Una misión orientada hacia la unidad de los cristianos.
El papa Francisco anunció en enero que visitará Medio Oriente en mayo de este año. Y la importancia a largo plazo de la visita debe ser interpretada a la luz de la esperanza de la unidad entre los cristianos.
Francisco se ha referido al «ecumenismo de la sangre» en algunas partes del mundo donde los cristianos han perdido la vida por el bien de su fe, y ha animado a todos los cristianos – no sólo a los católicos – a orar por el don de la unidad. En los lugares donde el número de cristianos es cada vez menor, el Papa insta a las iglesias a buscarse el uno al otro en la unidad.
En este difícil contexto, Su Santidad ha identificado un «objetivo principal» de su peregrinación: conmemorar la reunión de 1964 en Jerusalén entre el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras I de Constantinopla (la cabeza de las Iglesias ortodoxas orientales). De hecho, el anuncio de esta nueva gira de aniversario se realizó el 5 de enero de 2014, a 50 años del día de la primera reunión entre los líderes de la Iglesia Católica Romana y las Iglesias ortodoxas orientales.
El Papa Francisco se reunirá con el patriarca ortodoxo Bartolomé I en el lugar del Santo Sepulcro, que los cristianos veneran como el lugar de sepultura de Jesús. El Obispo de Roma (Francisco) también visitará Belén, el lugar de nacimiento de Cristo, y Amman, Jordania, una ciudad histórica importante para los cristianos, judíos y musulmanes.
Hay que recordar que el gran cisma – la división entre los ortodoxos orientales y las Iglesias católicas romanas, que se hizo oficial en el año 1054 – se tradujo en que las tradiciones occidentales y orientales de la Iglesia se continuaran desarrollando en gran medida de forma aislada una de otra.
Fuera de la reunión de 1964 llegó la anulación mutua de excomuniones entre la Iglesia Católica Romana y las Iglesias ortodoxas orientales. Desde entonces, ninguna Iglesia ha estado en un estado oficial de hostilidad o excomunión. Durante demasiado tiempo, el Este y el Oeste habían estado fuera de comunión, y fuera de contacto, pero la nueva era post 1964, ha visto un renovado aprecio y atención del uno al otro.
Al centrar su peregrinaje a Tierra Santa en la conmemoración de la reunión de su predecesor con el líder espiritual de la Iglesia ortodoxa oriental, el Papa Francisco está poniendo en práctica los sentimientos de una Declaración Común publicada conjuntamente por el Papa y el Patriarca después de que éste visitó Roma en 1967 . Allí, ambos destacaron no sólo el compromiso del restablecimiento de la unidad, sino declararon que:
«Un elemento esencial en el restablecimiento de la comunión plena entre la Iglesia Católica Romana, por un lado y la Iglesia ortodoxa en el otro, se encuentra en el marco de la renovación de la Iglesia y de los cristianos en la fidelidad a las tradiciones de los Padres y las inspiraciones del Espíritu Santo, que permanece siempre con la Iglesia».
Lo que el Papa Francisco ha hecho es centrarse en la unidad cristiana como un objetivo real y personal que se llevará a cabo a través de una renovación de la misión de la Iglesia.
Es decir, como la Iglesia regresa constantemente a sus raíces, en las Escrituras, en las tradiciones del primer milenio, en la promulgación de la proclamación del Evangelio, en su apelación a la misericordia de Dios para cada persona humana, así también la Iglesia descubrirá los medios por los que el Este y el Oeste volverán a una unidad plena y tangible.
El peregrinaje a Tierra Santa será una oportunidad para extender este enfoque personal en la búsqueda de la unidad cristiana en medio de los problemas del Medio Oriente, y todo apunta a que Francisco hará de esto más que un diálogo.
Él hará que sea una relación personal que ayude a superar los prejuicios de la historia. Será un eco a gran escala del famoso abrazo de Francisco a Bartolomé I, líder de la Iglesia ortodoxa oriental, en la inauguración Papal, durante la cual Francisco exclamó: «Mi hermano Andrés». Andrés era el hermano de Pedro, el primer Obispo de Roma, por lo que el gesto fue simbólico y fraterno.
El viaje de Papa Francisco al Medio Oriente y Tierra Santa será un viaje que defina la cuestión de la unidad católica-ortodoxa oriental.
Ojos atentos reconocerán esto, gran parte de los medios de comunicación del mundo se malinterprete su histórica y su importancia personal.
Fuentes: Mercatornet, Signos de estos Tiempos