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Como dice el Papa Francisco, hay una Tercera Guerra Mundial en curso peleada por partes, en distintas zonas del planeta. Y uno de los escenarios es Europa.
Un área de la guerra no convencional es la de violaciones a las mujeres en Europa, quienes experimentan un miedo mortal de caminar fuera de sus hogares por los asaltos sexuales que se han incrementado notoriamente en los últimos años.
Pongamos unos pocos ejemplos, de los cientos que hay.
Está el caso de Suecia. Las violaciones han crecido 1000 por ciento desde mediados de la década de 1970.
En la ciudad de Östersund, con una población de 45000 habitantes, la policía ha pedido a las mujeres que no salgan de noche solas.
Muchas de las violaciones son en las piscinas porque la mayoría de los jóvenes refugiados entre 16 y 17 años (el 93% son hombres) tienen acceso gratis a las piscinas públicas para evitar la ociosidad y es ahí donde se producen los ataques.
En el 2015 Suecia dio asilo a 163000 solicitantes. La mayoría de los jóvenes que ingresan como asilados son de Afganistán, que es considerado uno de los lugares más peligrosos en el mundo para las mujeres.
Está el caso de Bélgica por ejemplo, donde han aparecido terribles imágenes de un grupo de 5 jóvenes cantando y bailando luego de haber violado a una niña de 17 años años.
Uno de los agresores dijo más tarde a la policía que “ella no puede quejarse, las mujeres deben obedecer a los hombres”.
Ya hemos hablado en otro artículo de las violaciones y ataques sexuales en shopping centers de Alemania, sobre todo en fin de año.
Ahora también se habla de un argelino de 25 años que casi mató a una joven mientras la violaba, y gritaba “Alá lo quiere”.
Y también está el caso de Austria donde un imigrante iraquí violó a un niño de 10 años en una piscina vienesa con tal ferocidad que tuvo que ser hospitalizado por sus heridas y la explicación que dio el que hacía meses que no tenía relaciones sexuales.
¿Qué están haciendo las autoridades europeas? Han usado un lenguaje políticamente correcto, tendiendo a culpar a las víctimas, o por ejemplo está el caso de una joven danesa de 17 años que fue multada por que utilizó un spray pimienta ilegal para disuadir a un atacante.
Lo cierto es que la mayoría de los inmigrantes son musulmanes y llegan a Europa de zonas devastadas por la guerra.
Pero la situación es más compleja aún, porque esta guerra peleada por partes, no está relacionada solamente con los inmigrantes sino también con los convertidos al Islam, que también se rebelan contra las normas sociales y jurídicas de los países europeos.
Por ejemplo tomemos el caso de la policía francesa qué tiene un grave problema de fundamentalismo islámico entre algunos de sus agentes.
La policía de París es un grupo de elite de 27000 funcionarios y se ha detectado casos de radicalismo islámico en 17 ellos.
Ellos van desde entonar cantos coránicos en momentos en que se está patrullando, a la negativa a participar en un minuto de silencio después de la matanza de Charlie Hebdo, a la negativa a proteger a una sinagoga, hasta la incitación a cometer actos terroristas.
Se menciona el caso de que un policía luego del ataque al Supermercado Kosher dijo “a estos maricones sionistas hay que asustarlos un poco”.
También el caso de una policía femenina que clamaba en una manifestación “Israel asesina, Hollande cómplice” y “el islam dominara el mundo”.
Se menciona además a un policía que ha mostrado su disconformidad con la protección ofrecida a los principales lugares de la comunidad judía y felicita a los terroristas que llevaron a cabo ataques en Francia, lamentándose que no hicieron volar el Elíseo.
Todas estas son manifestaciones de violencia qué justifican la idea del Papa Francisco que estamos en una tercera guerra mundial peleada por partes.
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