El 30 de junio de 1931 aparece la Virgen a dos niños de 7 y 11 años.

Estaba vestida de negro, con cara triste y con una espada sangrante en una mano y en la otra un rosario.

Con la propuesta de que es elección de los españoles una u otro.

virgen de ezkioga medio cuerpo

Su mensaje central es de advertencia de que España va a sufrir una gran guerra.
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Y muestra campos llenos de muertos, bolas de fuego en el cielo (bombardeos) y desolación.
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Cinco años después se desata la Guerra Civil Española con ese trágico fin.
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Pero ya cuando las autoridades de la Iglesia había arrasado con los vestigios de la aparición.

Se crea en torno a la aparición un gran fenómeno popular con miles de peregrinos viajando a Ezkioga.

Participando de los rezos del rosario en la campa y presenciando o participando en los éxtasis, la xenoglosia (algunos videntes hablaban en lenguas como el Arameo), de los estigmas, las levitaciones y muchos fenómenos aparentemente sobrenaturales.

La Iglesia se dividió en dos bandos.
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Uno liderado por el sacerdote jesuita Laburu que hizo campaña contra las apariciones.
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Y otro por el sacerdote Amado de Cristo Burguera y Serrano. O. F. M. que escribió un libro donde detalla sus investigaciones y los cientos de mensajes, y que luego sería requisado y quemado públicamente así como puesto preso.

Burguera concluye que de los cerca de 200 videntes que fueron apareciendo, solo 25 eran confiables, el resto eran contagiados por el clima psicológico o actuaban.

Y que fue un campo de batalla donde actuó tanto la Virgen como el maligno.

Esto sucede en todas las apariciones según los expertos en apariciones marianas, pero no es óbice para declarar la aparición como no sobrenatural.

En el caldeado escenario político español, los anuncios de los videntes eran inconvenientes para los dos bandos en pugna (los republicanos y los nacionalistas) y también para la Iglesia que no quería verse inmiscuida.

Progresivamente el bando “políticamente conveniente” fue ganando posiciones.

Y tanto los diputados como el papa Pio IX convinieron en actuar drásticamente para cortar el fenómeno.

Fue así que se cercó la campa de las apariciones, se encarceló a los mayores de edad y a los menores se los recluyó en un hospital psiquiátrico, a algunos por años.

Se dinamitó una ermita levantada en honor de la Virgen y se quemaron públicamente documentos que apoyaban la sobrenaturalidad de las apariciones.

Toda esta represión terminó con el fenómeno, al punto que aún hoy (a 80 años de los sucesos) los pocos testigos presenciales tienen temor de hablar del tema.

Esta historia hace recordar a las actuales apariciones de Oliveto Citra en Italia (ver Reina del Castillo de Oliveto Citra), con gran cantidad de videntes de escasa credibilidad y otros mas confiables.

Pero que con un adecuado apoyo pastoral fueron encauzadas hacia un movimiento piadoso y correctamente católico.

Y también refiere el Padre René Laurentín que el Lourdes aparecieron luego de Bernardita decenas de videntes, la mayoría por contagio solamente.

 

DONDE QUEDA EZKIOGA

Ezquioga-Ichaso (en euskera y oficialmente Ezkio-Itsaso) es un municipio de la provincia de Guipúzcoa, País Vasco (España).

Se trata de un municipio de carácter rural. Se formó en 1965 por la fusión de los municipios de Ezquioga e Ichaso.

En 1931 Ezkioga correspondía al partido judicial de Azpeitia, diócesis de Vitoria, situado en la carretera general de Francia, en la falda del monte Isasmendi.

Es una diminuta villa que ostenta los títulos de Noble y Leal, situada fuera de la carretera a la Derecha de ésta conforme se va de Oramáiztegui a Zumárraga.

Está en paraje montuoso, entre Azpeitia que la limita por el Norte, Gaviria por el Sur, por el Este Ichaso y Zumárraga por el Oeste.

Tiene 700 habitantes.

El casco de la villa está formado por once casas regularmente agrupadas en terreno pendiente alrededor de la iglesia.

Y fuera del recinto urbano hay otras setenta de las que una docena forman al borde de la carretera que va de Ormáiztegui a Zumárraga un barrio conocido antiguamente con el dictado de Anduaga,  al que hoy más generalmente se llama de Santa Lucía por estar dedicada a esta santa, la iglesia del barrio.

Izazpi que tiene 965 metros de altura y Beotegui son las montañas principales de la jurisdicción.

Los centros de enseñanza de que dispone son dos: una escuela mixta en el casco y otra privada mixta también en el barrio de Anduaga.

Pertenece al Arciprestazgo de Segura. La iglesia parroquial es de la Advocación de San Miguel, de categoría de entrada, con órgano, servida por un párroco y un coadjutor.

Este reside en el barrio de Santa Lucía donde hay una ayuda de parroquia bajo la advocación de aquella Santa.

Hay también en término de la villa una ermita, la de la Santa Marina.

