Un milagro eucarístico que se mantiene hasta ahora.
El monasterio de San Juan de las Abadesas es un antiguo monasterio situado en la localidad de San Juan de las Abadesas en la provincia de Gerona, en la comarca catalana del Ripollés y diócesis de Vich, a las orillas del río Ter, en España, que tiene una magnífica obra escultórica llamada “El descendimiento de la Cruz”. donde se produce un milagro eucarístico desde el siglo XI hasta ahora.
El Conde Vifredo, en el 887, fundó un monasterio en el Pirineo catalán, alrededor del cual se agrupó pronto la población que hoy se llama «San Juan de las Abadesas».
LA OBRA ESCULTÓRICA EL DESCENDIMIENTO DE LA CRUZ
En 1251 se construyó para la iglesia del monasterio un grupo escultórico de madera, representando el descendimiento de la Cruz: lo componían las imágenes de Jesús y su Madre, José de Arimatea y Nicodemus, con San Juan, el discípulo amado, y los dos ladrones.
Las esculturas, que sobrevivieron a la contienda de 1936, están dotadas de un gran sentimiento y emotividad. La cabeza, sobre todo, de Jesús, es de una imponente hermosura.
El Descendimiento que comentamos (también denominado en la comarca como el «Santísimo Misterio») se halla situado al inicio del ábside principal del templo, unos metros tras el altar mayor del mismo, actuando por tanto como si se tratase del retablo principal de la iglesia.
Los dos ladrones, situados en los extremos, parecen dirigir sus miradas hacia el infinito, quizás ya derrotados por la crueldad de la propia forma de la pena de muerte. Jesús, situado en el centro, extiende su brazo derecho, ya desclavado de la cruz, hacia el sector de Dimas y la Virgen María.
Por otra parte, Nicodemo y José de Arimatea se muestran completamente abstraidos en sus tareas, sin relación alguna entre ambos. E igual ocurre, para finalizar, entre María, que alza sus brazos en actitud de dolor, y San Juan quien ya muestra su Evangelio sobre el brazo izquierdo, mientras el derecho se dispone doblado, para que la mano recoja su semblante, que se diría más adomercido que dolorido.
Según el estilo de la época, lo más destacado es el aislamiento de cada uno de los personajes de la representación: las siete figuras forman un grupo, pero más por su yuxtaposición que por la relación que entre ellas se establece, que resulta prácticamente nula pese a la emotividad del momento que se pretende describir.
EL MILAGRO EUCARÍSTICO
En la frente de estatua de Jesús se mandó abrir el artista una cavidad de unos seis centímetros de diámetro a fin de colocar dentro la Sagrada Eucaristía. Y así se hizo, depositando una Hostia consagrada dividida en tres fracciones.
El caso es que la memoria de aquella Hostia oculta en la cabeza del Crucifijo se había borrado al llegar al siglo xv.
Pero en 1426, al renovar la pintura de las imágenes y observar que la del Crucifijo tenía en la frente una placa de plata, hallaron dentro un pequeño lienzo de lino blanco, y, envuelta en él, la Hostia consagrada en 1251 del todo incorrupta, que desde entonces es venerada allí mismo hasta la actualidad con el nombre de «Santísimo Misterio de San Juan de las Abadesas».
Fuentes: Web Católico de Javier, Aprender Sociales, Signos de estos Tiempos