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La Biblia es la expresión de amor de Dios que se nos revela.

Por eso decimos que es la palabra de Dios.

La tradición de que Dios se comunique con los hombres y deje sus instrucciones viene del pueblo judío.

Y es anterior incluso al Antiguo Testamento.

Tanto los textos del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento llevan la firma material de testigos oculares.

Esos textos al principio fueron manejados por la tradición oral hasta que luego fueron escritos.

¿Por lo tanto, fueron los firmantes quienes los escribieron como testimonio propio o fue Dios el que los inspiró?

¿Cuál fue la actividad de Dios en esa inspiración?

¿Y esa inspiración también llega a quienes transmitieron oralmente los textos y los que eventualmente produjeron agregados?

En este artículo trataremos de contestar estas preguntas y cómo debemos interpretar la palabra de de Dios.

 

QUIEN ESCRIBIO LA BIBLIA

Podemos definir la Biblia como la palabra de Dios en palabras de los seres humanos.

Y podemos afirmar que Dios es el principal autor de la Biblia.

Por lo tanto todo lo que se afirma es verdad, porque Dios habla la verdad.

Dios nos reveló las verdades de la Biblia para nuestra salvación y a eso le llamamos depósito de la fe o revelación divina.

Pero cuando decimos que Dios es el autor queremos decir que movió y guió a los escritores sagrados para escribir las cosas que Él ordenó y deseó.

Este criterio es herencia del pueblo judío, porque Moisés y los profetas se comprometieron a escribir el mensaje de Dios para entregárselo al pueblo.

Y los profetas eran considerados los intérpretes autorizados por Yavé.

Como Dios quiere que seamos partícipes de nuestra propia salvación, hizo que cada texto bíblico fuera escrito por el autor en su propio estilo, idioma, forma y arte.

El Papa Juan Pablo II escribió:

«[La Sagrada Escritura] es verdaderamente divina, porque le pertenece a Dios verdadera y genuinamente.

Dios mismo la inspiró, Dios la confirmó, Dios la habló a través de los escritores sagrados Moisés, los Profetas, los Evangelistas, los Apóstoles y, más arriba , a través de su Hijo, nuestro único Señor, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento».

En esto se diferencia del Corán, porque fue el propio Alá que dicen le dictó a Mahoma el texto, según la tradición islámica, mientras los textos de la Biblia fueron escritos por inspiración de Dios a los autores materiales.

 

QUE SIGNIFICA QUE LA BIBLIA ESTÁ INSPIRADA

La palabra inspiración viene de la palabra griega “theopneustos”, que significa Dios respiró.

La respiración es lo que da vida a las palabras, es el aliento o el soplo divino.

Dios dio su soplo divino a los hombres que quiere salvar, para que utilizaran sus propias habilidades para escribir los textos que luego formarían parte de la Biblia.

Esta inspiración afecta la voluntad, la inteligencia y demás facultades para escribir, trayendo el intelecto del escritor inspirado a estar bajo su mando.

Esto no significa que Dios puso en la cabeza a las personas inspiradas el texto ya listo.

La inspiración tampoco fue enseñarle algo nuevo al escritor sagrado, sino capacitarlo para escribir con la autoridad divina.

El escritor inspirado no es un instrumento pasivo impulsado exteriormente, sino que sus facultades se ordenan al servicio de Dios, para hacer su intérprete, sin perder su libertad.

Y esto se extiende también a las personas que luego participaron en ese texto, por ejemplo secretarios, divulgadores orales, quienes pusieron el texto por escrito, etc.

En definitiva inspiró a los autores sagrados y puso su imprimatur en el texto.

Hizo uso de las habilidades de los escritores, y actuando a través de ellos, escribió aquellas cosas que Él quería.

De modo que Dios no dic to la Biblia palabra por palabra, sino que hizo algo más impresionante aún.

Eligió personas, las capacitó y le dio una gracia especial para ayudarlo en el trabajo de escribir su revelación.

Estos autores escribieron con el lenguaje de su tiempo y sus propias palabras, que reflejan su personalidad y educación particular, con todas las limitaciones que esto supone.

Una demostración más de la disposición de Dios para utilizar a los seres humanos para contarnos su verdad salvadora.

Es por esto que en cada Evangelio por ejemplo, se puede ver estilos distintos que reflejan la educación, cultura y talentos de cada escritor.

De modo que Dios sigue siendo el autor de la Biblia.

Y por lo tanto no hay errores en ella relacionados con lo que necesitamos creer o sea en la fe, o en lo que necesitamos vivir para llegar al cielo o sea la moral.

Esto funciona tanto para el Antiguo como el Nuevo Testamento.