El escudo de armas de la villa consiste en la efigie de San Miguel con el dragón debajo de los pies y una estrella en cada uno de los lados.

vidente ezkioga

 

LA PRIMERA VISIÓN

En el pueblo vizcaíno de Ezquioga, la aparición fue vista por los hermanos Antonia Bereciartua de 11 años y Andrés de 7, al “crepúsculo vespertino, del 30 de junio de 1931” (p. 31 del libro de Burguera).
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Pero parece ser que “nueve días antes vió en Aguerrezabal, Ignacio Galdos, terrateniente y concejal de Ezquioga, quien habiendo contado su visión al ecónomo y a otras personas, y le burlaron. Por esto él enmudeció” (p. 31 llamada 1).

El día 30 de Junio, hacia la hora del Ángelus vespertino, volvían a su casa de Ezkioga, desde un caserío próximo, los hermanos Andrés y Antonia Bereciartúa, de siete y once años respectivamente.

Son tranquilos y sanos. No saben hablar en castellano.

Llevaban por turno, a su casa una marmita de leche vacía.

Antonia pone en el sendero la marmita boca abajo, y se sienta a descansar. Andresito queda de pie junto a ella.

En esto Antonia vuelve la vista hacia un grupito de robles de la colina y ve encima de uno de ellos, a la Virgen.
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-¡La Madre Virgen! Mira Andrés, dice en vasco a su hermano.
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El niño vuelve la cabeza y la ve también.

Los dos hermanitos se arrodillan inmediatamente, y rezan juntos el «Ave María».

Mientras rezan, la Virgen les mira sonriendo. Terminado el rezo desaparece la visión.

La Virgen iba vestida de blanco y cubierta de manto negro. Tenía corona semicircular luminosa.

Llevaba en el brazo izquierdo al Niño Jesús, vestido de blanco, y en la mano derecha una cosa que parecía un pañuelo.

Van los niños a su casa, se encuentran con su hermana mayor de 16 años, le cuentan lo que han visto y no se lo cree. Se enteran los padres y tampoco lo creen.

Salen los niños a la carrera y ven de nuevo a la Virgen pero sin el Niño. Lo dicen y nadie se lo cree.

Una lechera lleva la noticia a Zumárraga; pero nadie hace caso a esas «cosas de niños».

Ellos, sin embargo, creen firmemente, y al día siguiente vuelven al robledal, poco después del Ángelus.

La ven sola sin el Niño. Se acercan a ella corriendo. Cuando tocan el roble desaparece la visión.

estampita ezkioga

 

EL 2 DE JULIO

El Párroco y el coadjutor de Zumárraga van a inspeccionar lo que sucede, para evitar habladurías.

Se dirigen al robledal, al mismo tiempo que los niños, y sucede que precisamente aquel día, los niños no ven nada.

El coadjutor se va. El párroco se queda un poco más. El niño se retira a su casa contrariado. La niña vuele a la colina y ahora ve.

El párroco invita prudentemente al niño, para que le acompañe hasta la colina, y el niño exige como condición, que los dos han de ir rezando.

Cuando van acercándose a la colina, también el niño comienza a ver y dice:
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«La Virgen ahora tiene las manos juntas y reza con nosotros».

Doce labradores acompañan a aquella miniatura de procesión del párroco grave y del chico de siete años.

Se va creando poco a poco un ambiente de suave y sencilla devoción.

 

EL PRIMER ROSARIO COLECTIVO

El día 3 los niños ven aunque están presentes el párroco y un coadjutor.

El día 4, más de 500 personas cerca del roble.
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Estas piden al capellán de Zumárraga que rece el rosario en voz alta y así se hace por primera vez.
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Esta práctica se repite luego todos los días.

No rezan todos ese día. Un chofer, con varios amigos, permanecen cubiertos y quizá un poco burlones.

De repente, el chofer llevándose las manos a la cara exclama: «Ay, Dios mío», cae al suelo desvanecido y rueda varios metros por la colina como muerto.

Le llevan a la casa más próxima a la colina, recobra al fin los sentidos y dice: «Sí, es la Dolorosa».

Y la describe exactamente igual que los niños.

ezquioga1

 

LA DEVOTA ROMERÍA DIARIA

Entonces empieza la devota romería diaria, que va en aumento rápidamente. Se reza y se canta con fervor.
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Hay millares de coches y más millares de personas en la colina.
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Reina el orden más absoluto y la devoción más patriarcal.
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Solo hacen falta unos cuantos miqueletes para dirigir el enorme tráfico.

Son muchos los que ven.
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Los más favorecidos por la Virgen le piden fervorosamente en voz alta: «¡Ama! Aguertu zaite guztiei». («¡Madre! Muéstrate a todos»).
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Y son muchos los que la ven con los ojos del alma aunque no pueden contemplarla con los ojos del cuerpo.

El domingo día sexto de la aparición, acudieron unas tres mil personas. La aparición tuvo lugar para los niños como los demás días.

El lunes el prodigio fue mayor.

El pueblo rezaba devotamente el rosario.

Más he aquí que aparece un gran resplandor que llegaron a ver muchas personas, distinguiendo a la Virgen Dolorosa, con la espada clavada en el pecho y en actitud de venir hacia la gente.

El momento fue sublime. La emoción embargó los ánimos. De una parte, gritos. De otra, aplausos a la Virgen.

