Por el año 36 los apóstoles se reparten el mundo. Y el “hijo del trueno”, Santiago El Mayor, con la bendición de la Madre de Jesús se queda en casa con su hermano Juan. Parte en alguna nave fenicia hasta el “Finisterre” (La Coruña). Otro de los apóstoles, Saulo (Pablo) subía a Jerusalén, dos años después de su conversión, y sólo encontró entre los apóstoles a Pedro y a Santiago “fratrem Domini”, que fue obispo de Jerusalén.
Durante el tiempo que estuvo Santiago, después de recorrer media España, que cansado y desanimado por el escaso fruto de sus esfuerzos, ora a orillas del Ebro la noche del 1 al 2 de enero del año 40: apenas nueve convertidos. Piensa regresar a Jerusalén y se encomienda a María. Se obraría el prodigio de su visita en vida, pues aún no había muerto. Se le presentó sobre una columna de mármol, animándole a seguir adelante.
Construyen la PRIMERA CAPILLA de 8 pasos por 16. Al calor de su hogar la Madre hizo crecer la comunidad cristiana. Que va a ser paladin y firmeza en la fe y la ortodoxia.
Por el año 250 corrían por España aires de herejía y relajación cuando S. Cipriano desde Cartago proclama Félix de Zaragoza “propagador y defensor de la fe”. Zurita acierta al decir que “este oratorio fue consagrado con grandes milagros desde los tiempos de la primitiva iglesia”.
APOSTOL SANTIAGO
En cuanto a la documentación existente sobre la presencia del Apóstol Santiago en España son:
El más antiguo lo recogemos en el erudito Dídimo el Ciego del s. IV. Habla del apóstol que predicó en España. Con fechas posteriores encontramos otros más explícitos respecto a la tradición jacobea como lo afirma el Catálogo Apostólico San Aldelmo del s. VII, Abad Demelbesbury, añadiendo que Santiago hizo muchos milagros. Confirmando con textos semejantes San Isidoro y San Braulio que son de la misma época. Añadamos a todo ello las citas de los mismos peregrinos europeos que participan en el llamado Camino de Santiago, entrando en la frontera de España por tres lugares distintos. Los peregrinos que optaban por este llamado “Camino de Santiago”, (camino sembrado de capillas, hospederías y hospitales) viniendo a llamarse también la Vía Láctea o “Camino de Santiago” al estar señalada la ruta por estrellas como peregrinos. Junto con esta meta de peregrinos europeos se hallan también las rutas de Roma y Jerusalén.
En los archivos de Galicia confirman la presencia del Apóstol Santiago en España por el Rey Alfonso III el Magno (Rey del 866 al 909) gran amante de la cultura que contesta en carta al clero y a la ciudad de Tours “Que no duden en ser de Santiago el cuerpo venerado en Compostela”. La noticia del hallazgo de esta tumba es bien acogida por el martirologio de Floro de Lyón: ”Que los restos sagrados de Santiago fueron trasladados a España y sepultados en un extremo…”
Alguna de las revelaciones privadas narra que la Virgen vino en carne mortal a Zaragoza para animar al Apóstol Santiago en su misión evangelizadora, pues al parecer los iberos eran también de “dura cerviz”. La beata Catalina Emmerich en sus visiones contempló a la Virgen consolando a Santiago y mandándole construir un templo y que dentro del mismo colocaría la columna de marmol como simbolo inquebrantable de la fe.
Añadiremos también los escritos de la Venerable María de Jesús de Agreda en su “Mística Ciudad de Dios” trae este detalle: “Jacobo este lugar ha sido señalado por el altísimo para que dediques un templo y casa de oracion… en testimonio de esta verdad quedara aquí esta columna y colocada mi propia imagen… y con ella perseverara la santa fe hasta el fin del mundo. Sucedió esta aparición milagrosa de María en Zaragoza entrando el año cuarenta del nacimiento de su hijo Nuestro Salvador la segunda noche del 2 de enero.”
“EL COJO DE CALANDA”
Honra también a Zaragoza, con abundante documentación en regla la presencia del milagro más espectacular conocido a favor de un humilde agricultor aragonés Miguel Pellicer.
Narran las historias con lujo de detalles que el mencionado joven agricultor sufrió un accidente laboral: le pasó la rueda del carro sobre la pierna derecha, en Castellón, lugar donde emigró buscando trabajo. Poco tiempo después le fue amputada la pierna antes que la gangrena avanzara.