Lo que lleva al Papa León XIII a enseñar en su encíclica Providentissimus Deus:

«Sería totalmente impío limitar la inspiración a ciertas porciones solo de las Escrituras o admitir que los mismos autores sagrados podrían haberse equivocado».

La Iglesia Católica enseña entonces que los 73 libros de la Biblia están inspirados por Dios, y no hay errores de fe ni de moral.

Pero además de estar inspirada, la Biblia está realizada de forma de ser inspiradora para el lector.

 

EL ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO

Así se hicieron cada uno de los libros de la Biblia que fueron puestos en uno solo entre los años 350 y 405 d. C.

Y elegidos por el mismo criterio de inspiración divina.

La Biblia está dividida en el Antiguo Testamento, que fue previo a Jesús, y el Nuevo Testamento, escrito luego de la crucifixión de Jesús

Los 46 libros del Antiguo Testamento contienen lo que Dios reveló a la razón humana desde la creación del mundo hasta la encarnación de Nuestro Señor.

Hay libros que incluyen historia, hay otros que son de poesía y otros de profecía.

Y en el Nuevo Testamento está lo que reveló Nuestro Señor Jesucristo por intermedio de los apóstoles y otros escritores sagrados.

Su corazón son los cuatro Evangelios.

Los católicos deben de leer el Nuevo Testamento a la luz del Antiguo Testamento.

Esta unidad la describió San Agustín diciendo que lo nuevo está oculto en lo viejo y lo viejo está revelado en lo nuevo.

Esta es la forma en que debemos interpretar la relación entre las dos grandes partes de la Biblia.

Pero también hay un criterio básico de interpretación de toda la Biblia.

 

INTERPRETACIÓN DE LA BIBLIA

Hasta aquí hemos mencionado 2 puntos esenciales para comprender la Biblia:

1 – Dios es el autor principal de la sagrada escritura.

2 – Dios inspiró a personas que lo escribieran en un lenguaje humano.

Pero para la interpretación de cada pasaje debemos considerar que es lo que el autor está tratando de decirnos, cuál es el mensaje.

La fe católica dice que todo lo que afirma la Biblia es verdad, pero hay que interpretar referente a que es esa verdad.

Por ejemplo cuando el Génesis dice que Dios creó el mundo en seis días, ¿esto necesariamente lo debemos creer como una realidad fáctica?

No necesariamente, porque la verdad que quería transmitir el Génesis era que Dios creó el mundo de la nada y lo hizo planificadamente, por amor.

Y cuando Jesús dice que debes cortarte la mano si es causa de pecado, en Mateo 5:30, ¿está sugiriendo que los pecadores debieran cortarse la mano?

Seguramente Jesús quiso poner dramatismo a la importancia de evitar las causas del pecado.

Por lo tanto debemos interpretar los libros de la Biblia de acuerdo a la intención del autor.

Por ejemplo el libro de los Reyes tienen intención histórica, el Cantar de los Cantares tienen intención poética, y el Apocalipsis tiene una interpretación profética basada en el simbolismo.

Este último punto es crucial para comprender la revelación.

Y los comentarios que trae la propia Biblia y el magisterio de la Iglesia, nos ayudan a comprender los detalles.

Por otro lado, los dos principios que siempre se deben tener presentes es que: nos revela la verdad en términos de fe, y moral; y que la Biblia nunca se contradice a sí misma.

De modo que para comprender bien las escrituras la Iglesia nos da tres recomendaciones:

1 – Prestar atención al contenido y la unidad de toda la escritura, no observar las partes en forma aislada; esto lo dice el catecismo numeral 112.

2 – Leer la Biblia de acuerdo a la tradición viva de toda la Iglesia, porque el Espíritu Santo guía a la Iglesia en la interpretación de la escritura; además la enseñanza papal y de los doctores y padres de la Iglesia es central. Esto lo dice el catecismo numeral 113.

3 – Prestar atención a la coherencia de las verdades entre las partes de la Biblia y el plan revelado en el Apocalipsis, esto lo dice el catecismo numeral 114; y significa que la doctrina pone luz sobre las escrituras y las escrituras sobre la doctrina.

Es por esto que hay una relación tan intensa entre la Biblia y la interpretación de la Iglesia.

 

LA IGLESIA Y LA BIBLIA

Así como la Biblia fue inspirada por Dios, también se necesita la interpretación del Espíritu Santo para comprenderla.

Sabemos por revelación que el Espíritu Santo guía a la Iglesia de una manera especial, por lo tanto también la guía en la interpretación de la Biblia.

Los protestantes sostienen que la Biblia es la única regla de la fe y que es lo suficientemente clara para no necesitar de la tradicional apostólica o el magisterio de la Iglesia para entenderla.

Pero católicos sostienen que este punto de vista protestante no es bíblico.