La confusión y el entusiasmo llegaron a tal grado, que no pudo continuarse el rosario.

los dos niños de ezkioga

 

MÉDICOS Y AUTORIDADES

El día siete la concurrencia aproximada alcanzaría al número de seis mil.
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Toda la carretera era un cúmulo de autos particulares, «autocars», un sinnúmero de bicicletas y muchos grupos de personas a pie.

Antes de salir los niños, varios médicos, entre ellos, el Dr. Asuero, vieron a la niña y la reconocieron detenidamente, declarando que nada anormal encontraron en ella.

Llegada la hora, la niña salió acompañada de los citados medios, del Alcalde y del Secretario de Ezkioga, recorriendo toda la pendiente y pasando entre la gente que rezaba el Rosario.

La visión empieza para los aludidos niños a las ocho y cuarto. La niña se dirigió hacia el robledal. Al niño se lo llevaron a la otra falda del monte.

La visión duró lo que el Rosario.

Al dar cuenta el sacerdote que acompañaba a la niña de lo que vio, resultó coincidir exactamente con las referencias del otro sacerdote que ayudaba al niño.

Terminado el Rosario, la visión desapareció.

La niña declara que sigue viendo a la Virgen Dolorosa. Da detalles del manto negro, corona y actitud risueña o triste.

La mayoría de la gente esperaba ver el resplandor del día pasado y la aparición de la Virgen, El fenómeno del día anterior no se repitió. Fue una desilusión.

Sin embargo, vieron la aparición, un hombre de Gaviria, otro de Villafranca, unas señoritas de Villarreal y otras de Zumárraga.

Ya no son solamente los niños, los videntes.

De entre un grupo de jóvenes de Ataun, partieron gritos de uno de ellos que decía ver a la Dolorosa.

Un joven corpulento de 24 años. Veía a la Virgen con una corona de estrellas, la espada atravesada y un pañuelo.

Los amigos le dijeron que pidiese algo. Al poco rato exclamó: «El Rosario».

Costó trabajo llevarle al botiquín. Tenía los ojos fijos en un mismo punto. Presentaba síntomas de un ataque que los médicos desmintieron.

A día siguiente le duraba la impresión, y a pesar de sus deseos, los familiares le impidieron volver a la campa.

 

LA CONCURRENCIA Y LOS VIDENTES EN AUMENTO

El día 9, miércoles, la concurrencia ascendió al número de doce mil personas.

Terminado el rosario y al iniciar las Letanías un estremecimiento agita a la muchedumbre. Se hace un profundo silencio.
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En voz clara e infantil se percibe la frase de la niña María Azurmendi que pregunta a la Virgen: «Amatxo. ¿Zer nai dezu?» (¡Madre! ¿Qué quieres?)
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Y percibió esta contestación: «Errosarioa errezatzea egunero» (que reces diariamente el rosario).

Esta declaración prestó la niña ante los médicos y sacerdotes. La visión duró catorce minutos.

Dio los pormenores con gran lucidez. Manifestó que la Virgen presentaba un aspecto de tristeza.

Los niños Bereciartua vieron la visión como de ordinario.

A María Dolores Núñez se le apareció la Virgen Dolorosa, triste el rostro y la espada clavada en el corazón.

Ante la visión conmovedora, lloraba y exclamaba: «¡Oh! la Virgen Santísima».

Se conmovió tanto, que sufrió un desmayo y fue auxiliada por sus amigas en el cuarto de la niña Antonia Bereciartua.

 

INTERESANTE REFERENCIA DE UN MÉDICO

Un reputado médico que estuvo dos días consecutivos en Ezkioga, hizo la siguiente declaración a un cronista.

«A mi juicio -es el doctor el que habla- no me cabe duda de que allí ocurre algo extraordinario.
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Uno de los días en que yo estuve, orando con tanto fervor y desenvolviéndose con un orden tan admirable, sin una estridencia, sin un grito, ni nada que pueda dar motivo a la fuerza pública a intervenir; allí todo es paz, calma y majestad.

Pero hay más en lo que allí sucede. La extraña e inexplicable coincidencia de los que aseguran haber contemplado la visión.

Me hallaba yo junto al niño, mientras otros médicos compañeros míos, observaban a la niña.

De pronto exclama aquél en vascuence: «Ya la veo».

Y yo le voy preguntando los pormenores.

Los demás días habían visto los hermanitos a la Virgen de cuerpo entero; hoy cada uno separadamente del otro afirman que solo le ven la cabeza.

Pero al contrario de otras veces, añaden los dos que la tiene muy triste.

En esto, una joven de Tolosa, lejos de los niños y que no ha hablado con ellos para nada, súbitamente asegura que también ella ve la aparición, y a mis preguntas, contesta que el rostro de la Virgen está muy triste.

No es rara la coincidencia para representar, como dicen, una farsa?

Farsa. Que se lo pregunten al muchacho de Ataun, que fue a Ezkioga, como fueron tantos otros, movido por la curiosidad y vio, y quedó como fuera de sí y que no se recobró de su pasmo (o de su arrobamiento) hasta la una de la madrugada.

Por cierto, que la descripción que este «mutill» hace de la corona y el vestido de la Virgen coincide en un todo con la de los niños.

Y tampoco ha hablado jamás con ellos. (El doctor que habla estuvo expresamente a visitarle en Ataun).

