La devoción del pueblo de Córdoba por la Virgen de Linares es sin duda una de las más antiguas de las conocidas en ciudades y pueblos reconquistados por los reyes cristianos.

Su santuario queda a 8 kms de Córdoba.

Es famosa por sus milagros.
ns de linares

La Virgen de Linares es conocida ya desde tiempos pretéritos como Conquistadora y Capitana, y a veces como «invencible generala».
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Está muy ligada al pueblo de Córdoba desde que Fernando III la depositara en aquella atalaya agarena del bello paraje escogido por el rey castellano-leonés para su Real Sitio.
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Y a través de los siglos, para que en Ella se organizaron solemnes actos de extraordinaria emotividad, que fueron para la ciudad y los cordobeses ayuda, aliento y amparo.

 

LA IMAGEN Y SU NOMBRE

Existe la creencia de que el nombre por el cual se conocía a esta imagen, Nuestra Señora de Linares, era, tal vez, por haber sido recogida por el rey en algún pueblo de este nombre.

O bien, por llevar el apellido Linares el sacerdote o capellán a quien se encargó de su custodia, nombre que ya se utilizó hasta nuestros días.

Pero en una cita del tomo tercero de la Palestra Sagrada de Sánchez de Feria, se dice que

«quando el glorioso Conquistador de Córdoba, el ínclito San Fernando, vino con su Exercito a la toma de Córdoba, hizo alto en este sitio, donde había y hoy permanece, una fuerte Atalaya.

Aquí, en un altar portátil, dixo Misa un sacerdote natural de Linares de Baeza, que en su compañía traía esta imagen que colocó en el altar, siendo el culto preparativo a una gloriosa, como ardua conquista».

Estudios más recientes, llevados apuntan que «Linares» tal vez sea una castellanización del nombre árabe de estas atalayas llamadas tali’a as’ala al-narum, cuyo significado en castellano es «atalaya donde se enciende el fuego».

O bien, simplemente al-narum, «donde se hace fuego», del cual derivaría Linares.

Como sucedió con otros muchos nombres árabes al castellanizarse, tales como al-Marlya, Almería; al-Yussana, Baena; as-Suja\ra, Zuheros, y un largo etcétera.

virgen de linares

La imagen de la Virgen de Linares es una talla en madera que lleva un niño en su brazo derecho.
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Su actitud es majestuosa y su fisonomía acusa una gran expresión mística, tanto en la Virgen como en el bellísimo Niño que descansa sobre el seno de la madre.
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Su mirada es tierna y la sonrisa, de una dulzura extraordinaria.

El padre Juan Bautista Moga, de la Compañía de Jesús, en una visita que efectuó al santuario en 1881, al contemplar la imagen de Nuestra Señora tuvo la curiosidad de levantar la falda con la que entonces se cubría.

Observando la media luna que ésta tenía a sus pies, quedando así convencido de que la Virgen de Linares estaba representada en el misterio de su Concepción Inmaculada.

La altura de la imagen es de 94 centímetros y la peana de 8 y 1/2, con un diámetro de 25, y está hueca por dentro.

La madera de la imagen presenta señales de muy remota antigüedad.

La imagen y peana forman una pieza, de buena madera de peral, excepto las dos extremidades salientes por los dos lados de la media luna que está a los pies, las cuales son de pino de Segura muy bueno y puesto al hilo para su mayor robustez y consistencia.

Acerca de este pormenor añadieron los peritos que de esta misma madera de pino de Segura «son dos remiendos de la peana» y que «ambos remiendos y el de la media luna, según su labrado, color y dureza, son posteriores a la escultura».

Aunque labrada la media luna de una madera distinta de la restante de la estatua, no es un simple apegamiento de época posterior, sino que forma con ella un todo, pues de otra suerte no pudiera explicarse la disposición y caída de los pliegues que contornean en parte dicho emblema.

El Reverendo Padre Moga hizo resumen concreto de todos los pareceres, sustentando las tres conclusiones que a continuación se expresan.

