Los Entretelones de la ‘Invasión’ Musulmana en Europa

Una migración como nunca en su historia.

Que está poniendo en jaque la seguridad europea, la supervivencia de su cultura y modificando su religiosidad.

Desde el punto de vista católico la situación es difícil de conciliar.

Porque por un lado es evangélico dar la bienvenida a refugiados, pero por otro lado son refugiados de otra religión que pretenden imponerla.
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Y lo peor es que pretenden hacerlo por la fuerza.

Esto no es una exageración porque el Islam en su historia ha practicado las migraciones masivas como forma de conquista.

LAS TRES OFENSIVAS MUSULMANAS SOBRE EUROPA

Europa está soportando tres ofensivas musulmanas en estos momentos:

– La primera es la ofensiva terrorista, evidenciada por los atentados permanentes que se suceden allí.

– La segunda ofensiva es la pinza que hacen el lobby islámico mundial y las comunidades musulmanas instaladas en Europa.

Por un lado hace el lobby islámico mundial, a través del petróleo y su poderío económico, inciden en los gobiernos para que castiguen lo que ellos tildan de islamofobia.

Y por el otro lado, la actividad de los musulmanes europeos instalados para reivindicar zonas de aplicación de la sharía, independencia cultural y derecho a la no integración a las culturas locales.

– Y la tercera ofensiva es la ola de migrantes masiva proveniente de las zonas musulmanas.

Que se parece a una invasión para colonizar el continente con el método de la ‘hijra”, que ha usado el Islam en forma exitosa a lo largo de su historia.

A esto último dedicaremos este artículo, porque es lo potencialmente más peligroso a corto plazo.

Un hecho llamativo es que los medios de comunicación del sistema no difunden la característica inusual de esta inmigración.

El 75% hombres jóvenes (no familias) algunos con abultadas sumas de dinero, y menos de ¼ de Siria que es la región que justificaría la emigración.

Y sin embargo ponen énfasis en la parte emocional mostrando imágenes de mujeres y niños pobres que huyen de sus países por la guerra.

Hay muchas razones que pueden justificar las migraciones masivas: conflictos bélicos, persecuciones políticas, raciales o religiosas, por pasar hambre, para mejorar económicamente, como arma de ocupación, entre otras.

Pero lo que llama la atención es que los medios de comunicación sólo hablan de las causas humanitarias de esta migración masiva, lo que implica que es posible que se trate de una operación montada.

LA APARICIÓN DE LOS MUSULMANES EN ESCENA

Han sido más de 15 años desde que los terroristas musulmanes atacaron el World Trade Center y la religión del Islam se hizo visible para el público occidental.

En la década y media que ha transcurrido desde aquel fatídico día de septiembre ha cambiado mucho.

Estados Unidos ha invadido o estacionado tropas en casi todos los países del Medio Oriente musulmán, con la notable excepción de Irán.

Documentos desclasificados muestran que ha ayudado y alentado a los culpables de genocidio en curso contra los ex católicos caldeos de Irak.
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Con la financiación, el entrenamiento, y entrega de armas a los grupos islamistas violentos como Al Qaeda y la Hermandad Musulmana.
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En un intento de desestabilizar al gobierno sirio.
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Grupos sunnitas que más tarde se unirían en el llamado «Estado islámico» contra los chiitas.

¿CRISIS DE REFUGIADOS?

Ahora estamos en lo que se llama una crisis de refugiados en Europa.

Cientos de miles de personas han sido desplazadas y están en movimiento, un mar masivo de la humanidad que fluye hacia Europa Occidental.

También están amenazando con invadir las fronteras en naciones de Europa del Este.

Los gobiernos de Estados Unidos y de Europa Occidental están diciendo que esto es una «crisis de los refugiados«.

Y los medios de comunicación, como buenos propagandistas, corren imágenes de algunas mujeres y niños pobres, dejando de lado para mostrarnos el resto de la situación.

No se visualiza que la masa es de jóvenes, mayoritariamente varones sanos, bien vestidos, llevando los últimos teléfonos inteligentes; lejos de ser viudas y huérfanos hambrientos.