Farsa. Que se lo vayan a preguntar al obrero de Beasain que decía: «A mí, si se me aparece la Virgen, le disparo con esta pistola».

Y que ya en Ezquioga cayó de repente entre los brazos del organista de dicha villa, afirmando que la había visto muy cerca de sí y que ahora se expresaba de este modo:

«Ya me burlan algunos compañeros de trabajo, pero yo les contesto que se pongan en mi lugar y luego hablen.

Por lo demás, ni antes ni después de la aparición, ni durante ella el pulso de los niños experimentó ninguna alteración; sigue tan natural y tranquilo como si nada sucediese».

dos videntes ezkioga

 

VARIOS VIDENTES

El día 11, siete mil personas y trescientos automóviles.
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El domingo día 12 de Julio se calcula que acudieron unas treinta mil personas.
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Los trenes del Norte llegaron a Ormáiztegui completamente abarrotados.
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En todo San Sebastián no había taxi por alquilar.
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Las carreteras de Guipúzcoa son un rosario de automóviles de todos los tamaños.
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Es difícil explicarse como se estacionan tantos vehículos en aquellas carreteras.

Comienza el rosario a la hora de costumbre. El rumor del rezo del público recogido y fervoroso adquiere sentida emoción.

Terminados los cinco misterios el Sr. Amundarain párroco de Zumárraga, entona el canto «Eguizu Zuk María» El público a pesar de la muchedumbre canta con justeza.

Luego se reza la Letanía con los brazos en cruz. El acto que es de gran sencillez y emoción subyuga el alma.

Durante la oración varias personas que vieron a la Virgen.

Estas fueron: Evaristo Galdós, de 17 años, de Gaviria. Vio a la Virgen con una corona de cinco estrellas y triste el rostro.

Al percibir la visión le preguntó que manifestase su deseo y en ese momento irradió un resplandor que notaron muchas personas.

Iguales declaraciones hicieron también Aurelio Cabezón de 18 años de oficio fotógrafo y Vicente Arcelus y Juan Astigarraga de Ormáizteugi.

Durante las ceremonias algunas personas presintieron visiones.
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Una mujer de un caserío guipuzcoano manifestó haber visto a la Virgen con un manto negro y corona de tres estrellas.
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Al terminar el rezo vio como se alejaba la Virgen hasta desaparecer.

También una jovencita de Ibarra, de 14 años. Una joven de 18 años natural del Ferrol y residente en San Sebastián. Una sirvienta de Villafranca que dijo haber visto a la Virgen con gran claridad y que denotaba un aspecto muy triste.

Un joven de Cestona que vio vestida a la Virgen de Dolorosa; Eugenio Uralde de 20 años que estando trabajando en una obra en aquella villa, quedó enterrado en un momento a consecuencia de un desprendimiento de tierras y tiene la seguridad de que le salvó la Virgen, a la que profesa una gran devoción.

Una niña de Vergara de 14 años que al ver llorar a la Virgen, llora también desconsoladamente. Una niña de Tolosa y otra de Vergara que percibieron a la Virgen en forma de Inmaculada.

El día 13 en el que concurrieron unas cuatro mil personas fueron favorecidos con la visión un muchacho de Villarreal que declaró haber visto a la Virgen con aspecto muy triste y dos ramos de flores.

Del brazo izquierdo colgaba el rosario y notó que movía los labios.

Una joven de 19 años de Azpeitia, manifestó también haber visto a la Virgen y sus declaraciones coincidieron en un todo con las del anterior.

 

RELACIONES QUE DIFIEREN

Los días 15, 16 y 17 entre las declaraciones que prestaron los videntes se encuentran nuevas modalidades entre las apariciones de los días anteriores y los presentes.

El día 15 un niño de 12 años aseguró haber visto a la Virgen Santísima al lado del Sagrado Corazón de Jesús.

El pequeño completaba el detalle de la aparición en la forma siguiente: En medio de la Virgen y del Sagrado Corazón estaba una religiosa al pie de los cuales estaban dos Ángeles.

Uno de estos sostenía un libro abierto. Detrás estaba un grupo de religiosos. El niño asegura que la religiosa rezaba el rosario con el pueblo.

El día 16 acudieron al lugar de las apariciones más de veinticinco mil almas.
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El joven de Ataun que ya repetidas veces ha visto a la virgen, volvió a verla este día.
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Afirma que estaba de luto y que dos Ángeles la rodeaban.
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Uno de los Ángeles entregó a la Virgen una espada que llevaba; y nuestra Señora subió a un altar bajo el cual estaba Jesús con la faz ensangrentada.
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La Virgen -afirma el joven- daba muestras de gran tristeza.

El mismo joven de Ataun volvió a ver a la Virgen el día 17. Sufrió un éxtasis que le duró largo rato. Presa de gran emoción se dirigió a la Virgen en piadosas jaculatorias.

Goicoechea dice, que la Dolorosa estaba rodada de tres Ángeles y llevaba una espada en la mano.

Los Ángeles desaparecieron luego y apareció la imagen del Nazareno y volvió un Ángel que limpió las lágrimas de la Virgen. Afirmó que la Virgen le dijo que al día siguiente le hablaría y que acudiese sin falta.

Hubo también otras muchas personas que en estos días vieron la aparición de las que prestaron declaración unas quince o veinte.

