La Consagración imperfecta de Rusia por Juan Pablo II de 1984 obtuvo su premio.

El 30 de agosto de 2022 murió Mijail Gorbachov a los 91 años por una larga enfermedad.

El ex Secretario General de la Unión Soviética fue quien desarmó el régimen comunista soviético de manera pacífica, ante occidente.

Y por esto recibió el premio nobel de la Paz en 1990.

Fue decisivo en vida para finalizar la Guerra Fría, y murió curiosamente en medio de una nueva guerra fría entre Rusia y occidente.

Quería salvar el régimen comunista democratizándolo, a pesar que toda la historia del comunismo muestra la incompatibilidad con los principios democráticos.

En este proceso veremos que está la huella de la mano de Dios por donde se mire.

Y luego fue considerado uno de los personajes más influyentes para el desarrollo de la agenda verde de la ONU.

Aquí hablaremos sobre cómo Gorbachov desarmó al comunismo soviético, quienes fueron sus socios para que esto le fuera fácil, dónde está la huella de la mano de Dios en este proceso y cómo luego Gorbachov intentó introducir un comunismo aggiornado a nivel mundial.

Mijail Gorbachov fue el instrumento inconsciente que utilizó el cielo para destruir la Unión Soviética.

Nuestra Señora había bajado a Fátima en mayo de 1917 para alertar sobre el comunismo que se iba instalar en Rusia, lo que sucedió efectivamente unos meses después.

Dijo que si el Papa no consagraban Rusia al Inmaculado Corazón de María, junto con todos los obispos, esparciría sus errores por el mundo.

Sucesivos papas no hicieron la consagración.

Y entonces Rusia esparció sus errores por el mundo, haciendo que su modelo comunista, aplicado en varios países más, provocara la muerte de 100 millones de personas desde ese momento.

Hasta que Juan Pablo II consagró al mundo al Inmaculado Corazón de María el 25 de marzo de 1984, sugiriendo sólo indirectamente a Rusia, diciendo que era para los «hombres y naciones que tienen especial necesidad de esta consagración».

Y en 1989 cayó el Muro de Berlín sin disparar un sólo tiro y en 1991 se disolvió pacíficamente la Unión Soviética.

Lo que llevó a la Sor Lucía de Fátima a decir que el Cielo había aceptado la consagración, aunque no había nombrado a Rusia formalmente.

Hay una discusión sobre si efectivamente el Cielo tomó la consagración como si fuera lo que había pedido la Virgen en Fátima o si fue un premio consuelo por el esfuerzo, habida cuenta de la mutación que sufrió el comunismo introduciéndose en occidente a través del marxismo cultural, pero esa es una discusión en la que no entraremos aquí.

Al año siguiente de la consagración Mijail Gorbachov ascendió al cargo de secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética y permaneció en él hasta 1991 cuando la disolvió.

Desde 1985 se empeñó en remodelar la Unión Soviética que estaba perdiendo pie ante su adversario EE.UU.

Estaba convencido de que con la perestroika, o sea la reconstrucción económica y la glasnost, o sea la transparencia, le daría un rostro humano al socialismo y así salvaría a la Unión Soviética. 

Declaró la libertad de prensa e hizo saber a todos la verdad sobre el horror de los Gulags, información que hasta entonces no había llegado al pueblo llano. 

La pregunta que todos se hacen es ¿cómo un político de su talla no comprendió que el sistema comunista era irreformable?

¿Cómo se convenció que podía pasar a un modelo inspirado por la socialdemocracia escandinava y alemana, desde un régimen que por décadas había santificado la burocracia, impedía la innovación emprendedora, y que tenía una corrupción endémica?

Y ¿por qué impidió que los regímenes de los «países satélite» de la URSS reprimieran a los movimientos populares a favor de la democratización, aún cuando la perestroika no estaba funcionando como la había ideado?

En 1989, cuando los gobiernos comunistas comenzaron a colapsar en toda Europa, Gorbachov podría haber enviado sus tropas. 

De hecho, millones de rusos todavía piensan que debería haberlo hecho, en aras de preservar no sólo el comunismo, sino el poder ruso también. 

Pero Gorbachov no lo haría y permitió que el pueblo de Alemania Oriental respondiera al llamado de Ronald Reagan de «¡derribar este muro!».

La única respuesta razonable es que el Cielo alentó esta transformación para terminar con la URSS y amortiguar las catastróficas consecuencias del derrumbe, evitando que provocara consecuencias apocalípticas tanto dentro de la cortina de hierro como para Occidente.

No olvidemos que la URSS era una gran potencia atómica, con un gran ejército y bien armado, y estuvo a punto de lanzar un ataque nuclear preventivo en 1983, según relata en un libro reciente Taylor Downing.   

Y el ex disidente soviético Vladimir Bukovsky, escribió en otro libro bien documentado, que la rendición de la URSS fue planeada por Gorbachov, de acuerdo con los eurocomunistas, como una especie de caballo de Troya para inducir a Occidente a confiar en ellos. 

