Parecería que hay una epidemia de cambiarse el sexo entre los adolescentes y preadolescentes.

O sea hacer la transición de un sexo a otro,

Que primero es social y luego implica una fuerte medicación y cirugías.

Hay muchos críticos de esto, pero sin embargo no son vehiculizadas por los medios de comunicación, que las ocultan.

Esto parece inscribirse en lo que dijo el psicoanalista suizo Carl Jung sobre las epidemias psíquicas.

Luego de la Segunda Guerra Mundial dijo que las psicosis en masa son el peor tipo de enfermedad que enfrenta la humanidad.

Eso está pasando actualmente con niños y jóvenes que creen que nacieron en un cuerpo equivocado y toman medidas drásticas para cambiar sus cuerpos.

Y lo más preocupante es que esto irrumpe de improviso, en niños que nunca habían tenido una historia de incomodidad con su sexo.

Los analistas le llaman “disforia de género de inicio rápido”.

Y aunque no se conoce bien las causas, los psicoterapeutas optan mayoritariamente, por la afirmación del auto diagnóstico que hace el niño o el joven.

Lo que no sucede en otras patologías como el contagio del suicidio o el trastorno alimentario, que los psicoterapeutas los encaran a través de terapias.

Esto está reforzado por los grupos de pares, que presionan al pasaje de la transición social, a la transición física.

Por lo tanto parecería que todo lo que tiene relación con la libertad sexual no admite ningún reparo, por más que exhiba signos de una patología psicológica detrás.

 

UNA FORMA NOVEDOSA DE EXPRESAR SENTIMIENTOS DE INCOMODIDAD

Los psicólogos que tratan con niños y adolescentes saben que es natural en el desarrollo que sientan sentimientos de incomodidad con sus cuerpos.

Eso no es novedoso sino que lo novedoso es la forma en que se está resolviendo la situación.

No se resuelve como antes por la maduración del joven, sino cambiando el cuerpo; la medida es la emoción y el cuerpo el que debe ser cambiado.

Esto está legitimado por la narración en los medios de comunicación, e incluso por algunos en el establishment médico que han empezado a aceptar la ideología de género.

Los activistas transexuales dicen que el género está entre las orejas, o sea en la cabeza, y no entre las piernas.

Y expresan directamente que todos tenemos un sexo subconsciente, innato, que es más que nuestro sexo físico y que determina quiénes somos realmente.

Por lo tanto el cuerpo que es de hombre o mujer es absolutamente secundario, lo importante es si la persona se siente hombre o mujer y si se identifica como tal.

Esta narración es una ideología, porque la ciencia no ha encontrado evidencias de que la identidad de género sea innata.

Y es más, la única información científica al respecto es que entre el 80 y el 95% de los niños que experimentan identificación con otro sexo del que nacieron, desisten al llegar a la adolescencia o posteriormente, y se identifican con el sexo que nacieron.

Esta ideología tiene como meta derrocar a los llamados estereotipos de roles sexuales rígidos.

Y parece ser el argumento por el que los jóvenes y niños se cambian de sexo; es el razonamiento que hacen.

De modo que en vez de cambiar la sociedad se cambian el sexo ellos.

Sin embargo hay oposición y crítica del lado de gays y lesbianas.

Las lesbianas dicen que la mayoría de las chicas que se convierten en transexuales en realidad son atraídas por el mismo sexo.

Entonces la consecuencia es que están desapareciendo las lesbianas jóvenes, transformándose en semi hombres, porque el sexo no se puede cambiar, sino que a lo sumo se puede hacer una especie de caricatura de lo que habría sido esa persona nacida de un sexo diferente.

 

LA TRANSICIÓN DESCRITA COMO ALGO SIN CONSECUENCIAS SECUNDARIAS

Obviamente los niños y los adolescentes no tienen la suficiente información y la maduración para evaluar las consecuencias a largo plazo, que puede tener un cambio del cuerpo.

Muchas veces la transición se narra como algo simple y sin consecuencias secundarias.

Pero hay que distinguir dos tipos de transición la transición social y la transición médica.

La transición social es que la persona empiece a vestirse y a comportarse como del otro sexo públicamente.

Esto aparentemente no tendría contraindicaciones.

Sin embargo es significativo que la transición social conduzca a la transición médica en muchos.

Parecería que, si la persona se condiciona creer que es del sexo opuesto, progresivamente siente cada vez más presión para llegar al extremo de cambiar su cuerpo.

Los pediatras de transición en Holanda, pioneros en el uso de bloqueadores de la pubertad, han advertido sobre esto.

Pero los activistas transgénero profundizan la vinculación entre las dos transiciones, presionando para que cada vez más jóvenes hagan la transición completa, aún sin consentimiento de los padres.

Sin embargo, también hay detractores que hicieron la transición y luego volvieron a identificarse con el sexo que nacieron.