La tal pierna fue enterrada en el cementerio del pueblo y con ayudas y limosnas le hicieron una prótesis de madera y con la muleta pudiera caminar. Al quedarse sin pierna prefirió regresar a Zaragoza y con los debidos permisos se quedó mendigando a la puerta del Pilar. En esta penosa situación permaneció dos años y medio. Aunque era analfabeto mantenía un gran amor hacia la Madre del Cielo y al Santísimo Sacramento.
El caso es que al final de la jornada diaria aprovechaba cualquier momento de soledad para acercarse a la lámpara del Santísimo y mojar un algodoncito en el aceite de la lámpara y con él se untaba la herida del muñón con la esperanza de que algún día la Virgen le curaría pero no sabía cómo. Por fin fue requerido por sus padres que le brindaron alojamiento y alimento. Y pese a la vergüenza que le suponía presentarse entre los familiares y amigos con una pierna menos, regresó a su pueblo de Calanda. El regreso suponía para él no permanecer ocioso y debía colaborar en algún trabajo apropiado para su condición.
Llegó un 29 de marzo de 1640, fecha en que había trabajado duro cargando estiércol en las albardas del borriquillo durante varios viajes. Al llegar la noche le apretó el sueño y se fue a acostar sobre un jergón de paja y protegiéndose de la humedad, con una piel de animal. Su cama la tuvo que ceder a uno de los soldados que se hallaban de paso hacia la frontera francesa. Y Miguel se acostó como pudo cubriéndose con la capa de su padre. Sobre las 10:30 a 11:00 de la noche, la madre de Miguel preocupada por la precariedad del camastro se acercó con un candil notando una fragancia suave nunca acostumbrada allí, descubriendo que su hijo dormía profundamente al tiempo que comprobaba también que bajo la capa aparecía no una sino las dos piernas cruzadas. No dando crédito a sus ojos llamó a su esposo que se había entretenido en la cocina, que viniera a esclarecer la situación. Zarandearon al joven para que se despertara empleando en ello “más de dos credos” (no había relojes). Miguel, al apercibirse del acontecimiento pidió perdón a su padre y le manifestó que soñaba untando el muñón con el algodón de la lámpara del Santísimo en el Pilar…
Y a continuación los testimonios de todo el mundo, confeccionándose toda una abundante historia documental muy completa: de eclesiásticos, médicos, notario y un largo etcétera con muchos aportes. El lugar que enterraron la pierna se encontraba vacío. Y tras el examen pertinente la pierna era la suya, la que enterraron dos años y cinco meses antes. Incluso presentaba hasta las huellas de la mordedura del perro que le atacó en cierta ocasión, entre otras cicatrices.
De aquí que surgió el cantar popular:
MIGUEL PELLICER
VECINO DE CALANDA
TENIA UNA PIERNA
MUERTA Y ENTERREDA
DOS AÑOS Y CINCO MESES
COSA CIERTA Y APROBADA
POR MEDICOS Y CIRUJANOS
QUE LA TENIA CORTADA.
Entre los numerosos biógrafos e historiadores hemos elegido la obra del investigador y periodista italiano Vittorio Messori que no dudó en afirmar que su trabajo de investigación “se centra en un signo de intercesión mariana que por su carácter único parece ser un premio no solo a la religiosidad popular y a la apasionada devoción mariana de los españoles sino también al periodismo más calumniado de la Historia de España…” Creo que el suceso de Calanda es para los hermanos españoles un gran y misterioso privilegio”.
PRIMER TEMPLO ROMANICO DE SANTA MARIA DEL PILAR
Su nombre más antiguo “Templo de Santa María” (Diego de Estés, fol. 215). Más tarde se llamará “de Santa María la Mayor”. Añade también el Códice diocesano “A esta Capilla se añadió, andando los siglos, un templo más amplio y augusto, que por su imagen de la Virgen puesta de pie sobre una columna de mármol, y allí venerada con grandísima piedad y concurrencia de todo el reino, recibió el nombre del Pilar”.
