Las ayudadas dadas por el cielo.

Cuando las persecuciones arrecian la historia muestra que en lo primero que ponen foco los enemigos es en las imágenes sagradas.

Su ira se vuelca hacia ellas como símbolo de lo que quieren liquidar.

Una ira que va creciendo como una bola de nieve.

Y podemos encontrar dos tipos de respuesta de los católicos.

Están aquellos que piensan que no va a pasar ninguna profanación, que Dios es tan bueno que no dejará que se profanen las imágenes y por lo tanto se quedan tranquilos.  

Y están otros que leen las señales de los tiempos, conocen la historia de las persecuciones a la Iglesia y ponen manos a la obra para proteger las imágenes, generalmente con fuerte participación de los sacerdotes.

Hoy estamos en una situación en que la persecución a la Iglesia está creciendo rápidamente, en algunos lugares más que en otros.

Y por eso queremos hablar de cómo los católicos han protegido las imágenes sagradas ante la persecución y el peligro de profanación.

El cristianismo fue perseguido cruentamente en muchas etapas de su historia.

Hoy, en la segunda década del siglo XXI, es la religión más perseguida, y el Vaticano considera que la persecución actual es mayor que la de los primeros siglos.

Esta persecución difiere en cada región.

En Asia, África y Medio Oriente vemos martirios físicos, con atentados violentos contra la vida de los cristianos.

Mientras que en occidente la persecución es negar que los símbolos cristianos y su moral tengan visibilidad pública, persecuciones laborales, judiciales, etc.

Y en todas partes del mundo vemos atentados contra iglesias y la destrucción de imágenes, preferentemente de la Santísima Virgen.

Un análisis objetivo y frío de los hechos nos lleva a pensar que esta tendencia va a seguir creciendo. 

Hasta donde, no sabemos. 

Pero si nos dejamos llevar por las profecías y los mensajes que reciben los videntes católicos, llegará un momento en que el cristianismo se podrá practicar sólo a escondidas.

Y por supuesto las imágenes deberán ser escondidas para que no sean profanadas y destruidas.

Hay muchos casos en la historia que muestran cómo los fieles preservaron las imágenes y reliquias sagradas, para evitar las profanaciones.

Por ejemplo está el caso famoso de la reliquia de la túnica que usó Jesús durante su vida, sobre la que realizamos un video https://youtu.be/4p32BcjGx1I 

También hubieron numerosas imágenes que tuvieron que ser escondidas en Europa, especialmente en España, durante la ocupación musulmana.

Y hay relatos que describen el auxilio milagroso del cielo para localizar las imágenes escondidas por siglos.

Un caso. En lo que hoy es Madrid los católicos veneraban una imagen llamada solamente Santa María, que tenía su propia iglesia.

Pero ante la inminencia de la invasión musulmana, en el año 712, el párroco y los fieles la escondieron en un cubo de la muralla romana, para evitar su profanación. 

La pusieron ingenuamente con dos velas encendidas y taparon el nicho a cal y canto.

Sobre esa muralla los invasores luego construirían su recinto defensivo o en árabe almudayna.

Y en el año 916 la iglesia dedicada a Santa María fue convertida en mezquita.

En el año 1083 el rey Alfonso VI, oyó de labios de sus súbditos la historia de la Virgen cuya imagen él llevaba en el cuello.

Y entonces hizo un voto: si conseguía conquistar Toledo, volvería a la zona de Madrid a buscar a la Virgen perdida hasta encontrarla.

Reconquistado Toledo dos años después, Alfonso VI, regresa dispuesto a cumplir su promesa.

Agota todos los medios de búsqueda a su alcance y entonces decide recurrir a la plegaria.

Se convoca una magna procesión encabezada por él mismo, en la que participan el arzobispo, la nobleza, el clero, el ejército y el pueblo.

La procesión transcurre en torno a la almudayna o fortaleza amurallada de Madrid.

Y al llegar junto al cubo de la muralla cercana a la alcazaba, unas piedras se derrumban y en el hueco se puede observar la imagen de la Virgen, aún con los dos cirios encendidos hacía más de tres siglos, por lo que la imagen tiene la cara morena.

A partir de ahí esta imagen se llamará Santa María de la Almudena. https://forosdelavirgen.org/santa-maria-la-real-de-la-almudena-espana-9-de-noviembre/ 

Y otro caso significativo, más cercano a nosotros, es la preservación de la tilma original con la imagen de la Virgen de Guadalupe  

En México para finales de 1800, ya se empezaban a sentir las olas de anticlericalismo. 

Este fenómeno no era algo propio del país, sino parte de la influencia masónica en América.  

Así el 14 de noviembre de 1921 se oyó lo que tanto se temía. 

