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Juan Pablo II probablemente sea uno de los papas más carismáticos que hayan pasado por el pontificado.

Y es especialmente considerado por su conexión judía.

La conexión judía de Juan Pablo II se consolidó a través de un amigo de la infancia, a través del cual se efectivizó el relacionamiento judío – católico.

juan pablo ii en auschwitz

Esto muestra paralelismo con lo que sucede con el papa Francisco.
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Que también tiene un gran amigo judío, el rabino Abraham Skorka.
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Mediante el cual se siguió consolidando la relación entre las comunidades a máximo nivel, y esta historia aún se está escribiendo.
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Pareciera una misión que el Espíritu Santo dio a estos dos pontífices.

Jerzy Kluger relata en el libro, El Papa y yo, con mucha atención, los detalles de todo tipo de cosas de su relación con Juan Pablo II.
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Como la formalidad del Papa, su forma polaca algo pasada de moda al hablar por teléfono, – él siempre preguntaba por el “ingeniero Jerzy Kluger”.
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Y su excelente memoria, que le permitió recuperar conversaciones de años antes.

 

LOS JUDÍOS TIENEN ADMIRACIÓN POR JUAN PABLO II

En la medida que Cracovia acogió la Jornada Mundial de la Juventud recientemente, muchas instituciones locales son anfitrionas de eventos relacionados con la Iglesia Católica, el Papa Francisco, y el Papa Juan Pablo II. 

Una de ellas es exposición de fotos de Juan Pablo II en el centro de la comunidad judía de Cracovia.

Este emotivo homenaje a la papa polaco ilustra el enorme papel que desempeñó el Papa polaco para los judíos.

Durante muchos siglos, Polonia fue Paradisus Iudaeorum, o el “paraíso judío”.

En la Edad Media, los judíos fueron expulsados de toda Europa, desde España hasta Crimea.

En otros lugares, fueron encerrados en guetos.

En Polonia, por el contrario, a los judíos se les dio privilegios.

Los reyes de Polonia introdujeron castigos severos por dañar a los judíos, que gozaban de un amplio grado de autonomía.

Se establecieron tribunales en lengua yiddish, mientras que la vida religiosa y literaria judía floreció en Polonia.

Isaac Bashevis Singer, el jasidismo, y la música klezmer nacieron allí.

En los siglos XIX y XX sin embargo creció el antisemitismo en Polonia.

El país fue invadido por la Alemania nazi y luego la Unión Soviética en septiembre de 1939.

Los alemanes reunieron a Polonia de tres millones de judíos los aislaron del resto de la población en guetos, y luego los enviaron a campos de concentración.

Casi el 90 por ciento de los judíos polacos fueron asesinados por los nazis

San Juan Pablo II fue el primer Papa en hacer una visita oficial a una sinagoga.
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Llamó explícitamente un pecado al antisemitismo y llamó a los judíos “hermanos mayores en la fe”.
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Juan Pablo II también estableció relaciones diplomáticas entre la Santa Sede e Israel. 

Cuando niño en Wadowice, Polonia, Karol Wojtyla tenía muchos amigos judíos, entre ellos Jerzy Kluger, quien lo llevó a la sinagoga para presenciar los servicios. 

Para la comunidad judía en todo el mundo, Juan Pablo II es un héroe.

El Gran Rabino de Polonia, Michael Schudrich, ha dicho en repetidas ocasiones que

“nadie hizo tanto para luchar contra el antisemitismo en más de 2000 años como el papa polaco”.

Jerzy Kluger y Juan Pablo II

 

NACE UN GRAN AMIGO JUDÍO

Jerzy Kluger amigo de la infancia con Karol Wojtyla, fue compañero de colegio del futuro pontífice en Wadowice.

Pasaron mucho tiempo en los hogares del uno y del otro, jugaron al fútbol juntos, lo que iba a tener resultados a largo plazo.

Muchas décadas más tarde. Kluger completó el libro El Papa y yo poco antes de morir en 2011, seis años después de la muerte de su compañero de clase, y cuenta su historia completa.

Los miembros de la familia de Kluger eran las principales figuras en la gran comunidad judía de Wadowice.
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El padre de Jerzy fue abogado y había estudiado en la Universidad Jagiellonian en Cracovia.

Jerzy conoció a Karol Wojtyla en la escuela secundaria y se convirtieron en grandes amigos.

