En el S. XVII una peste asoló la región.

La población sacó en procesión y rogativas a N.S. la Pequeña y cesó.

Por lo que se la comenzó a llamarse N.S. de la Salud.

ns de la salud de alcantarilla

Alcantarilla es un municipio de la Región de Murcia, España.
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En las fiestas de mayo es tradicional la quema de la bruja, que simboliza deshacerse de todas las cosas negativas del año.

El nombre viene del árabe Al-qantara, puente; con el diminutivo castellano, quiere decir puentecito, aunque realmente y al estar poco extendido poca gente conoce se le denominó Qantara-Asqabach, o «Ascayata», traducido como el puente más cercano, al que alude Al-Idrisi, entre Murcia y Librilla, en el camino de Almería en el siglo XII.

 

NUESTRA SEÑORA DE LA SALUD

Fue en época medieval cuando, recién creada la localidad de Alcantarilla, se levanta en esta zona una Ermita en honor a Nuestra Señora La Pequeña, un culto fomentado por la Orden de los Mínimos.

La villa por entonces estaba situada en las inmediaciones del río, y fue víctima en el año 1545 de una riada que asoló todo el lugar.

Se reconstruyó sobre un terreno más elevado que evitara posibles sucesos similares, justo donde hoy día está ubicada la localidad.

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La Ermita de la Virgen Pequeña también fue reconstruida, y un hecho singular hizo que esta imagen pasara a ser llamada por los vecinos de aquel lugar como Virgen de la Salud.
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Cuenta la historia que a finales del siglo XVII, una trágica epidemia de peste amarilla asoló la población de Alcantarilla.
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Los vecinos, deshechos por las terribles pérdidas y viendo que la enfermedad no remitía, decidieron encomendarse a su patrona sacándola en procesión y rogativas (como era costumbre en la época).
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Para los alcantarilleros, la Virgen obró en milagro al remitir entonces la enfermedad, y es por ello que desde entonces la imagen será conocida y nombrada como la Virgen de la Salud.

 

LA ERMITA

Como dijimos, la riada del 18 de octubre de 1545, conocida como «la de San Lucas», asoló todo el entorno, ermita incluida y obligó a los vecinos a reconstruir la villa en un terreno más elevado y a salvo de futuras avenidas.

Fue así como se comenzó a construir la localidad que hoy conocemos, en el entorno de la iglesia de San Sebastián, que hoy es de San Pedro Apóstol.

ermita de la alcantarilla

La ermita de la Virgen se comenzó a reconstruir una vez que las aguas y los fangos se retiraron.
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Situado en las cercanías del convento de Santo Domingo el Real, el eremitorio se ubicaba en un paraje conocido como soto del río, donde la tradición relataba que se había hallado una imagen de una Virgen niña.

A comienzos del siglo XVIII, la imagen de la Patrona se trasladará al convento de los Padres Mínimos de San Francisco de Paula, que actuaba como hospicio, colegio y hospital para Alcantarilla.

El traslado, acaecido durante la alcaldía de Antonio de Avilés, se produjo por el lamentable estado de abandono y deterioro de la ermita de la Patrona.

El siguiente gran cambio en el devenir de la Virgen de la Salud se efectúa a partir de la desamortización de los bienes eclesiásticos promulgada por el ministro Mendizábal en 1837.

Los frailes son expulsados del convento, sus propiedades confiscadas y el convento cerrado al culto.

Durante buena parte del siglo XIX, la devoción por la Patrona se eclipsa y oculta, aunque en ocasiones, durante los meses de mayo, es festejada gracias al esfuerzo de la parroquia de San Pedro y el ayuntamiento de turno.

A principios del siglo XX se constituye una Hermandad de la Patrona, de la que es Hermano Mayor Emilio López Palacios, médico de la localidad, pero tras su fallecimiento en 1916, la Hermandad se disuelve y la imagen de la patrona vuelve a ocultarse.

En 1936, con el estallido de la Guerra Civil, el convento es profanado y saqueado, siendo la imagen de la Salud una de las que acabarán pasto de las llamas.

