Como se convirtió en cura.
El futuro Papa tenía 16 años y estaba enamorado. Era 1953 y había conocido a una chica que esperaba estaría de acuerdo en ser su esposa. El día 21 de septiembre él estaba pensando en pedirle a su novia que se casara con él en un almuerzo al aire libre que su escuela llevaba a cabo cada año. Caminando hacia el evento, pasó frente a su iglesia local y se sintió obligado a entrar para una visita.
Al entrar en la iglesia, Jorge se dio cuenta de un sacerdote que nunca había visto antes. Era el padre Duarte, un clérigo que estaba muy enfermo y se acercaba poco a poco a la muerte, pero del que emanaba una santidad contagiosa. Él le pidio que escuchara su confesión. Sería un momento en que su vida cambió para siempre.
Mientras hablaba el P. Duarte su alma se llenó de un anhelo de ofrecer su vida a la Iglesia. Él renunciaría a su novia y le daría todo su amor a la Iglesia.
En el libro-entrevista del 2010 con Sergio Rubin, el entonces cardenal Bergoglio reflexionó:
«En esa confesión, me pasó algo muy raro… Fue una sorpresa, el asombro de un encuentro. Me di cuenta que Dios me estaba esperando».
Al principio él escondió su vocación al sacerdocio, le dijo a su madre que quería estudiar medicina. Impresionada de que su hijo tuviera tales ambiciones nobles ella limpió el altillo y lo transformó en su estudio. En lugar de bailar el tango o jugar al fútbol, ??que eran dos de sus aficiones favoritas, usó su tiempo para largas horas de estudio – pero no de medicina: estaba leyendo libros de teología.
Su madre se sorprendió cuando fue a poner en orden el altillo y no encontró libros de medicina. Extremadamente agitada, ella se enfrentó a su hijo. Su respuesta ya tuvo una pizca de las habilidades retóricas de los jesuitas, que más tarde desarrolló plenamente: «Estoy estudiando medicina, pero medicina del alma», dijo.
Como comenzó su vida en el seminario a finales de 1950, estaba seguro de su elección. Pero esa certeza fue cuestionada cuando conoció a una joven deslumbrante en una boda familiar. Al regresar al seminario, los pensamientos de la joven interrumpieron sus oraciones.
«No pude orar durante la semana siguiente, porque cuando iba a orar, la chica aparecía en mi mente», dijo más tarde.
Fue una lucha para decidir entre la búsqueda de la joven y la permanencia en el seminario.
Pero él volvió a su compromiso y fue ordenado el 13 de diciembre de 1969, sólo cuatro días antes de cumplir los 33 años.
Durante sus primeros años como jesuita, el P. Jorge creció en popularidad y sus superiores lo consideraron como su chico de oro. En 1973, pocos meses después de haber hecho sus votos perpetuos, fue nombrado superior provincial, líder de los jesuitas en Argentina.
Una enorme responsabilidad recaía sobre los hombros de alguien tan joven y que sería puesto a prueba, no sólo a causa de la guerra sucia que duró desde 1976 hasta 1983, sino también porque la orden de los jesuitas estaba dividida en dos bloques: liberales y conservadores. Lo que estaba sucediendo dentro de la Compañía de Jesús en la década de 1970 ha llegado a caracterizar a la Iglesia en todo el mundo. El P. Bergoglio tuvo que contener a las dos caras de la orden jesuíta.
Fuentes: The Catholic Herald, Signos de estos Tiempos