Científicos católicos reflotan el modelo geocéntrico
Dos profesores universitarios españoles, matemáticos y católicos, reflotan la teoría de Tycho Brahe, con algunas modificaciones, que sostiene que la Tierra está fija en el universo y son los demás astros los que se mueven a su alrededor.
Han escrito el libro “Sin embargo no se mueve”, en alusión a la famosa frase atribuida a Galileo (“Y sin embargo, se mueve”) para defender su tesis de la rotación de la Tierra alrededor del Sol, en el conocido enfrentamiento con la jerarquía católica de su tiempo.
UNA VISIÓN DESDEÑADA POR LA CORRIENTE PRINCIPAL
El profesor de Matemáticas de la Universidad del País Vasco, Juan Carlos Gorostizaga y el doctor en la misma materia por la Universidad de Murcia, Milenko Bernadic (croata que reside en España desde 1989), defienden el geocentrismo, o sea que el planeta Tierra es el centro del Universo. Una teoría que, según señala Gorostizaga que,
«varios científicos católicos actualmente defienden a lo largo del mundo».
Según explica Gorostizaga, es una:
«visión cosmológica olvidada» o, más bien, «apartada injustamente del saber».
Y continúa diciendo:
En este libro presentamos el geocentrismo… que la Tierra no se mueve, es decir, no orbita alrededor del sol (es el sol el que lo hace alrededor nuestro),ni tampoco rota sobre el eje Norte-Sur (es el firmamento como un todo el que lo hace), en definitiva, que la Tierra no es un planeta – planeta significa en griego errante – pues está situada en el preciso baricentro del universo, y por el efecto giroscópico está preservada de todo movimiento debido a torques externos.
En otras palabras, el modelo planetario correcto es el que defendió el astrónomo danés Tycho Brahe (con ligeras modificaciones), y que fue también el que adoptaron los jesuitas para enseñar en las universidades de toda Europa.
QUE DICE LA PROMOCIÓN DE SU LIBRO
El libro, que distribuye LULU, ver aquí, tiene el siguiente texto de promoción:
Increíble, pero cierto.
Ningún experimento explícitamente diseñado para tal propósito ha demostrado jamás que la Tierra se mueve.
En otras palabras, lo que usted ve en el cielo, es pura realidad, así es.
El modelo geocéntrico de Tycho Brahe (ligeramente modificado) resulta cierto.
Esta verdad, tan evidente y tan incómoda para determinados sectores no científicos sino cientificistas, tiene serias y directas consecuencias para la filosofía, ciencia moderna, y particularmente para la exégesis bíblica.
Una lectura apasionada que le mantendrá en vilo hasta el final, un descubrimiento de lo que ya sabe, aunque no se lo pueda creer.
Tal vez ahora le resulte algo más fácil o al menos sorprendentemente fresco: todo el universo fue hecho para usted, por amor.
RECOMENDADO PARA CATÓLICOS
El libro está indicado especialmente para católicos con buena formación en ciencias (según la educación clásica).
Y Gorostizaga añade:
“Se ha dicho que la defensa realizada por la Iglesia (católica) contra el Heliocentrismo ha sido la acción más justa, más sabia y más prudente que se haya realizado en la Historia para frenar los embates de uno de los principales engaños de Satanás y de sus secuaces.
Ciertamente el Santo Oficio tuvo la necesidad de condenar a Galileo por herejía y por enseñar doctrinas erróneas, y la condena fue justa y absolutamente coherente con su misión santa de guardar la integridad del legado de la fe Católica”.
Así pues, no cabe ninguna duda que para Gorostizaga la visión cosmológica del universo está relacionada con la interpretación religiosa de la realidad, que afirma que todo lo hizo Dios para el hombre y pensando en su hijo Jesucristo, es decir un sistema global “homocéntrico”. Y por lo tanto, el modelo planetario correcto es el que a grandes rasgos defendió el astrónomo danés Tycho Brahe en el siglo XIV.
INTERESANTE PERO CONTRACORRIENTE
El de Galileo y el de Brahe son simples modelos para explicar una realidad que nadie conoce a ciencia cierta; ni siquiera la ciencia puede aseverarlo.
Esta desempolvada tesis geocéntrica, se enfrenta a la rutina de concebir que la realidad es que la tierra orbita alrededor del sol, entre otras cosas porque los movimientos son más fáciles de dibujar, y entonces la reacción masiva del gran público será probablemente, que esta hipótesis del libro “es una locura”.
Pero tiene la fortaleza de que se inscribe dentro de estudios científicos revisionistas de las tesis modernas, como por ejemplo la del Dr. Gerald Schroeder, un judío que sostiene que cuando en el Génesis se afirma que Dios creó el mundo en seis días, eso fue exactamente lo que ocurrió. Y defiende esto comenzando por señalar que el tiempo es distinto para Dios que para nosotros.
Dice Schroeder que:
“el universo tiene 15.000 millones de años, pero bien pudiera ser que, desde un cosmos mil millones de veces más pequeño, ese tiempo fuera de seis días”.
Y luego hace una serie de cálculos astrofísicos que sitúan la cifra de la creación del universo – según el Génesis – cercana a los 15.000 millones de años en que se considera actualmente la edad del universo. Ver aquí el artículo.
Ojalá que comencemos a darnos cuenta que las “verdades científicas” no son más que “verdades de fe en las teorías de los científicos”, y a sostener, con la correcta epistemología, de que la ciencia es un método para probar y descartar hipótesis, y no un cuerpo de dogmas.
Fuentes: Europa Press, creacinseisdas.blogspot.com, Signos de estos Tiempos