Tras el fin de la guerra, se encarga al escultor Nicolás Martínez Ramón la actual imagen, que retorna a su camarín en el convento de San Francisco.

En aquellos años, la devoción vivía momentos bajos que sólo el esfuerzo de Antonio Domingo Manzano, Antonio El Manco, mantenía viva por su dedicación oficiosa a la tarea de camarero de la Virgen.

En 1949, se organizan del 20 al 29 de mayo unas Fiestas Mayores en honor a la Patrona, que se trasladó al Ayuntamiento en procesión.

La celebración no tuvo continuidad, pero la Virgen de la Salud sería nombrada Alcaldesa Honoraria de la Villa el 29 de abril de 1955, a propuesta del alcalde Juan Martínez Beltrán.

En 1967, la imagen de la Patrona es trasladada al recién remodelado templo parroquial de San Pedro Apóstol, tras el acuerdo del párroco, Diego Hellín, con el obispo, Ramón Sanahuja.

Tres años más tarde, gracias al impulso del nuevo párroco, José García Martínez, y el alcalde Fulgencio Pérez Artero, Alcantarilla contaría con unas fiestas en honor de su Patrona, cuya primera edición tuvo lugar en 1971.

El último domingo de ese mes de mayo, la Virgen de la Salud procesiona por vez primera en muchos años por Alcantarilla.

En 1973 se constituye de forma oficiosa la Hermandad de Nuestra Señora de la Salud, cuyo primer Hermano Mayor sería el médico José Capel.

Finalmente, el 9 de febrero de 1974, el Obispado aprueba los primeros estatutos de la Hermandad.

Durante su corta historia, la Hermandad de la Virgen de la Salud ha contado con nueve hermanos mayores.

En 1996, durante sus fiestas, la Patrona recibió la Medalla de Oro de Alcantarilla por parte de la corporación municipal que presidía Lázaro Mellado.

El obispo Javier Azagra se la impuso en un acto que tuvo lugar el último domingo de mayo de aquel año.

El último hito de nuestra Patrona se produjo con motivo de los actos jubilares de 2000, cuando se trasladó a la Catedral de Murcia en el mes de septiembre.

 

LAS ROMERÍAS DE MAYO

Las Fiestas Patronales en Honor a Nuestra Señora de la Salud de Alcantarilla, conocidas también como Fiestas de Mayo o de la Bruja, hacen que sólo con la entrada de este mes comience a respirarse en las calles de la ciudad un aire especial.
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Todos los vecinos se preparan para afrontar y disfrutar un año más las fiestas grandes de Alcantarilla, que comienzan en la segunda semana de mayo.

Todo el pueblo se dirige a recibir a su patrona siendo partícipes de la romería y procesión que se celebran en su honor el último sábado del mes de Mayo.

Las calles se llenan de gentes dispuestas a pasar buenos momentos en compañía de amigos, familia y vecinos.

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Esta festividad no sólo es vivida por los alcantarilleros con gran entusiasmo, sino que también son muchos los visitantes que año tras año regresan hasta estas tierras para volver a disfrutar del encanto que rodea a la villa en unas fechas tan señaladas, y participar de los eventos preparados con motivo de las celebraciones.

Una doble vertiente impregna el carácter de estas fiestas, entremezclándose y conviviendo durante estos días los aspectos religiosos, vinculados a la antigua devoción por la Virgen de la Salud, y los cívicos, representados en el festival ígneo que tiene como protagonista la figura de la Bruja, símbolo pagano de estas fiestas.

El carácter festivo que hoy día se le conoce a estas fechas tuvo su inicio en 1971. 

El interés que despiertan las Fiestas de Mayo de Alcantarilla quedó reflejado en la orden del 14 de Mayo del año 1995, cuando la Consejería de Fomento y Trabajo de la Región de Murcia concede a las Fiestas Patronales de Alcantarilla la distinción honorífica de Fiestas de Interés Turístico Regional.

