Las jaculatorias o aspiraciones tienen una larguísima tradición en la Iglesia.

Se pueden rastrear hasta los Padres del Desierto.

Son oraciones que transforman al que las dice porque ora con todos su ser.

Y cumplen la exigencia de San Pablo, “orad sin cesar”, básicamente para hacer alabanza y peticiones.

Algunos las confunden como si fueran los mantras del hinduismo, pero son lo contrario.

   

QUÉ SON LAS JACULATORIAS

Son oraciones cortas, sin complicaciones, para ser repetidas a lo largo de la jornada.

Y se orientan a dirigir nuestros pensamientos y emociones hacia Dios.

Provienen del corazón y nos ayudan a enfocarnos en Dios, Jesucristo, María, los santos, los ángeles, etc.

Pueden considerarse como un leve suspiro.

El ejemplo más común es la “Oración de Jesús” muy usada en las iglesias de oriente, tanto católicas como ortodoxas.

Dice “Señor Jesús, hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador”.

Invoca el nombre de Jesús como Dios, su misericordia y su perdón.

A veces se usa utilizando una cuerda de oración para rezarla en serie.

Que en el catolicismo tiene el nombre de Rosario.

Al igual que entre los anglicanos, sin embargo el rosario anglicano es diferente del católico.

Porque tiene 4 grupos de 7 cuentas cada uno separadas por una más grande.

En total 33 cuentas, que significan los años que Cristo vivió en la tierra, Y el número 7 significa la integridad y los días de la creación.

Los ortodoxos y católicos orientales utilizan el chotki o komboskini de diferentes cantidad de cuentas: 25, 33, 50, 100, 103, ver aqui.

Se cree que esta Oración de Jesús fue utilizada por los ascetas del desierto en Egipto, alrededor del siglo V, llamados madres y padres del desierto.

El poder de esta oración se fundamenta en las expresiones de San Pablo en Filipenses 2 que dice que en el nombre de Jesús toda rodilla se doble y toda lengua debe confesar que Jesucristo es el Señor.

Los cristianos de los primeros siglos entendieron que el nombre de Jesús tenía gran poder y que la invocación solamente de un nombre ya era una forma de oración.

San Pablo también instaba a “orar sin cesar”, y esta es la forma de hacerlo sistemáticamente.

De forma que sí en momentos especiales del día tienes tus pensamientos enfocados hacia Dios, crecerás en gracia.

Esta oración de Jesús además tiene fundamentos bíblicos en la parábola de Lucas 18: 9-14.

Donde narra sobre dos hombres orando en el templo.

El fariseo de pie decía “Dios te agradezco que no soy como el resto de los hombres” y daba ejemplos de su gran cumplimiento de la ley.

Y al lado estaba un recaudador de impuestos que ni siquiera se animaba a levantar los ojos al cielo y decía “Oh Dios ten compasión de mí, que soy pecador”.

Era la expresión de un hombre que se sentía pecador y pedía la misericordia de Dios.

Todos somos pecadores y todos estamos en la necesidad de la misericordia de Dios, por lo tanto es una oración que cabe a todos.

De ésta oración los especialistas dicen que se creó la Oración de Jesús.

   

TAMBIÉN SE LES LLAMA ASPIRACIONES

Aspiración es una palabra que viene del latín aspiratio del verbo aspirare, que significa aspirar, respirar y refiere al concepto de respiración o aliento.

Pero también se lo asocia a esperanzas, ambiciones, deseos.

De modo que nuestras respiraciones y esperanzas se van a las alturas, donde Dios las escucha y nos atrae hacia Él.

Son tan simples como “Alabado sea Dios”, “Oh Dios ayúdame”, “Gracias Señor”.

Y en general tienen la función de alabanza o de petición.

San Francisco de Sales recomendaba que se hicieran aspiraciones espirituales a Dios mediante movimientos breves y ardientes de nuestros corazones.

Y decía en concreto

«Muchas personas han hecho colecciones de jaculaciones vocales y pueden ser muy útiles.

Sin embargo, mi consejo es que no te restrinjas a una forma determinada de palabras, sino que pronuncies, ya sea dentro de tu corazón o con tus labios, palabras que el amor te sugiera en ese momento.

Te proporcionará tanto como desees»

San Agustín recomendaba las oraciones jaculatorias también.

Y el beato Louis de Blois, monje flamenco del siglo XVI decía,

«El diligente lanzamiento de aspiraciones y oraciones de jaculación y deseos fervientes a Dios, junto con la verdadera mortificación y abnegación, es la manera más segura y más corta por la que un alma puede alcanzar fácil y rápidamente la perfección…»

Además cómo está relacionado con la aspiración, hace que la oración sea incorporada y sea tan natural para nosotros como la respiración.

