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Lo importante es competir no ganar, era la máxima del Barón Pierre de Coubertin, pero claro está que competencia en igualdad de condiciones. Sin embargo, en vista de los próximos Juegos Olímpicos de Río, probablemente esto tendrá que someterse a algunos ajustes de acuerdo a nuevos criterios sexuales políticamente correctos.
El Comité Olímpico Internacional (COI), tiene establecido que con el fin de participar en los eventos de mujeres la testosterona debe ser inferior a 10 nanogramos por litro y este nivel debe mantenerse constante durante todo un año. Por lo tanto el criterio hasta ahora era el sexo biológico + la cantidad de testosterona en el cuerpo.
La decisión fue tomada porque en el pasado hubo carreras ganadas por atletas que probablemente sufrían de hiper androgenismo o pseduo hermafroditismo; las fisiológicamente mujeres pero con rasgos andróginos debían permanecer al borde de la pista.
Ya desde los Juegos Olímpicos de Londres los transexuales podían participar compitiendo en la categoría del sexo que dicen tener siempre y cuando la corrección sexual se hubiera perfeccionado con la cirugía.
Pero ahora las reglas han cambiado nuevamente en la dirección de contemplar a los transgénero.
El Daily Mail informó que dos atletas masculinos, que no se conoce el nombre, podrán competir en agosto por Gran Bretaña como mujeres transgénero sin haberse hecho la cirugía para extirpar el pene.
Los atletas ya han figurado como participantes en las competiciones internacionales entre las filas de los equipos de mujeres.
Ahora por tanto no es necesario que los atletas masculinos se hayan sometido a la castración con el fin de competir con las mujeres, simplemente tienen un nivel bajo de testosterona pero mantienen los órganos sexuales masculinos.
La ideología juega un papel importante en esta decisión, dice el COI:
“Tenemos que asegurar tanto como sea posible que los atletas transexuales no están excluidos de este deporte. Con el fin de salvaguardar la libre competencia no se requiere, como condición previa para la participación, cambios anatómicos quirúrgicos, ya que estos cambios pueden estar en conflicto con la línea evolutiva de las leyes y la noción de los derechos humanos”.
En otras palabras: evitar que un hombre pueda participar en eventos deportivos de mujeres es contrario a los derechos humanos fundamentales.
En resumen, basta que el hombre biológico se considere él mismo una mujer y no tener muchas hormonas masculinas en la circulación. Esto abre las puertas para que hombres reduzcan su nivel de hormonas y así poder sobresalir en eventos de mujeres.
Porque de hecho los hombres son 30% más fuertes que las mujeres, tienen una mayor densidad ósea, tienen un centro de gravedad más alto y una mayor masa muscular. Y esto no es ideología de género ni discriminación, es un dato de la realidad.
Y esto se puede ver en la calle observando a un transexual, que aunque lleno de hormonas femeninas, conserva apariencia de ser un hombre vestido de mujer.
¿No es esto una discriminación contra las mujeres verdaderas?, o sea las que nacieron biológicamente mujeres.
Parece que en estas ‘transolimpíadas’ las que sufren la discriminación serán sólo las mujeres biológicas. Porque no sólo una baja tasa de testosterona hace que un hombre sea mujer.
No será extraño ver en las Olimpíadas de Rio nuevas marcas mundiales en diversas disciplinas logradas por transexuales, y que el mundo las aplauda sin considerar que corrieron con ventajas, a fin de no disgustar al lobby homo y transexual.
Pero eso sí, estos atletas no tendrán más de 10 nanogramos por litro de testosterona, con lo cual todo ha sido correcto.
Son las diferencias físicas entre hombres y mujeres que han impuesto categorías competitivas distintas para cada sexo.
Pero ahora el COI da paso a nuevos atletas, ni hombres ni mujeres, con igualdad de derechos pero desigualdades de condiciones; un pseudo igualitarismo para una competencia desleal en que los transexuales tienen ventajas.
Esta aplanadora de la ideología de género nos está conduciendo a Juegos Olímpicos donde sólo la cuestión de las hormonas y el lenguaje políticamente correcto son válidos.
Por lo tanto no sería loco pensar en un escenario futuro de abolición de las divisiones entre los eventos masculinos y femeninos, por su enfoque sexista, compitiendo todos contra todos sólo controlado por la cantidad de testosterona en el cuerpo.
La inclinación a favor de la homosexualidad en las olimpíadas no es nueva. En los Juegos Olímpicos anteriores de Londres un matrimonio de atletas australianos no pudo compartir habitación en los Juegos Olímpicos, según decisión de las autoridades, mientras que sí se lo permitía a las parejas gays.
Mark Russell y su esposa Lauryn, tiradores del equipo australiano, manifestaron que se les discriminaba “por ser heterosexuales”, al tiempo que se repartieron 150 mil preservativos entre los 10.000 atletas de la Villa Olímpica.
Mark Russell afirmó que sabía de parejas homosexuales que compartieron habitación en la Villa Olímpica con autorización expresa de los organizadores.
Pero cuando esta pareja de australianos hizo la solicitud se les dijo que tendría que alquilar una habitación en un hotel si querían compartir una cama, a lo que la pareja respondió que siempre compartían una habitación durante los campeonatos más importantes de todo el mundo.