Visiones de niños santos.

Los niños santos son como campanas que resuenan en el Cielo.  Con los dones que recibieron en la Tierra conquistaron la divinidad.

Algunos muy pequeños eran devotos creyentes y adoraban a Dios precozmente.

Murieron muy pequeños, igual que los santos inocentes que según el Evangelio de Mateo fueron asesinados por orden del rey Herodes. 

En este artículo te queremos hablar de algunos de ellos, pero especialmente de Nellie Organ que murió a los 4 años y desde muy pequeña adoraba a Jesús en el Santísimo Sacramento y hablaba con Él.

Una historia maravillosa de devoción.

Los santos más jóvenes canonizados por la Iglesia Católica Romana en los tiempos modernos son Francisco y Jacinta Marto.

Son los dos niños portugueses testigos de las apariciones marianas de 1917 en Fátima, que murieron a los 10 y 9 años respectivamente, víctimas de la pandemia de gripe española que mató a 50 millones de personas. 

Tras su canonización en 2017, los niños Marto se convirtieron en los dos santos católicos no martirizados más jóvenes de la historia y dieron sus vidas por los pecadores y por Portugal. 

Otra santa moderna joven es la italiana María Goretti quien murió en 1902 a los once años y fue canonizada en 1950 como «virgen y mártir».

Antes de morir perdonó a su verdugo, un hombre que la quiso violar, la apuñaló cuando se resistió y después del perdón se convirtió.

María nació el 16 de octubre de 1890, en Corinaldo, provincia de Ancona, Italia. 

Desde muy chica anhelaba recibir la Sagrada Eucaristía. «Mamá, ¿cuándo tomaré la Comunión? Quiero a Jesús», insistía hasta que recibió la Eucaristía el 29 de mayo de 1902.

Otro caso de camino a la canonización, la más joven hasta el momento, porque ya es “venerable” no mártir, es el de Antonietta Meo quien nació el 15 de diciembre de 1930 y murió el 3 de julio de 1937. 

Se crió en un hogar de clase media alta en Roma como la hija menor de Michele y Maria Meo. 

Le diagnosticaron osteosarcoma, una forma agresiva de cáncer de huesos, a la edad de cinco años, después de que se cayó y se lesionó la rodilla y la lesión no sanó. 

Cuando tuvieron que amputarle la pierna, soportó el calvario «alegremente». Le colocaron una pierna artificial pesada para poder seguir jugando con otros niños. 

Los teólogos católicos la han llamado «mística» porque la niña de seis años escribió cartas «extraordinarias» a Jesucristo en los últimos meses de su vida que mostraban comprensión y acciones más allá de lo normal para una niña de su edad. 

«Querido niño Jesús, eres santo, eres bueno», escribió en una de las cartas. 

«Ayúdame, concédeme tu gracia y devuélveme la pierna. Si no quieres, que se haga tu voluntad». 

Ella misma escribió poemas y cartas y dejó cada uno al pie de su crucifijo. 

En otra carta escribió: «Querido Jesús, te amo mucho. Quiero abandonarme en tus manos. Quiero abandonarme en tus brazos. Haz conmigo lo que quieras. Ayúdame con tu gracia. 

Ayúdame Tú, ya que sin tu gracia, no soy nada». 

Escribió o dictó más de 100 cartas a Jesús y a la Virgen María, describiendo «santas visiones» en muchas de ellas. 

Después de la Misa, la gente a veces la veía acercarse al tabernáculo y decir: «¡Jesús, ven a jugar conmigo!» 

Fue bautizada, hizo su primera confesión, luego confirmada y tomó su primera comunión antes de su muerte. También recibió los últimos ritos, en junio de 1937. 

Muchos devotos piden gracias por su intercesión que son concedidas.

Antes de 1981, la Congregación para los Santos del Vaticano requería previamente que un candidato a la santidad alcanzara cierto nivel de madurez. 

Ese año relajó esa regla, declarando que «se puede hablar de un ser humano precoz en su sentido del bien y del mal» y así se puede declarar a los niños, santos. 

Otro tanto ocurrió con la edad de la comunión de los chicos. El caso es bien emotivo. 

«¡Ahí está! Esa es la señal que estaba esperando» exclamó el Papa San Pío X después de enterarse de la vida santa de la pequeña irlandesa Nellie Organ, amante del Santísimo Sacramento, que murió a los cuatro años y medio de edad.     

Unos meses más tarde, en 1910, Pío X emitió el decreto «Quam Singulari», que redujo significativamente la edad de la Sagrada Comunión para los niños.

A la pequeña Nellie Organ se la conoce como «La pequeña violeta del Santísimo Sacramento».

Nació el 24 de agosto de 1903: «Cuando sólo tenía dos años», escribió el padre de Nellie, «ella me tomaba de la mano y se iba a misa a tropezones, parloteando todo el camino sobre el “Santo Dios”. 

Esa era la forma en que siempre hablaba de Dios, y los padres no saben dónde podría haber aprendido eso.

