¿A quiénes llama a unirse?

En varias apariciones la Santísima Virgen ha dicho que está construyendo Su ejército de pequeños.

Que serán quienes la acompañarán para el triunfo de Su Inmaculado Corazón.

¿Qué significa un ejército liderado por la Virgen María, obediente a Jesús?

¿Quiénes son sus integrantes?

¿Cómo son llamados a formar filas? 

¿Recibirán un llamado telefónico, un email, un whatsapp o qué?  

¿Y hay condiciones para integrarse a él?

Aquí hablaremos sobre los mensajes que el cielo ha dado de este ejército que María está reclutando, qué requisitos tiene para formar parte, cómo Ella llamará a cada uno, cómo lo entrenará y cuál será su actividad.

Una de las grandes propuestas que la predicación de Jesús tiene para el mundo es que promete una inversión radical en el Cielo respecto a lo que sucede en la Tierra.

En Mateo 19 y Marcos 10 Jesús expresa que los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros, en el reino de los Cielos.

O sea que el sistema de valores del Cielo es muy diferente al sistema de valores de la Tierra.

Y no se trata solamente de la riqueza, sino también de la estimación y el respeto.

Aquellos que son considerados mejores en la vida en la Tierra pueden ser mal vistos por Dios.

De la misma forma, aquellos que son despreciados en su vida en la Tierra y rechazados por el mundo, serán recompensados por Dios.

Y en el Magnificat de María, Nuestra Señora manifiesta que el Reino de los Cielos ya está presente en la Tierra.

El Magnificat, que aparece en Lucas 1, dice que Dios derribó a los poderosos de su trono y enalteció a los humildes.

Y este es Su caso, porque una de las personas más insignificantes de la sociedad: una mujer, adolescente, dentro de una familia sin poder, es elegida por Dios para ser madre del Mesías.

Mirado con ojos humanos es inconcebible, porque implica que un marginal es elegido para ser el centro del plan de salvación de Dios para toda la humanidad.

Pero María además mantiene a lo largo de Su vida esas condiciones notables.

No sólo es humilde de condición social, sino humilde en su relación con Dios.

Y está abierta a la llamada de Dios y se pone a su disposición.

De modo que Dios encumbró con su brazo poderoso a una humilde mujer que la recordarán todas las generaciones.

Y en el Magníficat además de que Él derribó a los gobernantes de sus tronos y levantó a los humildes, agrega que a los hambrientos los llena de buenos  bienes y a los ricos los envía vacíos.

Por lo tanto no se trata solamente de una inversión de los valores sólo para el caso de María, sino que es una inversión de valores general.

Nuestro Señor nos enseñó que pidiéramos al Padre «venga a nosotros Tu reino, hágase Tu voluntad en la Tierra como en el cielo».

De modo que es un pedido legítimo para que suceda en la Tierra.

Y la gran inversión de los valores que propugna Dios ya está activa en la tierra, porque Dios entrega muchas la victoria a los pequeños.

Hay muchas historias bíblicas en las que utiliza los pequeños restos y la «semilla de mostaza» para lograr la victoria.

Es Dios el que pone a nuestros enemigos a nuestros pies y no nuestro propio esfuerzo.

Es Él quien elige el camino y los operadores a partir de las pequeñas semillas y lo despreciable para el mundo.

Esto se vio claro cuando la Iglesia pasó momentos de gran oscuridad y Dios suscitó pequeños personajes, que en definitiva reformaron a la Iglesia.

Podemos pensar en San Francisco de Asís, Santa Teresa de Ávila, San Juan de la Cruz, Santa Catalina de Siena.

Dios ama la pequeñez, en eso se basa la gran reversión de los valores humanos.

Y basta ver a quienes la Santísima Virgen está dando los mensajes en sus apariciones para comprender que Ella se está refiriendo a los pequeños.

Los videntes en general suelen ser niños, pensemos en Fátima, en Lourdes, en La Salette, en Pontmain, en Banneux y Beauraing, en Kibeho, para hablar sólo de las apariciones aprobadas por la Iglesia.

Y no suele ser gente adinerada. 

Ella no está eligiendo a los grandes sabios ni a los que tienen poder para comunicar su mensaje, sino que está utilizando la lógica del cielo, de la supremacía de lo pequeño.

Y también los pequeños serán los grandes actores en la batalla del Final de los Tiempos en la Tierra.

Este ejército de pequeños que está reclutando la Virgen María es silencioso, devoto y luchador.