 

MAYOR CONCURRENCIA QUE NINGÚN DÍA

El día 18 el número de las personas congregadas en Ezkioga rebasó la de todos los demás días. Hay quienes hacen llegar a cincuenta mil el número de personas que se reunieron en el pueblecito.

Una carta que tenemos hace una bonita reseña de este día:

«Nosotros organizamos la excursión al lugar, el día 18 de Julio y nos fuimos todos en auto, desde aquí con Santos y Ramonita, saliendo a las cinco y media de la tarde y llegamos allá a las siete.
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Pero era tal la cantidad de coches, que no podíamos llegar, si no era haciendo muchas paradas; pues calculaban que los coches pasarían de 5.000.
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Subimos al monte, que no es muy alto, y estaba atestado de gente en tal forma, que decían pasarían de 60.000 almas o más.
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Aquello era imponente de un efecto que nunca se nos olvidará.
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Creo que no veremos tanta gente reunida, hasta el Valle de Josafat. Nos acordábamos de vosotras.

A las ocho y cuarto se rezó el rosario en vascuence y todos a una contestábamos como un trueno. Era una hermosura.

La letanía con los brazos en cruz y después se cantó la Salve. El «Eguizu zuk María» algo hermosísimo.

Durante la letanía hubo una pausa; pues dijeron en voz alta que el niño veía a la Virgen, primero con dos Ángeles, luego sola.

Fue un momento de emoción; y se volvió a rezar la letanía y cantábamos el «Agur Jesusen Ama».

Cuando ya terminó todo bajamos del monte y cenamos dentro del auto y después tuvimos que esperar más de una hora, para dejar pasar a los coches, que había miles, y a las personas.

A las 10 dadas, vinimos hacia San Sebastián. La carretera llena de coches, como una cinta de luces, hacía un efecto fantástico.

Había gente de todas partes: de Navarra muchísima. De lejos nos hizo gracia una bandera o cartel que llevaban unos de Mendigorria en la que se leía esta inscripción: «Mater Amabilis, salvad a España»

Eran de lo más campechano; y cuando quisieron reunirse entre tanta gente, tocaron una corneta y así se juntaban los del pueblo que pasarían de cien.

Van gentes de todas partes y todos los días vena algunos a la Virgen.

No sabemos que resultará de todo esto; pero se ve mucha fe en la gente que va que es de todas las clases sociales.

La han visto en distintas formas, unos como la Dolorosa con una espada en la mano y un pañuelo con un letrero de «paz» Otros con corona de siete estrellas brillantes, otros con doce etc., etc. No sabemos que dirá la Iglesia de esto.

Hace unos días estuvo Santos (el médico) y Ramonita allí, y dio la coincidencia de que una niña de Legazpia, de 9 años, que estaba junto a ellos vio a la Virgen durante veinte minutos.

Santos la observó minuciosamente y dijo que después de la aparición, quedó completamente normal, y que el cree que hay algo o más de algo de cierto allí.

Durante el tiempo que veía a la Virgen Santísima., le preguntaron como era, y contestó a todos que bendecía a los que se encontraban allí; que rezaba junto con ellos el rosario etc.

Algo muy emocionante. Sin duda la Virgen Santísima quiere consolar a los buenos católicos Nos hace falta.»

 

MUTISMO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Los días 19 y 20 a causa del mal tiempo la concurrencia decreció bastante.

La niña que volvió a reponerse vio a la Virgen a la que preguntó: «Por qué no haces que todos te vean? Somos malos pero precisamente por eso sería un bien

Felipa Sagasta que presta los servicios en casa de D. Felipe Pérez Ormazábal ve a la Virgen por segunda vez.

Al rezarse la Salve vio claramente a la Virgen en hábito de Dolorosa. Esta vez tenía una mano sobre la espada.

La joven comenzó a gritar preguntando «Ama. Zer nai dezu». (Madre que quiere).

La Santísima Virgen a las preguntas de la niña y de la joven permanecía en absoluto mutismo, dando por toda contestación una dulce e inefable sonrisa.

periodico ezkioga

 

LA PRIMERA VISIÓN DE DÍA

Hasta ahora todos habían creído ver a la Virgen de noche.
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El día 24 Eulogia Aramburu de Ormáiztegui tuvo la visión a las cinco de la tarde. Dijo que la vio vestida de blanco con unas palomas y mostrando el corazón.
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Fue el acontecimiento del día y objeto de grandes comentarios este detalle.

También llegaron a ver la aparición Pepita Taboada de Pasajes que tardó una hora en volver en sí.

Por lo general casi todas las personas afirmaban haber visto a la Virgen de Dolorosa. Pepita Taboada prestó declaración a los médicos de que la había visto de Milagrosa.

Entre los que vieron también a la Virgen está el niño Beracierto, el joven Goicoechea, de Ataun, la jóven María Sánchez, hija del médico titular de Segura, José Garmendia de Legazpia y otros.

Otra señorita, también de Pasajes, María Fernández, sufrió un vahído, tardando en recuperar los sentidos hora y media.

Interrogada manifestó que ella no había llegado a ver a la Virgen.
¿Qué veía Vd. pues?- le preguntaron.