Más tarde llegan los árabes a Zaragoza el 716. (Zurita)… Y allí siguieron su culto en el Pilar. El obispo Senior recibía en 848 a Eulogio de Córdoba, que pasó algunos días aquí, según nos relata él: “Aliquandiu vero apud Seniorem pontificem Caesaraugustae, qui nunc rectis moribus eamdem urbem regebat, demorans.” (A veces, cuando permanecía en casa del anciano obispo de Zaragoza que en aquel tiempo regía aquella ciudad de costumbres rectas).
Y siguen a continuación innumerables citas posteriores certificando la fundación y permanencia del Santuario. Un incendio de 1435 destruyó la angélica capilla, si bien, providencialmente no se quemó la Imagen ni la Columna. Con sucesivas donaciones y aportes de los reyes, el templo se fue ampliando hacia el estilo gótico para terminar en el barroco de actualidad.
El Santuario como tal ha sufrido la evolución prevista de los siglos: desde una simple ermita en sus inicios hasta la hermosa basílica de cuatro torres en la actualidad. Los visitantes y devotos no cesan en un constante entrar y salirse a toda hora. Su fiesta del 12 de octubre se halla incapaz de recibir a tanto visitante. Y quienes consiguen entrar en el Templo, descubre colgadas frente a la Capilla de la Virgen las dos bombas destinadas a la destrucción del Santuario durante la guerra fraticida del período 1936-1939 por las hordas marxistas, pero la Virgen impidió que estallaran…
LA ACTUAL CATEDRAL-BASÍLICA
Actualmente la Catedral-Basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza es un importante templo barroco de España. Según la tradición, se trata del primer templo mariano de la Cristiandad, puesto que en él se conserva y venera el pilar —en realidad, una columna de jaspe— que fue puesto por la Virgen María quien, viviendo aún en Jerusalén, se habría aparecido en carne mortal al apóstol Santiago el día 2 de enero del año 40. Documentalmente no hay pruebas de lo consignado en la tradición, cuyos pormenores datan de 1297 —en una bula del papa Bonifacio VIII— y 1299 —una declaración de los Jurados de Zaragoza—, donde por primera vez se atestigua la advocación del «Santa María del Pilar», tras emprender en 1293 el obispo Hugo de Mataplana una rehabilitación del edificio que amenazaba ruina, gracias a las donaciones propiciadas por la mencionada bula papal.
La historia documentada del templo se remonta al siglo IX, cuando según la Historia del traslado de San Vicente de Aimoino, se atestigua la existencia de una iglesia mozárabe en Saraqusta dedicada a Santa María en el mismo lugar en el que actualmente se encuentra la basílica barroca. En torno a este templo se articulaba una de las comunidades de cristianos de la ciudad.
Arquitectónicamente, el templo se articula en tres naves, de igual altura, cubiertas con bóvedas de cañón, en las que se intercalan cúpulas y bóvedas de plato, que descansan sobre robustos pilares. El exterior es de ladrillo, siguiendo la tradición de construcción en ladrillo aragonesa, y el interior revocado en estuco. La nave central se halla dividida por la presencia del altar mayor bajo la cúpula central. El altar está presidido por el gran retablo mayor de la Asunción, perteneciente a la Iglesia anterior, realizado por el escultor Damián Forment en el siglo XVI, siguiendo los modelos impuestos del retablo gótico de la vecina catedral zaragozana del Salvador (La Seo). Bajo las otras dos cúpulas elípticas de la nave central, se dispuso la Santa Capilla de la Virgen del Pilar, y el coro y órgano, que también procedían de la iglesia gótica predecesora. Actualmente se encuentran desplazados al tramo de los pies del templo, para dotar de mayor espacio a los fieles que ocupan la nave desde el altar mayor. Es además desde 2007, uno de los 12 Tesoros de España.
LA BASÍLICA BARROCA
En 1670 Juan José de Austria, por entonces Virrey de Aragón, promovió la construcción de un templo de estilo barroco de nueva fábrica, que es el que, fundamentalmente, existe en la actualidad. Fue diseñado a partir de varios proyectos, que encabezaron los maestros de obras zaragozanos Felipe Busiñac y Felipe Sánchez, y los continuó el prestigioso arquitecto real Francisco de Herrera el Mozo. Las obras dieron comienzo en 1681.
