Lloramos de gratitud cuando recibimos regalos inesperados.
O cuando compartimos momentos de euforia con otras personas.
A veces lloramos por dolores y sufrimientos
Y a veces por alegría y celebraciones.
Las lágrimas nos permiten contactarnos con nuestros sentimientos más profundos.
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Y por tanto son una experiencia espiritual cuya práctica nos beneficia.
En la Biblia hay pasajes en que Jesús lloró: ante la tumba de Lázaro y sobre la ciudad de Jerusalén.
Y también dijo “bienaventurados los que lloran porque serán consolados”.
Y San Pablo le asoció una dimensión social al decir que hay que “llorar con los que lloran”.
Los padres y madres del desierto tenían alto concepto de este fenómeno y lo llamaban el “regalo de las lágrimas”.
Y San Benito instruía a sus monjes en su Regla a “confesar diariamente sus pecados con lágrimas y suspiros a Dios”.
Sea cual fuere el motivo de las lágrimas, si es que surge del corazón, tiene como fruto siempre la alegría y la paz.
Deja un corazón abierto y ablandado.
Los judíos tienen alta valoración de las lágrimas, porque mojan sus labios con agua salada en el Seder de Pascua, recordando su escape de Egipto, para simbolizar las lágrimas de la esclavitud.
Y en la antigüedad los dolientes de un muerto metían sus lágrimas en botellas e incluso las portaban como relicario.
A través de los siglos las lágrimas han sido signo de experiencias místicas y de arrepentimiento por los pecados y los pecadores.
Si una persona no ha experimentado lágrimas es porque no ha tenido grandes alegrías, ni grandes tristezas, ni empatía con otras personas
Pero el signo que debemos retener de las lágrimas es que son sanadoras.
JESÚS Y LA CIENCIA PRESCRIBEN EL LLANTO
El llanto, las lágrimas, son algo que Jesús experimentó e incluso bendijo. Y también la ciencia nos enseña que tienen beneficios.
En el verso más pequeño de la Biblia muestra a Jesús llorando por la muerte de su amigo Lázaro.
Juan 11:35 dice simplemente “Jesús lloró”.
Lo hizo en un momento estresante, doloroso, y trató de calmarse con las lágrimas, como todos lo hacemos, porque nos dan sanación y calma.
En la medida que nuestra meta es imitar lo más posible a Jesús, llevar nuestras cruces y servir a los demás, entonces es legítimo llorar, no es un demérito.
Por dos veces en la Biblia Jesús dice que los que lloran son Bienaventurados.
El Lucas 6:21, en lo que se llama el Sermón de la Llanura, dice “Bienaventurados los que lloran porque reirán”.
Acá estaba hablando a una multitud que había venido para ser sanada de enfermedades y de espíritus inmundos.
Muchos estaban doloridos, pero con esa bienaventuranza Jesús les dio permiso para llorar, y probablemente lo haya hecho considerándolo parte del proceso de curación.
Pero también enseña a sus discípulos la importancia de llorar.
En el Sermón del Monte, en Mateo 5:5, dice “Bienaventurados los que lloran porque serán consolados”.
De modo que hay una prescripción de las lágrimas y del llanto de parte de Jesús.
Y la ciencia dice que las lágrimas emocionales tienen beneficios especiales para la salud según Judith Orloff en Psychology Today.
Explica qué las lágrimas contienen hormonas del estrés que se excretan del cuerpo a través del llanto.
Además agrega que el llanto también estimula la producción de endorfinas, que son nuestro sistema analgésico y de hormonas para sentirse bien.
Concretamente la autora Judith Orloff Define a las lágrimas de esta forma”
“Durante más de veinte años como médico, he sido testigo, una y otra vez, del poder curativo de las lágrimas.
Las lágrimas son la válvula de liberación del estrés para el cuerpo, de la tristeza, el dolor, la ansiedad y la frustración.
Además, puedes tener lágrimas de alegría, por ejemplo, cuando nace un niño o lágrimas de alivio cuando ha pasado una dificultad.
En mi propia vida, estoy agradecida cuando puedo llorar.
