La cultura de la negación y la cultura de asumir responsabilidad.

 

Hay una diferencia central entre la cultural occidental y la del mundo musulman sobre como ven su propia integración en la historia, lo que explica las políticas que se suceden actualmente. Mientras occidente se ve como responsable de los sucesos que genera y de sus consecuencias no queridas, los musulmanes niegan su responsabilidad personal y colectiva basándose en un fatalismo histórico.

 

musulmanes rezando

 

Esto genera en occidente un sentimiento de culpa, que no sólo es explotado por los musulmanes en provecho propio, sino que impulsa aún más a los musulmanes a verse como víctimas y a los occidentales como culpables históricos.

EL EJE PUREZA IMPUREZA EN LA DERIVA ISLÁMICA

Desde el 9/11 (atentado a las Torres Gemelas), la cultura islámica es sinónimo de violencia, misoginia y un odio patológico hacia los demás, y, paradójicamente, ha hecho a los propios musulmanes sus víctimas más numerosas. Los «impuros», o no auténticos musulmanes, significan aquellos cuyo Islam ha sido debilitado por los valores no islámicos importados de Occidente, o están contaminados por la cultura hindú de la India.

Con el tiempo las diferencias políticas llegaron a ser vistas, por el Islam, en términos de la «pureza» y la «impureza» de las personas. En la «tierra de los puros», las personas sospechosas de impureza deben ser limpiadas, purgadas o expulsadas.

Para Osama bin Laden había una división cultural clara e inequívoca que separa el mundo árabe-musulmán de Occidente.

La idea de que hay una diferencia, tal vez incluso cualitativa, en términos de cultura entre el Oeste y el Este se considera un escándalo por aquellos que están convencidos de que nuestro mundo altamente interdependiente se dirige en una dirección que, en algún momento, las culturas converjan, o su importancia se reduzca de manera que las diferencias culturales serán meramente una cuestión de curiosidad.

En nuestro mundo contemporáneo, sin embargo, Bin Laden estaba en lo cierto, como lo estaba Samuel Huntington, advirtiendo casi una década antes del 9/11 que las diferencias culturales son importantes en la política mundial. Cuando los líderes políticos y los expertos intelectuales de Occidente minimizan el papel y la influencia de las diferencias culturales en la política mundial, parecen ser insensibles al registro histórico.

LA CULTURA DE LA RESPONSABILIDAD Y LA DE LA NEGACIÓN

El rasgo cultural más importante en la explicación de la diferencia entre el Oeste y el Este se encuentra en cómo las personas evalúan su lugar y su papel en la historia.

Están aquellos que están dispuestos a discernir e identificar, en la historia, su propia responsabilidad por lo que le afecta a ellos y otros, y luego están los que por el contrario ven la historia, incluso la de su propia creación, con fatalismo evitando tomar cualquier responsabilidad en su resultado. 

Estas dos características opuestas en general podrían definirse, respectivamente, como la Cultura de la Responsabilidad distinguida en occidente, y la Cultura de la Negación, que distingue el Este, en particular el mundo árabe-musulmán.

La Cultura de la Responsabilidad es en parte impulsada por la culpa; culpabilidad que nace de la ansiedad, tanto del individuo y como en la mente colectiva de la gente, de que las decisiones que se tomen pueden equivocarse y, en consecuencia, no pueden éticamente eludir el papel que han desempeñado en los acontecimientos en los que son actores.

Un sentimiento de culpa es el acicate que impulsa a las personas, individual y colectivamente para establecer lo que es correcto, o se ve como mal; en una sociedad abierta, democrática, este rasgo se convierte en un importante mecanismo de auto-corrección mediante el cual la sociedad se reforma por si misma.

La Cultura de la Negación es la de la vergüenza, el honor y la de salvar la cara contra las fuerzas de la historia que empujan para el cambio. En tales circunstancias, asumir la responsabilidad por el papel de uno de los eventos es una admisión de apoyar el cambio, para bien o para mal – y el cambio, en esta cultura, va en contra de los intereses colectivos, como se refleja en el consenso en torno a las costumbres y tradiciones ancestrales.

Al negarse a asumir la responsabilidad, o a rendir cuentas, la gente en las culturas de vergüenza es experta en culpar a los demás mientras se ve a sí misma como víctima de la historia.

DIFERENTES INTERPRETACIONES DEL ATENTADO A LAS TORRES GEMELAS

El contraste entre estas dos culturas se hizo evidente en la manera en que se entendíeron los eventos del 9/11, explicaron, e interpretaron por la gente en Occidente, a diferencia de los musulmanes en el Oriente.

Una vez que el shock y el dolor disminuyen con el tiempo, los analistas de Occidente buscaron explicaciones para el 9/11, tanto sobre el pensamiento de aquellos que llevaron a cabo los ataques terroristas, y también mirando hacia adentro, hacia lo que pudieron haber sido los factores que han contribuido, en su caso, a Occidente para provocar este tipo de ataques.

Entre los musulmanes, incluso entre los que denunciaron a los autores del 9/11, hubo muy poco esfuerzo realizado para entender cómo su cultura podría haber alimentado el pensamiento de los musulmanes que llevaron a los ataques terroristas en los EE.UU., seguido de ataques similares en Madrid, España, y Londres, Inglaterra.

En su lugar estuvo la respuesta refleja de culpar a los otros, los judíos o la inteligencia israelí, y blandir la sociología de la víctima para exculpar a los terroristas como víctimas por el sufrimiento de las políticas colonialistas del imperialismo de Occidente y la supuesta ocupación sionista-israelí de las tierras árabes y musulmanas en Palestina.

LA EXPLOTACIÓN MUSULMANA DE LA CULPA OCCIDENTAL

A pesar del 9/11, muchos en Occidente han tomado distancia extra para aplacar a la opinión musulmana en lo que respecta a la situación en el Oriente Medio.

Parece haber un sentimiento de culpa, enclavado dentro de la cultura de la responsabilidad, sobre la historia colonial-imperial de Occidente en la región después de la Primera Guerra Mundial; esa culpa levanta la cabeza cuando contiende, por ejemplo, con la historia y la política de negación árabe-musulmana de cualquier derecho de judío a una patria segura en Palestina.

Este sentimiento de culpa entre los intelectuales occidentales se ha explotado de manera efectiva por los intelectuales árabes y musulmanes, líderes religiosos y políticos para explicar las fallas de la cultura musulmana como el efecto de las humillaciones infligidas por Occidente.

Esta visión equivocada, por desgracia, ha generado como resultado un esfuerzo equivocado por parte de Occidente, liderado por Europa, el Reino Unido y los EE.UU., para apaciguar a la cultura de los musulmanes que languidece en la vergüenza y la negación.

Porque buena parte de la intelectualidad occidental asume a occidente como el generador de la discriminación y el odio que buena parte de los musulmanes de medio oriente tienen a occidente, exime de responsabilidad a los musulmanes y no les exige una reforma de su conducta, y monta una plataforma apta para el chantaje emocional sobre la base de la culpabilidad occidental.

El mundo del Islam sin embargo, es mucho más grande que el Medio Oriente, y la cultura musulmana no se limita al mundo árabe. La política y la historia de los musulmanes de fuera del Medio Oriente, en general, están menos distorsionadas por la culpa persistente de los intelectuales occidentales, o por las máscaras antisemitas detrás de su celo excesivo en apoyo a los palestinos en el conflicto árabe-israelí.

Fuentes: Gatestone Institute, Signos de estos Tiempos 

 

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