El recurso que tenemos contra las adicciones más difíciles de dejar.

Las escrituras nos dicen dos cosas. 

Que el demonio es el príncipe de este mundo y quiere destruir a los seres humanos.

Y que Jesucristo vino a la tierra a destruir las obras del demonio.

Sin embargo el maligno ha logrado que su campo de ataque privilegiado, las adicciones, no sea vinculado con su actividad, por la mayoría de las personas.

Y también ha logrado obstruir la orden que el Señor ha dejado a los discípulos cuando le dio el poder de expulsar demonios.

Tarea que hoy hacen los exorcistas, mientras que las influencias diabólicas menores las tratan los sacerdotes y los ministerios de liberación, con oraciones de liberación.

Aquí daremos las razones por las cuales las adicciones son producto de la influencia demoníaca, y por qué el Señor es el único que puede actuar eficazmente contra ellas, porque son el campo principal de la batalla espiritual de la tierra.

La principal obra del demonio es destruir a los seres humanos, causarles su muerte espiritual, y si Dios permite, su muerte física.

Y una de las formas privilegiadas que hoy tiene son las adicciones, la drogadicción, el alcoholismo.

Sin embargo nuestra sociedad no ve ahí al demonio actuando, sino meros desórdenes psicológicos, que por otra parte se normalizan cada vez más.

Pero la vinculación entre actividad del demonio y drogadicción es fácilmente comprobable.

La advierten los exorcistas cuando les llegan casos de drogadictos o narcotraficantes.

Lo mismo que respecto al alcohol cuando se toma en exceso permanentemente.

Y también ven ese vínculo quienes se dedican a tratar las adicciones, sin ser exorcistas.

Pero es lógico que sea así, porque si admitimos que el demonio existe, una conducta tan destructiva como la drogadicción y el alcoholismo, no pueden venir nada más que de la actividad demoníaca.

El padre Gabriele Amorth decía que 

«Satanás puede usar drogas para lograr sus objetivos, porque las sustancias narcóticas ejercen una atracción maldita, prometiendo nuevas y fascinantes experiencias y emociones».

Y en la demonología hay un demonio que expone a la gente a las adicciones de alcohol y drogas, se llama Angol.  

Se dice que cuando un adicto pierde la conciencia, baja al infierno donde es influenciada su alma por este demonio, y cuando despierta no se acuerda de nada. 

Marcos Quiñones, un capellán en el Estado de Nueva York, ha dicho que los traficantes de drogas están lanzando hechizos mágicos en los narcóticos que venden, para hacer a sus usuarios más abiertos a la posesión demoníaca.

Dice,

«Muchos narcotraficantes practican formas de lo oculto, incorporan vudú o magia negra, lo que les da el poder para tener éxito.

Y esto hace que el producto sea más potente y cree una adicción más fuerte».

O sea que en esencia, están potenciando la maldición, que las drogas causan de todos modos.

Pero por otro lado la violencia que usan los narcotraficantes en sus conflictos, va más allá de cualquier cosa humanamente imaginable.  

El Padre Ernesto Caro, exorcista mexicano, contó el caso de un asesino del cártel de Los Zetas, el sindicato del crimen más atroz de México.

Cometía las muertes más atroces, y le decía al Padre Caro que le gustaba hacerlo y que se reía mientras lo hacía.

Le tomó 4 meses de visitas semanales librar al asesino de los demonios que lo poseían. 

Y dice Caro que este condenado por asesinato y secuestro, se convirtió al catolicismo en el 2012 y comenzó una nueva vida sin violencia, y al parecer está seguro en una cárcel.

Entonces Caro agrega que el exorcismo está en crecimiento, como arma en contra de la violencia cada vez más intensa de los cárteles de la droga.

Y los exorcismos son la forma que ha tomado la orden que Jesús dio a los apóstoles luego de su resurrección y antes de subir al cielo, les dijo, 

«Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas» y luego sigue nombrando más cosas, pero primero mencionó la expulsión de demonios, Marcos 16.

Esta es la actividad privilegiada que Jesucristo realizó y pidió a los apóstoles realizar, porque es por lo que dice 1 Juan 3 que Jesús vino a la Tierra.

Porque el demonio ha ido avanzando, ha tratado de institucionalizar las expresiones espirituales suyas, imitando al cristianismo.

Está la Santa Muerte, el santo favorito de las bandas de narcos, con unos 10 millones de seguidores en todo el mundo.

Su imagen es una mujer que se representa como un esqueleto envuelto en un manto.

A veces luciendo una tiara, a veces cubierta por dinero.

A la Santa Muerte se le atribuye todo lo que trae la protección de las drogas ilegales y de los criminales del cártel que las transportan.

