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Sor María Laura Mainetti.

Nuestra cultura se ha alejado tanto de Dios que ya no existen casi rastros visibles para la inmensa mayoría de los jóvenes, que les permitan diferenciar el bien del mal.

Y es por eso que llegan a barbaridades como el caso que te vamos a contar aquí, de una monja fallecida en el 2000 y beatificada en el 2021 porque la Iglesia la consideró como una mártir por odio a la fe.

Aquí te vamos a contar cómo es que los jóvenes pueden llegar a hacer barbaridades influidos por el maligno.

Pero más general aún, como a los jóvenes se les está lavando el cerebro y que podemos hacer al respecto.   

La historia que vamos a contar habla de la desorientación de la juventud, de la influencia satánica en el mundo y del odio hacia lo religioso, pero no como una cosa personal sino constituido como una elección de vida.

Tres adolescentes martirizaron a una monja en el año 2000 en Chiavenna, Italia, y luego declararon que se lo habían ofrecido a satanás.

Y que lo realizaron para hacer algo diferente de lo habitual y sentir emociones fuertes.

La recién beatificada fue Sor María Laura Mainetti, nació con el nombre de Teresina Elsa Mainetti en 1939.

Había ingresado en las Hermanas de la Cruz en Roma, Italia, en 1957 y para el año 2000 era la Superiora de la comunidad de Chiavenna.

Sus compañeras de convento hablan de su generosidad y su tendencia a hacer todo lo posible por sus compañeras, tanto que la llamaban «Santa Teresina».

Su atención estaba dirigida en particular a los jóvenes que veía muy frágiles y desorientados.

Fue educadora de muchos de ellos y su punto de referencia espiritual.

Unos meses antes de su martirio, sor María Laura escribió: «Debemos estar disponibles para hacer todo por los demás, hasta el punto de dar la vida como Jesús».

¿Cómo sucedieron los hechos que llevaron a su beatificación?

En Chiavenna había tres adolescentes, menores de edad, fascinadas desde hacía un tiempo por el satanismo, y planearon ofrendar una persona como consagración al demonio.

Al principio eligieron al entonces párroco de San Lorenzo, monseñor Ambrogio Balatti, pero luego lo pensaron mejor porque era grande, y su constitución habría dificultado el ritual. 

Y entonces pensaron en la hermana María Laura Mainetti, por su físico delgado.

A principios de junio de 2000, una de las tres amigas se puso en contacto con la monja y fingió estar embarazada debido a una agresión.

Dijo que su familia quería que abortara, suponiendo que la monja la asistiría preferencialmente para evitarlo, que le ofrecería apoyo e incluso hospitalidad en su propia comunidad religiosa.

Y el 6 de junio del año 2000 la joven llamó por teléfono a la monja, le dijo que se había ido de su casa y quedaron de encontrarse en el parque Marmitte dei Giganti a las 10 de la noche.

Porque la persuadió para que la acompañara a llevar su equipaje a un lugar aislado, poco frecuentado por la noche. 

Las adolescentes habían elegido ese día, 6 de junio de 2000, porque era la primera fecha en que el número 6 aparecía dos veces en el nuevo milenio.

Tomaron por un sendero poco iluminado y aparecieron las otras dos adolescentes.

Y fue ahí que la atacaron con piedras, las arrastraron a un punto aún más aislado donde la martirizaron.

Cada una de ellas le debía infligir 6 punzadas para completar el número 666, que es el número de la bestia según el libro del Apocalipsis´.

Pero una de ella se excedió con una más, por lo que arruinó el ritual.

Luego contarían las jóvenes que mientras la martirizaban, sor María Laura les decía «¡Señor perdónalas!», preocupada por las almas de las jóvenes más que por su vida.

Y eso fue lo que más les impresionó según lo que luego dirían, además de haber adquirido ellas en ese momento, una fuerza que jamás imaginaban poseer.

A la mañana siguiente un deportista tempranero encontró el cuerpo de la monja junto con escritos satánicos alrededor de la escena.

Los investigadores rápidamente identificaron a las tres jóvenes como las responsables.

Y después de registrar los hogares de las jóvenes, pudieron descubrir su participación en una subcultura satánica. 

Estas tres adolescentes, se habían alineado con satanás y sus fuerzas demoníacas malvadas. 

Se encontraron en los dormitorios de las jóvenes, donde los padres ya no tenían acceso, frases y dibujos alabando a satanás.

Los padres tampoco habían notado los cortes en los brazos de sus hijas, realizados con bisturíes desechables.

En el 2003 una de las jóvenes fue condenada a 12 años de reclusión por ser la líder del grupo y a 8 años a cada una de las otras dos.