UNA HIJRA

Esto no es una migración normal de refugiados por la guerra. Y es muy similar a un hijra.

«Hijra» significa «migración» en árabe. Pero tiene una connotación más profunda.

En la historia islámica, la hijra fue un evento significativo en el año 622 dC, cuando Mahoma y su pequeño grupo huyeron de la ciudad de La Meca a Yatrib, la cual se llamó luego «Medina», que significa «la ciudad».

Este acto marca tres de los eventos más importantes en el Islam, que son:

El comienzo del calendario islámico
La creación del primer gobierno islámico
El uso prolífico de la violencia para propagar el Islam

En el momento en que Mahoma hizo la hijra con sus seguidores, Medina era una ciudad con una mayoría judía, que tenía relaciones pacíficas con los demás árabes paganos.

En ese momento Mahoma lanzó su banda en esa misma ciudad, ocho años después conquistó La Meca, en el 630.

La mayoría de los paganos y de las poblaciones judías fueron o convertidas al Islam, o habían huido o habían muerto.

Los pocos supervivientes se vieron obligados a pagar un impuesto de extorsión – llamado jizya – a Mahoma y sus seguidores.

Esta era la única forma en que se les concediera el permiso para su existencia continuada bajo el nuevo califato de Mahoma.

En la ley islámica la idea de la hijra se refiere al movimiento de un grupo de musulmanes de un área predominantemente musulmana a un área predominantemente no musulmana, con el objetivo de establecer el dominio del Islam.

Después de la muerte de Mahoma, los musulmanes han realizado dos grandes hijras en Occidente.

La primera fue la gran expansión islámica desde 632 hasta 750, cuando los ejércitos islámicos conquistaron todo el territorio de lo que hoy es el centro de Francia a Uzbekistán.

La segunda hijra incluyó las migraciones turcas que resultaron en la caída de Constantinopla, y alcanzó su cenit con ejércitos islámicos que sitiaron las puertas de Viena en 1683.

Fue aquí que la horda fue rechazada por las fuerzas católicas de Polonia a la península de los Balcanes, rompiendo la fuerza del Imperio Otomano.

De modo que:
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La primera hijra exitosa conquistó Jerusalén en 638.
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La segunda hijra conquistó Constantinopla en 1453.
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Dos de las tres ciudades más antiguas y más sagradas para los cristianos fueron conquistadas por los musulmanes.

Esta, ahora, sería la tercera hijra.
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De acuerdo con ciertas voces en el mundo islámico, será la última hijra, la que va a la conquista de Roma.

En los círculos islámicos hay una antigua creencia de que el cristianismo – y, específicamente, la Iglesia Católica – es el principal obstáculo que impide la dominación del Islam a toda la humanidad bajo un sistema religioso y político.

Por lo tanto, con el fin de hacer realidad esta visión, los fieles no sólo deben ser convertidos al Islam, sino sus espacios sagrados se deben consagrar para el Islam.

La conquista islámica de Jerusalén llevó al final del cristianismo como la religión dominante en Tierra Santa.

Y lo mismo sucedió con el Imperio Bizantino con la caída de Constantinopla.

Por lo tanto, la conquista de Roma y la islamización de la Basílica de San Pedro significarían la destrucción efectiva del Iglesia en todo el mundo, y su sustitución por el Islam.

Es por eso que observadores católicos dicen que estamos presenciando el comienzo de la próxima gran invasión islámica.

Y bien puede representar una crisis existencial para Occidente.

EL MENSAJE CATÓLICO AMBIGUO

Lamentablemente se ha popularizado un mensaje católico que pone énfasis sólo en la necesidad de recibir a los inmigrantes, sin pensar en cómo integrarlos y como defenderse de sus patologías.

E incluso cómo defenderse de las consecuencias perversas de la infiltración terrorista entre los migrantes, de las excesivas reclamaciones que hacen, y de la violencia que practican, que son aceptables en las sociedades islámicas.

Es así que el aluvión migratorio sin el debido encause, está generando violaciones a mujeres europeas por jóvenes musulmanes y todo tipo de violencia, admisible en los países donde funciona la sharía pero no en Europa.