Tras la ampliación del templo culminada en 1730 la Basílica alcanzó las actuales dimensiones: 130 m de largo por 67 de ancho. Finalmente, en 1765, culminó la reforma con las aportaciones de Ventura Rodríguez, quien en 1750 había proyectado una nueva capilla de la Virgen por iniciativa de Fernando VI que comenzó a ejecutarse en 1754 una vez demolida la antigua.
EXTERIOR DE LA BASÍLICA
El volumen exterior de la Basílica del Pilar alcanza proporciones majestuosas. A lo largo de los siglos, y sobre todo desde la edificación barroca, el templo ha ido engrandeciendo su silueta con el alzado de cúpulas y de torres en sus ángulos.
Posee en la actualidad once cúpulas techadas con tejas vidriadas de colores verdes, amarillos, azules y blancos. Una central, en la confluencia entre la nave y el tramo centrales de la iglesia —que consta de tres naves y siete tramos—; dos más pequeñas situadas a ambos lados, en los tramos segundo y sexto, sobre la Santa Capilla y el Coro Mayor; y cuatro menores rodeando en los ángulos a estas dos cúpulas medianas, sobre los tramos primero, tercero, quinto y séptimo de ambas naves laterales. Además, entre los contrafuertes se cierran capillas rematadas con linternas. Las torres, alzadas en su mayor parte en el siglo XX, alcanzan más de noventa metros de altura.
INTERIOR DE LA BASÍLICA
La disposición interior de la basílica del Pilar se articula en tres naves —la central más ancha— y siete tramos, que descansan sobre gruesos pilares decorados con pilastras adosadas clasicistas. Sobre ellos hay unos sobrios entablamentos que soportan cúpulas sobre pechinas y bóvedas rebajadas. En los muros se abren capillas laterales cubiertas con cúpulas con linterna o bóvedas.
Siguiendo un recorrido según las agujas del reloj, desde la llamada Puerta Baja (la más cercana a la Virgen, en el extremo este de la fachada sur), se encuentra la Capilla de Santa Ana y la de San José. A continuación, en el centro de la nave lateral sur, se abre la Sacristía Mayor. Seguidamente la Capilla de San Antonio y la de San Braulio hasta llegar a la entrada de la puerta alta. En el tramo oeste, en el trascoro, se encuentran cuatro pequeñas capillitas, a ambos lados del coro, entre las que destacan las capillas del Ecce Homo (con un cuadro atribuido a Roland de Mois) y la de la Buena Esperanza. En el lado de los pies de la catedral se abren otras dos capillas: del Rosario y de San Agustín (llamada también Parroquia del Pilar, donde se celebran oficios religiosos cotidianos) y entre ellas se sitúa la Sala Capitular.
En el lado norte y desde la puerta alta del norte, que da a la ribera del Ebro, hay otras tres capillas: San Pedro Arbués, San Lorenzo y San Joaquín y la Sacristía de la Virgen, dejando en el centro el espacio que ocupa el Museo Pilarista. Por último, en el lado este, frente a la Santa Capilla está el Coreto de la Virgen y a ambos lados dos capillas: al norte la de Santiago y al sur la de San Juan, ya en la puerta baja de entrada del lado de la plaza mencionada al comienzo de este recorrido, que es la que mayor afluencia de público recibe.
El Museo Pilarista guarda un sinfín de objetos de orfebrería litúrgica, pero destaca sobre todo el llamado Joyero de la Virgen, en el que se presentan coronas, diademas, resplandores, etc. de piedras preciosas, y la colección de más de 350 mantos de la Virgen.
En la Basílica del Pilar están enterrados la mayoría de los arzobispos zaragozanos de la Edad Moderna, así como también reposan los cuerpos de San Braulio y del duque de Zaragoza, el general Palafox, entre otros.
Como curiosidad hay que hablar de las bombas que se lanzaron sobre la basílica en la Guerra Civil. En la madrugada del tres de agosto de 1936 un bombardero del ejército republicano español lanzó tres bombas sobre el templo pero ninguna de ellas explotó. Una de las bombas quedó clavada en la calle a pocos metros de la basílica, otra atravesó el techo del templo y la última cayó en el mismo marco dorado del mural de Goya en el Coreto. Este excepcional hecho hizo que popularmente se atribuyera a un milagro de la Virgen la no destrucción del templo. Hoy se exhiben y conservan dos de estos proyectiles en uno de los pilares cercanos a la Santa Capilla.
