Los dones que Dios otorga cuando la persecución.

En los momentos de las grandes persecuciones Dios siempre ayudó a su pueblo.

Pero no simplemente para que las personas salvaran su vida sino también para que dieran testimonio de su fe.

Y muchas veces lo hizo haciendo cesar momentáneamente las leyes naturales, a través de la bilocación y el don de la invisibilidad.

Este don de la invisibilidad es lo que le fue comunicado al padre Michel Rodrigué que sería la forma de protección de los refugios en tiempos de la próxima persecución.

Hemos hecho varios videos sobre esto que puedes ver en la lista de reproducción de nuestro canal de youtube que se llama Michel Rodrigué. 

Aquí hablaremos de dos casos en que fue otorgado el don de la bilocación y de la invisibilidad en momentos de persecución.

Dios concede dones extraordinarios a diversas almas.

Muchos santos han experimentado el don de la bilocación, de levitar, o de ser invisibles como el caso de San Martín de Porres.

Y también los ha otorgado temporalmente a algunas personas para que den testimonio y resguardarse. 

Veamos un caso del Padre Pío.

En el verano de 1923 dos cardenales, Martoni y Silj, llegan a ver al Papa Pío XI, para contarle sobre el Padre Pio, porque muchos están preocupados por la cantidad de milagros y eventos sobrenaturales que están relacionados con él.

Hay un fuerte componente de celos aquí.

Y en esa reunión le piden al Papa, que se le quite al Padre Pío todos los privilegios que tiene.

A pesar de que el Papa les cuestiona, los cardenales insisten en que por el bien de la Iglesia es necesario quitarle todo, hasta el punto en que pueden si no quitarle el ministerio sacerdotal, por lo menos que lo remuevan del convento.

Era una reunión a puerta cerrada, no había nadie más que los tres involucrados, el Papa y los dos cardenales.

De pronto se oye un ruido, el Papa asustado se para y voltea a ver hacia donde se supone está el ruido.

Ve entonces a un fraile que hincado le pide que por amor a Jesús y a la iglesia no tome estas acciones.

Y besando los zapatos del Papa lo reverencia humildemente.

El Papa sorprendido, porque se supone que era una reunión a solas, se voltea y cuestiona a los cardenales.

¿Quién ha dejado entrar a este fraile?

Sin embargo, cuando ellos miran hacia el lugar donde está el Papa, el fraile no está.

Y aun así los cardenales salen furiosos a preguntar a la Guardia Suiza ¿Quién ha dejado entrar al fraile?

Pero nadie ha visto nada, dicen que nadie entró a la cámara del Papa.

Todo está cerrado.

Así que uno de estos cardenales sospecha que no fue otro que el mismo padre Pío el que entró allí.

Es en ese año de 1923 que el padre Pío fue aislado.

Y al parecer el que se hubiera presentado de esa forma le valió que no lo cambiaran de convento y que pudiera seguir celebrando misa al menos de manera privada, aunque no pública porque se lo prohibieron.  

Desde 1923 hasta 1933 el padre Pío estuvo recluido en el convento, hasta que el Papa Pío XI lo rehabilitó.

Y en otra ocasión, el Papa Pío XI tuvo otra experiencia junto con los mismos cardenales que habían acusado al padre Pío.

Esta vez el padre Pío se le presentó al Papa mostrando sus estigmas y de sus estigmas salió un chorro de rosas y el aroma invadió la habitación.

El Papa en un principio volvió a sentirse como asustado, pero luego al ver esta explosión que provocaban las heridas del padre Pío, le pareció algo sobrenatural.

Y mientras el padre Pío levitaba frente a sus ojos, los cardenales Silj y Martoni, intentaban entender el suceso.

Luego de esto investigaron, llevándose la sorpresa que el padre Pío en ese mismo instante estaba en el convento rezando el oficio.

Estas señales en medio de la persecución nos muestran que a veces incluso viendo semejantes milagros el corazón humano puede cegarse.

Otro caso muy llamativo es el de los mártires claretianos de Barbastro, que se hizo muy popular por la película llamada «Un Dios prohibido».

España se enfrentaba a una dura persecución religiosa durante la Guerra Civil Española, donde casi el 88% de los religiosos desaparecieron.

Los superiores habían trasladado a todos al seminario de Barbastro, pensando que allí se salvarían de la persecución. 