Recientemente el padre Samir Khalil Samir, jesuita egipcio, uno de los más destacados estudiosos del islamismo en el presente, habló sobre los problemas de integración de los inmigrantes.

Es muy difícil, sobre todo cuando llegan cien mil refugiados de golpe.

Nos exige probarnos. Por un lado es necesario ofrecerles los medios para sustentarse: techo y comida es lo primero.

Pero luego se impone una labor educativa, y esto es más difícil.

Se necesita decirles a todos que si quieren vivir aquí pacíficamente y de un modo constructivo, deben aceptar una visión de la vida diferente de la suya.

Y, ciertamente, con los musulmanes es más que difícil.

Y ante la pregunta de por qué es esto el padre Samir contesta:

Cuando respondo a esto se me acusa de fanático.

Pero el problema reside en que el islam no es como el cristianismo, no hace distingos entre las dimensiones espiritual, religiosa, civil y social.

La religión musulmana impone reglas en el comer, en el vestir, en la relación con la mujer.

Esta falta de distinciones representa, al mismo tiempo, tanto la fuerza como la debilidad del islam.

Preguntado cómo se logra la integración de los musulmanes el Padre Samir dice:

Es necesario que tengan en claro que no pueden imponerle nada al país que los recibe.

O sea, no pueden pretender que nosotros edifiquemos sus mezquitas, que preparemos sus platos halal, que interrumpamos sus horarios laborales por las oraciones diarias. No.

Pueden rechazar la carne como la preparamos nosotros, pero no pueden exigirnos llevar la que ellos preparan a las escuelas, por ejemplo.

Son libres de rezar en la fábrica, pero sin interrumpir el trabajo, y deben saber que se exponen a ser rechazados si insisten en reclamos solo previstos en el islam.

Deben comprender que, entre nosotros, hombres y mujeres gozan de los mismos derechos, contrariamente a lo que prevé la religión musulmana, y que en Occidente rige la libertad religiosa.

El derecho islámico pena con la muerte a los apóstatas, o sea a aquellos que abandonan el islam, pena para nosotros inconcebible y que jamás podría ser aplicada.

Nosotros debemos ayudar a los musulmanes a entrar en esta visión de libertad que es propia del Occidente.

LA OPERACIÓN DE HACER CREER QUE EMIGRAN SÓLO POR UNA CRISIS HUMANITARIA

Aparte de los grandes números involucrados, uno de los rasgos más llamativos de la crisis migratoria de Europa es el nivel del discurso que la rodea.

Hay una emotividad sobre el tema que no parece muy adecuada a la gravedad de la situación.

Cuestiones trascendentales se deciden sobre la base de lo que Peter Hitchens llama «un espasmo emocional.»

Eso no quiere decir que la situación de los migrantes no deba llamar a las emociones.

El problema viene cuando los analistas de noticias, funcionarios de gobierno y representantes de las iglesias presentan la situación como un dilema solamente moral.

El argumento decisivo para muchos fue la imagen de un niño sirio ahogado, que fue viral.

No debe, por supuesto, haber duda acerca de qué hacer si se ve a un niño se ahoga en el agua, o si una persona que tiene hambre aparece en la puerta.

Sin embargo, la foto no nos dice absolutamente nada acerca de qué tipo de políticas de inmigración deberían adoptar los gobiernos.

Se podría argumentar que si la política europea de inmigración fuera menos liberal, y sus prestaciones de asistencia social menos generosas, menos personas arriesgarían sus vidas para llegar allí.

¿Y qué decir de las imágenes que no vemos: imágenes de víctimas europeas de programas de inmigración irreflexivas?

Por ejemplo de violaciones y violencia de bandas musulmanas que asolan ciudades Europeas, de las cuales hay una gran cantidad de información, pero que no tienen el privilegio de ser destacada por los grandes medios.

A la luz de la amenaza a la civilización europea, es extraño que tantos comentaristas vean la crisis principalmente como una oportunidad para dar la bienvenida a los inmigrantes.
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Llamando sólo la superación de ‘miedos irracionales’, y a demostrar la propia compasión.

