La crisis de los Legionarios de Cristo sigue sin pausa hacia un destino incierto [13-05-30]

Sus autoridades llamaron a una etapa de penitencia y oración.
Fue una de las congregaciones más exitosas en números hasta que se destaparon los escándalos ligados a su fundador, el drogadicto y abusador de menores Marcial Maciel Degollado, y que llevaba una doble vida con mujer e hijos. A partir de allí comenzó un desangrado permanente de los Legionarios, que les llevó a perder un quinto de sus miembros en los últimos 4 años.

 

legionarios de cristo

 

Mientras a finales de 2008 el número total de integrantes de los Legionarios de Cristo era de 3389, a inicios de este año era de 2830, unos 559 menos. Si a éstos se le restaran 48 «exclaustrados», los integrantes reales serían 2782. En 2009 los alumnos en centros vocacionales eran 1127 mientras, a finales de 2012, habían bajado a 945. Algo similar ocurrió con los religiosos y novicios (seminaristas) que pasaron de 1459 en 2008 a 932 al comenzar 2013. En apenas tres años los centros de formación pasaron de 128 a 109.

MODESTO AVANCE DE LAS REFORMAS

La reforma interna de los Legionarios de Cristo avanza, en medio de grandes tribulaciones. Velasio De Paolis, el «interventor» designado por Benedicto XVI para purificar a la congregación, quiere voltear página lo antes posible. Parece interesado sólo en la redacción de unos nuevos estatutos y en mantener cierto equilibrio interno, aunque frágil. Pero en los últimos cuatro años la Legión perdió el 20 por ciento de sus miembros, producto de una crisis destinada a profundizarse.

La mañana del lunes 27 de mayo el cardenal De Paolis se reunió con Francisco durante 45 minutos. Por primera vez el nuevo Papa recibió un reporte pormenorizado del proceso de renovación en ese instituto religioso. Un itinerario que comenzó en 2010 tras una auditoría impuesta por Ratzinger que llevó a la Santa Sede a reconocer el nefasto influjo ejercitado por Marcial Maciel Degollado, inmoral fundador responsable de abusos sexuales a menores.

A Jorge Mario Bergoglio el purpurado ofreció su versión: los superiores heredados por Maciel fueron exonerados, las pérdidas de miembros fueron limitadas (e inevitables, considerada la situación) y el nuevo cuadro de comando sería fruto de una «operación de limpieza».

PERO LOS HECHOS NO ACOMPAÑAN ESA VISIÓN EDULCORADA

En los últimos cinco años la Legión ha sufrido un sistemático éxodo de integrantes. Las estadísticas oficiales lo confirman. Desde finales de 2008 a la fecha unos 123 sacerdotes dejaron de manera definitiva la congregación, mientras otros 48 están fuera de sus comunidades en diversos periodos de discernimiento. Una pérdida relativa de 171 unidades, equivalente al 18 por ciento del total de curas legionarios, 953.

El decrecimiento se ha manifestado en todos los niveles de formación, pero el dato más preocupante se refiere al éxodo de sacerdotes. A finales de 2008 el total de integrantes (incluidos seminaristas menores y mayores) era de tres mil 389, mientras a inicios de este año era de dos mil 830, unos 559 menos. Si a éstos se le restaran los 48 «exclaustrados», los integrantes reales serían dos mil 782.

Se trata de cifras destinadas a reducirse aún más porque las últimas estadísticas datan del 31 de diciembre de 2012 y no incluyen los primeros meses de 2013. Aunque la explicación oficial de los superiores intenta minimizar la amplitud de la crisis, los datos no muestran un aumento de vocaciones, sino todo lo contrario. En apenas cuatro años más de mil miembros han abandonado la obra, una tendencia difícil de revertir a corto plazo.

El capítulo de los superiores ha provocado no pocas tensiones. Es cierto que ya no se encuentran en el vértice de la congregación los directivos impuestos por Maciel en 2005, cuando El Vaticano le obligó a renunciar a su puesto de director general. Pero ninguno de ellos fue exonerado. Más bien al contrario, ellos tuvieron salidas más que decorosas. El superior Álvaro Corcuera obtuvo un «año sabático» por problemas de salud y el vicario Luis Garza Medina fue trasladado como responsable para Norteamérica.

No pocos legionarios se quejaron, al interior y al exterior, de la «lentitud» con la cual operó Velasio De Paolis. Ellos fueron etiquetados de «disidentes» y condenados al ostracismo. La mayoría ya están fuera. Ahora sonríen cuando sienten hablar de «operación limpieza».

