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Un entorno con muchas dudas y pocas certezas.

Los medios del sistema están hablando muchos de que el papa Francisco está redactando una encíclica sobre el medio ambiente , o, más concretamente, sobre el cambio climático, y que se publicará en marzo. Usted puede leer al Observer aquí y The Guardian historia que Francisco se va a sumar a una acción internacional decisiva para combatir el cambio climático. 

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No es necesario decir que algunas narrativas sobre el cambio climático son fuertemente divisivas entre los científicos mismos y están siendo utilizadas para reingenierías políticas, y también si uno lee en los pocos medios católicos que existen, sobre la divergencia sobre si realmente existe el calentamiento global y cuál es la causa que lo produce.

Esta encíclica papal podría llegar a ser profética, pero también podría ser rehén de elementos políticos y narrativas espurias.

Benedicto XVI había expresado que debemos ser buenos administradores del planeta que Dios nos ha dado y ahora pareciera que Francisco quiere entrar en la polémica mundial. El obispo Marcelo Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de la de Ciencias del Vaticano, ha hablado del deseo del Papa de influir en la reunión del clima de la ONU en París y que querría convocar un encuentro ecuménico para discutir las cuestiones del clima, la ecología humana, y la exclusión social.

LOS PRINCIPIOS ÉTICOS NO ESTÁN EN DUDA 

Es por ejemplo un error destruir la naturaleza sin una razón proporcional. Todo el mundo sabe eso.

Sin embargo lo que constituye una razón proporcionada es algo que los especialistas en ética y los científicos deben trabajar. Por ejemplo, la construcción de una represa es sin duda una interferencia en la naturaleza por la destrucción de un entorno natural, pero ¿vale la pena?, ¿la represa traerá algún beneficio proporcional? Eso es difícil de determinar y discutible en cada caso, pero es de sentido común.

Esta comprensión de la proporcionalidad ha ido variando históricamente de acuerdo a la opinión mayoritaria. La presa de Asuán , fue vista como un logro humano imponente en los años setenta. Pero, ¿si se construyera hoy día la veríamos de la misma forma? Nuestra comprensión de la utilidad o no de las presas ha cambiado. Mire la presa de las Tres Gargantas en China, un proyecto que ha sido condenado por prácticamente todo el mundo. Y pasa lo mismo con el canal interoceánico que Nicaragua quiere construir.

Otro ejemplo. ¿Recuerda la idea de los biocombustibles?, que estaban destinados a ser parte de la solución. Ahora se les ve como otra mala idea.

Estos ejemplos muestran que nuestra comprensión sobre las cosas cambia históricamente, como cambia la información disponible. Hace 50 años las alarmas sonaban porque nos estábamos dirigiendo hacia una nueva Edad de Hielo y ahora suenen en sentido opuesto.

De modo que si no tenemos bases profundas y verdaderas para basar nuestros juicios, ellos serán barridos por la historia, y esto es lo que parece que sucede con el manido cambio climático, del que hay muchas teorías y pocas certezas.

cementerio de cubiertas en el mar

Y la iglesia piensa en términos históricos y no coyunturales o políticos, por lo que embarcarse en la polémica actual es riesgoso porque sus juicios podrían parecer tontos o pasados de moda luego de unas pocas décadas.

COSAS SENSATAS QUE PODRÍA DECIR LA ENCÍCLICA

No tenemos la tentación de escribirle la encíclica al Papa, pero como no es mucho lo que se puede decir –salvo generalidades- para no correr el riesgo que los nuevos descubrimientos científicos le pasen por arriba, queremos anticipar algunos puntos para descartar otros indirectamente, que podrían crear una fuerte división en el Pueblo de Dios.

EL EXCESO DE CONSUMO

En primer lugar, de acuerdo con la tradición, la Iglesia debería recordar a todos la locura y el pecado de exceso de consumo conspicuo. Nuestros problemas ambientales se ven agravados por el exceso de comida, el exceso de aire acondicionado, la conducción de vehículos que consumen mucha gasolina, y los desechos que se tiran.

Nada de esto concuerda con la humildad cristiana tradicional y la frugalidad.

EL VALOR DE LA BELLEZA

En segundo lugar, el Papa pisaría tierra firme si condenara la búsqueda de la fealdad en el mundo moderno, y promoviera una estética cristiana.

