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Con crucifijos, círculos de fuego y agua bendita, el colombiano llamado ‘hermano Hermes’ promete expulsar demonios de sus pacientes. Hermes desde hace dos décadas realizando exorcismo en un paraje de la cordillera occidental de Colombia.

Hermes Cifuentes -el ‘hermano Hermes’ para sus pacientes- es un campesino colombiano de 52 años que heredó de su padre el oficio de curar a poseídos por espíritus malignos.

En su modesta finca del municipio de La Cumbre, departamento del Valle (suroeste), fue aprendiz de exorcista antes de saber leer y escribir.

“Mi padre hizo exorcismos toda su vida y yo lo ayudé desde muy pequeño. Le pasaba el agua bendita, elegía el crucifijo o la imagen de uno u otro santo para espantar a un demonio, hasta vigilé que los pacientes no se fueran sin pagar la consulta”, recuerda Cifuentes, en diálogo con la AFP.

“Hace unos 25 años que hago exorcismos a nivel profesional. Y garantizo mi trabajo”, añade orgulloso Cifuentes, que admite no haber recibido educación formal. “Soy clarividente, hablo con seres del más allá. Tengo el don de enfrentar espíritus y demonios y eso no lo enseña ninguna universidad”, dice.

Por el contrario, destaca que a él acuden personas que no encontraron remedio para sus males “ni en los más modernos avances tecnológicos de la medicina”. “He curado a personas desahuciadas por médicos prestigiosos. Acuden a mí seres cuyas suerte y salud se vinieron a pique sin explicación lógica”.

Claudia Gaviria, una de las pacientes del ‘hermano’, tiene 28 años y la oferta de su novio de llevarla al altar. Sin embargo, es infeliz: desde hace tres meses perdió 15 kilos de peso de manera inexplicable, sufre pesadillas y comenzó a odiar a su prometido sin justificación. Por ello llegó a Hermes.

Después de pagar por el trabajo, Claudia -de pocas palabras e introvertida- es sometida a un ritual exorcista. A medida que Hermes llama al espíritu maligno que la posee, la mujer se va tornando agresiva y hace afirmaciones incoherentes. Luego grita e intenta morderlo.

Tras largos minutos de tensión, y con un timbre de voz que no es el habitual, la mujer se identifica como un espíritu que busca deshacer su actual relación sentimental. Hermes lo fustiga a salir del cuerpo. Esta se desmaya. “Está curada”, dice el exorcista.

La tarifa del ‘hermano Hermes’ por trabajos como éste oscila entre 80.000 y 250.000 pesos (entre unos 40 y 125 dólares). “Yo recibo a todo aquel que acuda a mí. La única condición que les pongo es que tengan mucha fe y que de verdad quieran curarse. Ya he hecho más de 15.000 exorcismos”, afirmó.

El centro de operaciones de este personaje es un cuarto de su finca atiborrado de imágenes religiosas. Dice que allí está ubicado su centro de poder y que es allí donde Dios le renueva cada día su don para desalojar a espíritus malignos.

“Yo sé que los sacerdotes y demás jerarcas católicos me rechazan, me señalan de hechicero, de brujo, pero eso es mentira. Yo soy tan católico como ellos. La diferencia es que mientras yo les doy alivio a las personas, muchos de ellos sólo se preocupan en cómo conservar su poder y bienes terrenales”, resalta.

Una vez el exorcismo concluye, el hermano Hermes se prepara a recibir a seis jóvenes que practicaron el culto a Satán pero que dicen estar arrepentidos.

“Este trabajo es muy duro y tengo que prepararme muy bien porque enfrentaré al mismísimo Satán, yo sé que lo venceré”, concluye mientras levanta un crucifijo en señal de victoria.

Fuente: NoticiaCristiana

 

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