LOS MUSULMANES EN EUROPA EXPLOTANDO LAS CULPAS EUROPEAS

Hay 44 millones de musulmanes que viven en Europa (incluida Rusia).
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Algunos de ellos están bien integrados en la sociedad europea, pero muchos otros no.
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Viven en zonas «no-go»; sus mujeres usan burkas; hablan solamente árabe o persa o turco; y su primera lealtad no es a Alemania o Francia, sino a la ummah (la comunidad musulmana mundial).

A pesar de que pueden haber vivido en Europa desde hace años, no dejan de ser extranjeros.

Muchos no parecen familiarizados con los estándares occidentales de bien y mal.

Por ejemplo esta el caso de un hombre musulmán en el Reino Unido que, después de violar a una niña de trece años de edad, se salvó de una pena de prisión cuando explicó al juez que él no sabía que era ilegal .

Lo que está ocurriendo no es una europeización del Islam, sino una islamización de los países europeos

La ironía es que la política bienvenida actual de Europa hacia los inmigrantes y refugiados parece destinada a lograr el destino que se pretende evitar.

Los gobiernos europeos han decidido que la mejor manera de borrar cualquier rastro de racismo o xenofobia es invitar a la gente que está lejos de la cultura y la tradición europea.

El razonamiento parece ser de la siguiente manera:
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si los europeos persiguieron a los Judios por su «otredad», pueden compensarlo mediante la aceptación de millones de «nuevos Judíos».
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no Judíos reales, sino personas que por razón de su otredad pueden parecérseles.

El problema es que los «nuevos» judíos en general son decididamente anti-semitas.

La expiación de Europa por su pasado de anti-semitismo es invitar al continente a las personas más antisemitas en el planeta.

No es ningún secreto que la mayoría de los inmigrantes hacia Europa son musulmanes.

Es más, muchos de estos musulmanes son de Oriente Medio y el Norte de África (MENA), la porción más antisemita del mundo musulmán.

Según una encuesta de 2014 realizada por la Liga Anti-Difamación, el 74 por ciento de los encuestados en la región MENA tenía actitudes antisemitas

En pocas palabras, los «nuevos» Judios son una reminiscencia de los antiguos nazis.

De hecho, Hitler es considerado un héroe en muchos de los países de la región, y el Mein Kampf es un libro popular.

En una declaración de 2009, el jeque Yusuf al-Qaradawi, uno de los líderes espirituales más populares e influyentes en el mundo musulmán, llamó al Holocausto «un castigo divino» de los Judíos.
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**Y rezó para que los «creyentes» (musulmanes) terminaran el trabajo comenzado por Hitler**.

Para un continente que se dedica a promover que lo que pasó con los Judios «nunca más», parece extraño que ponga la alfombra roja a personas que se dedican al trabajo no acabado por Hitler.

UNA MIGRACIÓN PROFETIZADA CONVIRTIÉNDOSE EN REALIDAD

El uso de Mahoma de la migración como un instrumento de la islamización se convirtió en el modelo para posteriores hijras, y lo sigue siendo hoy en día.

En un discurso de 1974 en las Naciones Unidas, el ex presidente argelino Houari Boumedienne proclamó:

“Un día, millones de hombres abandonarán el hemisferio sur para ir al hemisferio norte.
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Y no van a ir allí como amigos. Porque van a ir allí para conquistarlo.
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Y van a conquistarlo con sus hijos. Los vientres de nuestras mujeres nos darán la victoria”.

La reubicación masiva predicha ya ha comenzado y está siendo acelerada en base al complejo de culpa masiva de Europa.

Arabia Saudita también está dando una mano.

Recientemente ofreció construir 200 mezquitas para los refugiados sirios en Alemania.

Arabia Saudita, por supuesto, no permite que se construyan iglesias cristianas en su territorio.

El flujo de migrantes ilegales no se detiene. Aterrizan en las islas griegas de la costa turca y en Italia.

Ellos todavía tratan de entrar en Hungría, a pesar de una valla de alambre y el ejército movilizado.

Su destino es Alemania o Escandinavia, a veces Francia o el Reino Unido. Son millones.

