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Quien se los mostró, quien lo consoló y las devociones que surgieron.

Previo a su crucifixión Jesús pasó por una agonía durante su oración en el Huerto de Getsemaní el jueves santo por la noche.

Le fueron mostrados todos los pecados y sufrimientos de la humanidad de ahí en adelante.

Sufrió tal padecimiento que sudó gotas de sangre.

Pero al fin Jesús le dijo al Padre que se haga Su voluntad.

En este artículo hablaremos sobre qué le fue mostrado a Jesús, quien se lo mostró, quien lo consoló y las devociones que surgieron luego por parte de místicas que vieron estas escenas.

Los evangelistas no detallan las imágenes que vio Jesús cuando estuvo en oración en el huerto la noche del jueves santo.

Sin embargo, las revelaciones de varias místicas nos permiten entender a qué se referían los evangelistas cuando informaron de los sufrimientos de Jesús.

Él vio todo lo que iba a suceder a la humanidad, el demonio le mostró los pecados en que caería la humanidad y la negación que haría de Él.

La conmoción le produjo un fuerte sudor mezclado con sangre.

Y ante tal conmoción Dios envió un ángel para consolarlo.

Y de esta manera Nuestro Señor pudo triunfar ante la tentación del demonio. 

¿Y cómo es que el demonio le mostró lo que sucedería si no tiene la capacidad de predecir el futuro?

Es que por un lado tiene mente más ágil que el ser humano para sacar conclusiones de lo que puede pasar.

Por otro, conoce a los seres humanos, ya había actuado sobre la humanidad por miles de años y la entendía bien.

Y además tenía un plan para corromper a la humanidad, que iría desarrollando después de la aparición del mesías.

Es el supuesto conocimiento del futuro, entre comillas, que tienen los brujos, hechiceros y mediums, que son inspirados por los demonios. 

A varias místicas y videntes se les ha mostrado lo que sucedió esa noche en el huerto de Getsemaní.

Entre ellas a la Beata Ana Catalina Emmerich, Sor María de Jesús Agreda, la Sierva de Dios Madre Teresa de la Santísima Trinidad, Santa Margarita María de Alacocque, Santa Faustina Kowalska y la Beata Madre Encarnación Rosal.

El objetivo del demonio era hacer que Jesús huyera de su misión.

Le dice primero que no es justo que Él sufra de esa manera, le pinta que aunque la causa es buena, no vale la pena.

La tentación del demonio siempre es ofrecer algo que parece bueno pero que en realidad no lo es.

El demonio no tienta proponiendo cosas malas sino cosas buenas que se corrompen. 

Jesús no le responde como lo hizo en los 40 días en el desierto, para no caer en su juego.

Luego al ver que Jesús no le responde, el demonio cambia de táctica.

Entonces le hace ver que no debería sacrificarse porque hay muchas personas buenas, que siguiendo su ejemplo serán torturadas, calumniadas e incluso morirán.

Y le enseña cómo a medida que pasan los siglos las cosas se van poniendo peores.

Pero al ver que Jesús no hace caso, planteando la situación desde lo que sufrirán los buenos, y el ejemplo que él puede dar, vuelve a cambiar de táctica.

Esta vez surgen muchas figuras horrorosas.

El diablo le muestra desde la caída de Adán hasta que Jesús está en el huerto. 

Vuelve a mostrarle las cosas malas que pasarán. 

Y luego le revela como en el nombre de Jesús muchos harán la guerra, matarán en su nombre. Conquistarán pueblos. Dividirán la iglesia que Él fundó.

Le dice cómo sacerdotes y monjas se alejarán de la fe. 

Como obispos e incluso Papas se perderán en el mundo. 

El diablo dirá luego en exorcismos posteriores que estas tentaciones, que logran alejar de la verdadera piedad a las personas, son obra suya.

Le muestra cómo muchos dirán que son mártires por hablar de la verdad, e incluso morirán diciendo su nombre, pero que en realidad son asesinados como consecuencia de los crímenes impíos que han hecho.  

Le presenta también como su pasión va a ser olvidada, y como otros la van aprovechar para hacer negocios.

Le muestra cómo las reliquias serán utilizadas de mala forma. 

Y le dirá que esto pasará siempre. 

Que mientras exista Iglesia habrá sacerdotes, monjas, y personas perversas que destruirán la fe.

Entonces Jesús se siente muy agobiado. 

Y siente en su cuerpo los efectos de todo lo que el demonio le va diciendo

Y además por saber que va a morir en la cruz. Que va a sufrir durante la crucifixión.

Entonces Interrumpe su oración callada y va con los tres apóstoles que deberían estar orando en su apoyo.

Pero los halló dormidos, así que los reprende y regresa a su oración. 

Ha pasado al menos una hora.

