La epopeya del cristianismo extendiendo su influencia.

En la medida que el mundo ha ido cayendo en la apostasía y el maligno ha adquirido más poder, la gesta del descubrimiento de América ha pasado de ser un logro loable de la humanidad, a una empresa solamente con fines económicos, para llegar en nuestros tiempos a convertirse en el símbolo del imperialismo católico liquidando a culturas autóctonas.

Aquí vemos la mano del maligno tratando de reescribir la historia, a través de los masones y los protestantes, que divulgaron una historia negra y que han comprado varios católicos, que no se pueden sustraer del clima cultural reinante.

Aquí hablaremos cómo el descubrimiento de América fue un claro plan de Dios, ejecutado en el momento preciso, eligiendo a personas desde su nacimiento para cumplirlo y allanándoles el camino para lograrlo.

Colón se convirtió en un héroe mundial porque descubrió una parte del planeta que no se conocía formalmente.

Y como los descubridores eran católicos lograron llevar esa nueva tierra para el cristianismo.

Y este logro fue desde el inicio, porque Colón era un hombre deseoso de expandir el cristianismo y creía que tenía un papel en ello.

El plan de Dios fue que un hombre ansioso por expandir el catolicismo estuviera al frente de la primera colonización, del que sería el continente más católico del mundo 600 años después.

Y que tuvo como motor mundano el incentivo de logros económicos, para conseguir la financiación y la pujanza posterior.

El plan de Dios no puede ser más claro mirado hoy a la distancia.

Debido a la providencia Colón era un navegante comercial, cuyo nombre además providencialmente era Cristóforo, que significa «portador de Dios». 

Quería escalar socialmente y era altamente competente en idiomas, cosmografía y ciencias náuticas.

Pero Colón además era un católico devoto.

Observaba los ayunos de la Iglesia fielmente, se confesaba y tomaba el sacramento a menudo.

Leía los oficios canónicos como miembro de la orden franciscana y odiaba la blasfemia, lo profano y jurar.

Y además, era un estudioso de la Biblia, en especial de las profecías, y se sentía un elegido del Plan de Dios para una gran misión. 

Por otro lado, la coyuntura mundial ayudó al proyecto.

En ese momento el Estado Islámico que había invadido Europa, había cortado las rutas hacia India y China.

Y esto dio lugar a que los exploradores europeos buscaran una ruta alternativa.

Presentándose así una oportunidad ideal para ir hacia occidente tratando de llegar a esas regiones para seguir comerciando.

Además Asia había obsesionado a los europeos durante generaciones, especialmente a través del Best Seller de la época que eran los viajes de Marco Polo.

En el que mostraba increíbles riquezas, productos y materias primas desconocidos y una sabiduría milenaria que subyugaba.

Colón poseía una copia del libro de Marco Polo y escribía numerosas notas personales en los márgenes.

Pero además Europa necesita nuevos suministros de minerales y bienes para alimentar su economía en expansión.

Había una creciente demanda de especias orientales.

Y prometía a los monarcas españoles un nuevo suministro de oro, a la vez que proporcionaba una oportunidad sin precedentes para difundir el mensaje cristiano.

Colón tenía la convicción de que Asia, o sea las Indias, como los europeos la llamaban, podía ser contactada más rápido y más fácil navegando hacia el oeste.

Pero esto no se originó con él. Cada geógrafo importante y erudito desde los antiguos griegos, creían que la tierra era esférica, al igual que los marineros y gente culta de la época.

Pero Colón además creía que la tierra no era de la medida que todos creían sino más pequeña.

Y esta equivocación en su tamaño fue funcional para el planteo de su expedición.

Sus escritos y la documentación de sus contemporáneos indican que Colón tenía una fe inquebrantable en que él era un instrumento en las manos de Dios para la misión final.

Colón dirá en su Libro de las Profecías:

«Fue el Señor quien puso en mi mente el hecho de que sería posible navegar de aquí a las Indias.

Y yo pude sentir su mano sobre mí.

Todos los que se enteraron de mi proyecto lo rechazaron con risa, me ridiculizaron.

No hay duda de que la inspiración era del Espíritu Santo, porque Él me consoló con los rayos de la maravillosa inspiración de las Sagradas Escrituras».

Parte de la ridiculización que menciona era la afirmación que hacía de que «Dios me hizo el mensajero de los nuevos cielos y la nueva tierra, de los cuales habló San Juan en el Apocalipsis después de haber hablado de él por boca de Isaías»

Y Colón escribió también que Dios lo fue guiando cómo hacerlo.

