El ascenso de las Doctrinas de los demonios, como detectarlas y como defenderse.
Vivimos en un tiempo de confusión y desconcierto. Las doctrinas de los demonios se están infiltrando en todas las esferas de la sociedad.
Buscan sustituir las doctrinas que Dios ha inculcado al ser humano a través de los siglos.
Algunas son muy burdas y claramente identificables, mientras que otras son lo suficientemente sutiles como para confundir hasta a los propios cristianos.
Circulan tanto entre la población general como entre los católicos más ardientes y nadie es inmune a su influencia.
Aquí hablaremos sobre cómo y por qué las doctrinas de demonios están teniendo tanto auge en este tiempo, vamos a ver con qué tipos de doctrinas de demonios nos encontraremos, y como podemos identificarlas y responder a ellas.
Y veremos cómo Dios está actuando respecto a las doctrinas de demonios que circulan dentro de la Iglesia.
¡No te lo pierdas! Es importante que estemos informados y preparados para combatir las doctrinas de los demonios.
El error más grande que los católicos podemos cometer hoy es creer que hay una «guerra cultural» en curso en torno a valores sociales o a visiones políticas diferentes.
Es un error, no se trata de culturas rivales que están chocando.
Se trata de un enemigo que quiere destruir los valores culturales y espirituales del cristianismo.
Y asusta e intimida a los «resistentes», mientras devasta todo lo que no conduce a la oscuridad.
De modo que estamos involucrados en un «conflicto espiritual» letal.
Donde el campo de batalla es la vida, la familia, el matrimonio, las leyes naturales.
Y donde el verdadero ataque es contra el Creador y la Creación, que deben ser reemplazados por una visión luciferina.
Y precisamente la rapidez y la ferocidad con el que este ataque se ha desarrollado y su descarada vulgaridad, demuestra claramente que no se trata de una “guerra cultural”, sino de una batalla entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas.?
Hasta el siglo XX la táctica de los espíritus malignos era ocultarse.
Si alguien creía en los demonios, era considerado un loco o un ultra, como se dice ahora.
Pero hoy en el siglo XXI, el diablo se ha quitado la careta, sabe que estamos en tiempos de cambio de ciclo, y entonces practica el ataque feroz y directo.
El príncipe de este mundo ya no intenta que no adoremos a Dios como centro de su ataque, sino que pretende que le adoremos a él.
Presiente que su derrota anda próxima y no tiene tiempo que perder.
Hoy son cada vez más visibles las estatuas y símbolos satánicos.
Personalidades famosas del espectáculo y la política tienen pocos reparos en aparecer haciendo señales demoníacas.
Y por ejemplo en las universidades norteamericanas proliferan los grupos satánicos.
Sin embargo por el momento, los satánicos se conforman con que adoremos sus imágenes, pero están avanzando en su proyecto definitivo, que lograrán por un tiempo.
Que es conseguir la “abominación de la desolación”, lo que significa que desde la propia Iglesia de Cristo se tratará de suprimir la Eucaristía, y que en el altar se retirará a Cristo y se entronizará a la Bestia para adorarla.
Al mismo tiempo que a nivel individual, los espíritus demoníacos atacan a los seres humanos espiritualmente, moral, mental, física y emocionalmente.
Y se oponen a las verdades de Dios, pervierten Su Palabra y buscan esconder el Evangelio, siembran cizaña en medio del trigo, engañan a mucha gente e incluso a muchos elegidos.
San Pablo dice en la primera Carta a Timoteo 4 que “en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”.
Estas doctrinas de demonios son contrarias a la doctrina de Cristo.
Pretenden satisfacer los deseos de la carne, pretenden ofrecer un camino de salvación sin arrepentimiento, sin reconocer lo que es pecado.
Pretenden no ofender a nadie, basándose en una predicación que no confronta el pecado y que es agradable a la carne.
Y lo hacen mezclando la verdad y mentira, para engañar y hacer caer en apostasía a la Iglesia, o sea que se salga del camino angosto.
¿Y cuáles son las “doctrinas de demonios” sobre las que nos advierte San Pablo?
Hay muchas.
Pero debes considerar que satanás recurre al engaño mediante la desinformación, que es una mentira accidental, donde hay una tergiversación intencional de la verdad.
Y por lo tanto son credos que ofrecen verdades falsas.
Estas doctrinas invierten los valores de tal forma que lo malo pasa a ser bueno y lo bueno se convierte en malo.
Pero a veces de manera no muy evidente.
Por ejemplo, la teología de la prosperidad enseña que la prosperidad material es el signo más importante de la fe y de la bendición divina, y asocia la escasez o la necesidad con el pecado.
Otro ejemplo es la ideología de género, que interpreta la sexualidad y la afectividad humanas como un hecho puramente psicológico de preferencia y voluntad, y cultural.
Y prescinde, e incluso anula, toda influencia de la naturaleza biológica en la conducta humana.
Y es así que algunos creen que con el borrado de páginas enteras de su propia historia, la acción afirmativa a favor de las minorías, y la exigencia de renunciar a la interpretación tradicional de valores tan básicos como la madre, padre, familia, y la distinción entre los sexos, se logrará una renovación de la sociedad y mayor bienestar.
Pero es una doctrina de demonios, porque sus frutos son el caos y el conflicto en la sociedad, como estamos viendo.
También podemos ver que la iglesia está escuchando doctrinas de demonios, cuando vemos miles de años de doctrina moral desechadas.
Por ejemplo cuando un cardenal dice que «la tradición morirá lenta y sangrientamente», como argumento para apoyar las restricciones a las misas tridentinas.
Y en medio de este caos creado dentro de la Iglesia, los demonios susurran a los católicos que la Iglesia está muriendo, que la ciencia es Dios y ha ganado.
Que Dios no ha escuchado tus oraciones y que rezas en vano.
Que salgas de la iglesia porque está llena de depravados y estafadores.
Este ataque desde dentro y desde afuera intenta desgastarte, que abandones por cansancio o te sumerjas en la ira.
Pero Dios tiene un plan ante esta proliferación de doctrinas de los demonios.
Está haciendo transparentes las cosas corruptas y demoníacas, en el mundo y dentro de la Iglesia.
En 1975 Jesucristo se le apareció al padre Ottavio Michelini y le habló sobre Su estrategia de que las cosas salgan a luz en la Iglesia para combatir las doctrinas de los demonios.
Le expresó Su deseo ardiente de sanar, restaurar, y salvar a los que están en el camino de la perdición.
Le dijo “cuando los medios de que dispone para eliminar determinadas dolencias resultan ineficaces, el médico expone la herida e interviene.
Ahora soy el Doctor obligado a dejar al descubierto las heridas de Mi Iglesia para remediarlas.
Pero si este último intento resulta inútil, entonces lo impredecible se convertirá en una terrible realidad”.
¿Y cómo debemos responder nosotros a estas doctrinas de demonios?
Estar abiertos al Espíritu de Dios que habita dentro de nosotros.
Y sujetos a la ley de Dios, de lo contrario no podremos agradarle.
Y cuando nos lancen dardos de fuego debemos pedir al Señor que nos enseñe a pensar como Él piensa y no como piensan los demonios.
Y orar y vivir en el Espíritu, que produce frutos de amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo.
Bueeeno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre el ascenso de las doctrinas de demonios, cómo identificarlas y cómo responder.
Y me gustaría preguntarte qué otras doctrinas de demonios te has dado cuenta que se están difundiendo en este momento.
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