Se trata de la respiración del corazón; estamos hablando de algo estrechamente unido al Espíritu Santo.

De modo que estás aspiraciones o jaculatorias surgen del propio Espíritu Santo.

Es muy familiar también la jaculatoria “Ven Espíritu Santo”, que significa que aflore de dentro de nosotros con mucha potencia.

     

SE FORMA UNA SEGUNDA NATURALEZA

En 1 Tesalonicenses 5: 16-17, San Pablo llama a orar sin cesar.

Y en 1 Tesalonicenses 5: 18, llama a dar gracias en todo porque ésta es la voluntad de Dios para nosotros en Cristo Jesús.

Así la Iglesia tomó en serio estás recomendaciones de San Pablo y se fueron creando cientos de jaculatorias  o aspiraciones, algunas de las cuales mencionamos abajo.

Y de alguna forma se convierten en una segunda naturaleza, como una respiración espiritual.

Que además encaja con nuestra época, de una vida ajetreada, bulliciosa, con poco tiempo para orar.

No es fácil en esta época que es los católicos puedan cumplir las exigencias de la Liturgia de las Horas como se pide por ejemplo.

El trabajo, las obligaciones familiares, el estrés, conspiran con un enfoque más parsimonioso de la vida.

Por lo tanto es el momento que los católicos re descubran estás oraciones.

Que estaban más integradas en la vida en algunas de las generaciones anteriores que la nuestra.

Por ejemplo a través de las pequeñas jaculatorias antes de comer.

O “Jesús, María y José salvad almas” o “Sagrado Corazón de Jesús ten piedad de mí”.

O la que se recomienda en Medjugorje “Madre, yo confío en Ti”.

Muchas de estas oraciones han sido indulgencia das por la Iglesia.

Por ejemplo “Sagrado Corazón de Jesús en ti confío” tiene 300 días de indulgencia.

Sin embargo esto compite contra el nuevo enfoque de la Iglesia en las últimas décadas, que es menos mecánico.

Y trata la oración principalmente como una conversación desestructurada entre el fiel y Jesucristo.

Llegando incluso a la propuesta del Santo Cura de Ars que menciona mirar al santísimo Sacramento como una oración en sí misma.

Todos los métodos de oración son válidos, de modo que no te dejes llevar por lo que pueda opinar tu párroco que te quiere inculcar el modo desestructurado de oración.

Cada uno ora como le parezca más útil y cómodo, incluyendo la combinación de modos.

    

UNA DEVOCIÓN ENGAÑOSAMENTE SIMPLE

Algunos pueden pensar que se trata de una simpleza invocar sólo un nombre o un par de palabras.

Pero no toman en cuenta que esas palabras son un disparador, de una variedad de asociaciones con la que estamos familiarizados.

La palabra nunca es sólo un concepto neutro, porque cada vez que la enunciamos traemos una serie de conceptos recuerdos, ideas y emociones asociadas.

Las cuales actúan por debajo de nuestra conciencia.

Por ejemplo si decimos la jaculatoria “Señor yo creo en ti ayuda, a mí incredulidad”, estamos remitiéndonos al episodio del Evangelio en que Santo Tomás dijo que él no creería en la resurrección de Jesús hasta que pudiera meter el dedo en sus heridas.

Y cuándo Jesús se le apareció y le pidió que tocara sus heridas, Santo Tomás cayó de rodillas y le dijo, “Dios mío y Señor mío”.

Y Jesús le contesto “de ahora en más no seas incrédulo”.

Repetida esta simple jaculatoria unos pocos minutos al día van a llegar a ser horas al año recordando este episodio.

Y está trabajando en nuestro corazón la idea de no ser incrédulo y tener fe.

Lo que produce de esta forma una transformación gradual en nuestra alma.

Por otro lado algunos pueden pensar que estas jaculatorias o aspiraciones son como los mantras en el hinduismo.

Pero son exactamente al revés.

Porque el mantra en el hinduismo trata de lograr en quien lo repite un estado como de hipnosis; al repetir ininterrumpidamente el mantra una y otra vez baja las defensas racionales.

Pero las jaculatorias son precisamente una interrupción, un corte en lo que se está haciendo, sin perder la racionalidad.

Surgen en situaciones del momento en nuestra vida, que algo nos lleva a interrumpir lo que está pasando y a elevar una plegaria brevísima, en la forma de jaculatoria.