Y respondió. Un soberbio resplandor que me dejó cegada, dándome la impresión de algo del otro mundo.

Y no recuerdo más porque me produjo tal impresión, que caí al suelo sin sentido.

Nuevo Refugio para las apariciones de Ezkioga actualmente

lugar de las apariciones de ezkioga refaccionado

Nuevo Refugio de la Virgen, que con motivo de las obras viales tiene nueva ubicación desde principios de 2013, aunque continúa en la espalda del monte Anduaga

 

¿UNA ERMITA?

El día treinta persiste la concurrencia a Ezkioga. Persisten las presuntas apariciones, las favorecidas con la gracia fueron dos mujeres, un joven y una niña.

Juan del Coro que pasaba una temporada en Villafranca vio a la Virgen rodeada de Ángeles y acompañada de una monja. Dice que no le vio bien la cara. Pero la aparición es una realidad.

Benita Aguirre de Legazpia de nueve años, vio también a la Virgen. Esta niña habló a la Virgen y asegura que Nuestra Señora le contestó.
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Preguntó si deseaba que se le construyese una ermita en aquel lugar y la Virgen le respondió que no.

Esta misma pregunta hecha por otra vidente obtuvo la misma contestación.

esperando apariciones de ezkioga

 

EL 15 DE OCTUBRE

A pesar de todo persiste la animación en Ezquioga, si bien no se advierten las grandes aglomeraciones de los primeros días a lo que mucho contribuye el tiempo desagradable que venía haciendo y que resta concurrencia a aquel paraje.

Pero lo que desde luego continúa es la fervorosa devoción que tan grata sensación causa a cuantos por primera vez acuden a Ezkioga.

Continúan también los casos de las presuntas apariciones con notables coincidencias de detalle y grandes visos de realidad.

Los sacerdotes siguen recogiendo datos con todo celo pero sin aventurar juicios naturalmente.

Acuden también muchos médicos que desean buscar una explicación a los sucesos que vienen ocurriendo en aquel punto y que estudian preferentemente a las personas que más frecuentemente dicen haber presenciado las apariciones.

Uno de los casos más estudiados es el del joven Goicoechea de Ataun, cuyas visiones siguen repitiéndose con particular frecuencia.

Días antes del 15 de octubre circulaban rumores insistentes de que con fecha próxima habían de tener lugar en Ezkioga hechos milagrosos en que se vería palpablemente la intervención divina.

Propagadas estas predicciones merced a las manifestaciones que bien de Francisco Goicoechea o Ramona Olazabal hicieron a sus familiares o conocidos, no tardó mucho tiempo para que como es notado el público se encargase de determinar la clase y detalles del prodigio con su fecha fija.

Ramona Olazabal había ya entregado con dos meses de anticipación una carta al párroco de Zumárraga D. Antonio Amundarain y otra a la familia de Zulueta de San Sebastián en la que daba algunos detalles de lo que había de ocurrir la fecha del día 15 de Octubre.

Al atardecer del 15 de octubre la concurrencia era notable en Ezkioga pues una muchacha de 16 años, Ramonita Olazabal, hacía varios días venía manifestando que la Virgen, al aparecérsele, le había manifestado que el día 15 se produciría un suceso milagroso. Rumor que circuló insistentemente.

Se rezó un rosario y luego oro. Hubo las mismas pruebas de piedad que los días anteriores. Se advirtió la asistencia de algunos médicos y desde luego de varios sacerdotes.

A eso de las cinco y media de la tarde Ramonita Olazabal fue al lugar destinado a los videntes.

Pero antes de llegar sintió una especie de éxtasis y advirtió que sus manos estaban llagadas.

Tenía dos llagas en la mano izquierda y una en la derecha con una profundidad de centímetro y medio.

Parece que el día anterior dijo que la Virgen le iba a llagar las manos por efecto divino y que se llevasen vendas.

También dijo que la Virgen le iba a regalar un rosario y que se le mirase antes de subir. Se le observó detenidamente y no llevaba rosario alguno. Al volver en cambio, tenía uno sujeto al cinturón.

María Luisa Azurmendi, de Ormáiztegui, de ocho años de edad. Es una de las primeras y más constantes videntes.

Todo el mundo estaba pendiente de ella viéndola dirigirse a la Virgen con preces y palabras llenas de ingenuo candor. Tenía las manos cruzadas, adelantadas sobre el busto en actitud de orar.

Nadie había notado en sus manos nada que llamara la atención cuando de pronto muchas voces a una gritaron:
-Un rosario. Un rosario. Le ha caído en las manos un rosario.
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Antes de ocurrir lo del rosario había caído a los pies de María Luisa una medalla. La niña no se dio cuenta de ello, o por lo menos no hizo caso. Pero cuando volvió en sí preguntó enseguida por la medalla.
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-¿Dónde está la medalla que me ha echado la Virgen? ¿Quién la tiene?
Antes de entregársela le hicieron preguntas a las que coincidía exactamente con los detalles de la medalla.

 

LA LLAGA DE JOSEFA LASA

Josefa Lasa es también muy conocida por sus constantes visiones.
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El sábado día 17, durante el rosario tuvo un éxtasis durante el cual la gente afirmó haberse producido la llaga que presentaba en una de las manos.
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La llaga, más bien rasguño es muy superficial y apenas brota de ella la sangre.

