas bajo el rótulo de fanáticas, ¿les suena no?, porque aún hacían sus prácticas religiosas, se las veía rezar.

Y el lugar del pez como símbolo de identificación entre los primeros cristianos, lo ocupó en este período el Sagrado Corazón de Jesús, pero sin la imagen de Jesús, sólo el corazón.

También los colores fueron un indicador en períodos y zonas con fuerte presencia masónica.

En zonas como Hispanoamérica en el período de la independencia, los colores blanco y azul recordaban a la Virgen María.

Y hoy la bandera de la Unión Europea también expresa eso, un fondo azul con 12 estrellas.

En definitiva, en la medida que la persecución se agudice los cristianos se verán obligados a camuflarse y utilizar códigos para hablar y comunicar su fe.

Debemos ya ponernos en campaña porque los tiempos se están acelerando.

Nuestro Señor pidió que fuésemos mansos como palomas y astutos como serpientes.

Bueno hasta aquí lo que queríamos contarte sobre el rumbo que está tomando la persecución contra los cristianos, su aceleración y la necesidad de comenzar a buscar símbolos para comunicar nuestra fe. 

Y me gustaría preguntarte si piensas que la persecución contra los cristianos se ha agudizado en la última década o no.

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