Y hay algunos indicadores que muestran la mano de Dios en todo este proceso.

Se puede mencionar que las dos figuras que influyeron más en este proceso de implosión de la URSS fueron dos cristianos, uno el líder de occidente, el presidente de EE.UU. Ronald Reagan y otro el líder espiritual del cristianismo, Juan Pablo II.

Encontró en ellos interlocutores abiertos y sensibles que se la hicieron fácil para desarmar la URSS. 

Juan Pablo II se encontró dos veces con Gorbachov, en 1989, en el año de la caída del muro de Berlín y en 1990, previo a la disolución de la URSS.

Y le insistió en que sus reformas necesitaban la libertad religiosa.

Y luego de la reunión de 1989 la Unión Soviética promulgó una ley para proteger la libertad religiosa, permitió que la Iglesia Católica Ucraniana saliera de la clandestinidad y dio la bienvenida a un embajador del Vaticano en Moscú.

Otro hecho significativo fue que el día anterior a la Fiesta de María Reina de 1991, el 21 de agosto, hubo un golpe de estado de los comunistas ortodoxos contra Gorbachov, pero pudo ser sofocado por éste.

Otro fue que el 13 de octubre tuvo lugar la primera peregrinación a Fátima desde Moscú, que fue retransmitida en directo por la televisión rusa por primera vez.   

6 Y el acto final de este drama fue el día de Navidad de 1991, cuando la Iglesia celebra el nacimiento de Jesús. 

Ese día, Mijail Gorbachov anunció su renuncia como presidente de la Unión Soviética, y se disolvió lo que quedaba de la URSS.

Sin embargo la intervención del Cielo terminó con la URSS pero no con el comunismo, porque desde tiempo atrás Antonio Gramsci, fundador del Partido Comunista Italiano, había llamado a extender el comunismo en la cultura occidental. 

Y esto prendió en occidente a través del marxismo de género y todo el movimiento verde.

Fue entonces que Gorbachov modificó su plan e impulsó la ecología a nivel mundial con un contenido marxista.

Impulsó la Cruz Verde y escribió el primer borrador de la Carta de la Tierra de la ONU junto a Stephen Rockefeller, base del «desarrollo sostenible» actual.

Gorbachov dijo que esperaba que esta Carta «brinde una especie de Diez Mandamientos, un ‘Sermón de la Montaña’ que guíe el comportamiento humano hacia el medio ambiente».

A lo largo de los años La Carta de la Tierra ha sido refinada, pero siempre imbuida de los principios de la Nueva Era, aunque está revestida con conceptos típicamente cristianos como la humildad, la culpa, la renuncia, el espíritu de sacrificio y el sentido del deber.

E invita al ser humano a salvaguardar el planeta especialmente del mismo ser humano.

Gorbachov participó como invitado especial en la Cumbre de la Tierra organizada por la ONU en Río de Janeiro, donde se presentó al ser humano como el problema más que como la solución a los problemas ecológicos.

Fue así que el ex secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, inició luego las cumbres mundiales «verdes», a las que dedicó el resto de su vida, predicando por todo el mundo un comunismo encubierto, ya no en nombre de la lucha de clases ni por la igualdad, sino en nombre del medio ambiente, financiado generosamente por la ONU y con una fuerte promoción de los medios de comunicación internacionales.

Y fue en esas cumbres que se volvió tradicional que la New Age hiciera actos, como en una cumbre paralela, para enviar energía a la cumbre oficial, lo que rara vez se reporta en los periódicos. 

Gorbachov siempre afirmó que era ateo, aunque fue bautizado como cristiano como muchos en la URSS.

Y le dijo a Juan Pablo II que en su casa tenía una imagen de la Virgen María debajo de una foto de Lenin.

Pero en realidad Gorbachov fue un panteísta, por lo menos luego de la caída de la URSS, y un activo promotor del sincretismo de la Nueva Era, conocido por decir,

«Creo en el cosmos. Todos estamos conectados con el cosmos. Así que la naturaleza es mi dios. 

Para mí, la naturaleza es sagrada. Los árboles son mis templos y los bosques son mis catedrales. Soy uno con la naturaleza».

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre cómo el Cielo usó a Mijail Gorbachov para terminar con la Unión Soviética y le puso a su lado interlocutores que trabajaron junto a él para que el colapso no fuera sangriento, como Ronald Reagan y Juan Pablo II.

Pero eso no terminó con el comunismo, porque ya había hecho metástasis en occidente a través del comunismo de género.

Y el propio Gorbachov impulsó una agenda ecológica teñida de ingredientes comunistas.

Y me gustaría preguntarte si crees que en el desarmado de la URSS hubo un plan de Gorbachov para confundir a occidente, y que bajara la guardia, para penetrar con el marxismo cultural más fácilmente en Europa y EE.UU., o no.   

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