Incluso Nellie pidió que le compraran un rosario.

Los nombres de los santos fueron las primeras palabras que aprendió Nellie, y por la noche se rezaba el Rosario familiar. 

Su madre le enseñó a besar el crucifijo y las cuentas grandes, hábito que conservó Nellie.

Desde muy pequeña comenzó a afirmar que tenía visiones. 

Relató cómo veía a Cristo, generalmente como un niño pequeño como ella, y a la Virgen María. 

Junto con su columna vertebral torcida, Nellie fue víctima de la temida tuberculosis, la enfermedad que había resultado fatal para su madre. 

Cuando Nellie todavía estaba confinada a la cama en la enfermería, un pequeño altar en el que se encontraba una estatua del Santo Niño de Praga llamó su atención.

La niña escuchó con evidente entusiasmo la historia de la devoción, y después se deleitaba con «la historia del Dios Santo cuando era un niño».

Y en varias ocasiones afirmó haber visto al Niño de Praga bailando para ella.

Esto le inspiró una gran confianza en el Santo Niño, con quien ahora comenzaba a charlar familiarmente y a quien hacía las demandas más extraordinarias.

Una mañana la enfermera llevó a Nellie a la capilla. 

Nellie nunca antes había visto la Sagrada Hostia expuesta en la custodia. Pero dijo «¡Ahí está Él, ahí está el Dios Santo!» 

Y con su manita señaló la custodia, mientras una expresión de éxtasis transfiguraba su rostro.

Nellie había nacido en un cuartel del ejército, y allí había un «calabozo». 

Entonces, ella consideraba a Jesús Eucaristía como el «Prisionero» en el «calabozo» del Tabernáculo.

A partir de ese día, por alguna advertencia interior, Nellie siempre supo cuándo había Exposición en el convento donde vivía.

Y así en los días de la Exposición, decía: «Llévame a la capilla. Sé que Dios Santo no está hoy en la cárcel». 

Y a menudo llamaba a la Eucaristía «el Jesús escondido».

La devoción de la pequeña Nellie a quien llamaba “Dios Santo” fue extraordinaria y heroica, pero al mismo tiempo muy sencilla e infantil, dado que solo tenía 4 años.

En una ocasión de mucho sufrimiento dijo: «Santo Dios dice que todavía no soy lo suficientemente buena para ir con él» y veía a Jesús con una mano en el pecho.

Y por eso rezaba el rosario con unción todas las noches.

No mucho después de que Nellie estuviera completamente postrada en cama, expresó un fuerte deseo de ser llevada a la misa para adorar a Jesús en presencia del Santísimo Sacramento.

Y lo que es más, pronto expresó suspiros de añoranza por el privilegio inaudito en la infancia de recibir Sagrada comunión.

Durante este tiempo, la edad normal para la primera comunión era al menos los 12 años. 

Y a menudo se le oía repetir para sí misma: «¡Oh, anhelo al Santo Dios! ¡Me pregunto cuándo vendrá a mi corazón!»

El primer viernes de 1907, vestida toda de blanco, la bajaron y la colocaron en un sillón frente al Santuario. La misa comunitaria acababa de terminar.

Luego vino el padre Bury quien escribió :»La niña literalmente tenía hambre de su Dios y lo recibió de mis manos en un transporte de amor».

Así que todos los anhelos de Nellie quedaron satisfechos. El Santo Dios había entrado por fin en su corazón. 

Ahora no podía retener nada en su estómago, ni siquiera una cucharada de caldo. Parecía vivir sólo del Santísimo Sacramento. 

Nellie decía de su pasión: «¿Qué es eso en comparación con lo que Dios Santo sufrió por nosotros?»

Un día rezó por la madre de muchos hijos y aseguró: «rezaré al Santo Dios, y Él se encargará de que ella se cure».

Y de hecho, la señora se recuperó.

Nellie profetizó que iría al Santo Dios en Su propio día, el domingo, que se pondría su vestido de Primera Comunión, que iría en brazos de la enfermera y que le hicieran un vestido nuevo a la enfermera.

Y murió a las cuatro de la tarde del domingo 2 de febrero de 1908, Fiesta de la Purificación de María y de la Presentación del Niño Jesús en el Templo.

Un año más tarde su cuerpo fue encontrado incorrupto y llevado al Convento del Buen Pastor, donde fue depositado piadosamente el 8 de septiembre de 1909. 

La tumba es visitada hace más de 100 años por grupos de personas piadosas que piden que la pequeña Nellie ruegue por ellos ante el trono del Dios Todopoderoso. 

Y se producen milagros que las hermanas del Buen Pastor van documentando a lo largo de los años, a la espera de su beatificación.

Bueno hasta aquí lo que te queríamos contar de la santidad de los niños que repiquetean como campanas en el Cielo. 

Y me gustaría preguntarte si crees que niños tan pequeños pueden ser santos o todavía no comprenden mucho como para considerarlos así. 

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