Skip to main content

¿Qué dicen los investigadores?

Estamos en el proceso de canonización y beatificación de un pontífice que protagonizó uno de los pontificados más misteriosos, porque duró sólo 33 días.

Estamos hablando del misterio de la causa de la muerte de Juan Pablo I, Albino Luciani, el último papa italiano.

La declaración de la Iglesia es que murió de un ataque al corazón.

Sin embargo hay varios investigadores que concluyen que fue envenenado.

E incluso hay un mafioso italo norteamericano, descendiente sanguíneo directo del capo di capi Lucky Luciano, de la cosa nostra estadounidense, que se confiesa haber sido uno de los ejecutores.

Sin ánimo de abrir opinión sobre el tema, aquí queremos contar las posibles hipótesis sobre la muerte de Juan Pablo I, porque quizás sea uno de los signos más relevantes de su pontificado. 

Cuando comenzaron a destaparse los casos de abuso sexual por parte de algunos sacerdotes, la primera reacción de obispos y clérigos fue que se trataba de un ataque a la Iglesia, lo etiquetaron como una teoría de la conspiración, y que no había nada de cierto.

Sin embargo llegó un momento que el atroz pecado se confirmó y expuso a la Iglesia a la mayor pérdida de credibilidad en estos 2000 años, porque viola expresamente varios mandamientos de Dios.

Y hoy, cuando el Vaticano está en la beatificación de Juan Pablo I, es un buen momento para exponer sobre su breve pontificado de 33 días, porque hay una historia misteriosa y contradictoria detrás de él. 

Que nos habla de este tiempo turbulento de la Iglesia, de la infiltración masónica y de los escándalos del Banco Vaticano, todas cosas ya públicas al día de hoy. 

Albino Luciani fue nombrado arzobispo de Venecia en 1969 por Pablo VI.

Participó en el Concilio Vaticano II en una posición progresista, embanderado con la justicia social.

Y a la muerte de Pablo VI fue elegido su sucesor, el 26 de agosto de 1978, adoptando los nombres de los últimos 2 papas.

Pero el 29 de septiembre a sus 65 años, y luego de tan sólo 33 días en el cargo, fue hallado sin vida en la cama, dentro de su apartamento del Palacio Apostólico, por las hermanas Vincenza y Marín.  

El Vaticano anunció que murió de un ataque cardíaco, pero no compartió más.

Su muerte siempre estuvo envuelta en un misterio.

La editorialista de Avvenire, Stefania Falasca, vicepostuladora de la causa de beatificación y canonización del Pontífice, escribió en el libro «Papa Luciani: Crónica de una muerte», que la muerte se produjo por «infarto agudo de miocardio».

Y una declaración que apoyaría esta tesis es la del cardenal Silvio Oddi, muy buen amigo de Luciani, a quien unos días antes de su muerte el Pontífice se le quejó diciendo que sentía las piernas pesadas, luego se las mostró y dice Oddi que parecían dos baúles morados.

Sin embargo el cuerpo de Luciani no pasó por una autopsia, tuvo el funeral correspondiente al de un pontífice y fue depositado en las grutas vaticanas.

Y la Hermana Marín declararía que cuando entró a la habitación, vio al papa como dormido, con la cabeza ladeada a la derecha, los ojos entreabiertos, las gafas puestas, y con una ligera sonrisa en el rostro, lo que no se compadece con el dolor que produce un ataque cardíaco.

Hay cosas que no cierran según los investigadores, por las que varios de ellos han insistido que le mataron masones infiltrados en las altas esferas vaticanas, por envenenamiento. 

En su libro «Juan Pablo I: Caso abierto», el sacerdote y teólogo Jesús López Sáez sostiene la tesis de que se trató de un homicidio.

El investigador inglés David Yallop en su libro «En nombre de Dios», menciona que quien decidió la muerte del pontífice fue Licio Gelli, el principal de la logia italiana Propaganda Due, con la complicidad de los banqueros Michele Sindona y Roberto Calvi, y del máximo banquero vaticano, el cardenal Paul Marcinkus, todos ellos pertenecientes a esa logia masónica.

Pero la declaración más sorprendente es la de Anthony Raimondi, escrita en su libro «Cuando la bala golpea el hueso», en el que se auto declara como autor del envenenamiento junto al cardenal Paul Marcinkus, quien en ese entonces dirigía el Banco Vaticano, que se conoce con el nombre de IOR.

Anthony Raimondi, sobrino del padrino de la «Cosa Nostra americana» Lucky Luciano, con 28 años, fue llamado por el arzobispo Marcinkus, primo suyo, para que fuera a Roma para eliminar al Papa Juan Pablo I.

Marcinkus tenía el apodo de «el gorila» por su estatura y complexión, lo que le valió ser guardaespaldas de Pablo VI, con el que cultivó una amistad, que le permitió que lo nombrara como máximo jerarca del IOR, el Banco Vaticano, a pesar de no tener experiencia financiera, y también cardenal.

¿Y por qué habrían querido liquidar a Juan Pablo I?

En la primera alocución a los representantes del cuerpo diplomático, cuando fueron a felicitarle por su elección, Juan Pablo I les dijo algo que marcaría su pontificado, «No tenemos bienes materiales para negociar ni tenemos intereses económicos que defender».