El joven Kluger aprendió mucho de la historia de Polonia del padre de Karol, a quien le encantaba contar historias de caballería y honor.

Hay algunas descripciones bastante emotivas de la vida pueblerina, de la escuela de danza que celebraba la finalización de los exámenes, y de sus debates sobre el futuro, sus esperanzas y planes.

Juan Pablo ii en su visita a Polonia

 

LA GUERRA

Como sabemos, el futuro iba a ser mucho más sombrío que para cualquier colegial en Polonia o en otro lugar de lo que podría haber imaginado.

Después de un breve período en la Universidad de Varsovia, donde los estudiantes anti-judíos lo golpearon muy mal, Kluger volvió a Wadowice.

Su padre hizo arreglos para que él estudiara en Gran Bretaña, pero vino la guerra.

Alemania invadió desde el oeste, el ejército soviético desde el este, y Polonia fue condenada.

Kluger y su padre fueron capturados por los soviéticos y transportados a la remota región ártica de la Unión Soviética.
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Nunca volvió a ver a su madre, su hermana o su abuela otra vez.
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Wadowice quedó bajo control alemán, y fueron llevadas a un campo de concentración y perecieron allí.
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Kluger escribe recuerdos particularmente tiernos de su hermana, una niña inteligente y estudiosa, que también era una excelente jugadora de tenis.

Kluger mismo fue uno de los polacos que, después de que Hitler atacó Rusia, se les permitió unirse al ejército polaco y estuvo en acción en Monte Cassino y en otros lugares.

Después de la guerra, se cumplió el plan original de su padre de ir a Inglaterra y estudió ingeniería en Nottingham. 

Se casó con una chica inglesa y crió dos hijas, tuvo un negocio exitoso y, finalmente, se estableció en Roma.

Y aquí es donde la historia toma otro giro extraordinario.

juan pablo ii en polonoa con lech walesa

 

LOS AMIGOS SE REENCUENTRAN EN ROMA

En Roma, en la década de 1960, estaba ocurriendo el Concilio Vaticano II, y el arzobispo Karol Wojtyla fue uno de los asistentes.
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Kluger se dio cuenta de que este debía ser el Wojtyla que había conocido en la escuela.
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Y se puso en contacto con la casa del clero donde el arzobispo se estaba quedando.
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Y así comenzó un nuevo capítulo.

Hay una conmovedora descripción de cómo se encontraron y hablaron y hablaron, caminando juntos hasta que oscureció.

Iba a ser la primera de muchas reuniones.

En los próximos años, el Arzobispo Wojtyla y Kluger se encontraron siempre cuando Karol visitaba Roma por asuntos de la Iglesia.

Y entonces llegó el día en 1978 cuando el humo blanco indicó la elección de un nuevo Papa y el arzobispo Wojtyla se convirtió en Juan Pablo II.

juan pablo ii en polonia

 

LA CONSOLIDACIÓN DE LA RELACIÓN CON LOS JUDÍOS A TRAVÉS DE SU AMIGO

Como todos sabemos, uno de los grandes logros del extraordinario pontificado de Juan Pablo II fue la creación de toda una nueva relación con el pueblo judío.

Su visita a una sinagoga en 1986 fue la primera desde San Pedro casi 2000 años antes, y abrió el camino a nuevas esperanzas y nuevas posibilidades.

A través de los contactos establecidos por Jerzy Kluger, se establecieron con el tiempo, relaciones diplomáticas formales entre el Vaticano e Israel.

Los lazos personales entre ambos hombres eran profundos.

El Papa Juan Pablo II se convirtió en amigo de la esposa y las hijas de Kluger.

Presidió la boda de la nieta de Kluger, compartió muchas comidas y charlas largas con la familia.

Cuando Juan Pablo fue a Israel, rezó en el Muro de los Lamentos y rindió homenaje a las víctimas del Holocausto.

Kluger fue testigo y describe todo conmovedoramente.

Esto tiene un extraño paralelismo con lo que sucedió en Israel cuando el Papa Francisco visitó Israel junto a su amigo el rabino Skorka.

Estatua de Juan Pablo II en Polonia

 

LA HISTORIA AVANZA POR LOS MISMOS CARRILES

Estos hechos extraordinarios que narra Kluger tuvieron una profundidad espiritual para ellos, que es casi inconcebible.

