El Papa Francisco aggiornó la doctrina social de la iglesia usando el concepto de periferia

Acuña una expresión que abarca todas las áreas de dominación actuales.

 

Los ecos de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, del papa Francisco, aún siguen, pero mas selectivos, y lo que ha quedado han sido las refencias a la doctrina social de la Iglesia, que en primer momento muchos confundieron con socialismo marxista, al punto que no pocos católicos conservadores estadounidenses llamaron comunista al papa Francisco. Pero Francisco ha renovado los conceptos al introducir la categoría de las periferias para describir el marco de la dominación social actual, la cual esta lejos de ser una categoría marxista.

 

bergoglio y chico en silla de ruedas

 

Luego del desastre de los más de 30 regímenes de socialismo real que hubo en el mundo, ha resurgido con nueva luz la verdad de la doctrina social de la iglesia, por la cual el papa Francisco tiene preferencia. Y la está aplicando hablando de las periferias, concepto que abarca a los marginados y a los pobres, y que supone un aggiornamiento conceptual.

LA COLONIZACIÓN MOMENTÁNEA DEL MARXISMO

Los años sesenta fueron un tiempo de intoxicación ideológica dañina para la fe en occidente, cuando muchos pensaban que la ideología marxista, la «revolución comunista» y las diversas corrientes del socialismo eran «la única esperanza para los pobres»; cuando no pocos «intelectuales» y teólogos católicos también escribieron que no era correcto hablar de «la Doctrina Social de la Iglesia», porque el único análisis auténtico y científico «de la sociedad», era el del marxismo.

En sus últimos años de su pontificado (1963-1977), Pablo VI, a menudo controvertido y ridiculizado, ya no se atrevió a hablar de «la Doctrina Social de la Iglesia.» Pero el término fue tomado fuertemente por Juan Pablo II en su primera gran gira internacional a Puebla en México (enero de 1979), para la tercera Reunión del Episcopado Latinoamericano (CELAM), y en la actualidad es utilizado por todos. Después de haber visto cómo terminaron los treinta países gobernados por el comunismo o el «socialismo real», hoy en día es difícil entender por qué incluso nació en ese momento la asociación «Cristianos por el Socialismo».

Hoy, en el mundo globalizado, casi todas las personas tienen el libre mercado, el capitalismo, que dicen, que la ventaja es que los pueblos democráticos pueden cambiar a una mayor «justicia social». Pero, en la práctica, parece inevitable que «los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres», incluso en países como Vietnam y China, donde el Partido Comunista está el poder, y practican un «capitalismo salvaje» del cual en Occidente casi perdimos la memoria. Lo mismo ocurre en la India, donde gobierna un «socialismo democrático».

EL PRAGMATISMO SOCIAL DE FRANCISCO

En Evangelii  Gaudium, el papa Francisco trata el tema de una manera pragmática como es su estilo. En el capítulo II (Algunos de los desafíos del mundo actual) confirma la condena de la Iglesia a los aspectos fundamentales de la economía en el mundo actual:

No a una economía de exclusión (nn. 53-54)
No a la nueva idolatría del dinero (nn. 55-56)
No a un dinero que gobierna en lugar de servir (nn. 57-58)
No inequidad que genera la violencia (nn. 59-60).

El papa Francesco reivindica para los cristianos y la Iglesia el derecho de decir su opinión sobre los problemas de la sociedad, en contra de la «cultura del laicismo» que margina la religión de la sociedad.

Escribe (Nº 183): «Nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos. ¿Quién pretendería encerrar en un templo y acallar el mensaje de san Francisco de Asís y de la beata Teresa de Calcuta? Ellos no podrían aceptarlo. Una auténtica fe —que nunca es cómoda e individualista— siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra». 

Así lo afirma Francisco (Nº 186): «Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y la promoción de los pobres», colaborando (Nº 188) «para abordar las causas estructurales de la pobreza y promover el desarrollo integral de los pobres y… para crear una nueva mentalidad que piense en términos de comunidad, la prioridad de la vida de todos en comparación con la apropiación de los bienes por unos pocos». Cita a Paul V (Octogesima adveniens, Nº 189): «Los más favorecidos deben renunciar a algunos de sus derechos para poner sus bienes con mayor generosidad al servicio de los demás».

OPCIÓN PREFERENCIAL POR LAS PERIFERIAS

La acción de los cristianos en favor de los pobres siempre debe estar inspirada en el Evangelio y el papa Francisco relee los pasajes del Nuevo Testamento que se relacionan con el grito de los pobres, el amor especial de Dios por los pobres, el deber del discípulo de Cristo para ayudar a los pobres y la misericordia de Dios para aquellos que no son avaros con los que no tienen y son parte de un pueblo bajo ellos.

A menudo habla de los pobres, de los últimos, los marginales, de los que andan en los bordes de la humanidad, de la opción preferencial por los pobres. Pero no debe entenderse en el sentido de partido político, porque sería tergiversar lo que dice y hace el papa Francisco. Para él, los pobres son los últimos, los marginales de la sociedad, sino también los enfermos, presos, aislados y lejos de Cristo y de la Iglesia.

Y entonces hace una revolución conceptual y acuña el concepto de periferia como abarcativo de todas esas realidades.

Se puede apreciar cuando en particular nos dice el el Nº 20:

«Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio».

 En el Nº 30

«Su alegría de comunicar a Jesucristo se expresa tanto en su preocupación por anunciarlo en otros lugares más necesitados como en una salida constante hacia las periferias de su propio territorio o hacia los nuevos ámbitos socioculturales».

En el Nº 53

«Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes»».

Y en el Nº 193

«Todo el camino de nuestra redención está signado por los pobres. Esta salvación vino a nosotros a través del«sí» de una humilde muchacha de un pequeño pueblo perdido en la periferia de un gran imperio. El Salvador nació en un pesebre, entre animales, como lo hacían los hijos de los más pobres».

Fuentes: Padre Piero Gheddo, Signos de estos Tiempos 

 

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