Una se siente limpia.
Es una forma de purgar las emociones reprimidas para que no se alojen en mi cuerpo como síntomas de estrés como la fatiga o el dolor.
Para mantenerse sano y liberar el estrés, animo a mis pacientes a llorar.
Tanto para hombres como para mujeres, las lágrimas son un signo de coraje, fuerza y autenticidad.
El llanto nos hace sentir mejor, incluso cuando el problema persiste.
Además de la desintoxicación física, las lágrimas emocionales sanan el corazón.”
A pesar que Jesús prescribe las lágrimas y la ciencia descubre su poder sanador nos inquietamos cuando la gente llora.
Sin darnos cuenta que es parte de su proceso de sanación.
El don de lágrimas entonces es un recurso sanador.
QUE SE SABE DEL DON DE LÁGRIMAS
Hay poca documentación sobre el tema, por lo tanto permanece envuelto en el misterio.
Algunos conectan el don de las lágrimas con el don de lenguas.
El don de las lágrimas per se no se menciona en la Biblia, ni en el Catecismo.
Es un fenómeno mencionado en los autores espirituales desde muy temprano en la Iglesia.
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Y se refiere a una intensa experiencia personal de Dios que se desborda en abundantes lágrimas.
Santa Teresa de Jesús, bien conocida por sus éxtasis espirituales, comparó el don de las lágrimas al estado de contemplación.
La contemplación es divergente de la meditación, en la que uno debe ser invitado por Dios para entrar en la contemplación.
CÓMO SE EXPERIMENTA
Es un desbordamiento espiritual expresado de forma emocional / fisiológica.
El cual crea un gran confort en el alma de uno.
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Y es un estímulo profundo para la persona que recibe el regalo, así como (a veces) para otros que lo presencian.
Durante la infusión de este regalo, una persona puede ser incapaz de articular lo que está sucediendo dentro de ella.
Ella puede ser consciente de que su corazón ha sido capturado por su ‘amante’ de una manera inexplicable.
También puede notar que ella está en un estado de oración sin palabras.
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Que es una oferta subconsciente de amor.
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Un medio de comunicación con Dios, sin palabras.
El don de las lágrimas muy bien puede llevar a uno a experimentar el sabor del estado unitivo espiritual.
Pero en la medida que llega rápidamente, casi siempre se va con la misma rapidez.
Es un presagio transitorio de dicha eterna, que está destinado a estimular e inspirar al destinatario en su viaje espiritual.
De este modo, tal vez Dios quiere que perseveremos cuando él nos concede algún regalo.
LO QUE NO ES
Como todos los dones de este tipo «carismáticos» está libremente dado por el Espíritu Santo, de acuerdo con la sabiduría de Dios.
Puede suceder una o varias veces, o incluso puede repetirse durante toda la vida, aunque ciertamente no tiene por qué.
En sí mismo, no es una indicación de que alguien ha alcanzado un alto nivel de santidad.
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Ni crea directamente un mayor grado de unión con Dios.
Más bien, tiene la intención de animar a la persona que lo recibe y a los que lo presencian.
En este sentido, puede ser un poderoso estimulante para una mayor fidelidad a la voluntad de Dios en la propia vida.
De la confirmación de las buenas decisiones ya tomadas.
Y un escudo contra las tentaciones futuras.
Si alguien recibe este regalo debe aceptarlo con gratitud y humildad, pero no construir su vida alrededor de él.
LÁGRIMAS SOBRENATURALES FRENTE A LAS NATURALES
Este don de lágrimas se diferencia de las lágrimas normales.
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Tanto en lo que desencadena, porque se desencadena por una experiencia de Dios, no por el dolor natural o la tristeza o la alegría, por ejemplo.
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Así como en la forma en que se produce fisiológicamente.
Generalmente, estas lágrimas son abundantes y no están acompañadas por el tipo habitual de llanto o distorsión de los músculos faciales.
Alguien que tiene un carácter especialmente sensible puede a menudo ser movido a las lágrimas naturales por hermosas realidades espirituales.
Esto puede ser una cosa muy buena, pero puede que no sea, estrictamente hablando, lo mismo que el don de las lágrimas.