La Iglesia Católica ha condenado a la Santa Muerte como un culto satánico.

Y Andrew Chesnut, autor del libro «Devotos de la Muerte» dice que, 

«los miembros del cártel comenzaron a orarle a ella, para la protección contra la muerte y contra la policía.

Y como no es una santa católica, puedes pedirle que tu cargamento de cristal de metanfetamina llegue de Michoacán por ejemplo, a Nuevo México, a donde sea».

Y el crecimiento de esta devoción se ha manifestado en cosas peores aún, los miembros de los cárteles comenzaron a dejar sus imágenes en las escenas de los asesinatos en masa.

Y adoradores extremos comenzaron a hacer sacrificios humanos a ella como ofrenda.

Y se ven santuarios improvisados levantados en las carreteras para agradecerle, los que la policía tira abajo.

Por otro lado, los exorcismos se han hecho especialmente populares en pueblos más alejados, donde los sacerdotes a menudo celebran misa semanal para expulsar demonios de almas atormentadas.

En varios videos publicados en YouTube, se muestran exorcismos en las zonas pobres y peligrosas de México, mostrando que mujeres y hombres gritan y ruedan por el suelo cuando un sacerdote preside.

Hacen gemidos guturales, a veces acompañados de vómitos y otros tipos de manifestaciones típicas de posesos.

Lo que demuestra que los demonios están actuando muy fuertemente a través del consumo y de la larga cadena de involucrados con la plantación, la fabricación y la distribución de la droga.

El mismo padre Caro dice que cuando exorcizó a su primer miembro de un cártel, en su parroquia en Monterrey, miró a los ojos del hombre «y vi al diablo», dijo.

El hombre se retorcía en el suelo como una serpiente.

Pero a muchos de los posesos mediante las drogas no se los considera como tales.

Sin embargo, Juan Blea, un mexicano que tiene Maestría en Educación, y es asesor sobre Drogas y Alcohol, cuenta cómo se convenció de que la adicción a las drogas es un portal de posesión demoníaca, que permite la conexión con los espíritus malignos.

Una tarde de diciembre fue llamado para una intervención sobre drogas.

Entró a la habitación del hombre que debía tratar y vio que sus ojos se volvieron más negros que la obsidiana.

Incluso la habitación estaba muchos grados más fría que el pasillo, sin aire acondicionado. 

Hubo dos cosas que le asustaron de una manera que no había experimentado antes de ese día.

El aliento que despedía y las palabras que utilizó, junto con el sonido de su voz.

Dice que muchas personas que están en desintoxicación tienden a tener el más desagradable de los olores, pero en este caso su respiración no era humana. 

Realmente era un olor de muerte y putrefacción, y era peor que cualquier cosa que jamás hubiera olido. 

Y no era sólo el aliento, sino todo su cuerpo apestaba de una manera que ni siquiera un vertedero lleno, podría rivalizar.

Cuando le preguntó acerca de salir de la rehabilitación, simplemente lo miró con sus ojos negros, sin apariencia de vida, y le dijo con una voz ronca, profunda y áspera,

«Tu camisa es tan negra como el agujero a donde una vez fue mi alma». 

No sólo era un adicto a la heroína volviéndose loco en el proceso de desintoxicación.

Sino que su antiguo yo, se había perdido dentro de un espíritu maligno.

Es que un adicto a la heroína hará cualquier cosa para conseguirla, incluso podría estar de acuerdo con el mal para obtenerla.

Y este es el campo más fértil que pueda haber para la posesión demoníaca.

En resumen, las drogas, y también el alcoholismo, son vehículos privilegiados para abrir puertas al demonio, la obsesión y la posesión.

Porque muchas veces, por ejemplo a las drogas, les hacen un conjuro para aumentar la adicción. 

Y además, como la propia droga cambia los patrones de pensamiento del adicto, queda a merced de la influencia de los demonios sin ninguna defensa.

Esto se puede ver en los extremos a los que llegan los drogadictos para conseguir la sustancia y en las formas de actuar de los cárteles que las distribuyen.

Y es entonces aquí donde interviene Dios. En primer lugar, nosotros tenemos que realizar una verdadera conversión, con todo lo que ella implica.

Y adicionalmente hacer oraciones de liberación y en último caso recurrir a los exorcistas, que son el vehículo de Dios para expulsar a los demonios

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre que es un error considerar que el maligno no está presente actuando en las adicciones.

Y que por lo tanto el único que puede tratarlas con eficacia es el Señor, a través de nuestra conversión, oraciones de liberación y exorcismos.

Y me gustaría preguntarte si has notado esa influencia demoníaca en los adictos o no.

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