Lo que se jugaba en la historia no era sólo la curación de viejas heridas y el fomento de una nueva era, sino algo más, algo en el plan de Dios.

Algo relacionado con los grandes diseños de Dios para el pueblo de la Antigua Alianza, para el que tiene gran amor.

¿Qué pasará después?

Los problemas en el Medio Oriente, los derechos y obligaciones de Israel y de los palestinos, continúan siendo una fuente de dificultades para alcanzar una paz verdadera y duradera.

Y el desarrollo de la bomba atómica por Irán es una espada de Damocles que pesa sobre el pueblo judío.

La historia de Kluger / Juan Pablo II hace su propia contribución singular a la historia de dos colectividades religiosas.

Que se extiende a través de la tragedia de la guerra y en los misteriosos designios de la Providencia, actuando en el drama de un sorprendente pontificado presidido por un santo.

Como tantas otras cosas en la vida de Juan Pablo II, es caracterizado por una sensación de tener muy de cerca y con ternura las manos de Dios.

rabino skorka y papa francisco

 

FRANCISCO LA SIGUE CONSOLIDANDO

El resto de la misión le queda por hacer al papa Francisco y su relación con el rabino Skorka.

El Rabino Abraham Skorka conoce al ahora papa Francisco desde hace unos 20 años cuando ambos vivían en Argentina.
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Una nación de mayoría católica pero con la comunidad judía más grande de América Latina.

Su acercamiento los llevó a que 2010 publicaran juntos el libro de diálogos «Sobre el Cielo y la Tierra».

En ese contexto, cuenta Skorka,

“nos encontrábamos dos veces por mes, charlábamos de todos los temas”.

El rabino Abraham Skorka comparte con el papa Francisco -además de una gran amistad- gestos que patentizan hasta dónde llegó la cercanía entre el judaísmo y el catolicismo en las últimas décadas, luego de la apertura de Juan Pablo II.

Después de siglos de prejuicios, discriminación y hasta persecución.

Porteños de pura cepa -el primero del barrio de la Paternal y el segundo de Flores.

Skorka y el entonces cardenal Jorge Bergoglio se conocieron en los Tedeum por el 25 de Mayo.

Intercambiaron meditaciones en sus respectivos templos – la sinagoga Benei Tikva y la Catedral-, se prologaron libros -Bergoglio lo eligió para “El Jesuita”, su biografía autorizada.

Desde allí dieron vida a un diálogo sobre el patrimonio sapiencial del judaísmo y el cristianismo, y sobre los grandes temas de la vida humana.

Sus conversaciones de dos años y medio confluyeron en un programa de televisión de unos treinta episodios que fue emitido al mismo tiempo tanto por el Canal 21, la emisora de la archidiócesis de Buenos Aires, como en la emisora judía local Canal 10.

Además, Skorka se convirtió en el primer rabino en alojarse en el Vaticano (en Santa Marta), cuando fue a saludarlo.

Luego fueron juntos a Israel y oraron frente al Muro de los Lamentos.

En un reportaje del diario Clarín el rabino Skorka manifestó que:

“Siento que estamos realizando un trabajo de diálogo muy importante.

Porque el catolicismo, como parte del cristianismo, tiene conflictos que surgen en buena medida de haber nacido del seno del pueblo judío.

Nació de modo conflictivo porque de un mismo tronco se desarrollaron dos ramas: el judaísmo rabínico y las distintas denominaciones cristianas.

Pero, insisto, el tronco es el mismo.

Por eso, las desavenencias pueden ser superadas a través de un análisis y un diálogo profundo.

Y eso es lo que se está haciendo en este momento.

No es meramente decir: bueno… nos queremos… tratemos de superar las desavenencias del pasado.

El piso es eliminar las discordias, las suspicacias”.

Según el rabino, que es rector del Colegio Rabínico Latinoamericano, el pontificado de Francisco será marcado con una relación particular con el judaísmo.

Y recordó que, cuando en 2012, cincuenta años después del concilio Vaticano II, Bergoglio decidió distinguirle con el doctorado honoris causa en la Universidad Católica Argentina: era la primera vez en América Latina que el título se confería a un rabino.

“Me dio el diploma  y sin micrófono me dijo: ‘No sabes cuánto esperaba este momento’”.

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