El camino hacia la ‘neuro ley’.
Los últimos 20 o 30 años han demostrado de manera cada vez mas clara cómo la tecnología puede afectar nuestra privacidad. El último caso está relacionado con el espionaje de correos electrónicos masivos y llamadas telefónicas, que se descubrió en EE.UU. y luego en varios países más. Y esto fue posible porque apareció la tecnología apta para “pinchar” las líneas y manejar grandes bases de datos.
Nuestra historia muestra que, cuando existe la tecnología, el poder se las arregla para utilizarla en su provecho. La primera tentación es usarla para cosas moralmente aceptables para todos, como por ejemplo el combate a la delincuencia. Pero luego se puede entrar en una pendiente resbaladiza, donde quienes detentan el poder pueden usarla para sus fines personales, por ejemplo para espiar adversarios o incluso para perpetuarse en el poder.
La neurología ha hecho avances sustanciales en las dos últimas décadas y ahora sostienen que estamos cerca de que se puedan leer los pensamientos mediante una escaneo físico del cerebro y desde el exterior. Pero previo a esto, los escaneos del cerebro han entrado al sistema judicial como elementos probatorios, lo que podría legitimar que también los pensamientos leidos externamente, pueden constituír una prueba.
Y esto ya está generando una discusión entre los bioéticos y los especialistas en derecho, porque ya saben que deben anticiparse y no abrir la discusión sobre los hechos ya consumados.
Es para su discernimiento, pero no tenga la tentación de pensar que de que no van a lograr leer los pensamientos o que faltan décadas para que se llegue a eso, porque todo se acelera. ¿Ante esto, que hacemos?
LA JUSTICIA YA UTILIZA LOS ESCANERES CEREBRALES COMO PRUEBA
En 2009, el caso de Brian Dugan se hizo famoso porque por primera vez se presentaron imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) en un juicio.
Dugan, condenado previamente por la violación y el asesinato de dos mujeres, cumplía condena en la cárcel cuando se encontraron evidencias que le relacionaban con un nuevo crimen. Por eso, el fiscal solicitó la pena de muerte.
Su defensor, el abogado Steve Greenberg, utilizó fMRI para demostrar que Dugan nació con un trastorno mental, psicopatía, que le impedía controlar su conducta.
En las imágenes se pudo verificar que Dugan tenía las mismas anormalidades en el cerebro que se habían detectado en otros psicópatas. Aun así, se le condenó a pena de muerte, pero su caso se convirtió en pionero en el mundo.
LA “NEURO LEY”
La neuro ley no solo actuará en los casos de violencia; también en nuestro entorno más cotidiano.
Por ejemplo, para demostrar incapacidad o dolores que te impiden ir a trabajar.
A los abogados se les hacía muy difícil demostrar cuánto sufrían sus clientes al no existir un sistema de evaluación objetivo. Las pruebas obtenidas a través de fMRI permiten cuantificar el dolor.
Esta tecnología también posibilita determinar otros trastornos alegados en juicios, como desórdenes de ansiedad al detectar biomarcadores de, por ejemplo, estrés postraumático.
LA POSIBILIDAD DE LEER SUS PENSAMIENTOS SIN SU PERMISO
Pero ahora de abre la posibilidad de leer la mente con imágenes de cerebro, lo que es un paso mucho más peligroso, y está creando una fuerte polémica entre los estudiosos del derecho, de acuerdo con un artículo en el Chronicle of Higher Education. La profesora de la Universidad Duke Nita A. Farahany, advierte:
«Tenemos esa idea de la privacidad que incluye el espacio alrededor de nuestros pensamientos, que sólo compartimos con la gente que queremos. La neurociencia demuestra que lo que pensamos en esta zona de la intimidad puede ser violado».
Farahany pregunta si la Cuarta y la Quinta Enmienda de la Constitución estadounidense, que protege a los ciudadanos contra «registros e incautaciones irrazonables» y la autoincriminación protegerán a las personas contra la intrusión de la tecnología.
Aunque la lectura de pensamientos y recuerdos sigue siendo ciencia ficción para muchos, las resonancias magnéticas están empezando a ser objeto de manejo más amplio como prueba en los tribunales.
Más adelante, en el futuro, podría ser posible que la policía lleve a cabo escáneres cerebrales con dispositivos de mano, como se utilizan los alcoholímetros hoy. Cuando la policía da la advertencia, incluso le puede decir al sospechoso que incluso lo que diga en silencio a sí mismo puede ser usado en su contra.
¿ES LÍCITO QUE LA POLICÍA LEA SUS PENSAMIENTOS?
¿El Estado tiene derecho a utilizar este tipo de tecnología? Farahany cree que debería ser posible para que pueda realizar «búsquedas» muy limitadas.
El bioético Paul Root Wolpe, de la Universidad de Emory, dice No.
«El cráneo», dice, «debe ser una zona de absoluta privacidad.»
«Sostiene su posición incluso en el escenario de un presunto terrorista y una bomba de tiempo. Como decía Sartre, el máximo poder o derecho de una persona, es decir, ‘No'».
«¿Qué pasa si de inmediato digo ‘No’ y ellos me sujetan y obtienen la información de todos modos? Quiero decir que el Estado nunca tiene derecho a usar esas tecnologías».
El asunto está atrayendo cada vez más atención. El video de PBS a continuación, con Alan Alda como narrador, es una investigación de cómo el cerebro afecta la justicia en los tribunales. Vale la pena verlo.
Fuentes: Bio Edge, Chronicle, Signos de estos Tiempos