Los coptos pagan un precio muy alto con su apoyo al ejército que destituyó al presidente egipcio

Siguen los temores de los cristianos.

 

Una docena de cristianos coptos muertos, casas, autos y comercios incendiados, toda clase atentados e intimidaciones es el precio que están pagando los coptos por apoyar al ejército que tomó el poder en Egipto la semana pasada.

 

patriarca copto tawadros II

 

Pero el nuevo presidente interino de Egipto no ha dado tranquilidad a los coptos, porque ha seguido con el mismo enfoque de la Hermandad Musulmana en la Constitución provisional a las religiones.

En la fase de transición, las minorías han pagado un elevado precio en vidas humanas. Pero ahora temen que la Constitución provisional las margine aún más.

En estas horas también ayunan los coptos en Egipto. Como los musulmanes que comenzaron el Ramadán, los coptos también siguen el ayuno para preparar la fiesta del martirio de los Santos Pedro y Pablo, que esta Iglesia de oriente celebra el 12 de julio. Oraciones y gestos que se entrelazan entre las mezquitas y las iglesias en un momento particularmente delicado para el futuro del país.

El balance de estos días ha sido muy pesado para los coptos, en contra de los que se desencadenó la rabia de los islamistas, sobre todo fuera de El Cairo. No fue solamente el asesinato a sangre fría del padre Mina Aboud Sharubim, el sábado pasado en El Arish nel Sinai; otros cuatro cristianos fueron asesinados el viernes pasado en la localidad de Al Dabaya, en la periferia de Lúxor.

Un musulmán fue encontrado sin vida y los islamistas reaccionaron diciendo que había sido obra de un cristiano local, que había expresado públicamente su apoyo al movimiento de los “Tamarod”, los “rebeldes” que recogieron firmas para la destitución del ex presidente Mohammed Morsi.

En la zona del Sinaí y en Lúxor ya no es posible llevar la cuenta de todos los actos de intimidación hacia las Iglesias: el último se verificó ayer por la mañana, cuando un grupo de hombres armados y enmascarados dispararon contra una Iglesia de Port Said (afortunadamente no hubo víctimas, pero el miedo fue enorme).

Es el precio que están pagando los cristianos por el apoyo explícito a la intervención del ejército que –siguiendo la oleada de las manifestaciones del 30 de junio– llevó a la destitución de Morsi e impuso una fase de transición hacia nuevas elecciones.

“Este ‘road map’ – había asegurado el Papa Tawadros II en vivo hace una semana, después del anuncio del general al-Sissi – fue creado teniendo en cuenta todos los factores que pueden garantizar un futuro pacífico para Egipto. Pretende exclusivamente el bien del país, sin la intención de excluir o marginar a nadie”.

Sin embargo, ahora en el nuevo contexto que surge del nombramiento del economista Hazem el-Beblawi como líder del gobierno comienzan a surgir todas las ambigüedades de la situación en El Cairo.

A pesar de seguir considerando al ejército como garantía propia de protección existe mucha perplejidad en estas horas entre los cristianos por el texto de la Declaración constitucional provisional que aprobó el presidente “ad interim” Adly Mansour.

Justamente el debate sobre la Constitución impuesta por los islamistas fue el principal terreno del enfrentamiento entre los coptos y la Hermandad Musulmana: se veía con enorme preocupación el mayor peso reconocido a la Sharia, la ley islámica..

Los cristianos esperaban que el presidente interino modificara inmediatamente estos puntos. En cambio, con respecto a la relación entre el Estado y las religiones quedó confirmado el enfoque de la Hermandad Musulmana en la Constitución provisional.

Detrás de esta decisión de Mansur está el miedo de perder el apoyo en la fase de transición por parte de los salafitas (los islamistas más radicales).

Es cierto que en los próximos meses habrá una comisión que se encargará de discutir todos los puntos controvertidos de la Constitución, pero las dudas entre los cristianos aumentan, sobre todo debido a la rapidez con la que Arabia Saudita y los países del Golfo (los grandes patrocinadores de los salafitas) se apuntaron en la nueva fase que vive el gobierno en El Cairo.

“Nos toman el pelo – declaró netamente a la agencia Fides el obispo copto católico de Minya, Botros Fahim Awad Hann. Las pésimas disposiciones de la vieja Constitución, a ojos de los cristianos, en el nuevo texto tienen incluso un mayor peso. Si no hablamos ahora, después no podremos decir nada”.

Fuentes: Vatican Insider, Signos de estos Tiempos

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