Estaba convencido de que la clave de su empresa era los dones espirituales que le dio el Señor:

«Él me otorgó el arte de la marinería en abundancia, y me ha dado lo que fuera necesario, la astronomía, la geometría y la aritmética; y me ha dado la inventiva adecuada en mi alma».

Estaba seguro que Dios le proveyó estos dones para ser utilizados en Su servicio, animándole a seguir adelante, y sin cesar, con un sentido de gran urgencia.

Una de las convicciones de Colón era que su empresa no era un acto científico, ni matemático, ni de navegación, ni económico, sino el cumplimiento de las profecías de Isaías, refiriéndose principalmente a Isaías 18, 1-7.

Y es más, Colón consideró su hazaña como el inicio de la profecía de Jesucristo, de que el Evangelio sería predicado por todo el mundo antes del fin de los tiempos.

De este modo, en la madrugada del 12 de octubre de 1492 fue avistada tierra, y después del amanecer Colón y sus oficiales bajaron en una pequeña isla en las Bahamas llamada Guanahani por los nativos y que Colón llamó San Salvador.

Ahora que había localizado las Indias, o al menos eso pensaba, debía localizar las riquezas que había prometido a los soberanos españoles.

Pero también debía preparar a los indígenas que encontró para recibir el cristianismo.

Porque se veía a sí mismo como un embajador de la fe hacia esas almas separadas de la palabra de Cristo.

Entre el tercer y cuarto viajes, Colón se ocupó de la elaboración de su Libro de las Profecías.

En él esperaba demostrar el significado histórico y profético de sus descubrimientos y su propio papel como «portador de Cristo».

El Libro de las Profecías, recopiladas por Colón, con la ayuda de su amigo, el Padre Gaspar Gorricio, es una colección de pasajes bíblicos.

Y de la interpretación del plan de Dios para el desarrollo de los acontecimientos mundiales.

Sus temas principales son que la profecía se estaba cumpliendo por el descubrimiento de nuevas tierras y pueblos.

Y que la consumación de la obra de Dios se acercaba rápidamente.

Colón creyó que él era el instrumento humano llamado por Dios para llevar a cabo parte de ese plan divino.

Escribió al rey y la reina en una carta introductoria,

«El Señor abrió mi mente al hecho de que sería posible navegar de aquí a las Indias, y abrió mi voluntad y deseo de lograr el proyecto.

Este era el fuego que ardía dentro de mí cuando vine a visitar a Sus Altezas. 

¿Quién puede dudar que este fuego no era sólo mío, sino también del Espíritu Santo que me animó con el resplandor de la maravillosa iluminación de sus Sagradas Escrituras?»

De modo que la comprensión de su misión, o de la empresa, fue extraída de la Biblia y probada por la Biblia.

Y hacia el final de su vida, escribió mensajes a los Reyes Católicos proponiendo otra gran empresa.

Esta vez sería para restaurar Tierra Santa como cumplimiento de las profecías en el libro de Isaías y de los eventos del Final de los Tiempos.

Él creía que el oro del Nuevo Mundo podría utilizarse para financiar esta gran cruzada a Oriente Medio para recuperar Jerusalén en manos de los musulmanes. 

Pensaba que la recuperación de Jerusalén iniciaría un período mesiánico.

Mencionaba una profecía atribuida a Joaquín de Fiore de un gobernante español que reconquistaría Jerusalén.

Y pensaba que el fin del mundo se producirá en el séptimo milenio después de la creación.

Y que se estaba acelerando el camino hacia ese fin con la predicación del Evangelio recientemente en muchas tierras.

En definitiva, la empresa del descubrimiento de las américas por un reino no sólo interesado por ganancias económicas sino también por expandir su fe, y la puesta al frente del descubrimiento de un avezado marinero, cuyo nombre significaba portador de cristo, un devoto católico y estudioso de las profecías, no puede ser una casualidad.

La mano de Dios moviendo los hilos de la historia estuvo claramente detrás de esto.

Bueno hasta aquí lo que queríamos mostrar del plan de Dios detrás del descubrimiento de América, para que quede nítida su mano moviendo los hilos de la historia y para que comprendas la misión de Cristóbal Colón y no te sumes a la moda actual de condenarlo como imperialista y patriarcal.   

Y me gustaría preguntarte si crees que los católicos que conoces comprenden la importancia que ha tenido el descubrimiento de América en el desarrollo espiritual del mundo.  

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