Alguien aseguraba que Josefa Lasa había tenido oculta la mano hasta el momento bajo el abrigo y podría traer el rasguño ya hecho.

En cambio las personas que estaban cerca de la muchacha juraban que habían visto como se producía la pequeña herida, hecha según manifestó la joven por el Niño Jesús con una pequeña daga que llevaba.

via crucis ezkioga

 

COMIENZA A DAR FRUTO LA PRESIÓN EN CONTRA

Tras unas primeras semanas en las que algunos sacerdotes dirigían los rezos, fueron obligados a retirarse, excepto en algún caso no sometido a obediencia diocesana.

Pero, los médicos del psiquiátrico de Santa Agueda verificaron las siguientes posibilidades, conforme a la terminología de entonces: Obsesión, alucinación, mitomanía, deliririo, demencia, idiotismo, cretinismo, concluyendo normalidad, y por tanto no necesidad de internamiento.

Sin embargo, una vez acabada la guerra civil, varios videntes pasarían a condena psiquiátrica de por vida, enviados por el poder vencedor.

Todos los sectores, tanto eclesiásticos como políticos, antes y después de la guerra, es decir, sectores por completo enfrentados, coincidieron sin embargo en la «inconveniencia» de Ezkioga.

El hispanista católico irlandés Walter Starkie visitó Ezquioga cuando las apariciones estaban su momento de máximo auge y dedicó un capítulo entero de su libro Spanish Raggle-Taggle a los sucesos de Ezquioga.

Después de analizar las historias que le contaron y de ver los hechos que allí ocurrían, concluyó bastante convencido que grupos derechistas y tradicionalistas estaban utilizando los sucesos de Ezquioga como herramienta política en su lucha contra la laica Segunda República Española, que se había proclamado dos meses antes de iniciarse las apariciones.
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Algunos de los mensajes que supuestamente había dado la Virgen a los videntes hablaban de una inminente guerra.
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Cabe destacar que el obispo Múgica quedó ciego, perdió el sillón obispal y murió en el exilio en Francia.

Las autoridades de la diócesis, con el obispo Mateo Múgica al frente, fueron posicionándose progresivamente en contra de las apariciones llegando a perseguirlas activamente y reclamando incluso la intervención del estado para ello.
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El motivo aparente de dicha oposición fue que las autoridades eclesiásticas constataron una falta de evidencia sobrenatural en las apariciones.

Otras causas más terrenales fueron que las autoridades eclesiásticas temieron verse enredadas en algún tipo de conspiración política y el rechazo que causaba entre los sectores nacionalistas vascos del clero la orientación política de sesgo españolista que entendían estaba tomando el movimiento de Ezquioga.

En 1933 la Iglesia prohibió primero la construcción de una basílica que se proyectaba en Ezquioga y declaró finalmente tras más de dos años del inicio de las apariciones que están eran falsas.

A partir de 1934, debido al rechazo institucional de la Iglesia el movimiento surgido en torno a Ezquioga fue languideciendo.

Tanto la Iglesia como las autoridades republicanas estaban interesadas en cortar el movimiento y Ezquioga se convirtió en un lugar muy poco frecuentado proscrito.

 

LA PROFECÍA DE LA GUERRA CIVIL

Entre esos videntes estaba Benita Aguirre de 9 años, que el 11 de julio de 1931 vio 

“a una Señora, era guapísima y llevaba en una mano un pañuelo y en otra una espada, (…) vi que daba vuelta un poco al pañuelo, en una de cuyas puntas se leía con letras bordadas, color lila: Paz en la tierra” (p. 486 del libro de Burguera).

“Algunos conocidos en tono de burla, decían: “A Benita no se la puede llevar a ninguna parte, porque se marearía y en todas partes verá a la Virgen” (p. 486).

Cuenta Benita que días después, el 29 de julio, “me pidieron interrogase a la Visión cómo quería que se la llamara”, y la Visión dijo a Benita un nombre.

Benita se va a casa acompañada de su madre y allí la dice: “me he llevado una gran desilusión, pues creí que en Ezquioga se me aparecía la Virgen, y resulta que es “Mater dolorosa” (p. 487).

21 de enero de 1933: “La Santísima Virgen “me ha dicho que ha llegado ya el año del comienzo de los castigos” (p. 491).

Todavía faltaban unos meses hasta el 9 de noviembre, cuando el líder socialista Francisco Largo Caballero afirmó públicamente:

“Estamos en plena guerra civil. No nos ceguemos. Lo que pasa es que esta guerra no ha tomado aún los caracteres cruentos que, por fortuna o desgracia, tendrá inexorablemente que tomar”.

Más tiempo aún faltaba para el 20 de diciembre, cuando el portavoz socialista Indalencio Prieto Tuero, declara ante el Congreso de los Diputados;

“Decimos, Sr. Lerroux y Sres. Diputados, desde aquí, al país entero, que públicamente contrae el partido socialista el compromiso de desencadenar, en ese caso, la revolución”.

Benita afirma que la Virgen la dice el 7 de septiembre de 1933:

“Esta República impía, que reposa en España, cuya aparición ha sido señal de los castigos venideros, pronto será totalmente arruinada; más aún vendrán peores tiempos.