Primera: que aquella misma imagen era, por lo menos, del siglo XIII, igual que los emblemas que le son anexos, fundado en el reconocimiento, en la tradición oral y en la escrita.
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Segunda: que los atributos representan, sin género de duda, el misterio de la Concepción de María.
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Y tercera: que de esta demostración se deduce que esta escultura es la Concepción más antigua de las conocidas y auténticas, existentes en todo el mundo católico, por ser anterior (dos siglos y medio) a las más antiguas, que no pasan de mediados del siglo XV.

 

PRIMER TRASLADO A CÓRDOBA

Es posible que el primer traslado a Córdoba de la imagen de Nuestra Señora de Linares fuera en el año 1808, cuando la invasión francesa, cuyas tropas, al mando del general Dupont, se disponían a entrar en la ciudad.

El general Echavarri, que era un heroico militar y profesaba una gran devoción a la Virgen de Linares, dispuso que ésta se trajese a la ciudad para que fuera amparo de la misma.

señora de linares

«En la tarde del sábado 4 de junio de 1808 -dice Redel- salió para su santuario el rosario de Nuestra Señora del Socorro con multitud de sacerdotes e inmensidad de pueblo.

Y en la mañana del día 6, domingo de Pascua de Pentecostés, entró por la Puerta de Plasencia precedida de la imagen de San Fernando y acompañada de todos los habitantes de la provincia, que convertidos en soldados, la vitoreaban y proclamaban por su invencible generala».

La crónica añade que

«Ambas efigies, la de la Virgen y la de San Fernando, fueron saludadas al entrar en Córdoba con un repique general de campanas; penetraron a su paso en los templos de Santa María de Gracia y Santa Marta.

En la puerta del convento de San Pablo fueron esperadas por la comunidad de dominicos, y en la de San Francisco, por la de los franciscanos.

Siguió la procesión por la Cruz del Rastro hasta la parroquia de San Pedro, en cuya iglesia quedaron depositadas las imágenes, a las que se ofrecieron misas y otros actos religiosos, incluidos sermones de doctos representantes de la Iglesia».

 

TRASLADO DE CÓRDOBA AL SANTUARIO

Se cuenta que cuando las tropas galas llegaron hasta la parroquia de San Pedro, que estaba cerrada, creyeron que el templo era un cuartel o palacio en el que se hospedaba el general Echavarri, por lo que se ordenó volar el edificio.

La crónica dice que se produjo un hecho milagroso, pues varias veces que se encendieron las mechas del cañón, éstas se apagaron sin que pudiera cumplir su objetivo, dando con ello tiempo a que supieran que aquel edificio era una iglesia y se desistiera de disparar contra ella.

El hecho de encontrarse la imagen en el templo fue el motivo para que el pueblo creyera firmemente en la protección de Nuestra Señora a la ciudad.

Ya que ésta no fue de las que más sufrieron el azote de la invasión francesa, a pesar de que los cordobeses tuvieron que soportar tres días de saqueo durante los cuales se profanaron muchos templos y se cometieron grandes desmanes.

El día 16 de junio el general francés debió salir precipitadamente de Córdoba con sus tropas, y los cordobeses, libres del yugo de los franceses, acudieron a la parroquia de San Pedro a dar gracias a Nuestra Señora de Linares, por haber librado a Córdoba de males mayores, como los ocurridos en otras ciudades y pueblos españoles.

Después de cuatro meses de permanencia en la ciudad, el 16 de octubre del citado año de 1808 la imagen volvió a su santuario, acompañada de la de San Fernando.

Cuatro años más tarde, en 1812, la Virgen de Linares volvió a ser trasladada a Córdoba para que ante ella y en la Santa Iglesia Catedral se procediese al juramento de la Constitución. Refiere la crónica que consultamos sobre el particular que

«La imagen de la Virgen salió del santuario en la mañana del día 15 de septiembre de dicho año, depositándola en el molino del arroyo de Pedroche, convenientemente arreglado al efecto.

Donde estuvo hasta las cinco de la tarde, que atravesando el arroyo, fue llevada hasta la casa de la Pólvora, donde se agregó el clero y las cruces parroquiales, siguiendo hasta la Cruz de Roelas, donde fue recibida por el general Echavarri, que la esperaba con una compañía de lanceros y música militar.