Una vez en libertad las jóvenes cambiaron sus nombres, se mudaron a otro lugar, se casaron, tuvieron hijos y tienen trabajo.

El perdón de Sor María Laura fue el punto de partida para re encauzar sus vidas.

Aunque se supone que una experiencia como esta será muy difícil de olvidar para ellas.

En el lugar del martirio de Sor María Laura se colocó una cruz con la inscripción evangélica «Si el grano de trigo muere da mucho fruto». 

Y se transformó repentinamente en un lugar de peregrinación y de oración.

En marzo de 2019, el cuerpo de la monja fue trasladado al cementerio de la Colegiata de San Lorenzo.

Y se colocó un diario donde se pueden dejar frases, recogiéndose en un año, 1500 frases escritas en todos los idiomas.

En el 2005 el obispo de la diócesis abrió el proceso diocesano de beatificación de Sor María Laura.

El 19 de junio de 2020 Francisco autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto reconociendo su martirio bajo el rótulo odio a la fe.

Y el 6 de junio del 2021 fue beatificada en Chiavenna.

Este hecho contemporáneo nos debe hacer reflexionar sobre los jóvenes en el mundo actual cada vez más alejado de Dios.

Cada día aumenta el número de jóvenes que se declaran seducidos por el diablo.

En su confusión se imaginan una especie de sociedad al revés, donde el bien se vuelve mal y el mal se vuelve bien, en su afán de rebelarse contra lo que tienen dificultades en integrarse.

Los jóvenes confunden al diablo con un ángel rebelde, y se dejan capturar por la ilusión de una vida aparentemente libre, sin reglas, por una libertad engañosa que les lleva a un estado de dependencia y de esclavitud.

Son presa no solo del vacío de valores y el aburrimiento, sino también del perverso bombardeo mediático al que son sometidos.

Que pretende despertar en ellos el encanto de la transgresión, los desafíos extremos, y la búsqueda de propuestas estimulantes, fuera de lo común.

Incluso más allá de todo límite, que los lleva a experimentar con la fuerza maligna, para adquirir poderes, como si fueran poderes divinos.

Los jóvenes son víctimas de una soledad terrible, de la incomunicación y de situaciones familiares difíciles, además del relativismo de sus padres y de la enseñanza en los colegios.

Y encuentran en el esoterismo una fantasía de solución fácil e inmediata a sus problemas.

Lo confunden con un juego, porque nadie cercano a ellos y creíble, les ha dicho sobre los peligros.

En los últimos años los jóvenes han sufrido una especie de lavado de cerebro que los empuja a no tener miedo del mundo del ocultismo.

Están sometidos a un martilleo mediático que los conduce por caminos que resultan ser verdaderas trampas, que los llevan a perderse en la blasfemia, el vandalismo, la violencia, y situaciones peores como en este caso.

Los medios de comunicación son uno de los canales privilegiados para la difusión de estos caminos.

Estamos viviendo una escalada terrible y con mucho marketing de mensajes esotéricos, de rebelión contra la cultura y satánicos en la música, los videojuegos, la moda, el cine, la televisión y la publicidad.

Donde lo demoníaco se presenta de forma positiva, cautivadora y permisiva.

Y los más jóvenes se prenden de sus promesas sin preocuparse por los devastadores resultados posteriores.

El padre José Antonio Fortea, exorcista y demonólogo dice que los chicos suelen comenzar con el espiritismo, siempre en grupo.

Muchos empiezan incluso en primaria.

Más adelante se animan a comprar algún libro sobre ocultismo o esoterismo. 

Y el último grado es el satanismo, que se encuentra fácilmente en Internet.

Y muchos acaban luego haciendo alguna barbaridad.

Y Francesco Bamonte, Presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas, dice que debemos volver con fuerza a distinguir claramente entre lo moralmente correcto y lo que no lo es.

Y que esta carencia ha generado progresivamente un desconocimiento de los límites entre el bien y el mal, generando una subversión de aquellos valores que son la base de la propia dignidad humana.

Los padres y los pocos amigos de fe que pueden llegar a tener los jóvenes, son los únicos que pueden deshacer este proceso maligno de entregar la libertad al mal.

Porque los medios de comunicación, incluyendo las redes sociales, y la mayoría de los centros de enseñanza, son canales de perdición.    

Bueno hasta aquí lo que te queríamos contar sobre el martirio y la beatificación reciente de Sor María Laura Mainetti, que es una radiografía de los peligros que corren los jóvenes en esta época tan alejada de Dios, y con los medios de comunicación tan cercanos al maligno, abriéndole el paso.

Y me gustaría preguntarte cuales son las causas, según tu experiencia, por las que los jóvenes se alejan tanto de Dios.

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