Por ejemplo podemos decir una jaculatoria mientras estamos esperando que hierva el agua para un café, o mientras esperamos el ómnibus, o en una reunión aburrida, o cuando nos duele algo, o cuando tenemos un problema en el trabajo, negocio, familia, estudios.

Otra diferencia con el mantra es que en estas oraciones cristianas no estamos restringidos a usar una sola jaculatoria como en el hinduismo.

Podemos irla cambiando en el día según lo que suceda o nuestros intereses o nuestras intenciones.

Podemos tener una jaculatoria que nos levante el ánimo para los días grises y sombríos.

Otra jaculatoria para cuando estemos molestos y deprimidos.

Otra jaculatoria cuando nos sentimos amenazados o tenemos algún problema.

O cuando necesitamos alabar a Dios.

Pero siempre debemos tener en cuenta que se trata de una oración elevada hacia Dios y no de invocar el nombre del Señor en vano.

Por lo tanto la intención es importante en las jaculatorias.

Debemos tener la intención de honrar a Dios, Jesús, María los santos, los ángeles.

   

LA ORACIÓN DEL CORAZÓN

La Oración de Jesús, que se llama también Oración del Corazón, surgió entre los monjes orientales que oraban “Señor Jesucristo, ten piedad de mí”. Y a veces es más larga “Señor Jesucristo, hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador”.

Es una jaculatoria que quizá sea la expresión de una forma de vida.

Porque en el cristianismo oriental se acostumbra orar sin cesar, repitiendo esta oración vocalmente o en silencio.

Es un llamado a la misericordia de una persona que se siente pecadora.

En el cristianismo oriental se distinguen tres niveles de oración: el de los labios, el de la mente y el del corazón.

Y estos tres niveles se pueden aplicar a la oración de Jesús.

Al decir la oración de Jesús vocalmente se está haciendo una oración con los labios, oral.

Cuando involucramos nuestra atención y nuestra mente, la oración de Jesús crece gradualmente a nuestro interior.

En esta etapa es cuándo adquiere valor la oración en silencio.

Y se convierte en una oración del corazón cuando la mente se une al corazón.

Más precisamente es una oración de la mente que se produce en el corazón.

Los cristianos orientales cuando hablan de corazón no se refieren a emociones y sentimientos, sino al centro espiritual del ser humano.

O sea nuestra personalidad creada a imagen y semejanza de Dios.

Y por tanto es el punto de encuentro de la persona y de Dios, donde mora el Espíritu Santo.

La oración del corazón entonces en sentido oriental es la oración que se ora involucrando a toda la persona y sin cesar.

Donde participa el cuerpo, el alma y el espíritu.

La gracia de repetir la oración constantemente nos lleva más allá del razonamiento discursivo y de la reflexión mental.

Nos conduce a la simplicidad y enfoca el alma en Cristo.

Los orientales dicen que la humildad es la clave de este movimiento interior.

Que nos permite sentir su presencia y nos promueve a confiar en Él, aunque estemos en momentos de tribulación o caminando en la oscuridad.

Es un tipo de oración que hace realidad  lo que dijo  San Pablo en Gálatas 2 “ya no soy yo quien vive, sino Cristo que vive en mí”.

   

SERIE DE JACULATORIAS

Aquí presentamos una serie de Jaculatorias que habitualmente se usan por los católicos.

Es una mínima parte de las que se conocen.

   