Las personas entraban y salían como de costumbre a ver a la Virgen del Tepeyac.  

Y Luciano Pérez Carpio llevó un arreglo floral. Lo puso sobre el altar. Y luego se alejó. A las 10 y media la dinamita estalló. 

Se destruyeron los vidrios, las candelas, un crucifijo quedó doblado, y quedaron flores esparcidas por todas partes.  

La gente se acercó para comprobar si el cuadro estaba bien, si no había sufrido algún daño. Pero no tenía nada.  

Entonces se pusieron a cantar himnos como una forma de homenajear por el milagro recién salido. 

Y luego se hizo una manifestación multitudinaria en señal de reparación y acción de gracias.

Pero las autoridades eclesiásticas empezaron a dudar sobre la seguridad que podían brindarle a la sagrada tilma.

Estaba por publicarse una ley oficial que obligaría a los ministros de culto a abandonar el recinto.

Entonces el abad de la Basílica don Feliciano Cortés, determinó que era conveniente sacarla y ocultarla.

Y algunos fieles dieron la idea de reemplazar el ayate por una copia.

Entonces se mandó a realizar una pintura copia de la original guadalupana con el artista Rafael Aguirre. 

Este maestro ya había querido sustituir la imagen original por una copia, cinco años antes, para salvarla de los peligros de ese entonces.

Por fin pudo terminarla un 29 de julio de 1926. 

Y dos días después se quitarían los cultos religiosos.

¿Y cómo se hizo la sustitución?

El gobierno había mandado a custodiar la basílica para, según ellos, evitar que fuera dañado el sagrado cuadro de Nuestra Señora.

Y se les ocurrió ponerle un sello a la puerta que permitía abrir y sacar la tilma.  

Por lo que la copia no se podía poner en el marco por la parte de enfrente ya que tenía el sello. 

Y tampoco se podría sacar la tilma por el frente del templo, ya que estaba custodiada la puerta por una guardia, que tenía gran interés por registrar los paquetes que salían del templo. 

Así que la única manera de hacer el cambio, y sacar a la Virgen, era por la parte de atrás. Tanto del marco, como del templo. 

Entonces tuvieron que hacer un agujero en la parte de atrás del templo, para conectar con el convento de las madres sacramentarias, y sólo así poder desviar la atención de la guardia.

La tilma fue quitada, protegida por telas y escondida en un ropero chino, al que se le había desclavado la parte superior para poder introducirla. 

Mientras otro grupo, junto el ingeniero Murguía, intentaba poner la copia. 

Ya hecho todos los procesos, se procedió a desaparecer todas las pistas y se hizo un acta.

El abad decidió que fuera el ingeniero Murguia quien guardara el ropero chino en su casa. 

Sacaron el ropero por el convento y lo subieron al carro. 

Tuvieron que pasar varios sustos para lograr llevar el ropero sano y salvo a la casa.

Pero al final llegó.

Allí el ropero fue llenado por la parte de enfrente de libros.

Pusieron una imagen del Corazón de Jesús y una vela que siempre ardía. 

Los sábados el abad llegaba a celebrar misa.

Fue en esa antigua casa, cuando su mujer tuvo que dar a luz en ese cuarto justo donde estaba el ropero chino. 

Y en 1927 se llevó el ropero a la librería Murgía.

Fueron tres años los que la esposa de Murgía custodió la imagen de la Virgen, de 1926 a 1929.

Al final, de la misma forma en que se fue la Virgen, así regresó a su basílica. 

Y el ropero chino y la copia se regaló a los esposos Murgía en pago de haber resguardado tan precioso tesoro. 

Este acontecimiento en el que la sagrada tilma no estuvo en la basílica le han denominado el viaje secreto de Nuestra Señora. 

Aunque si bien nunca la imagen fue sacada del ropero, sí estuvo en las calles de México, tanto para el día en que fue sacada del templo, como para su traslado a la librería y por último para su regreso. 

¿Qué enseñanzas nos dejan estas historias?

Que los fieles siempre están dispuestos a proteger las imágenes y que las persecuciones comienzan de a poco dándonos tiempo para hacerlo.

Y que desde el cielo permiten que las imágenes queden custodiadas en buenas manos y luego se restablezcan al lugar de origen, aunque hayan pasado siglos y se hayan perdido por un tiempo. 

No hay por qué preocuparse, sólo leer las señales de los tiempos y oír el llamado de Dios para poner manos a la obra.

Bueno hasta aquí lo que queríamos contar sobre cómo los cristianos protegen las imágenes para evitar la profanación durante las persecuciones.

Y me gustaría preguntarte si tu crees que estamos lejos o cerca de que los católicos deban comenzar a pensar cómo proteger sus imágenes de las profanaciones.

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