Entonces el demonio, frustrado por no poder interferir en la decisión de Jesús, aumenta su tortura verbal. 

Vuelve a cambiar su estrategia. 

Le muestra cómo las personas que se dicen buenas toleran las cosas malas. 

A aquellos cristianos que todo lo ven relativo. Que les da igual si se hincan o no ante lo divino. Si defienden la vida o no.

A estos la Biblia les llama tibios, y los menciona como vomitivos. 

Y Santa Faustina dice que por culpa de ellos Jesús sintió los peores tormentos. 

Por ellos es que dijo Jesús: Padre si es posible aparta de mí este cáliz.

Y entonces el demonio al oír estas palabras de Cristo, ve que algo ha logrado. Porque Jesús le ha dicho al Padre la posibilidad de no seguir con lo que viene.

Así que el demonio vuelve a insistir.

Pero está vez le dice que Él tiene mucha culpa de ciertas cosas. Como la muerte de los inocentes, o la de san Juan Bautista.

Entonces Jesús grita: Padre, Padre. Aparta de mí este cáliz.  

Hace una pausa y vuelve a clamar al Padre, pero esta vez diciendo, «que no se haga mi voluntad, sino la tuya» 

Jesús está muy triste, su agonía es tan fuerte que suda sangre. El demonio lo ha torturado de mil formas. 

Pero Dios no lo deja sólo. Envía un ángel para consolarlo. 

Santa Faustina dirá que si bien se le mostró a Jesús cómo los herejes, los cismáticos, los apóstatas, los tibios, los escándalos de los malos sacerdotes, los sacrilegios, ultrajan el Corazón de Cristo, también hay otra cara de la moneda. 

Jesús siente alivio por las almas puras, por los que le son fieles. 

Por los sacerdotes, monjas, obispos que le honran.

Y empapado por el sudor, la sangre, con escalofríos, dolor de cabeza y náuseas, va recuperando poco a poco su compostura.

Por eso, cuando los apóstoles lo vuelven a ver, ya no se le ve el rostro desencajado, ni con agonía de muerte. 

Tendrá el valor de enfrentar con palabras a los que le apresan e incluso de realizar dos milagros. 

El de tirar para atrás a todos con una sola palabra y el de la curación de Malco.

El que había sufrido como un ser humano ante el dolor ahora les demuestra que Él es Dios. 

Y que tiene el poder para derribar con una palabra a todo el ejército que lo viene a apresar. 

Y que sigue teniendo el poder de curar. 

Entonces queda claro que ellos no lo atrapan sino que Él se entrega.

Estos eventos sucedieron en la noche del Jueves Santo alrededor de las 9 de la noche. 

Y de ahí surgieron varias devociones.

Le dirá a Santa Margarita María de Alacocque lo que sufre su cuerpo en el Santísimo Sacramento con todos los sacrilegios y malas comuniones. 

Y de ahí saldrá la propuesta de la devoción de los primeros viernes del mes en reparación.

Y a la Beata Madre Encarnación Rosal le muestra su corazón herido con 10 dardos crueles. 

Son esos dolores internos que sufre tan gravemente en el huerto, por causa del pecado, los que sigue teniendo en la actualidad. 

Sobre estos dolores la Virgen ha dicho, en diversas apariciones, que Jesús sufre mucho y que no puede mantener la mano de su Hijo para evitar el castigo.

Y por eso la Madre Encarnación, luego de una de las apariciones de Jesús, propone la devoción a las llamadas lámparas.

Para que así como el Sagrario tiene una vela que acompaña a Jesús, así también los hombres puedan acompañarlo en la soledad del Getsemaní.  

Los diez dolores internos del Corazón de Jesús sufridos en el huerto de Getsemaní, revelados por Él mismo a Madre Encarnación y al que le corresponde cada uno una lamparita para consolar Su corazón son:

Ver a Su eterno Padre gravemente ofendido.

Las herejías esparcidas por todo el mundo.

La apostasía (negación de la fe cristiana) de los malos cristianos.

El olvido de sus beneficios.

El desprecio de sus gracias y sacramentos.

La frialdad e indiferencia de los suyos.

El poco recuerdo o memoria que se guarda a su pasión y muerte.

El escándalo y sacrilegio de los malos sacerdotes.

La violación de los votos de las esposas de Cristo (religiosas).

La persecución de los justos.

Bueno, hasta aquí lo que quería contarte sobre lo que le fue mostrado a Jesús durante su oración en el huerto de los olivos, cómo Dios lo consoló y las devociones que surgieron para consolar a Jesús, por parte de las místicas que vieron estas escenas.

Y me gustaría preguntarte si crees que lo que le mostró el demonio a Jesús ha sucedido en realidad en estos 2000 años o fue una exageración.

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