Pese a las dificultades muchos han preferido permanecer, esperanzados en una reforma de verdad. Ellos han sido involucrados en discusiones sistematizadas sobre cada uno de los puntos que contendrán los nuevos estatutos. Durante meses han sostenido debates en pequeñas comunidades y sus conclusiones se han turnado a una comisión.

Este grupo procesará las propuestas y redactará las nuevas Constituciones. Un documento que deberá ser aprobado en un capítulo general previsto para inicios del 2014. Una vez aprobado el texto De Paolis presentará su renuncia y dejará finalmente un puesto que le ha procurado numerosos dolores de cabeza.

ETAPA DE PENITENCIA Y ORACIÓN

Las autoridades de la Legión de Cristo y del Regnum Christi, enviaron una carta a todos sus miembros en la que llaman al inicio de una etapa de penitencia y oración en vistas al Capítulo General de 2014, cuyo fruto principal deben ser las nuevas Constituciones.

La carta con fecha 28 de mayo, aparece un día después de que el Delegado Pontificio para la Legión de Cristo, el Cardenal italiano Velasio De Paolis, fuera recibido el lunes 27 por el Papa Francisco.

La carta del 28 de mayo está firmada por el Padre Sylvester Heereman, actualmente en funciones de director general de la Legión de Cristo y del Regnum Christi, Gloria Rodríguez, responsable general de las consagradas del Movimiento, y Jorge López, encargado general de los consagrados del Regnum Christi.

En la misiva se señala que:

«la vida deja en nuestros corazones heridas que Dios va curando, pero que llevaremos siempre con nosotros hasta llegar a Él, de modo semejante a las llagas de la Pasión, que Cristo quiso llevar siempre en su cuerpo, también después de la resurrección, para acompañar las nuestras y que nos invitan a poner nuestra confianza en su misericordia. A nosotros nos toca, de alguna manera, llevar las llagas de un pasado doloroso como institución, ante todo el sentimiento de una paternidad herida y el dolor por los errores humanos que se han dado y que nos han hecho sufrir».

La carta dice además que:

«en cada uno el proceso de curación ha sido y es profundamente personal. Para muchos de nosotros esta situación ha desembocado en un nuevo encuentro con el Señor de nuestra vida y de nuestra vocación. Este toque de la gracia es motivo de honda gratitud para con Dios. Otros, en cambio, han experimentado nuevos pesares. Y así notamos que, al menos en una cierta medida, se ha perdido frescura en nuestra vocación, hemos podido seguir causándonos heridas unos a otros y ha decaído la estima y la confianza mutua, tan necesarias para una vida de familia».

«A esto se suma el dolor por quienes por sentirse defraudados o bien como resultado de un camino personal, han optado por dejar la vida consagrada o el compromiso apostólico en el Regnum Christi», agregan.

El texto alienta, a nivel personal,

a «abrirnos a la gracia de una verdadera renovación en el amor a Dios, al prójimo y a la propia vocación en el Regnum Christi. Esto presupone oración y súplica, un secundar la gracia de la conversión, una búsqueda de una identificación cada vez mayor con el amor misericordioso del Corazón de Cristo».

«Presupone también la disponibilidad para salir al encuentro de quienes se sienten heridos o se han alejado. Necesitamos cultivar el deseo de aprender a perdonar y la humildad para pedir perdón, para no vivir presos del rencor. Cada uno, desde el punto en que se encuentre, tiene que determinar delante de Dios los pasos que ha de dar».

La carta también exhorta a la reconciliación y al compromiso en la vocación y la misión común, así como a llevar adelante,

el «camino de renovación que nos ha marcado la Iglesia. Queremos llegar al Capítulo y a las Asambleas habiendo alcanzado una mayor claridad sobre el don que Dios hace a la Iglesia a través del Regnum Christi; habiendo madurado las reglas y las estructuras que más nos ayuden a custodiar el carisma; y habiendo puesto las bases para superar lo que ha de purificarse en nuestra mentalidad y costumbres».

Tras alentar a rezar la novena por la Fiesta del Sagrado Corazón, las autoridades de los legionarios piden a Dios,

«que nos conceda una nueva efusión del Espíritu Santo que transforme, sane y renueve nuestros corazones como lo hizo en Pentecostés».

«Que la Virgen Dolorosa nos acompañe, como a los apóstoles, en nuestra preparación espiritual que ahora emprendemos y nos ayude a permanecer unidos en la oración, en la caridad y en la verdad para que podamos también sumarnos generosamente a la misión de extender el Reino de su Hijo por todo el mundo», concluyen.

Para leer la carta completa, puede ingresar aquí.

Fuentes: ACI Prensa, Vatican Insider, Signos de estos Tiempos

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