Al día siguiente Juan Pablo I cenó con el cardenal Jean Villot, el Secretario de Estado del Vaticano, que luego sería denunciado como perteneciente a la masonería en la Lista Pecorelli, y le pidió una rápida investigación sobre todas las operaciones financieras que llevaba adelante el Vaticano. 

Le preocupaba lo que ocurría en el Banco Vaticano y el comportamiento de Marcinkus. 

Y una semana después, pudo examinar los primeros datos que había pedido y algunos cardenales le pusieron al tanto de lo ocurrido en los últimos años.

Dicho sea de paso Albino Luciano estaba enemistado con Paul Marcinkus, porque éste vendió la Banca Catolica del Veneto, que pertenecía a los obispos de la región, sin pedir su autorización, y cuando había ido a Roma a protestar, Marcinkus lo trató con arrogancia. 

Desde sus primeros discursos, el nuevo pontífice había dejado claro que quería devolver a la Iglesia Católica los ideales de caridad cristiana propios del catolicismo primitivo, renunciando a las riquezas superfluas que habían desviado a la Iglesia y a los sacerdotes, de sus deberes sagrados. 

Por lo que Marcinkus habría dicho a sus compañeros que este Papa no era como el anterior, y que las cosas iban a cambiar.

Había 2 cosas en las que el Papa parecía inflexible: la pertenencia de clérigos a la masonería y el uso del dinero de la Iglesia para especulación, como cualquier banco.

Y la irritación del Papa se agravó ante la mera mención de personajes como Calvi y Sindona, haciendo negocios con el Banco Vaticano, de quienes sabía sus vinculaciones con la logia P2.

Recordemos que el estado italiano luego declaró a la logia P2 como una organización criminal y el Banco Vaticano se vio envuelto en el escándalo del Banco Ambrosiano de la P2, porque tenía intereses económicos en él.    

El motivo concreto por el que habrían atentado contra el pontífice tuvo que ver con un fraude multimillonario en el que Marcinkus estaba implicado como director del Banco Vaticano.

De acuerdo al relato de Raimondi, por medio del Banco Vaticano se habían vendido certificados falsos de acciones de grandes compañías estadounidenses como IBM, Coca Cola, Sunoco, etc, a compradores ingenuos, por valor de U$S 1000 millones.

El nuevo Papa ahora estaba decidido a exponer los escándalos financieros que salpicaban al Banco Vaticano y ensuciaban a la Iglesia.

Y según dijo Raimondi al New York Post, a expulsar a los perpetradores, que incluían a Marcinkus y a «la mitad de los cardenales y obispos del Vaticano». 

¿Y cómo fue la operativa de liquidación de Juan Pablo I?

Según Raimondi él estaba parado en el pasillo afuera de las habitaciones del Papa cuando se sirvió el té que tenía una dosis altísima de Valium.

Quedó dormido casi de inmediato y Marcinkus colocó el gotero con cianuro en la boca del papa y lo apretó.

A Raimondi se le han hecho muchos reportajes y se le preguntó por las pruebas del envenenamiento del Papa y él se limita a decir, que si se desentierra el cuerpo y se lo investiga, se encontrará el veneno.

¿Y qué pasó con Juan Pablo II?

Siempre según Raimondi, el polaco Karol Wojtyla también parecía estar listo para tomar medidas contra los estafadores y Raimondi fue convocado de regreso al Vaticano para hacer lo mismo, pero se negó a hacerlo, porque no podían liquidar a todos los papas.

Y al final Juan Pablo II decidió no actuar de la misma manera porque sabía que él también moriría.

Pero tenía que devolver el dinero de la estafa que se había hecho por intermedio del Banco Vaticano, y lo hizo contando con el auxilio del Opus Dei, por lo que lo nombró como una Prelatura Personal del pontífice, como agradecimiento.

Y se comenta que el haber llenado la corte vaticana de polacos y sus continuos viajes, estuvieron relacionados a que se sentía más seguro fuera que dentro del Vaticano. 

Bueno hasta aquí lo que queríamos informar sobre las versiones de la muerte de Juan Pablo I, sin ánimo de abrir opinión. 

Y me gustaría preguntarte qué habías oído sobre la muerte de Juan Pablo I.

MIRA ESTOS VIDEOS

LEE ESTOS ARTÍCULOS

https://forosdelavirgen.org/papa-tribulacion/

https://forosdelavirgen.org/segundo-pentecostes/

https://forosdelavirgen.org/diez-papa-santos-que-han-tenido-historias-muy-particulares-2014-05-01/

https://forosdelavirgen.org/el-sueno-de-las-dos-columnas-de-don-bosco-profecia-respecto-a-benedicto-xvi-2013-02-16/

2 Comments

  • José Vicente dice:

    Y bueh, no permiten las autopsias y todo es sospechoso

  • Gustavo dice:

    Por supuesto que estoy al tanto de la «sospecha» de la muerte por homicidio de Albino Luciani. Especialmente la investigación de David Yallop. Lo triste es que la propia Iglesia católica no aclare este grave acontecimiento acaecido en 1978. El Papa Juan Pablo I tenía la firme decisión de desenmascarar y poner preso a todos los delincuentes que vivían dentro y fuera del Vaticano. Pero esto es pretender demasiado porque creo que debería haber una comisión formada «ad-hoc» que investigue profundamente esta tragedia, y lo veo muy lejano. Es cierto que la autopsia revelaría, a mi entender, el envenenamiento de Albino y que no se haya hecho es más que sospechoso.