Siguiendo la comitiva hasta la Puerta Nueva, donde se le incorporó la imagen de nuestro Custodio San Rafael, con su hermandad, siguiendo hasta la Catedral en la que entró, luego de ser recibida por el obispo y capitulares, verificándose en la mañana del día 16 la fiesta de la Jura de la Constitución.

La Virgen de Linares regresó a su santuario el día 25 de septiembre del citado año de 1812″.

En otras varias ocasiones la imagen de Nuestra Señora de Linares fue bajada a la ciudad con motivo de epidemias que asolaban no sólo a Córdoba, sino a Andalucía y España, cuyo relato sería prolijo.

procesion virgen de linares

 

SALIDAS HISTÓRICAS DE LA IMAGEN

La primera el 5 de junio de l808 por la invasión francesa; la Imagen llegó a Córdoba capital y se depositó en el Convento de Santa María de Gracia, Santa Marta y posteriormente pasó a la Iglesia de San Pedro.

El 15 de Septiembre 1812 baja a la Catedral para hacer el juramento de la Constitución.

En 1865 por una epidemia.

El 24 de Diciembre del mismo año en San Lorenzo se realiza un Triduo en honor a su nombre.

También el 26 de Junio de 1885 realiza una salida extraordinaria por otra epidemia que invade la ciudad.

Ya en el siglo XX encontramos una salida extraordinaria el 27 de Noviembre de 1904 para realizar los cultos en honor a la Virgen de Linares y conmemorando el 500 aniversario de la proclamación del Dogma de la Concepción.

En 1936 con motivo de la guerra civil se traslada a la parroquia de San Lorenzo, donde permanece hasta terminar la contienda.

En el año 1963 se baja a celebrar la Reconquista al Alcázar de los Reyes Cristianos, en el salón de los mosaicos, acto al que asisten todas las autoridades Eclesiásticas, civiles y militares.

En 1985 se baja para restaurar la Imagen por D. Francisco Jiménez de Córdoba y aprovechando las obras de restauración del Santuario.

Con motivo del 750 aniversario, en 1986 se baja a la Catedral, estos dos últimos años se sube a la Virgen de Linares en romería desde Córdoba hasta en Santuario.

Y por último en el año 1993 con motivo de la restauración a que fue sometida por parte de D. Miguel Arjona, volviendo a su apariencia del siglo XV.

Es en éste año cuando la Agrupación Córdoba, se acoge a la protección de la Virgen de Linares con motivo de su marcha a Bosnia en misión de ayuda humanitaria, acto que se celebra en la Santa Iglesia Catedral, con asistencia de las autoridades Eclesiásticas, Civiles y Militares, así como una gran representación de distintas hermandades y pueblo en general.

 

EL SANTUARIO

A unos ocho kilómetros de Córdoba siguiendo la carretera de Almadén, se encuentra situado sobre una pequeña colina el santuario de Nuestra Señora de Linares.

Rodeando a la antigua atalaya en la que mandara colocar el rey Fernando III la imagen de la Virgen Capitana y Conquistadora de la ciudad.

El Santuario de Nuestra Señora de Linares que pertenece al término múnicipal de Córdoba.

Se considera el más antiguo de los alrededores de Córdoba por haberse fundado tras la conquista de la ciudad por Fernando III.

El Santuario es un complejo arquitectónico, basado en un núcleo preexistente, una atalaya o torre vigía.

A la que se le fueron adosando hasta constituir una unidad constructiva, con posterioridad, una serie de construcciones: el templo, la hospedería y la vivienda del santero.

Todos estos elementos están ensamblados, conformando un único edificio.

La torre, perteneciente a la arquitectura militar islámica del siglo IX, fue, según la tradición, el lugar que eligió el rey Fernando III para que sirviese de primer templo a la Virgen.

Es de planta cuadrada, fábrica de mampostería con sillares en las esquinas y dos plantas. La planta baja, incluida dentro del ámbito de la iglesia, constituye el antiguo presbiterio y está cubierta con bóveda de cañón.

El templo es de cruz latina con un añadido posterior para formar un ábside. Se compone de atrio con coro alto, una nave, capillas laterales, presbiterio y ábside.