Y el 20 de julio de 1936, los milicianos entraron al convento de Barbastro donde estaban todos los claretianos, para buscar armas, pero no encontraron ninguna.

Y consideraron que no las iban a encontrar porque era imposible en un edificio de 7 niveles, con tantos corredores y pasillos.

Los milicianos hicieron que todos los que integraban el convento se formaran contra la pared, y a los superiores que mostraran las armas.

Mientras los seminaristas estaban contra la pared, Dios le dio al padre Luis Masferrer el don de la invisibilidad.

Desde el primer nivel subió hasta el séptimo, donde estaba la capilla, tomó al Santísimo y bajó de nuevo hasta el primer nivel para entrar a la Iglesia y tomar también allí el copón con las hostias consagradas de reserva.

Luego regresa con el maletín, donde ha guardado los copones con las formas consagradas y se forma contra la pared, como sí nada hubiera pasado. 

Nadie se percató que había subido y bajado siete niveles.

Pero eso no es todo.

Cuando los llevaron al colegio de los escolapios, registraron a cada uno de los seminaristas para ver si no llevaban armas.

No les permitieron llevar nada.

Y sin embargo, el maletín del padre Masferrer ni siquiera fue visto por los milicianos, se había transformado en invisible.

De modo que el padre pudo subir por los copones y llevarse el maletín hasta el colegio donde iban a estar presos y ningún miliciano o persona que estaba allí notó eso.

¿Cómo fue esto posible?

Simplemente Dios le dio al beato padre Luis Masferrer el don de que nadie lo viera, de pasar frente a sus perseguidores y de portar un maletín invisible a la vista de todos y así lograr salvar al Santísimo.

Pero este no es el único milagro en Bavastro.

Ya en el colegio de los escolapios, que servía de cárcel, los claretianos fueron llevados por grupos de los más grandes a los más pequeños, a la muerte.

Pero se salvaron dos seminaristas argentinos, por no ser españoles, pero esto fue algo de último minuto.

A estos seminaristas los iban a llevar a la embajada argentina

Y los claretianos pensaron que sería bueno darles alguna carta para la congregación despidiéndose antes de ser fusilados.

Así que antes de irse el padre Luis Masferrer, que fue de los últimos en ser ejecutado, les dio la absolución y también la carta en la que se despedían.

Pero en el camino se les ocurrió que antes de entrar a la embajada los iban a revisar y si llevaban algo comprometedor obviamente los matarían.

Mientras estos dos seminaristas iban por el camino llevados por los milicianos, se preguntan qué harían con la carta.

Y nuevamente vino del cielo la solución.

Dios les proveyó que un seminarista que estaba en esa época fuera del convento y que por lo tanto no había sido atrapado, estuviese por su camino.

Este seminarista iba disfrazado, y no salía de la casa donde lo escondían porque lo podían reconocer y matar.

Pero ese día la casualidad hizo que pasara por donde iban estos dos seminaristas.

Ellos lo reconocen y sin hacer ninguna seña para que ninguno sea delatado, el seminarista argentino se mete la mano en la bolsa, hace una bola el papel y la tira.

Y obviamente luego la recogió el seminarista clandestino y la puso a salvo.

De esa manera se salvó de ser destruida la carta a la congregación donde se despedían

Y además se salvaron los dos seminaristas argentinos, para que así pudieran ir a Roma a dar testimonio de lo que habían sufrido los claretianos.

De esta manera notamos que aún en las peores persecuciones Dios realiza milagros para proteger el testimonio de los suyos. 

Y al final permite estas señales para que los hombres crean.

Dios que es infinito amor, pudo haber salvado a las personas, pero su intervención no podía ir más allá de la libertad del hombre.

O sea que, si los milicianos no le abrían un poco su corazón, Él no podía actuar. 

Por eso se valió de los claretianos, para ver si podía ablandarles el corazón.

Y de algún modo lo habrán hecho, porque cada uno de ellos murió perdonando a los milicianos, con una sonrisa, y en defensa de la fe.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre cómo Dios ayuda con dones extraordinarios en momentos de persecución, cuando los recursos simplemente humanos no son suficientes para superar la situación.

Y me gustaría preguntarte si conoces otros casos de dones extraordinarios otorgados por Dios en momentos de persecución.

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