El desarrollo moderno ha generado una enorme cicatriz en la cara del planeta por el impacto ambiental de algunas de las grandes construcciones humanas. Tenemos que mejorar el mundo, no arruinarlo.

temporal frio nieve

LA CONSERVACIÓN

En tercer lugar, el Papa deberá alabar la labor de conservación, que ha salvado muchas bellezas naturales y construidas por el hombre para las generaciones futuras.

Es para elogiar el trabajo de conservación, que la propia Iglesia ha estado comprometida a través de sus museos, bibliotecas y proyectos arqueológicos. La conservación es un deber dado por Dios, como el libro de Génesis lo sugiere (véase Génesis 2:15).

El Papa también podría agregar que la conservación requiere acciones y suponen sacrificios reales.

NO DEBEMOS CONVERTIRNOS EN ADORADORES DEL MEDIO AMBIENTE

En cuarto lugar, si bien hemos de ser buenos administradores del medio ambiente, no quiere decir que debemos adorarlo. Muchos de los ambientalistas radicales se comportan como los animistas de la antigüedad, con respecto a los árboles y las rocas como si los espíritus vivieran en ellos. Otros son panteístas y ven a la tierra como un organismo vivo gigantesco.

Sólo el hombre está hecho a imagen de Dios, y sólo Dios, el creador del hombre, la tierra y el universo, es digno de adoración. Esto pondría las cosas en su perspectiva correcta y ayudaría a salvar las almas de hoy en día de las herejías verdes.

CAUTELA PORQUE EL RITMO DE CALENTAMIENTO HA BAJADO

En quinto lugar, es esperable que el Papa haga hincapié en la buena noticia de que el ritmo del calentamiento global es mucho más bajo de lo que los modelos originales clima de la ONU predijeron. De hecho, la predicción de un aumento 2.8º C en el transcurso de un siglo de los modelos matemáticos está desmentido. Y este sí es un grave riesgo, porque el papa se podría sumar a la narrativa alarmista del calentamiento global para acercarse a la ONU y tener así más influencia en otras áreas, lo cual es una política populista estéril.

Esto significa que tenemos más tiempo para reunir los datos, para mejorar los modelos climáticos defectuosos, y para llegar a entendimientos internacionales robustos. No hay necesidad de concluir apresuradamente un tratado en París el próximo año para reducir drásticamente las emisiones de dióxido de carbono sobre la base de escenarios de calentamiento extremos que no se han cumplido.

El clima de la tierra es mucho más complicado de lo que se pensaba originalmente, y aún no se sabe cuánto impacto tiene la actividad humana sobre el clima en comparación con los ciclos de calentamiento y enfriamiento naturales del planeta.

El Papa debe argumentar a favor de la necesidad de cautela, de que la ciencia tenga cuidado y de que no debe quedar de rehén de intereses particulares.

ÉNFASIS EN LA ECOLOGÍA HUMANA

En sexto lugar, se debería poner la «ecología humana», el bienestar de los seres humanos, en el centro de la preocupación para el medio ambiente.

Cambio climatico

Los pobres no deben ser los chivos expiatorios de los problemas ambientales y no deben ser privados de los recursos que necesitan para mejorar sus vidas.

Un tratado sobre el clima que eleva el costo de la energía que necesitan los pobres para mejorar sus vidas crearía exactamente lo que el Papa aparentemente quiere evitar, la «tragedia de la exclusión social». Al elevar el costo de la energía a niveles prohibitivos, los pobres quedarían excluidos de la prosperidad, para siempre.

LOS CHIVOS EXPIATORIOS NO PUEDEN SER LAS VIDAS HUMANAS

En séptimo lugar, el Papa podría argumentar firmemente que ninguna solución a los problemas ambientales debe implicar el sacrificio de vidas humanas.

Desde hace algún tiempo los ambientalistas radicales han considerado a los bebés como poco más que «emisores de dióxido de carbono». Al mismo tiempo, que el cambio climático se ha utilizado para justificar programas de control de población contra las poblaciones pobres.

Y en este sentido el Papa debería señalar que esto no es nada más que el último engaño de los controladores de la población, los eugenistas, que continúan tratando de que nazcan menos niños entre los «no aptos», que son los pobres y la gente de color, que son el objetivo de la eliminación.

Fuentes:

 

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