También cabe destacar la presencia de las banderas de España e Hispanoamérica, por ser la Virgen del Pilar la patrona de la Hispanidad.
CÓMO LLEGAR AL SANTUARIO DEL PILAR
La Basílica del Pilar es parte de la Ruta Mariana que integran también el santuario de Torreciudad, la Basílica de Monserrat y el santuario de Lourdes.
La Basílica del Pilar se encuentra situada en el centro de la ciudad de Zaragoza (España), a orillas del río Ebro. Zaragoza constituye un enclave privilegiado, situada a 300 km. de distancia de ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao. Las excelentes comunicaciones por ferrocarril (Tren de Alta Velocidad-Ave), por carretera y por aire, facilitan su comunicación con España y con el mundo, y hacen que Zaragoza esté hoy más que nunca al alcance de todos.
Accesos y distancias desde los otros santuarios de la ruta:
– Desde Santuario de Torreciudad (149 km.), por Barbastro – Huesca
– Desde Santuario de Montserrat (270 km.), por Lérida – Fraga
– Desde Santuario de Lourdes (por túnel de Somport, 305 km.), por Tarbes – Pau – Canfranc – Jaca – Huesca
En avión
El aeropuerto de Zaragoza está situado a 9 km. de la ciudad y se ha convertido en un centro estratégico en el tráfico de pasajeros para todo el corredor del Valle del Ebro. Las instalaciones fueron renovadas y ampliadas para la Exposición Internacional del año 2008, construyéndose una nueva terminal de pasajeros.
Actualmente, los destinos que están enlazados con Zaragoza son:
Nacionales
– La Coruña (Air Nostrum)
– Alicante (Ryanair)
– Lanzarote (Air Europa)
– Madrid (Air Nostrum)
– Palma de Mallorca (Air Europa)
– Tenerife (Air Europa)
Internacionales
– Bruselas (Ryanair)
– Franckfurt (Air Nostrum)
– Londres (Ryanair)
– Bérgamo-Milán (Ryanair)
– Paris (Air Nostrum)
– Roma (Ryanair)
En tren
Zaragoza cuenta con la estación intermodal Zaragoza-Delicias, una vanguardista infraestructura en la que destaca su monumental diseño. Zaragoza es un punto fundamental en la red ferroviaria de la península, con lo que se puede acceder desde prácticamente cualquier punto de España.
Los principales corredores del Tren de Alta Velocidad (AVE) te llevan a Zaragoza:
– Barcelona-Tarragona-Lérida-Zaragoza
– Madrid-Zaragoza
– Huesca-Zaragoza
– Sevilla-Córdoba-Ciudad Real-Zaragoza
– Málaga-Zaragoza
Además de estas líneas, Zaragoza está enlazada por tren con otras ciudades, como por ejemplo:
– Pamplona
– Valencia y Teruel
– Bilbao
– Vigo
– León y Burgos
– Salamanca
Por Carretera
Zaragoza dispone de una excelente infraestructura de comunicaciones por carretera, con la red de autopistas del Norte de España que le une con el País Vasco y Cataluña, la Autovía de Aragón que le une con Madrid y la Autovía Mudéjar que le une con Valencia y el Levante.
Accesos y distancias desde las principales ciudades
– Desde Madrid (320 km.), por autovía A-2
– Desde Barcelona (310 km.) y Lérida (150 km.), por autopista AP-2 ó autovía A-2
– Desde Bilbao (305 km.) y Logroño (175 km.), por autopista AP-68
– Desde Valencia (315 km.) y Teruel (180 km.), por autovía A-23
– Desde Pamplona (181 km.), por autopistas AP-15 + AP-68
– Desde Pau por túnel de Somport (253 km.), por la nacional N-330 (Canfranc – Jaca – Sabiñánigo) + autovía A-23 (por Huesca)
En autocar
Esta empresa de autocares cubre en gran medida la unión de los santuarios a través de sus líneas regulares. Desde Huesca, donde se ubican sus oficinas centrales, parten autocares a distintos puntos de Aragón y Cataluña. Las líneas interurbanas de servicio regular permiten llegar a Zaragoza, Pamplona, Lérida y a Barcelona. Igualmente, dispone de transporte a otras localidades de la ruta, como Barbastro, Jaca, Sabiñánigo, Canfranc, Graus, Fraga, etc…
Fuente: corjesu.pe rutamariana.com y otros
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