Su testimonio es que la transición social empeoró su disforia y creó presión para la transición completa hacia el otro sexo.

Y una vez en esa carrera, lo habitual es que a los menores se les comience por recetar bloqueadores de hormonas, con el objetivo de comprar tiempo mientras discierne su género.

Pero los bloqueadores utilizados durante años pueden afectar el desarrollo de los huesos y generan reconexiones en el cerebro, que aún no se comprenden del todo.

Y todo para que el cambio de sexo no solucione el problema de incomodidad de base que tenía la persona al principio.

Hay varios estudios grandes que muestran altas tasas de suicidio entre personas transgénero, que tuvieron la transición médica.

A lo que los activistas contestan que las tasas de suicidios son altas por los prejuicios sociales.

Sin embargo parece claro que la transición médica hacia el otro sexo no es la panacea para evitar el suicidio.

Porque cuando una persona se realiza el cambio y empieza a vivir como del otro sexo, experimenta el por qué no puede ser completamente del otro sexo.

Las personas toman hormonas para mantener el cambio de sexo, alguna de las cuales tienen efectos irreversibles como respecto a la gravedad de la voz, el vello facial, la calvicie, producidos por la testosterona en el caso de las mujeres.

Y el crecimiento de las mamás y la infertilidad por los estrógenos en el caso de los hombres.

Por otro lado las mujeres que toman testosterona tienen mayor riesgo de desarrollar diabetes, cáncer de endometrio, daño hepático, cáncer de mama, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.

Esto está confirmado por la medicina y no es ideología.

 

LA DIFERENCIA ENTRE LOS SEXOS ES REAL

Un reciente estudio realizado por dos investigadores del Departamento de Genética Molecular del Instituto Weizmann de Israel, descubrieron 1559 diferencias genéticas entre machos y hembras humanos.

Y no sólo con respecto a los órganos sexuales sino con respecto al cerebro, la piel y el corazón.

Quiere decir que el sexo con el que cada uno nació afecta todo el cuerpo y no sólo la parte sexual.

Y al modificar la parte sexual y los colaterales, cómo puede ser el vello y la voz, se está construyendo un híbrido inconsistente.

Por ejemplo una mujer que hace la transición a hombre tendrá por un lado características femeninas de base en todo su cuerpo – en el cerebro, la piel, el corazón – y sobre esto agregará una capa de cambios, por ejemplo un pene artificial, las mamás con cirugía, testosterona para el vello.

Es precisamente la inconsistencia de esta hibridación la que genera a largo plazo el descontento entre los que hicieron el cambio de sexo.

 

EL REFUERZO DEL ENTORNO MILITANTE

Hay muchos detractores al cambio de sexo entre los que lo realizaron.

Y no son muy visibles por 3 razones:

La primera y más obvia es la violencia con que los tratan los transexuales militantes, que no escatiman en agresiones de ningún tipo.

La segunda es el ocultamiento de parte de los medios de comunicación, muchas veces para no ser presa de la ira Incontenible de los activistas transexuales.

Y la tercera es la reserva que quieren mantener muchos que han hecho la transición y que luego volvieron a su sexo de nacimiento

Porque se sienten avergonzados por lo que le sucedió y por su error de evaluación.

Sin embargo hay algunas encuestas hechas entre estos detractores, que señalan que la transición médica les produjo profunda depresión a largo plazo y falta identidad definitiva.

La transición completa aumentó las inseguridades y la desesperanza.

Y en algunos casos la transición la han tomado como una especie de autolesión o autocastigo.

O sea que se profundiza lo que siente al principio la persona, que está incómoda con su sexo, sintiendo depresión y aislamiento social.

Estos sentimiento son los que llevan a los preadolescentes y adolescentes a formar grupos de pares similares previo a transición. 

Y esa presión de grupo es la que genera las expectativas de una mayor comodidad cuando la persona haga la transición completa.

Los militantes transexuales lo saben y han creado grupos para captar esos jóvenes desconformes respecto a su sexo, para llevarlos a la comprensión que han nacido en un cuerpo equivocado y que tiene que cambiarlo.

Es así como de una sensación de incomodidad se pasa a un auto diagnóstico, que es aplaudido por la sociedad como una cámara de eco, respaldando la solución psicológica que encontró el joven.

 

MUCHOS TERAPEUTAS SE UNEN AL CIRCO

¿Cómo es que alguien no pone sensatez en lo que está sucediendo?

Muchos terapeutas especialmente en Europa y Estados Unidos han comprado la ideología de género y aceptan el autodiagnóstico del joven, sin una exploración del trauma y análisis cuidadosos.

Porque en muchos casos tal vez haya otras formas menos invasivas de lidiar con la angustia del joven, que cambiar definitivamente alguno de sus órganos, con consecuencias imprevisibles en el futuro.

Hay estudios que demuestran la rapidez con que los terapeutas recetan hormonas sin una evaluación previa.

Por ejemplo un estudio mostró que 65% de las mujeres habían sido recetadas con hormonas sin ninguna terapia inicial.

Estos son los terapeutas que se llaman así mismo “terapeutas de género”, cuya misión consideran que es afirmar la identidad de género que se autodiagnostican sus pacientes.

Están más para dar credibilidad a lo que el joven siente que para explorar las bases por las que siente eso.

Y lo hacen sin considerar que no hay una comprensión científica sobre la disforia de género aún.

Lo único que tenemos son estudios que dicen que la transición no reduce ni la angustia ni la tendencia al suicidio.

Por otro lado sus padres, que desean lo mejor para sus hijos, se enfrentan ante un supuesto experto que los conduce al cambio de sexo.

Y también es una forma de aliviar sus tensiones  rápidamente, en vez de seguir por el camino lento de la terapia, que no se sabe a dónde lo puede conducir.

Pero la evidencia está ahí; el sentimiento de haber nacido en un cuerpo equivocado puede cambiar.

 

LOS SENTIMIENTOS PUEDEN CAMBIAR CON EL TIEMPO

Debemos llegar a la conclusión que el motor que lleva al joven a hacer la transición transgénero son sentimientos y no comprobaciones científicas.

Y estos sentimientos pueden cambiar con el tiempo.

Diversos testimonios de personas transgénero, que han sido aceptadas incluso con su nuevo género, especialmente en el mundo del espectáculo, pueden continuar luchando contra sus insatisfacciones luego de haber hecho la transición.

Y muchos de ellos regresan a su sexo de nacimiento.

Está el caso de Alexis Arquette – antes Robert  Arquette -, un intérprete y activista transgénero que volvió a su sexo de nacimiento antes de morir en el 2016, a la edad de 47 años.

The Hollywood Reporter publicó un artículo sobre las luchas de Arquette después de la transición.

En el 2013 Alexis comenzó a presentarse de vuelta como hombre diciéndole a su amigo íntimo y Ibrahim que ponerse un vestido de mujer no cambia nada y que el cambio de sexo es físicamente imposible.

Todo lo que puedes hacer es adoptar características superficiales pero la biología nunca cambiará.

Es por esto que muchos transgénero hacen la destransición, o sea que vuelven a su sexo de nacimiento.

¿Y porque lo hacen?

Porque como Arquette, se dieron cuenta que hacer cambios en su físico no cambia sus emociones.

Esto genera en ellos un baño de humildad y de vergüenza, al punto que no quieren que mucha gente sepa quiénes son y lo que han vivido,

Quieren vivir en silencio con un perfil bajo y en arrepentimiento.

Comprenden que la transición fue un alivio de corta duración a sus dolores emocionales, pero no solucionaron el trasfondo.

 

LA ABOLICIÓN DEL HOMBRE

¿Y por qué está sucediendo todo esto en la humanidad y con tal rapidez?

Hace una década era inimaginable pensar el poder que iba a acumular el lobby homosexual.

Ni tampoco la creciente moda de cambio de sexo entre niños y adolescentes.

Esto parece ser consecuencia de la lucha del hombre durante siglos para conquistar la naturaleza.

Que ha llegado a un punto en que la frontera a conquistar es la naturaleza humana.

La idea es que la naturaleza humana debe ser liberada de sus defectos físicos, mentales y emocionales.

Y lleva al desarrollo de modelos alternativos, pensando que la naturaleza no tiene nada para decir respecto a lo que la tecnología puede hacer.

Pero la naturaleza no puede ser conquistada plenamente, a lo sumo se esconde para reaparecer al final y ganar.

Un hombre que decide que es una mujer cree que con su declaración y algunos cambios en su cuerpo puede llegar a cambiar la naturaleza.

La realidad deja de ser objetiva y pasa a ser una definición subjetiva, dependiendo de las emociones de cada uno.

Algunos siguen para adelante luchando contra naturaleza a pesar de los reveces, pero otros se dan cuenta que sus esfuerzos son vanos.

Por eso que quienes hacen la destransición viven en un estado de silencio y de profundo arrepentimiento.

Mientras que el activismo transgénero cree que puede controlar todo con la mente y las emociones.

Creen que así como pueden elegir sus relaciones también pueden elegir su sexo.

No se dan cuenta que la naturaleza es la que decide quién somos en nuestros cuerpos.

Y que en definitiva están peleando una guerra donde no tienen chance de ganar, porque la naturaleza no puede perder.

El único lugar razonable para dar la batalla es en la mente y en las emociones.

Y eso es cada vez más desconocido por las sociedades posmodernas, que buscan afanosamente la construcción de una nueva realidad física.

Fuentes:

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