El atrio, de planta rectangular, presenta una puerta exterior con arco de medio punto, recercada por alfiz y cancel de forja.

Se cubre con techo plano y en los muros se conservan algunos exvotos.

La portada Interior de acceso a la nave es de piedra caliza, con un arco apuntado cuya clave lleva tallado el emblema de Linares, se apoya en unas jambas de piedra que terminan en una imposta de la que arrancan tanto el arco como el alfiz.

Todos estos elementos arquitectónicos tienen una moldura de perfilería gótica.

Junto a la portada, en planta alta, se desarrolla el coro, de planta rectangular, abierta a la nave de la iglesia con un arco deprimido rectilíneo y una barandilla de balaustres de madera.

La nave es de planta rectangular alargada y no muy regular, con dos brazos abiertos a la nave central por arcos apuntados y capillas laterales decoradas con retablos.

Lo más sobresaliente de este espacio es la colección de pintura con obras de Antonio del Castillo o Juan de Alfaros y otras de Zambrano, Sarabia y anónimos cordobeses del siglo XVII.

A la derecha, existe una capilla de planta rectangular cubierta con bóveda de arista y tres altares, uno de ellos con la imagen de San Fernando, obra del artista cordobés Lorenzo Cano, de poco relieve artístico.

En otro altar está la imagen de San José, atribuida al padre trapense Webber.

Y el tercero tiene una imagen de San Rafael, de artista desconocido, que algunos autores aseguran que fue la que estuvo en la primera iglesia del Juramento hasta que fue sustituida por la actual, del escultor cordobés Alonso Gómez de Sandoval.

A la izquierda, otra capilla de planta rectangular cubierta con bóveda de cañón con lunetos y con dos altares, uno de ellos con la imagen de Jesús Nazareno de bastante valor artístico, cuya procedencia se cree que sea del desaparecido convento de las Dueñas.

Durante muchos años tuvo una hermandad que en los días de Semana Santa rezaba, procesionando a la imagen, un vía crucis hasta el monte cercano, que desde entonces se conoce por Cerro de Jesús.

El retablo tiene una inscripción en la que se dice que fue dorado y pintado a expensas de don Pedro de Heredia en el año 1801.

En el siguiente testero se venera una imagen de vestir de Nuestra Señora de los Dolores, de autor desconocido, si bien la expresión de su rostro refleja con bastante acierto el significado de su advocación.

Finaliza la nave en un arco apuntado cuya rosca es de piedra arenisca y conecta con un tramo más estrecho, que corresponde al torreón.

Era el antiguo presbiterio. Se cubre con bóveda de cañón.

El ábside conecta con el tramo anterior, es de forma semicircular cubierta con una cúpula sencilla y en su paramento se abren cinco ventanas apuntadas.

Este espacio está presidido por un templete neoclásico que cobija la talla de la Virgen de Linares.

Es de planta circular con columnas corintias que sostienen una cúpula.

Desde el lado derecho del templo se accede a la sacristía, donde se encuentra el exvoto más antiguo, fechado el 1717.

También anexa al muro derecho se ubica la casa del santero, con dos plantas. En la parte izquierda se encuentra parte de la antigua hospedería.

La fachada principal del santuario reproduce los esquemas de casas de campo de los siglos XVIII y XIX, con un marcado carácter popular.

Presenta, en primer lugar, el muro de cerramiento de la antigua hospedería en la que se abran cuatro arcos de medio punto.

La del templo es de dos plantas.

En planta baja, hay dos puertas adinteladas con marco de listel y en el centro un vano de arco de medio punto y un rehundido de alfiz, la entrada Interior del templo.

En planta alta existen tres balcones sencillos y cubierta con tejado de un agua.

Tras él se eleva un parapeto curvilíneo del que sale la espadaña, de dos cuerpos, el bajo con dos arcos de medio punto entre pilastras y el segundo con un arco de campana que termina en una cornisa con copete central.

Fue construida en 1862.

En resumen, el aspecto de esta construcción es el de un caserío rural andaluz más que un edificio religioso, pero, por su complejidad, no presenta la apariencia de ermita rural.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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