Periodistas en Europa occidental siguen representándolos como «refugiados» que huyen de la guerra en Siria, pero la descripción es falsa.

De acuerdo con estadísticas dadas a conocer por la Unión Europea, sólo el veinticinco por ciento de ellos provienen de Siria; el número real es probablemente más bajo.

El gobierno sirio vende pasaportes y certificados de nacimiento a precios asequibles.

La gran mayoría de los migrantes provienen de otros países: Irak, Afganistán, Pakistán, Eritrea, Somalia y Nigeria.

Muchos traen nuevos smartphones de gama alta y grandes sumas de dinero en efectivo, diez o veinte mil euros, a veces más.

Muchos no tienen pasaportes, ni identificación, y se niegan a dar sus huellas dactilares.

Siempre que la gente huye para sobrevivir, los hombres van con familias enteras: mujeres, niños, ancianos.
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Aquí, en cambio, más del 75% de los que llegan son hombres menores de 50 años; pocas son mujeres, niños o ancianos.

Los que entran en Europa son casi todos musulmanes, y se comportan como algunos musulmanes a menudo lo hacen en el mundo musulmán: acosan a los cristianos.

En los centros de acogida, el acoso cristianos y ataque a las mujeres son incidentes cotidianos.

Un proyecto para abrumar a Europa por una enorme ola de migración ya fue descrita por el Estado Islámico en documentos descubiertos.

Es difícil descartar que el Estado Islámico no juegue un papel en lo que está sucediendo.

Autoridades turcas están ignorando las salidas masivas que tienen lugar de su costa.

Si realmente quisieran que el proceso actual se detuviera, podrían detenerlo. Eso no es claramente lo que hacen.

El Estado islámico no podría sobrevivir sin la ayuda de Turquía.

Vuelos diarios con Turkish Airlines traen inmigrantes ilegales a Estambul y continúan sin obstáculos a Europa.

Los rusos, en su intervención militar en Siria, de manera similar, no parecen interesados en detener lo que está ocurriendo.

DIFERENCIAS ENTRE LOS GOBERNANTES EUROPEOS

Los líderes políticos de Europa Occidental podrían decir la verdad y actuar en consecuencia.
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Ellos no. Hablan de «solidaridad», «deber humanitario», «compasión».

Sin embargo los habitantes de Europa central no fueron entusiastas desde el principio.

Sus líderes parecen compartir los sentimientos de sus poblaciones.

Ninguno habló como explícitamente Viktor Orban, primer ministro de Hungría.

Él habló de «invasión» y preguntó si había otra palabra para describir la entrada masiva y a menudo brutal en un país, de gente que no ha sido invitada.

Los líderes políticos de Europa Occidental condenaron con dureza sus palabras y la actitud de Europa Central en general.

Lo cierto es que la criminalidad musulmana es alta en toda Europa.

En consecuencia, el porcentaje de musulmanes en las prisiones en Europa es alto.

En Francia, que cuenta con la mayor población musulmana en Europa, la población penitenciaria es 70% musulmana.

Muchas prisiones europeas se han convertido en centros de reclutamiento de yihadistas futuros.

Los estados de bienestar han creado una clase dependiente del gobierno en Europa, con muchas personas que viven de forma permanente de las prestaciones sociales.

Estas personas suelen ser musulmanes. No son asimilados y a menudo muestran signos de no querer asimilarse.

Cientos de miles de musulmanes que viven en Europa se han sumado a organizaciones islámicas fundamentalistas.
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Miles se han unido a los movimientos yihadistas y ahora están luchando en Siria o Yemen.
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Muchos han regresado y están listos para actuar en contra de Europa.

Las encuestas muestran que la mayoría de los musulmanes que viven en Europa quieren la aplicación de la sharia.

Los Judíos huyen de Europa en número creciente. Y europeos «nativos» están empezando a huir también.

En 1972, en su libro «El Campamento de los Santos», el escritor francés Jean Raspail describe a Europa inundada con inmigrantes musulmanes que cruzan el Mediterráneo.
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En ese momento, el libro era una obra de ficción. Hoy en día, parece haberse convertido en una realidad.

Fuentes: