No estamos sólo en la muerte, ni en el juicio particular que Dios nos hará inmediatamente después de morir.

Esto lo sabemos por la fe, por visiones que han tenido muchos cristianos e incluso por seguidores de otras religiones, que también lo experimentaron.

Pero también lo sabemos por un cuerpo muy grande de investigaciones científicas.

Aquí hablaremos sobre que sucede en el segundo después de la muerte y cómo somos guiados por Dios en todo este proceso, que involucra el juicio particular y su resolución.

Algunos Santos Padres de los primeros siglos hablaban de un cuerpo etéreo, sutil, espiritual, que sale de nosotros, cuando uno muere, y al que identifican con el alma, espiritual e inmortal.

Y que ese cuerpo espiritual corre al más allá a encontrarse con Dios.

Y hay cantidad de investigaciones científicas que confirman esta visión.

Dentro de ellas, dos médicos hicieron aportes monumentales.

Uno fue el Dr. Raymond Moody que ha entrevistado a más de 3.000 personas que fueron declaradas muertas, y cuentan experiencias en esa dimensión fuera del cuerpo.

Y otra, fue la psiquiatra Elisabeth Kübler-­Ross, doctora honoris causa por 20 universidades, que ha estudiado veinte mil casos a través del mundo, de personas que habían sido dadas clínicamente por muertas y volvieron a la vida. 

La Dra. Kubler-Ross dice que cuando dejamos el cuerpo físico, hay total ausencia de miedo, ansiedad o pánico. 

Y experimentamos una plenitud física, plenamente conscientes de nuestro entorno.

Y que siempre habrá alguien para ayudarnos en el paso al más allá. 

La mayor parte de las veces, es la madre o padre, el abuelo o el hijo que murió antes, o también gente que tú conocías y no sabías que ya había muerto.

Luego, a las personas que mueren les parece que dejan atrás su cuerpo físico y que flotan hacia arriba, hasta un punto por encima de sus cuerpos.

Ven claramente por debajo de ellos sus propios cuerpos físicos.

Y en ese estado experimentan la totalidad del que habría sido su cuerpo.

Si les amputaron una pierna, sienten que tienen las dos o, si eran mudos, pueden hablar, o si eran ciegos pueden ver.

En el cuerpo espiritual, no hay dolores ni limitaciones físicas.

María Simma, la gran mística austriaca, dice que, cuando se le aparecen las almas del purgatorio, están totalmente sanas e íntegras. Las deformaciones o cicatrices o pérdidas de miembros han desaparecido. 

Las personas son conscientes de la presencia de otros seres a su alrededor, que los guía y ayuda. 

La Iglesia habla de ángeles guardianes.

Y también sienten la presencia de seres queridos, que los precedieron.

Entonces entran por un paso estrecho que suelen describir como un túnel oscuro y, mientras avanzan, ven una luz brillante al final.

Algunos dicen pasar por un río o puerta.

Otros advierten algo que consideran una frontera o un límite, que separa la vida corriente, de un reino que está más allá de la vida tal como la conocemos. 

Y advierten que, si la atraviesan, no serán capaces de volver atrás.?

Luego entran en la luz, que los baña y los consuela.

Y experimentan una sensación de amor y de paz imposible de describir.

Es frecuente que se encuentren dentro de esa luz con parientes suyos o con otros seres queridos que ya han muerto, como si vinieran para darles la bienvenida.

Dicen que esa luz no daña a la vista ni deslumbra, ni impide ver las cosas que los rodean.

Todos afirman que la luz es un ser personal y que tiene una personalidad bien definida.

Y que el amor y la calidez que emanan de él.

La persona siente una irresistible atracción magnética ante este ser, es inevitable.

Entonces el ser de luz, que no es otro que Jesucristo, les pregunta «¿Qué has hecho en tu vida?”

Todos insisten que la pregunta no se plantea en absoluto como una condena. 

Porque es un ser de total e incondicional amor. 

Y que en su presencia, nos damos cuenta de lo que deberíamos ser y cómo deberíamos haber vivido.

En presencia de esa luz, llegarás a conocer que toda tu vida en la Tierra, era solamente una escuela para aprender ciertas lecciones especiales.?

Y luego el ser de luz presenta a la persona una revisión panorámica de su vida, que es extraordinariamente rápida. 

Los recuerdos de la vida se suceden unos a otros a gran velocidad y en orden cronológico.

Y a pesar de la rapidez, la exhibición es increíblemente vívida y real.

Todo lo que han hecho en la vida está en esa revisión, desde lo más insignificante a lo más significativo.

Y no sólo muestra lo que la persona hizo, sino las repercusiones de sus actos sobre los demás. 

La persona vive lo que los demás sintieron ante tales escenas. 

Es como si la luz sometiera a un juicio a la persona, de hecho parece ser el juicio particular que cada persona recibe después de la muerte.

La luz le muestra lo que era incorrecto, lo que había hecho mal y también cuando actuó bien.

Por eso dicen que la revisión de vida es lo más hermoso que la persona ha visto y, al mismo tiempo, lo más horrible que ha experimentado, dependiendo de sus acciones.

Todos dicen además que durante la revisión de vida, la persona siente que alguien está a su lado como un padre amoroso.?

Y es frecuente que, llegados a este punto, las personas no deseen regresar a sus vidas.

Pero que el ser de luz, o sus seres queridos, les hagan saber que no les ha llegado el momento y que deben volver, porque les quedan cosas pendientes que realizar.

O bien, se les plantea la posibilidad de elegir entre seguir adelante hacia el reino de la luz o regresar a su cuerpo. 

También se dan, en una pequeña proporción, casos de personas que no han visto al ser de luz ni han sentido su amor.

Y en cambio, han vivido momentos de tristeza y angustia en un mundo oscuro y tenebroso, que muchos identifican como el infierno o el purgatorio.

Pero tanto las experiencias negativas como las positivas son transformadoras. 

Y Dios les da a estas personas la oportunidad de seguir viviendo después de haber revisado su vida. 

Una gracia extraordinaria para con la oportunidad de cambiar de vida.?

Y la doctora Elisabeth Kubler-­Ross cuenta un caso impresionante que vivió.

Ella quería dejar sus seminarios sobre la muerte y los moribundos. 

Y se le apareció la señora Schwarz que ella sabía que había muerto 10 meses antes. 

Su aspecto era transparente, pero no tan transparente que se pudiera ver a través de ella.

Le pidió hablar con ella y la hizo pasar a su oficina.

Incluso la tocó para ver si era real, y lo era.

Y le dijo,

“Doctora Ross, yo tenía que regresar por dos razones: una para agradecerte a ti y al sacerdote por todo lo que hicieron por mí. 

Y la otra razón es para decirte que tú no puedes dejar tu trabajo sobre la muerte y los moribundos. Todavía no”.

Entonces, la psiquiatra le dio un papel y un lápiz para que le escribiera al reverendo Gaines para agradecerle.

Y cuando terminó la nota le dijo: “¿Estás satisfecha?”, como reconociendo que fue una prueba.

La Dra. Kubler-Ross guardó esa nota toda su vida.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre las comprobaciones científicas de la vida más allá de la muerte y la guía de Jesús.

Y me gustaría preguntarte si conoces a alguien que haya tenido una revisión de vida de este tipo o no.

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