Y se distingue por su Consagración a la Santísima Virgen.

Los apóstoles de los últimos tiempos, como diría Grignon de Monfort, son devotos de la Madonna.

Que contribuirán a renovar el mundo con sencillez, pureza y audacia.

Y quienes forman este ejército de pequeños se caracteriza por una profunda unión con Dios y su abandono a la Divina Providencia.

Son luchadores contra el pecado, la inmoralidad, las herejías y los errores que están atacando el depósito de la fe.

Son imitadores de Cristo que tratan de perfeccionarse en sus virtudes.

Tienen un profundo conocimiento de la verdad revelada, pero no por ser eruditos bíblicos, sino por haber recibido la verdad en forma infusa, en profundas meditaciones y adoración al Santísimo Sacramento.

Piensa nomas en la sabiduría que exhibió Olivita Arias, que lo contamos en un video.

En varios mensajes al Padre Gobbi, en la década de 1980, Ella le dijo que con Su gran signo en el Cielo, de Mujer vestida de Sol, tiene la misión de sustraer a la humanidad del dominio del enorme Dragón Rojo, o sea satanás

Y concretamente le explicó que,

«Por eso formo el ejército de Mis más pequeños hijos, en todas partes del mundo». 

Y agregó,

«De ese modo los conduzco a vivir sólo para la Gloria de Dios, por medio de la fe y de la caridad, y los cultivo, Yo misma, celosamente en mi celestial jardín»

O sea que quienes se consagran a Ella de todo corazón son instruidos y preservados por Ella, como si estuvieran en el cielo.

¿Y quiénes son esas personas?

Ella le dijo al Padre Gobbi,

«He formado mi ejército con aquellos hijos que han acogido mi invitación y han escuchado mi voz».

O sea que el requisito fundamental es sentir que María nos ha llamado, oír cuando Ella habla y seguirla.

A ellos les llama los apóstoles de los últimos tiempos y los marca de manera sobrenatural, que es la cruz de Su Hijo Jesús.

Y además le dijo al Padre Gobbi que abre su inteligencia humana para acoger la Divina Palabra de Dios, amarla y vivirla.

Los conduce a confiar completamente en lo que Jesús ha revelado, y los transforma en valientes testimonios de fe.

San Luis Grignon de Monfort dijo también que la Santísima Virgen está conformando su ejército para luchar contra el anticristo de esta época.

Que el poder de María sobre los espíritus malignos brillará especialmente en los últimos tiempos, cuando los despertará para luchar contra él.

Este ejército de pequeños aplastará la cabeza de satanás en unión con la Santísima Virgen.

Y le dijo al Pedre Gobbi que son las estrellas más brillantes de Su corona.

Nos dice también, que nosotros, aún en nuestra insignificancia, hacemos la diferencia en esta gran batalla. 

Y que el rebaño remanente de Cristo tendrá el triunfo, aferrándose a sus devociones piadosas y a las verdades antiguas de la fe, intercediendo por el mundo, reconciliándolo con Dios.

Sus armas son la cruz y el rosario.

La cruz que significa sacrificio y el rosario, que es el arma dada por Nuestra Madre del cielo, para el proyecto de salvación traído por Su Hijo.

Sus municiones son las avemarías recitadas con amor y devoción.

Y a los sacerdotes le dijo por intermedio del padre Gobbi,

«a la tenebrosa fuerza que hoy ejerce la masonería eclesiástica para destruir a Cristo y a Su Iglesia, Yo opongo el fuerte esplendor de Mi ejército sacerdotal fiel, para que Cristo sea amado por todos, escuchado y seguido, y Su Iglesia sea cada vez más amada, defendida y santificada».

En resumen, el reino de Dios extendiéndose silenciosamente en la tierra ya está imponiendo, de a poco, el triunfo de los humildes y pequeños que reciben a Dios en su corazón.

Pero tiene la tenaz resistencia del maligno y sus secuaces. 

Y María está construyendo su ejército de pequeños con quienes la oyen y la siguen, les promete entrenamiento y protección, y les dará el triunfo final.  

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre el ejército que está construyendo la Santísima Virgen, para luchar contra la resistencia del maligno y sus secuaces a la extensión del Reino de Dios en la Tierra, como se reza en el padrenuestro «venga a nosotros su reino».  

Y me gustaría preguntarte si crees que el ejército que está construyendo la Santísima Virgen ya se está viendo actuar silenciosamente en la tierra o no.

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