Del mismo modo, alguien puede pasar por períodos o momentos en los que se ve aumentada su sensibilidad natural (por el estrés o agotamiento, por ejemplo).
Y esto podría hacerle más susceptible a derramar lágrimas en respuesta a la estimulación emocional normal, por la percepción de la belleza, tristeza por el pecado, etc.
Este tipo de llanto puede ser emocionalmente renovador y de gran beneficio para la persona.
Porque llorar libera muchas hormonas y toxinas que se sabe que reducen los niveles de estrés.
Pero estrictamente hablando no es el don de las lágrimas.
La mejor distinción del don espiritual es el fruto resultante.
¿Queda la persona llena de una paz perdurable o mayor amor a Dios?
¿Quedan las personas de alrededor de la misma manera?
Siempre hay que recordar que por los frutos se conocerán.
DEBEMOS ESTAR ALERTA
Muchos santos declaran la importancia de aceptar con gratitud una inesperada fuente de consuelo o una penetración que quizá sea divina.
Pero advierten en contra de la distracción de amar el regalo en lugar del dador.
En otras palabras, no debemos centrar nuestra atención en ningún carisma espiritual que sucede para bendecir nuestras vidas.
Sino que hay que acercarse con acción de gracias sincera y sentida, al tiempo permitir que se convierta en un recuerdo fugaz.
La segunda razón por la que debemos permanecer alerta cuando recibimos un don espiritual es que el diablo a menudo utiliza estos para alejarnos de Dios, por medio de la distracción y el apego.
No podemos estar absolutamente seguros de que un don espiritual, como el don de lágrimas, la contemplación, o algo más, se derive de Dios.
El tentador sabe cómo atraernos con sigilo, incluso a través de tales experiencias aparentemente benévolas como estas.
Como todas las maravillas inexplicables, sobrenaturales, hay que exhibir una santa indiferencia hacia delicias espirituales sensoriales.
Si crees que puedes tener el don de las lágrimas, lo mejor es hablar de tu experiencia en privado con tu director espiritual y nadie más.
Entonces, y sólo entonces, nuestro amor a Dios puede ser refinado y probado.
Cuando todo lo demás se desvanece y nos quedamos con nada más que el desierto en el corazón, sabemos que nuestra fidelidad – a pesar de la ausencia de maravillas sobrenaturales – es agradable a Dios y le muestra cuánto lo amamos a Él, y no por causa de lo que él nos da.
CUATRO EXPERIENCIAS BASTANTE COMUNES
Una es experimentar lágrimas durante la Adoración ante el Santísimo Sacramento, a veces en la consagración de la misa, y en otros momentos no litúrgicos.
Este regalo es sugestivo del lavado de Dios de nuestros pecados.
“Gracias, Jesús. Gracias. Lávame en tu misericordia”
Otro momento de estas lágrimas especiales es cuando la persona está frente a otra persona que rezuma santidad.
Por ejemplo cuando Juan Pablo II ya estaba bastante frágil y enfermo, muchos que lo veían no podían evitar empezar a llorar.
Tal vez algo dentro de ellos sabían que estaban en presencia de la grandeza santa.
Tal vez su alma reconocía que un santo estaba bastante cerca.
Otro momento también común es llorar intensamente cuando una persona vuelve a la fe después de un tiempo alejada.
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O cuando se convierte y está en un escenario fuertemente emocional como una misa carismática.
Y otra es cuando una persona recibe el cumplimiento de un pedido, y en este caso las lágrimas son una expresión espontánea de agradecimiento.
Fuentes:
- http://www.integratedcatholiclife.org/category/scripture-reflections/
- http://catholicmom.com/2012/10/20/more-on-the-gift-of-tears/
- http://www.spiritualdirection.com/2015/01/26/what-is-the-gift-of-tears
- http://www.integratedcatholiclife.org/2016/08/ewing-demystifying-the-gift-of-tears/
- https://godhauntedlunatic.wordpress.com/2018/02/03/just-what-the-doctor-ordered-the-physic-of-tears/
Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María
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