Sostienen que la revelación nos llega a través de tres canales: la Biblia, la tradición y el magisterio.

Pero la diferencia es que mientras la Biblia ha sido inspirada, la tradición y el magisterio no, aunque también son infalibles.

La tradición y el magisterio consisten en las enseñanzas que desde los apóstoles para acá se han revelado a través de la predicación.

Esta revelación ha sido confiada a la Iglesia y es necesario que los cristianos la sigan distribuyendo en el futuro.

Y el Espíritu Santo es el que protege esta enseñanza de la corrupción.

Algunos pueden pensar que la posición de la Iglesia Católica es arrogante, al verse a sí misma como la intérprete autorizada de las escrituras.

Pero eso no es la intención, sino aceptar humildemente la responsabilidad de una misión dada por Dios.

Porque la Iglesia se ve a sí misma como la guardiana y la intérprete de las escrituras, ya que fueron realizadas por miembros de la Iglesia y la Iglesia las reunió en un solo cuerpo.

Las escrituras mismas dicen que hay ciertas cosas difíciles de entender para los indoctos (2 Pedro 3:16), por eso Dios proporciona protección contra la mala interpretación de la Biblia.

Porque existe la tentación, por ejemplo, de que algunos elijan parte de la enseñanza que les gusta y desechen el resto.

La Iglesia Católica siguiendo a la revelación, nos dice que debemos aceptar todas y cada una de las verdades contenidas en la escritura, la tradición y el magisterio.

Este énfasis diferente entre católicos y evangélicos respecto a la Biblia lleva a que hagan un uso diferente de la escritura.

 

EL USO DIFERENTE DE LA BIBLIA DE CATOLICOS Y EVANGELICOS

Cuando un católico va a misa oye una lectura sobre el Antiguo Testamento, se canta a un salmo y se leen evangelios y epístolas; y luego el sacerdote predica basándose en estos textos.

Además todas las palabras del celebrante en la misa están referidas a textos bíblicos.

Por lo que la mención a las escrituras es mucho más frecuente en una misa que en un servicio evangélico.

Pero hay una diferencia más acentuada que es el uso concreto que le dan a la Biblia unos y otros.

Los evangélicos usan la Biblia como la única fuente de para la doctrina y la enseñanza moral, y adicionalmente para las devociones personales y la inspiración de cada fiel.

En cambio los católicos utilizan la Biblia como elemento de adoración global al Señor, porque interpretan todo el contexto y no solamente versículo a versículo.

Es por esto porque los católicos no son tan hábiles para citar pasajes de la Biblia.

También la utilizan como los protestantes para determinar la doctrina de la fe y los principios morales, pero interpretándola a la luz del magisterio y la tradición.

Eso mismo hacen los evangélicos, sólo que quien interpreta cada versículo es el Pastor, y de ahí viene que haya tantas denominaciones.

Las 40.000 denominaciones en que se dividen los protestantes es consecuencia de las diferencias en la interpretación bíblica.

Por lo visto no es tan sencillo entonces interpretar la Biblia.

 

MITOS EVANGÉLICOS SOBRE LA BIBLIA Y LOS CATÓLICOS

Los evangélicos acusan a los católicos de no leer la Biblia, porque dicen que la Iglesia Católica prohibió la Biblia, lo que por supuesto es absolutamente falso.

La acusación de que la Biblia estaba en latín para que no la leyeran los fieles carece de fundamento.

Porque quienes sabía leer en esa época sabían el latín, de modo que se sabían latín o no se sabía leer directamente.

También acusan a la Iglesia de quemar biblias, pero lo que sucedió es que la Iglesia quemó traducciones populares de la Biblia que contenían herejías.

Acusan además a la Iglesia de no permitir que los fieles lean la Biblia en los templos porque tenían los libros encadenados.

La realidad es que la Biblia estaba encadenada porque en esa época la reproducción era manual, había muy pocas biblias, su costo era altísimo y querían evitar que la robaran.

Lo cierto es que la Iglesia Católica incentiva a leer la Biblia, esto lo oímos permanentemente en los sermones.

Y San jerónimo llegó a decir que la ignorancia de las escrituras es de hecho ignorancia de Cristo.

La gran diferencia entre católicos y protestantes es que todas las denominaciones que salieron de la protesta adhieren a la teoría de Martín Lutero de la «Sola Scriptura».

Sin embargo las propias biblias protestantes borran con el codo lo que escriben con la mano, porque tienen muchas notas al pie que explican el significado y el contexto de cada versículo.

¿Si la Biblia sola es todo lo que necesitamos, porque hay notas agregadas al pie de cada página para explicarla?

Este tema de la sola scriptura lo tratamos en otro artículo aquí.

Fuentes:

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