A DIOS

¡Jesús, Jesús, Jesús!
¡Mi Señor y mi Dios!
¡Bendito sea Dios!
¡Bendito sea su Santo Nombre!
¡Santísima Trinidad!
¡Jesús, misericordia!
Señor, sé tú para mí en el tiempo y en la eternidad.
Deja que tu rostro brille sobre nosotros, ¡oh, Señor!
¡Escúchame cuando invoco, oh Dios de justicia!
¡Alabe al Señor mi alma y todo lo que está dentro de mí bendiga tu Santo Nombre!
Señor, líbrame del mal
Señor, ¡límpiame de mis pecados!
¡Señor Jesucristo, Hijo del Dios, ten piedad de mí, un pecador!
Señor, ¡envía tu luz y tu verdad!
Señor, no te acuerdes de los pecados de mi juventud, ¡por en tu misericordia escucha y respóndeme!
¡Gracias a ti Señor!
¡Alaba al Señor mi alma y no olvides todos Sus beneficios!
Señor, ¿qué es el hombre para que estés atento a él?
Señor, guía mis pies por Tus caminos!
Abre mis labios, oh Señor, y mi boca proclamará tu alabanza.
Oh Señor, ¡Tú tienes las palabras de la vida eterna!
Señor, ¡Tú mismo eres mi delicia!
¡Habitaré en la casa del Señor para siempre!
¡El Señor es grande y digno de toda alabanza!
¡El Señor es mi fortaleza!
¡El Señor es mi salvación!
El Señor es Rey, ¡que la tierra se regocije!
¡Señor, aumenta mi fe!
¡Señor, guía mis pies en el camino de la paz!
1Señor, enséñame a orar!
Señor, hazme santo
Señor, tú solo eres santo, ¡solo tú eres el Señor!
Jesús, ere el Alfa y la Omega, ¡el Primero y el Último!
Señor, dame la gracia de no juzgar a los demás
Señor, dame la gracia de no condenar a los demás, sino de rezar por ellos
Señor, ten piedad de mí.
Señor, ¡haz que tu rostro brille sobre nosotros!
¡Señor Jesús, llévame para que corra tras Ti!
¡Venga tu reino!
¿Quién nos separará del amor de Cristo?
En tus manos encomiendo mi espíritu, me has redimido, Señor, Dios de la verdad.
Jesucristo, ¡el mismo ayer, hoy y siempre!
Señor, ¡límpiame de mi pecado!
Señor, ¡acuérdate de mí en tu reino!
Señor, deja que mi alma sea como un jardín para Ti
En la Casa del Padre, hay muchas mansiones; Señor, ¡prepara un lugar para mí!
Si el Señor no construye la casa, en vano trabajan sus constructores
¡Mi Dios y mi todo!
¡Mi Señor y mi Dios!
¡Mi Jesús, misericordia!
Dios mío, mi único bien, tú eres todo mío; concédeme que pueda ser todo tuyo.
Dios mío, une todas las mentes en la verdad y todos los corazones en la caridad
Que el Señor nos bendiga, nos preserve de todo mal y nos lleve a la vida eterna
Que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descanse en paz, Amén

   

BUEN PASTOR

¡El Señor es mi Pastor, nade me puede faltar!
¡Oh, buen pastor, concédeme que siempre escuche tu voz!
Señor, tienes otras ovejas. ¡Tráelas y hazlas oír Tu voz!
Frescos y verdes son los pastos donde me das reposo.

   

SAGRADO CORAZÓN

Jesús, manso y humilde de corazón, ¡haz mi corazón semejante a Tuyo!
Que el Sagrado Corazón de Jesús sea amado en todas partes
¡Divino Corazón de Jesús, convierte a los pecadores, salva a los moribundos, libera las almas santas del purgatorio!
Sagrado Corazón de Jesús, ¡yo confío en Ti!
¡Todo para ti, Sagrado Corazón de Jesús!
Sagrado Corazón de Jesús, ¡venga tu reino!
Padre Eterno, por la sangre más preciosa de Jesucristo, glorifica Su santísimo nombre

JESÚS, MARÍA Y JOSÉ, LOS SANTOS Y LOS ÁNGELES

¡Jesús, María y José!
Jesús, María y José, ¡te doy mi corazón y mi alma!
Jesús, María, José, ayúdame en mi última agonía
Jesús, María y buen José, bendícenos ahora y en la agonía de la muerte
Jesús, María, José, que respire mi alma en paz contigo.
¡A Jesús a través de María!
Oh María! ¡Mi reina! ¡Mi madre! Recuerda que soy tuyo Guárdame y escúchame, como tu propiedad y posesión
¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, ruega por nosotros!
¡María, nuestra esperanza, ten piedad de nosotros!
María, Madre de Dios y Madre de misericordia, ruega por nosotros y por los difuntos.
Bendita sea la Santa e Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, Madre de Dios.
¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
Madre, yo confío en ti
Que la Santísima Virgen María, San José y todos los santos oren por nosotros ante Nuestro Señor, para que podamos ser preservados esta noche del pecado y del mal. Amén.
San José, padre de Jesucristo, ¡ruega por nosotros!
¡Santos ángeles y santos de Dios, rueguen por nosotros!

ESPÍRITU SANTO

¡Ven, espíritu santo!
Señor, ¡que tu Espíritu Santo me conduzca a la verdad!
Señor, ¡derrama tu Espíritu Santo sobre todos!
Señor, envía tu Espíritu y renueva la faz de la tierra.

   

EUCARISTÍA

¡Oh, Santísimo Sacramento! ¡Oh, sacramento divino! ¡Toda alabanza y toda acción de gracias a Ti!
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento
¡Señor, prepárame para recibirte!
Corazón Eucarístico de Jesús, ten piedad de nosotros!
Jesús, Dios mío, te adoro aquí presente en el sacramento de tu amor

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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