Para muchos la importancia que rodea a las Fiestas de Mayo va más allá del hecho de deshacerse durante unos días de la rutina diaria y salir a la calle a divertirse y participar de los actos festeros.

Supone también un momento en el que se reafirma y refuerza la identidad del pueblo, valorizándose la imagen proyectada de Alcantarilla en el resto de la Región de Murcia.

Se debe buscar el origen de estos tradicionales festejos en dos aspectos fundamentales de las Fiestas de Mayo de Alcantarilla.

Por un lado la tradición religiosa que marca el camino de la devoción por su patrona, la Virgen de la Salud, y por otro lado no menos importante la tradición popular que envuelve el momento de la quema de la bruja.

Tanto los autóctonos de la zona como los foráneos pueden acudir a las tradicionales degustaciones de chocolates y buñuelos, o a la gran paella popular organizadas con el fin de reunir a todos durante unos días de hermandad y hospitalidad.

No se dudará tampoco en acudir como espectadores al espectáculo organizado por la Federación de Peñas relacionado con la quema de la bruja.

 

LA QUEMA DE LA BRUJA

El aspecto folclórico festivo que encarna el momento de la quema de la Bruja supone un rasgo distintivo respecto a otras celebraciones regionales.

La polémica está servida en cuanto al origen de esta costumbre popular.

La tradición se sostiene en la presencia durante los siglos XVI al XVIII del Tribunal de la Inquisición en el territorio de Alcantarilla.
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Se refiere a un tiempo en el que el Santo Oficio perseguía y condenaba a personas consideradas sospechosas de hacer actos relacionados con brujerías y hechicerías.

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Hay constancias de que en este tiempo, marcado por la persecución y la quema de muchas de estas personas tildadas de brujas se dieron en la villa dos casos de hechicería que impresionaron a la población.

Sin embargo, estudios posteriores han demostrado que en Alcantarilla no existió ningún auto de fe al respecto.

Tan sólo se dio un auto público en el que el Santo Oficio decretó la expulsión de dos maestras, Catalina García y Pascuala Ginesa, acusadas de curanderismo y de pactar con el Diablo.

La tradición oral da fe de la existencia de magia hechiceril en el territorio alcantarillero, pero no hay indicios de que hubieran ¡brujas! en Alcantarilla.

El argumento folclórico de la quema de la bruja se repite en muchas zonas de la Europa Mediterránea.

Por esto existe otra versión, que se acerca más a la idea de que el origen de esta tradición se sustenta en la conexión con los rituales europeos relacionados con la primavera.

Es un tiempo en el que vuelve el buen clima, renacen las flores y todo parece tener un color más positivo.

La creencia popular elige este momento para erradicar todo mal mediante la purificación del fuego.

La tradicional quema de la bruja se sustentaría por tanto en la costumbre mediterránea de deshacerse de todos los aspectos negativos acontecidos a lo largo del año como símbolo del renacer y volver a empezar.

Dándole uno u otro sentido, la realidad es que el momento de la quema de la Bruja es uno de los más relevantes y mágicos en estas celebraciones.

La Federación de Peñas, como portadora del valor de la Bruja, se encarga de organizar todos los actos vinculados a esta conmemoración.

Se nombra al Brujo o Bruja del año, a algún personaje que durante ese tiempo ha sido de algún modo relevante para la vida del municipio.

Se recibe a la bruja, se pasea por las calles de Alcantarilla, se juzga, y finalmente se llega a la noche de la famosa quema.

Todo este evento se convierte en un verdadero festival escenográfico, cargado de historia y fantasía.

Las miradas de cientos de vecinos y visitantes se concentran en el lugar donde tendrá lugar el acontecimiento, sumergiéndose en un mundo de colores, luces y sombras, en el que todos los ojos se centran en el fuego de las antorchas que pondrá fin a las fiestas.

Esta práctica, que tiene continuidad desde 1979, va conociendo aportes y reformas año tras año, principalmente por la creciente intervención en estos eventos de las distintas peñas locales.

Para los alcantarilleros la Bruja es uno de los principales elementos identificativos de Alcantarilla.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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