Los comunistas se apoderarán de España y sacarán fuera de ella a los buenos; y, mientras los buenos estéis fuera, castigaré cruelmente a toda España, sin temor a nada.

Los buenos tendréis que huir a los desiertos; mas os declaro que no sufriréis hambre, pues Yo os alimentaré: Allí, en el desierto, conoceréis al que después tiene que reinar (o sea, el Gran Monarca).

Después que paséis tres años y medio en el desierto podréis venir otra vez a España, pues habrán pasado, para entonces, los castigos.

Y es en este tiempo que vendrá el reinado del Sagrado Corazón de Jesús, pero este reinado será interior” (p. 513).

Es importante el recordar que ese anuncio tiene fecha de 7 de septiembre de 1933, y que es al final del año cuando los líderes socialista lanzan claras y firmes amenazas con la revolución, o lo que es los mismo con la Guerra Civil, y que sería en febrero del siguiente año cuando los socialistas forman el Comité Nacional Revolucionario y Largo Caballero tiene ya elaboradas las Instrucciones para la Guerra Civil:

“En esta acción nos lo jugamos todo y debemos hallarnos dispuestos a vencer o morir. Nadie espere triunfar en un día en un movimiento que tiene todos los caracteres de una guerra civil”.

Todo esto no es conocido hasta el año 1985, porque las pruebas de la preparación y lanzamiento de la Guerra Civil estaban en las secretas Instrucciones del Comité Nacional Revolucionario elaboradas en febrero de 1934.

Instrucciones que iban incluidas en los 1541 folios mecanografiados y firmados por Francisco Largo Caballero, folios que fueron donados a la Fundación Pablo Iglesias por los hijos del segundo matrimonio de Largo Caballero en el año 1976, y esto es lo importante, que hasta octubre del año 1985 no se hacen públicas: Francisco Largo Caballero.

Escritos de la República. Notas históricas de la guerra en España (1917-1940). Madrid, 1985.

 

EL NACIONALISMO VASCO

El libro hace el siguiente descriptivo e interesante relato:

“Desde el principio de las Apariciones, numerosos grupos de nacionalistas vascos, entre los que menudeaban sacerdotes –porque sabido es que este partido está alentado por gran parte del Clero-, concurrían con sus banderitas y pañuelos propios al lugar de las Apariciones, con la pretensión –así lo decían éllos- de que “la Santísima Virgen aparecía para salvar a Euzkadi”; y en este sentido rezaban y cantaban.

Claro está que, sin pretenderlo, daban lugar, y lo dieron, a que se hablase en Cortes contra Ezquioga, y que el Gobierno tomase, en parte, las medidas que tomó, porque los que no ignoramos las pretensiones del nacionalismo vasco, como todo nacionalismo separatista, creemos que dió, en lo de Ezquioga, un paso en falso y se comprometía, comprometiendo, de paso, la Obra de salvación mariana que él ocultaba.

Si se hubiera limitado al rezo y al canto, sin acompañamiento de insignias ni demostraciones de ninguna clase ¿quién sabe hasta dónde hubiesen podido llegar las manifestaciones y efectos de ardiente fe que hubiesen seguido presenciándose en Ezquioga?.

El hecho es que, cierto día, en que determinado vidente fué avisado por Nuestra Señora para que publicase que la Santísima Virgen aparece no solamente para salvar a Euzkadi, sino también a España y al mundo entero.

Y el vidente publicó tal misiva, entonces cambió la decoración: Los nacionalistas concurrentes a Ezquioga enmudecieron, plegaron sus banderitas y desfilaron, no volviendo más por allí como tales nacionalistas.

¿Qué era esto? ¿Qué se pretendía con esto? Hasta aquí los nacionalistas vascos apoyaron a Ezquioga.

Después de este Hecho, no solamente no apoyan, sino que muchos, sobre todo, de sus encauzadores, han hablado y hablan bastante mal de las Apariciones y de sus videntes y simpatizantes” (p. 262).

 

VIDENTE QUE SE HACE RELIGIOSO

Otro de los videntes era Cruz Lete, un joven de 18 años natural del guipuzcoano Isasondo y estudiante de cuarto curso de magisterio:

“El 29 de Octubre de 1931 era la cuarta vez que venía yo a Ezquioga. Se rezaba el cuarto misterio del cuarto Rosario. Yo estaba hablando con uno y mirando al suelo, cuando vi dos pies y caí, miré y vi a la Virgen” (p. 614).

A continuación hace una detalladísima descripción de la visión (p. 616), y más adelante dice que la Virgen: “Primero, “me mandó rezar en vascuence, y, después, en castellano”.

Y habiéndole preguntado yo por qué tenía que rezar en castellano, “me dijo que había muchos que no entendían el vascuence, y que, entendiendo las palabras, se rezaba con más devoción” (p. 617).

A este joven, según él, la Virgen le pidió que ingresara en la Orden de San Juan de Dios (p. 617), cosa que hizo, y también le “reveló que moriría de penosa enfermedad” (p. 615).

Cuenta el autor del libro: “El 2 de Noviembre de 1933 murió, como un santo, cantando el “Alma de Cristo, santifícame”, según refieren los que le asistieron en los últimos momentos” (p. 615).

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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